Plaza Cellars Fine Wine Celebration 2022 - DiVINIdades

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Cultura del vino para quienes no quieren vivirlo "light"

Plaza Cellars Fine Wine Celebration: 21 ediciones de vino y educación

Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)

Bajo los cánones modernos muchos lo clasificarían como abuso infantil. Pero en la época en que David Cimino se criaba, el vino no era territorio vedado a la niñez y por eso sus recuerdos más pretéritos los sitúa en la cava de su casa buscando los vinos que iban a servirse a la mesa cuando aún estaba en la escuela elemental.

El vino ha estado en su memoria desde siempre y en su boca como un lenguaje obligado, un eje que le permitió desarrollar una sensibilidad especial hacia este alimento divino, que fue expandiendo su vocabulario con experiencias profesionales en casas de vino internacional en los Estados Unidos, lo que le permitió contrastar en primera persona las diferencias entre el mercado del vino de ese país y el de Puerto Rico.

La más importante, tal vez, era la relación entre importador/distribuidor y consumidor final, que en el Norte era casi inexistente, mientras que en Puerto Rico era vital.

Así que a su vuelta a la Isla a fines de la década del 1980 lo primero que el hoy CEO hizo fue dar al vino su propio rango dentro de la empresa que era de su familia, creando una división separada de vinos y licores, Plaza Cellars, a la que pronto comenzarían a adherirse nuevos proyectos de vino.

Allá para 1989 comenzaban a entrar los vinos de California a un mercado que venía dominado por vinos de España y Francia, con un par de chilenos, poquísimos argentinos, y vinos italianos más dirigidos a los restaurantes étnicos que a consumidores finales. Fue en ese contexto que Cimino entendió que la educación era la plataforma clave para aproximar el vino al consumidor y generar más ventas, y que si era imposible llevar a los consumidores a todos y cada uno de los países productores de vino, no lo era para nada traer el punto de origen de vino al consumidor local.

Beber y educar. Vino y educación, no solo para el cliente final, sino también para el bodeguero visitante, fue la consigna que restaba distancias entre vino y consumidor y que implantó Cimino con el Plaza Cellars Fine Wine Celebration, un evento que nació en 1998 en la Casa Olimpica y que 21 ediciones anuales después ---solo interrumpidas por el huracán María y los confinamientos forzosos de la pandemia COVID-19--- regresó este 2022 al Viejo San Juan de su origen con una primera velada de lujo en el Antiguo Casino de Puerto Rico. Allí, consumidores avezados se dieron cita en la primera de las jornadas de encuentro entre consumidor y bodegueros, que en 2022 reunió a más de 60 productores de diez países en ese histórico punto de encuentro, con una segunda jornada en el Sheraton del Centro de Convenciones que agrupó a profesionales del vino en torno a esa misma rica oferta de botellas y una escena del vino bien cambiante.

“Australia se ha comido el mercado de lo barato, Argentina ha subido de nivel, España siempre ha estado presente con bodegas que han sido fijas desde los inicios de Plaza Cellars como Marqués de Cáceres, Montecillo o Pesquera, y otras que llegaron a mediados de los noventa y han tenido presencia en el evento como Arzuaga Navarro y Adegas Galegas con sus Veigadares o Don Pedro de Soutomaior”, dijo a DiVINIdades Cimino sobre el panorama del vino y el evento que hoy convive con una escena de restaurantes en plena efervescencia y nuevas generaciones de consumidores, entre las que se destacan padres e hijos.

“El consumidor en Puerto Rico siempre ha sido más sofisticado que en otros lugares, quizás porque el hecho de que la Isla no sea un país productor contribuye a consumidores menos prejuiciados y más abiertos acerca del vino que toman”, añadió.

A lo largo de estas últimas décadas los puntos de venta del vino han cambiado y los de Plaza no han sido excepción, habiendo vivido la creación de La Boutique du Vin como escaparate al detal de los vinos, el surgimiento y auge de las redes sociales, y también del crecimiento de las ventas online, que cada día se tornan más importantes para Plaza Cellars.

“Hoy todo es más inmediato, incluidas las entregas, que si antes era normal realizar en una dos semanas, hoy se tardan dos días o incluso ni eso”, detalló el directivo, explicando que la siguiente generación de Ciminos ya está laborando en Plaza Cellars y proyectos como su Fine Wine Celebration, preparando a la empresa para un mundo dominado por la informática en que la automatización de la data se pondrá al servicio de vendedores y clientes para facilitar los negocios en la industria.

Esa determinación de reducir las distancias entre productores y clientes también deja huella en el Plaza Cellars Fine Wine Celebration, un evento de íntegra producción in-house, una cercanía que Cimino define como una de las claves del éxito del salón de vinos más importante del Caribe ---retrato fidedigno del mercado del vino y su historia en Puerto Rico---, y que recibe también visitantes de otras Islas de la zona e incluso los Estados Unidos.

Tras dos años de pausa debido a los confinamientos producidos por el COVID-19 el evento volvió a ser un gran despliegue de botellas, a las que en DiVINIdades de Viajes & Vinos prestamos particular foco a las de productores de España y Portugal, sin restar a los vinos de otros orígenes.

El evento sirvió para refrescar la memoria y el paladar con etiquetas conocidas como las de Paco & Lola, un emblema de albariños de la DO Rías Baixas que, además de sus referencias de lunares más conocidas con presencia en la Isla, aprovechó para dar a conocer nuevas etiquetas que llegarán próximamente al mercado, como su albariño premium Paco & Lola Prime, el Rías Baixas Espumoso de Calidad Lola, así como un godello y un mencía de la DO Valdeorras.

De Rías Baixas también los de Adegas Galegas, con su albariño D. Pedro de Soutomaior, una de las referencias de la DO Rías Baixas más longevas en Puerto Rico, y su Danza, Rías Baixas Espumoso de Calidad. De esta región, pero sin ampararse aún en la denominación de origen, el Olivia, un magnífico vino rosado de Bodegas Pazo Pondal que conjuga variedades tintas y blancas autóctonas de Galicia para crear un excelente rosé, elegante y complejo, tanto en aromas como en el paladar y que la bodega también está en proceso de explorar en versión espumosa.

De Ribera del Duero los Monteabellón destacaron por su capacidad de aunar potencia con finura y capacidad de evolucionar en sus tres referencias con distinto tiempo de contacto con la madera: Monteabellón Roble con cinco meses, Monteabellón 2019 con 14 meses y Finca Matambres, con mayor concentración. La tempranillo es la protagonista de los Monteabellón tintos y las uvas se surten de viñas en un radio de 10 kilómetros alrededor de la bodega.

También de Ribera del Duero un estreno, el de Bodegas Tábula, de la que sobresalieron su Gran Tábula 2016, un 100% tempranillo pronto para beber, y su Clave de Tábula, un vino con más sustancia y contundencia, y también camino por recorrer.

Del Duero, pero no de la Ribera, dos tintos de la bodega Clunia, el Tesela 2019, un Tempranillo Syrah que reciente introducción en el mercado donde ha sido excelentemente acogido, al igual que Clunia Finca El Rincón 2018, un tempranillo premium, de finca, redondo, fino y grande en copa donde reveló mucha fruta y un retrogusto largo y especiado.

Del Bierzo castellano los de la bodega Cuatro Pasos, con varios tintos de la variedad mencía entre los que se destacó Martín Sarmiento 2017, un tinto sencillamente espectacular, quizás el vino más emocionante de toda la muestra, que a dos días de abierto dejó una declaración incuestionable de la finura y elegancia que puede alcanzar esta variedad del noroeste atlántico ibérico, conjugando fruta y equilibrio. Apenas 800 botellas se elaboran de esta joya vínica que solo se consigue en España y en Puerto Rico, y que surte su uva de dos terruños bercianos distintos, el de Otero y el de Valtuille.

También del Bierzo, el Pazo Pondal Godello, un blanco que en la zona de Cacabelos elabora la conocida bodega de la DO Rías Baixas y que fue redondo en boca, con acidez amable y un punto amargo en el retrogusto.

De Rioja y su histórico Barrio de La Estación, Bodegas Roda, que si recientemente ha sido noticia por el lanzamiento de su Roda blanco que aún no se sabe si llegará al mercado boricua, en el Fine Wine Celebration llamó la atención por la potencia de su Roda 1 de la añada 2017, un tinto de tempranillo aún muy joven en el paladar, con fruta, tonos torrefactos, abundantes especiados y taninos por pulir. Un vino contundente en boca, y toda una declaración de largo recorrido que aún puede llegar a tener por delante.

De La Mancha el Pago Florentino, un tinto de Bodegas Arzuaga que tiene su propia DO Vino de Pago y que es un vino con enorme consistencia año tras año, lo que le convierte en una apuesta que nunca falla, y que en 2019 se reveló muy pulido, redondo, con mucha fruta, toques torrefactos y gran sedosidad en boca.

Portugal es incomprensible sin sus vinos de Oporto y del Douro, bien representados por Symington Family Estates. Post Scriptum P+S y Chryseia son tintos de mesa que forman parte del proyecto Prats & Symington, y que destacaron por la fruta azul de su Touriga Nacional, tonos a grafito y sentido de origen, expresados con aún mayor finura por el Chryseia. Pero si una propuesta hechizó fue la del Graham’s 30 Yr. Tawny, un vino de Oporto viejo extraordinario, que trasladó a las terrazas de la ribera duriense y a Vila Nova de Gaia al cerrar los ojos y tocar el cielo. Fue un vino complejísimo, con notas a pasa, recuerdos a avellana y un punto torrefacto que en boca fue goloso, sedoso, untuoso, con volumen pero, sobre todo, super persistente. Larguísimo, casi eterno.

De Borgoña amplia selección de Louis Latour, una de las casas legendarias de esta región francesa en la que se destacaron su Ardèche, un blanco Chardonnay muy mineral y sin contacto con la madera y su Marsannay 2018 un Pinot Noir ligero, amigable, afrutado y sedoso que Louis Latour pretende sirva como introducción al Pinot Noir de la Côte de Nuits a los consumidores más jóvenes.

De la Provenza francesa y su Château des Esclans, la locomotora del rosé, una nueva referencia The Pale, un ensamblaje de vermentino, garnacha y syrah, con atractiva etiqueta y para quienes quieren el lujo rosado, pero a un precio de entrada.

De Italia siempre destaca un clásico como Banfi, con tintos como Salus y sus Poggio al Oro y Poggio alle Mura, ambos del 2013. El primer Poggio, fabuloso, pero aún con mucha potencia, y, el segundo, una buena conjunción de finura y potencia.

De California, muy buenos los Crescere, bodega boutique de Sonoma con un conjunto de vinos ultra premium que se estrenan en el mercado, compuesto por un excelente Chardonnay 2016, complejo pero fresco, con aromas florales y cítricos, madera bien integrada y buen volumen en boca. La bodega presentó también un Pinot Noir de corte elegante y borgoñón, con cuerpo ligero, pero fruta y sustancia; un Cabernet Sauvignon muy especiado; y un ensamblaje de Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y una pizca de Petit Verdot. Otra referencia intersante fue el Donum, un Pinot Noir de Carneros, de parcela única, que en su añada 2019 mostró un tinto con mucha fruta, carácter y estructura.

De Argentina, la mendocina Altos Las Hormigas destacó por su Appelation 2019, un malbec muy singular de parcela única con suelo calcáreo cubierto de cascajo y gravilla. El vino fermenta en pequeños depósitos de hormigón y luego envejece en fudres de madera neutra, que expuso una fruta más madura, buena acidez, frescura y mineralidad, en un tinto muy elegante.

El Plaza Cellars Fine Wine Celebration es un excelente ejercicio de degustación y descubrimiento, en el que se alcanza a catar muchos más vinos, pero no tantos como gustaría poder probar.

Pasadas ediciones: Plaza Cellars Fine Wine Celebration 2018 - Plaza Cellars Fine Wine Celebration 2019

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