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Aunque en 1963 faltaban avances técnicos que forman parte de la contemporaneidad que hoy nos subyuga, sobraban valores para muchos casi extintos como la celebración en familia de la Pascua de Resurrección.

Hugh Symington aún no habia nacido para aquel entonces, pero desde que tiene recuerdo esas celebraciones pascuales en alguna de las quintas familiares del Douro se han grabado en su memoria como se registran los sorbos que, casi seis décadas después, dejan algunos de los viejos Oportos Vintage que cuatro generaciones de su familia han elaborado en Portugal.

«Los Vintage siempre serán la prioridad de Symington y de lo que se trata el mundo de Oporto» dice Hugh a DiVINIdades sobre la categoría culmen de los vinos de Oporto destinados a envejecer en botella, retrato prístino del esfuerzo de muchas personas para dejar expresarse a la naturaleza en un vino representativo de una añada excepcional.  

Y fue precisamente esa grandeza la que Oportófilos del Caribe pudieron constatar en un recorrido de casi seis décadas por siete excepcionales añadas Vintage para dos de las marcas de referencia del paraguas de vinos de Oporto que ampara Symington Family Estates.

Una familia vintage

 

El vino de Oporto es como un libro soluble, capítulos líquídos de historia y una suerte de refugio para quien pueda sentirse fuera de su tiempo porque permite enlazar y vivir pasado y presente del mismo modo que el Douro, la Pascua, el verano y la Navidad eslabonan a los Symingtons y al vino.

«Valoramos mucho el que entre nosotros haya una gran cercanía como familia, pero también nos une el amor y compromiso que sentimos hacia el Douro, un lugar donde nos gusta estar juntos, como en esas celebraciones anuales. Ser familia es lo que ha permitido a esta empresa seguir en el negocio por más de un siglo», afirma contundente sobre la empresa familiar de la que él es quinta generación.

Las familias marcan la diferencia en el vino de Oporto y los peldaños de la dinastía Symington comenzaron a colocarse en siglo XIX cuando Andrew James (AJ) Symington llegó desde Escocia a esta ciudad portuguesa para crear una pequeña empresa de transporte marítimo tras una breve estancia en la casa Graham’s. Cerca de una década tras su arribo, aquel escocés cuyo escudo familiar se coronaba con la cruz que hoy protagoniza el emblema de Symington Family Estates, unió su destino al de una portuguesa descendiente de los primeros comerciantes de vino de Oporto del siglo XVII, lo que fue génesis de una familia de vino cuyos orígenes se empezaron a entretejer con los inicios del vino de Oporto, varios siglos atrás.

El Douro, esa frontera entre lo divino y lo humano, es un territorio que los Symington conocen como nadie desde que en el siglo XIX AJ comenzara a recorrer sus viñas y a trabajar con sus vinos. Hoy son  son los mayores terratenientes de la región, con unas 27 quintas repartidas por casi toda la geografía duriense, un poco más de mil hectáreas que trabajan en conjunto con más de mil « jardineros de uva » que les han sido fieles porque incluso en los tiempos muy difíciles, como la década del 1950 cuando tras la Segunda Guerra Mundial las ventas de vino de Oporto eran muy limitadas, los Symington no defraudaron la palabra de honor empeñada con ellos de que les irían pagando conforme se vendiera el vino.

Esa posguerra fue terrible. No había negocio, muchos ingleses se fueron de Portugal, y los que se quedaron, como los Symington (que a su sangre escocesa también suman la inglesa y la lusa), casi se vieron forzados a echar el cierre. Para no hacerlo su segunda generación incluso sacrificó en venta alguna quinta muy preciada para la familia, con mucho pesar.

Afortunadamente ese declive cambió a partir de 1963, fecha de una grandiosa añada Vintage que marcó un punto de inflexión en la historia del Oporto en el siglo XX y que se considera como la primera gran añada después de la II Guerra Mundial, permitiendo al mundo del Oporto levantar cabeza tras muchos años de penuria.

Por eso, como cuestión colectiva, los Vintage Ports 1963 se consideran verdaderos tesoros de vino y, de forma individual, para las marcas de Symington este precepto tampoco ha sido excepción. De ahí que hiciera mucho sentido comenzar esa cata vertical de Vintage Ports con un Dow’s de esa soberbia añada que casi seis décadas después dejó indiscutiblemente sentado el por qué de su merecida fama. Es un Oporto de ensueño, impresionante, a pesar de que como Hugh recuerda, se elaborara a la luz de las velas, ya que para entonces no había aún eléctrica en la bodega. Fue Ronald, segunda generación de los Symington y su bisabuelo, quien dio forma a ese Vintage Port que hoy reluce con la brillantez de la que carecieron en 1963 las facilidades en las que se elaboró.

Dow’s es una de varias marcas de Symington Family Estates y las uvas para sus vinos tienen su hogar en la célebre Quinta do Bomfim, una hacienda con bodega y viñedo que mira esplendorosa al Douro a su paso por el pueblo de Pinhão, y que AJ Symington convirtiera en su hogar en la ribera norte del río cuando a inicios del siglo XX entrara al accionariado de la casa Dow’s, haciendo que este lar de Oporto pasara a formar parte del patrimonio más preciado de su familia.

Como el río que baña esa quinta, Hugh, a pesar de su juventud, tiene un claro sentido de dirección. Honesto y diáfano sobre el Oporto, su herencia y el legado de los Symington en el mundo del vino, es uno de seis primos que conforman la quinta generación familiar que trabaja en la empresa, siempre consciente de lo que se sabe, pero más consciente aún de lo que no.

Hacer vino es un asunto de familia. Promoverlo y venderlo también. Y hacerlo o comercializarlo en familia es un tema de meritocracia, porque los Symington tienen todos que empezar desde abajo e ir haciendo méritos para las distintas posiciones de la pirámide de autoridad, pero también expresando el interés de querer llegar a su cima y crecer en la empresa.

Es precisamente lo que hizo Hugh, quien se diplomó en ciencias de alimentos con la idea de tal vez estudiar enología, un recorrido para el que antes escogió hacer una parada por el mundo comercial. De ahí que hace unos tres años determinara pasar una temporada en California laborando en Premium Port Wines, el brazo de marketing de la empresa en Estados Unidos para de este modo entender mejor el negocio del Oporto y los vinos del Douro, unos vinos que desde allí vigila, así como vela por los nuevos proyectos de familia y los vinos de Madeira de Blandy’s, una casa con la que Symington ha estado vinculada de una u otra forma desde que la tercera generación familiar enlazara su camino con el de Michel Blandy.

Porque desde AJ Symington, su empresa ha ido eslabonando nuevos proyectos y nuevas bodegas como Warre’s, la más antigua empresa inglesa de Oporto, a la que él se incorporó como socio a inicios del siglo XX para convertise décadas más tarde en su propietario, como también, aunque bastante antes, se conviertiera en el propietario de Dow’s.

No lo debió de haber hecho tan mal AJ ya que pronto sus hijos se irían dejando cautivar por el negocio del Oporto que encandiló a su padre, y así se fue consolidando la segunda generación Symington, y luego la siguiente, hasta que en 1970 la generación vigente aprovechó la puesta en venta de Graham’s para adquirila.

Si Bomfim es la casa de Dow’s, la Quinta dos Malvedos es el hogar de Graham’s. Ubicada en una zona de transición entre Cima Corgo, en el Alto Douro, y el Douro Superior, la Quinta dos Malvedos no solo es un espacio memorable para el vino sino también el entrañable punto de encuentro de la familia en muchas de sus celebraciones, por supuesto, con nuevas añadas Vintage.

La siguiente fue la de 1977, y apenas dos años después de su proclamación, la dinastía de Oporto Symington proclamó también una nueva etapa al advenir a su dirección Paul Symington, cuarta generación familiar, a quien luego se unieron otros cuatro miembros de esa misma generación. Juntos expandieron el negocio familiar adquiriendo importantes fincas como la Quinta do Vesuvio, o la empresa de Oporto Cockburn’s consolidando la posición de Symington Family Estates como pionera y líder en la nueva escena vinícola del Douro y Oporto, siempre trabajando al unísono y bien avenidos. Porque para ellos el todo es más importante que lo individual, y para Paul  ---quien aspira a ver al Douro en la única región del mundo capaz de hacer dos grandes vinos, Oporto y vino de mesa---, más importante que hacer dinero, es tener valores. Y, por supuesto, también viña.

El terroir Symington

 

La Touriga Nacional y la Touriga Franca dominan en las viñas durienses de Symington, que también apuesta por otras dos cepas, la Sousón (Sousão o Vinhão) y la Alicante Bouschet (Garnacha Tintorera), quizás menos empleadas en el Douro, pero que al director de enología y parte de la cuarta generación familiar, Charles Symington, gustan mucho por lo que añaden de frescura y color al vino de Oporto. « Lo importante de una Quinta es el terroir », declara Hugh.

En el horizonte de las viñas lo que abunda son los patamares, especie de bancales modernos, aunque hay socalcos, bancales protegidos como patrimonio de la UNESCO y alguna vinha ao alto, conducida en vertical. Los patamares se han ido escogiendo al replantar viñas, y se han mostrado propicios a cierta mecanización en el viñedo, algo que desde la cosecha 2016 han ido experiementando con buenos resultados a nivel cualitativo con VineScout un robot autónomo y capaz de monitorear temperatura y otros temas que permiten a viticultor y enólogos manejar el viñedo en zonas despobladas o con dificultad de hallar personal que labre las viñas, pudiendo también hacer vendimias con maduraciones mejor logradas que lo que pudiera obligar a realizar la falta de mano de obra.

Patamares

Porque la mano de obra es un desafío cada vez más feroz en este territorio vitícola de unas 46 mil hectáreas declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO por sus viejos bancales, lo que ha obligado a las empresas productoras a buscar alternativas de manejo de viña no solo para poder lograr las vendimias, sino para poder compensar a nivel de precio el alto costo de atender la viticultura, considerando aspectos como la posibilidad de ajustar los puntos óptimos de la uva en vendimia con la disponibilidad de mano de obra para recoger los racimos.

Como pionera, Symington contempla ir compartiendo con el sector la experiencia de sus ensayos, las limitaciones de este sistema  ---que de momento no parece incidir de manera significativa en la calidad de la uva vendimiada y los vinos que de ella se elaboran---   y los ajustes que es menester hacer en las viñas para que pueda funcionar mejor. Una desventaja, explica Hugh, es que en los patamares solo permite realizar la vendimia por un lado de las cepas, dejando al otro con racimos de uva que, en principio, se pierden, una pérdida que hay que valorar dentro de la ecuación del conjunto total de gastos de mano de obra.

Los costes de producción que impone la imponente y escarpada geografía del Douro a la viticultura son una preocupación para el sector, de ahí que Paul Symington entienda que el futuro de la región pasa por resaltar y apostar por la singularidad de su territorio y sus variedades de uva, para que ese signo de distinción aporte valor y calidad a los vinos de la región, tanto los de Oporto, como los de mesa, por lo que no es de extrañar que la empresa haga una fuerte apuesta por las variedades portuguesas y durienses en los vinos que elabora en esta región.

Porque no solo de vino de Oporto viven los Symington, quienes tienen una importante producción de vinos de mesa amparados en la DOC Douro y otras quintas dedicadas a su producción.

Una de ellas es la Quinta do Ataíde, ubicada en el Douro Superior, y responsable por el renacer de la Touriga Nacional en Portugal ya que décadas atrás albergó un importante vivero desde donde se replantó la variedad insignia del país. Adquirida por Symington en 2006, Ataíde siempre ha puesto a la viticultura en el centro de atención. Allí se participa en un proyecto europeo de variedades de uva y ha sido una de las primeras quintas en probar VineScout.

Hoy en Ataíde se elaboran extraordinarios tintos y se trabaja en la construcción de nuevas facilidades de bodega para albergar la producción de todas las marcas de vinos de mesa que Symington elabora en el Douro  ---Altano, Quinta do Vesúvio y Quinta do Ataíde---, en una estructura integrada dentro del paisaje de viñas cultivadas de manera orgánica, y concebida para hacer un uso eficiente de la energía, incluidas las fuentes de energía renovables que puedan hacerla autosuficiente.

Pero además de este proyecto tranquilo existe uno en asociación con la familia bordelesa Prats, que desde 1999 se plantó en el Douro con P + S, Prats + Symington, un concepto cuyos vinos Chryseia han recibido grandes loas de la crítica internacional, situándose entre algunos de los mejor puntuados por guías de vino. Además de esta etiqueta el cuarteto de vinos de este proyecto incluye a Post Scriptum de Chryseia, Prazo de Roriz y muy ocasionalmente un vino de Oporto, Quinta de Roriz, el lugar sede del proyecto y célebre por ser el punto de entrada de la Tempranillo (Tinta Roriz) a Portugal.

Ese buen hacer de vinos tranquilos de mesa llevó hace pocos años a la familia a extender su tentáculos fuera del Douro para poner un pie en el Alentejo, donde adquirieron la Quinta de Fonte Souto, un gran proyecto en la parte más al norte de la región, cimentado sobre suelos de esquisto y granito, bastante afines a los del Douro, y con viñas a mayor altitud promedio que el resto de las alentejanas, como es tendencia hoy día para ganar frescura ante el calentamiento global. En Fonte Souto hay plantadas Cabernet Sauvignon, Aragonez o Aragonês (Tempranillo), Syrah y Alicante Bouschet, además de blancas que dan vida a tres etiquetas tintas y dos blancas que recientemente han hecho su incursión en el mercado, aunque de manera limitada en el de los Estados Unidos, donde apenas se encuentran en ocho puntos que pudieran ir expandiéndose más adelante.

Una consagración fortificada

 

El enoturismo constituye un pilar importante de los negocios de Symington, que cuenta con centros de visitas en Vila Nova de Gaia para marcas como Cockburn’s o Graham’s, donde hay también un restaurante, Vinum, con maravillosas vistas al río Douro y las ciudades de Gaia y Oporto. Pero importante también es el renovado centro de visitas en la Quinta do Bomfim en Pinhão, un lugar que quieren potenciar y donde auscultan la posibilidad de crear un wine bar, que no descartan también replicar en el centro de Oporto, una invitación adicional para que quienes visitan esta ciudad cargada de magnetismo y nostalgia se sumerjan en los vinos que le dan fama sin que sea obligatorio llegar hasta las bodegas en Gaia. « Estamos en proceso de mejorar la finca que adquirimos en Alentejo, que no descartamos abrir también más adelante al enoturismo », explica Hugh.

En los últimos años el enoturismo ha sido una plataforma importante para dar a conocer los vinos de Portugal, pero también para introducir el consumo de vino de Oporto entre los visitantes de la ciudad.

«La nueva generación de consumidores, como en Estados Unidos, está interesada en aprender y en beber, aunque no guarda vinos», detalla, para añadir que el mundo del vino de Oporto en este importante mercado se está moviendo por la línea de los Oportos más premium y con los baby boomers como sus consumidores más leales. Curiosamente, para el mercado inglés, muy importante para Symington y donde realizan creativas e innovadoras acciones promocionales (como crear Hospitality Suites para los Santa Claus que trabajan en Londres en Navidad), la empresa lanzó no hace tanto su primer Oporto blanco, con una imagen cautivante, especialmente para las más jóvenes generaciones.

Un hito importante para los Oportos de Symington fue la selección en 2014 de su Dow’s Vintage Port 2011 como vino del año por la importante revista Wine Spectator. « Aunque ya esa añada estaba vendida al momento del escogido, la distinción ayudó a la marca aunque es más difícil de determinar cómo ayudó al vino de Oporto a largo plazo », reflexiona Hugh, quien apunta que los Vintages han tenido pequeñas producciones en los últimos años.

En Symington, los vinos de Oporto se elaboran el Douro y después del invierno se pasan a las cavas de Vila Nova de Gaia, donde cerca de la desembocadura del río en el Atlántico hay mejores condiciones climáticas y de humedad para su evolución, aunque algún que otro tonel sí quede en el Douro.

Una gran innovación de Symington ha sido la creación de lagares automáticos, un invento de Charles, director de enología para el grupo. En Symington también hay unos lagares que permiten procesar menores cantidades de mosto.

¿Ha podido influir el calentamiento global en el hecho de que el mundo del Oporto tuviera dos proclamaciones consecutivas de añadas Vintage, la del 2016 y la de 2017 y que debamos esperar añadas Vintage con mayor frecuencia por este motivo?

« Pudiera ser que el calor tuviera algo que ver, habrá que observar cómo se desarrolla esto en el futuro, pero lo cierto es que apenas hay un par de cosechas vintage por década y que en Symington siempre hemos sido en extremo cautelosos y minuciosos a la hora de proclamar una añada Vintage », opina Hugh, quien también cree que el que Burdeos y California hayan puesto el ojo en la Touriga Nacional portuguesa como una variedad adaptable a los rigores del calentamiento global generará reconocimiento para la variedad, lo que puede beneficiar a los vinos de mesa con DOC Douro.

¿Cuáles crees son los principales retos de los vinos de Oporto?

« La educación y el márketing son el principal reto del vino de Oporto ; enseñar el valor de la historia, es a lo que me dedico », señala, añadiendo que «no debemos cambiar nuestro estilo o filosofía porque lo hacemos bien, pero debemos lograr que el consumidor pruebe nuestros vinos y, en concreto en Estados Unidos, mostrar que los vinos de Oporto son una cosa muy distinta a lo que ellos conocen como « Port » californiano ».

¿Y el Brexit, siendo Inglaterra un mercado angular para los vinos de Portugal?

« El principal reto del Brexit para nuestros vinos es que no hay un plan para la importación de vinos en caso de un Brexit duro, con lo que habrá un tapón de furgones en los muelles esperando revisión y eso sí puede crear escasez durante el tiempo en que esas revisiones se completen ».

Quizás otro reto del vino de Oporto es potenciar su aptitud gastronómica, algo que quedó más que evidente en una exclusiva cena presidida por Hugh Symington en la cava privada de Plaza Cellars, su distribuidor para el mercado de Puerto Rico, donde como parte de los yantares conmemorativos del 20mo aniversario del Fine Wine Celebration de esta empresa siete vinos de Oporto Vintage se armonizaron con quesos, frutos secos y tres creaciones del chef Ariel Rodríguez, quien supo intuir con gran precisión los matices de los vinos conforme su edad para crear armonías in crescendo en su suculencia, que terminaron por probar que algunas veces un Oporto Vintage puede incluso ser mejor armonía para algunas carnes que un propio vino tinto. Una sensación tan evidente que el bodeguero pondera incluso proponer ofrecer esta alternativa para las gloriosas carnes a la brasa que rozando la perfección se preparan en el portuense Vinum.

Es la primera vez que Hugh visitó Puerto Rico, uno de los principales mercados de Symington en el Caribe, un recorrido en el que hace tres lustros le precediera su padre, Rupert, quien este 2019 asumió el timón de Symington Family Estates ante el retiro de Paul Symington tras cuatro décadas a cargo de la empresa familiar.

Además de una Misión 2025, desde hace algunos años los Symington tienen una «Constitución para la Sucesión» que sirve de guía sobre cómo hay que manejar los asuntos de su empresa de vinos para pasarla de una generación a la otra. La han aplicado con el pase de batón de mando de Paul a sus primos Rupert y Johnny, quienes, además de continuar ejerciendo sus reponsabilidades específicas en Symington Family Estates, asumen también, respectivamente las funciones de Principal Oficial Ejecutivo y Presidente de la Junta de Directores.

Ese asunto de familia también ha implicado a los Symington como una de las doce familias de vino del exclusivo grupo Primum Familiae Vini, con el que Hugh ha comenzado a relacionarse durante las actividades que realizan en los Estados Unidos, y del que tiene gran hambre de aprender. Los temas de familia realmente le atraen mucho y él, que confiesa sentirse más portugués que otra cosa, añora el momento de poder regresar permanentemente a Portugal, en donde dice estar convencido se quedará para fundar allí su propia familia.

En cuanto al vino, no descarta completar sus estudios en enología pues también le tienta mucho la parte de elaboración, en la que ya uno de sus primos, Tom, hijo de Johnny Symington, ha ido incursionado y adquiriendo experiencia en otros países.

El futuro de Symington Family Estates

 

Además de la expansión de Quinta do Ataíde, Symington también realizará mejoras en Quinta do Sol, donde se concentran los vinos más básicos del grupo y también sus vinos de reserva, y en la Quinta de Roriz, donde se elaboran los P + S, con el objetivo de poder incrementar la producción ya que la demanda en el exterior ha limitado la oferta de estos vinos disponible en Portugal, mercado principal y natural para los vinos con DOC Douro.

Algo importante también son las medidas que el grupo está tomando para abordar el calentamiento global, como el uso de vehículos híbridos y la conservación de fuentes de energía en la región. « En el Douro siempre ha habido cambios, siempre hemos estado acostumbrados a las altas temperaturas, que nuestras variedades autóctonas toleran bien », explica Hugh, añadiendo que la empresa es muy consciente de la importancia de la sostenibilidad, tanto a nivel operativo como enológico, y que, por ello, también están prestando a temas como el agua o las emisiones de bióxido de carbono.

La pródiga despensa del Douro regala, además de uvas, naranjas extra dulces, jugosos tomates corazón de buey, almendras inigualables y magníficas aceitunas, muchas cultivadas en olivares muy viejos de los que se extraen extraordinarios aceites de oliva extra virgen, de los que Symington produce dos, el premium Quinta do Ataíde y el super premium Quinta dos Malvedos. La adquisición en 2016 de un terreno de olivares en el valle de Vilariça, cerca de Ataíde, hace suponer que la empresa también va a potenciar sus aceites de oliva, un producto que ha ido ganando peso e interés entre las bodegas de vino en el Douro.

De momento, los Symington mantenendrán su radio de acción entre Douro y el Alentejo, pero una vez consolidado este último proyecto no descartan expandir su presencia a otras regiones, de momento, en Portugal. Y si es un buen negocio, tampoco establecer más proyectos conjuntos con otras casa de vino como Prats o Blandy’s, o añadir más marcas de vino de Oporto a su portfolio, como han ido haciendo desde la fundación de la empresa.

Los vinos más añejos que hay en sus cavas datan de alrededor de 1860, y lo más viejo que hay envasado es Ne Oublie, un exclusivísimo Tawny de Graham’s bautizado por el lema familiar de los Graham’s, primera empresa para la que Andrew Symington trabajó en Oporto, y que refleja el respeto y admiración de la familia por el compromiso de la primera generación de Symingtons en Portugal de dedicarse al Douro y al vino de Oporto.

El vino se construyó de cuatro barricas de Tawny que dejaron en 1882 y que con la evaporación se convirtieron en tres. En 2011 decidieron embotellar su contenido en 656 botellas, con lo que restan otras dos barricas de aquel Tawny casi fundacional, y cuyo momento de embotellado, no antes de 2025, se ha encomendado a las siguientes generaciones de la familia.

“No creo que los influencers sean adecuados par el Oporto, salvo que se trate alguien muy específicamente asociado al vino», opina Hugh Symington.

En su botella y empaque participaron artesanos escoceses, ingleses y portugueses, fundiendo los tres orígenes de la familia. Curiosamente, a pesar de su descendencia escocesa, Hugh confiesa nunca haber estado en Escocia, uno de tantos lugares a los que aspira a poder ir cuando regrese a su añorado Portugal. Desde Escocia, o desde Oporto, sin duda que su voz resonará como una nueva voz en una familia realmente « influencer » en el sector. Del pasado al futuro, el vino de Oporto es el puente de comunicación entre generaciones, y las nuevas, sin duda, hallarán en él un eslabón de vino invencible.

Seis décadas de Vintage Ports

 

 

Las clases de historia probablemente se entenderían mejor si cada lección se vertiera en una copa de vino de Oporto. Es lo que pretendió una selección de un elenco estelar de siete etiquetas que repasaron la historia del Douro, el Oporto y Symington a través de seis décadas, comenzando con un Vintage de la añada 1963 y terminando con un ejemplar de la épica añada 2017. Un conjunto procedente en parte de la colección privada de David Cimino, propietario de Plaza Cellars, en un memorable evento del programa de cenas y catas que acompañó la última edición del Fine Wine Celebraion de esta empresa.

 

El menú sencillo, pero atinado, fue elaborado por el chef Ariel Rodríguez y si algo dejó sentado fue el potencial del vino de Oporto como acompañante de excepción incluso para platos profundamente alejados del estereoptipo del Oporto, como son las carnes estofadas.

 

Siete etiquetas  ---y ninguna abierta con tenazas---  que demarcaron dos perfiles de vino, más evolucionado y ambarino en los de 1963 y 1977, y más concentrado e intenso a partir de las siguientes añadas degustadas, una distinción que Hugh Symington entiende pudiera atribuirse a cambios en la elaboración a lo largo del tiempo, con vinos que en épocas más remotas se estilaba elaborar con menor concentración.

 

Esa transformación también abraza las maderas empleadas en la elaboración del vino, ya que si antes podían usarse castaño y otras maderas exóticas, hoy los toneles son en exclusiva de roble. Igualmente, la empresa hizo cambios en la viticultura para plantar todo por variedad, lo que ha hecho que entre las de Symington más bien escaseen las viñas viejas, donde abundan los field blends.

 

 

Dow’s Vintage Port 1963 – una añada que marcó un punto de inflexión en la historia del Oporto en el siglo XX y que se considera como la primera gran añada después de la II Guerra Mundial, que permitió al mundo del Oporto levantar cabeza tras muchos años de penuria. De acuerdo a Hugh, este Vintage de color canela se elaboró a forma artesanal y a la luz de las velas, ya que no había aún luz eléctrica en la bodega. Su tío Paul lo ha descrito como el mejor vino de Oporto que jamás hubiera probado. A sus 56 años ese Vintage estuvo plenamente vibrante, revelando aún algún tanino fino, un dechado de elegancia que se mantuvo con garbo en la copa, estrenándose en nariz con aromas a ciruela, una pizca de higo, almendras, avellanas, vainilla y delicados ahumados, una nariz fina que dio paso a una entrada en boca profunda, intensa y persistente. Un vino con potencia y largura, pero también elegancia que envolvió como terciopelo el paladar. Elaborado por Ronald Symington, 2da generación y bisabuelo de Hugh Symington. 

 

Graham’s Vintage Port 1977 – quizás el menos expresivo del conjunto, este Vintage destacó también por su elegancia, así como por recuerdos a almendra y caramelo, y una boca sedosa, aunque menos intensa que el Dow’s 1963. Elaborado por Michael Symington, tercera generación familiar.  

 

Dow’s Vintage Port 1985 – Impresionantemente joven y vivaz, este Vintage descató por sus aromas a fruta oscura, moras, blueberries, notas florales a violetas y a esteva, para dar paso a un pase por boca potente, cálido, con taninos firmes, y que terminó con una nota de sapidez y un retrogusto con sensaciones torrefactas a café y chocolate engarzadas con notas especiadas y a almendra. Un vino que se reveló idóneo para armonizaciones del menú como la carne estofada con la que hizo una armonía inédita, sorprendente y superlativa por aportar una pizca de dulzor y tanicidad que contrastó las notas grasas y y suculentas de la carne. Elaborado por Peter Symington, de la tercera generación familiar.

Dow’s Vintage Port 1994 – un Vintage con un nuevo aire de viña ya que fue el primero elaborado de viñas plantadas por variedades específicas en lugar de por un cóctel de éstas. Su nariz reflejó tonos ahumados, una pizca de carbón, pasas, grafito, cascarilla de cacao, notas balsámicas a enebro y regaliz. En boca se mostró firme, quizás menos afrutado que el 1985, pero con músculo y potencia, creciéndose en boca con complejidad y un fin de abundantes notas almendradas. Gran sinergía con los quesos al igual que con la carne estofada. Elaborado por Peter y Charles Symington, aunando el saber de la tercera y cuarta generación familiares.

 

Graham’s Vintage Port 2003 – una añada aún algún por revelar más matices. Su fruta fue más discreta, pero su boca fina y pulida, con un final de notas torrefactas, almendras y tostados, en un vino de largo final y que se creció en su armonía con el queso. Charles Symington fue el responsable enológico del grupo, una labor que continúa ejerciendo hasta hoy.

 

Dow’s Vintage Port 2011 – un Oporto que hizo historia al ser elegido por Wine Spectator en 2014 como su vino del año, y que en la cata de Vintages sobresalió por su espectacular boca con abundante fruta, untuosidad y redondez. Una boca super pulida y con largo final a la que antecedieron aromas pletóricos a fruta oscura, recuerdos a grafito y abundante regaliz.

Graham’s Vintage Port 2017 – un Oporto impresionante de una añada considerada por muchos histórica y épica para el Douro y el vino de Oporto y la primera cosecha Vintage que Symington declara de forma consecutiva desde la fundación de la empresa. Un vino memorable, superlativo, super denso y muy untuoso, con músculo, pero a la par fresco, armonioso y super elegante que sorprendió por dos aspectos principales, su indescriptible intensidad frutal y su inefable final, sin mutis, tan absolutamente prolijo que casi se prolonga en la eternidad. En nariz, exuberante, un verdadero puré de frutas oscuras, con mora, frambuesa, frutas azules, matices frutales en abundancia enlazados con marcados recuerdos a esteva, abundante chocolate, tinta china y sotobosque, con memorias a tomillo. En boca fue un deslizarse por el paladar con taninos casi imperceptibles, puro terciopelo en boca que quienes conocen la región solo pueden resumir como «el paisaje y terroir del Douro vertidos en una copa».

 

La visita de Hugh Symington dejó también otros placeres de familia del Douro y el Oporto.

 

 

Post Scriptum de Chryseia 2017

Un tinto aún muy entero, precoz y por crecer, exuberante en su fruta con marcada ciruela, matices a grafito y esteva. Su boca mostró una mayor tanicidad, con un fin especiado y a pimienta, pero anticipando también elegancia.

 

Chryseia 2015

Un tinto grande, con nervio y músculo, de denso color, con frescura, pero taninos aún firmes y por domesticar. Destacó por sus aromas frutales y balsámicos a regaliz. Su boca fue amplia, pero necesita tiempo para domesticar su notas astringentes. Un vino de largo recorrido.

Graham’s Six Grapes Reserve Ruby

Una etiqueta de entrada que destaca por su fruta, frescura y largo final. Aparecen también tonos de almendra fina y una buena persistencia en boca.

 

Dow’s Late Bottled Vintage 2011

Fruta oscura suculenta sazonada con marcadas especias, untuosidad y largura en boca.

 

Dow’s 10 Years Tawny

Un Oporto fresco y con buena acidez que reveló más matices de envejecimiento con aromas a pasa, higo y avellana, con estructura bastante potente y un pase envolvente por el paladar que desembocó en un final sápido, especiado y muy almendrado, con reminiscencias a frutos secos y moderada persistencia.

 

Graham’s 20 Years Tawny

Un Oporto tawny con aromas a pasa sultana, tabaco, cáscara de naraja y una pizca de vinagrinho. Un vino serio, con bien equilibrio entre su fruta y sus matices de crianza y a frutos secos, largo en boca y aún con buena acidez.

 

 

15 de noviembre de 2019. Todos los derechos reservados ©

 

 

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Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos y Symington Family Estates (C)