Tardaría dos décadas más antes de que en Rioja se siguieran los pasos de los australianos, siendo en 1994 cuando bodegas Contino elaborara su primer monocasta de graciano, que saldría al mercado en 1998, un indicio del potencial de la variedad. A partir de ahí, más bodegas fueron interesándose en elaborar la uva en autonomía, un interés que empezó a notarse con más ahínco a partir de 2005, de lo que buen ejemplo es el aumento considerable de su superficie de cultivo en los últimos años, aunque sin alcanzar el protagonismo que tuvo antes de la filoxera.

Su carácter de autóctona y ancestral, unido a un perfil organoléptico muy distintivo y con personalidad, y al interés del mercado por variedades capaces de crear vinos singulares ha dotado a la graciano de un gran potencial como variedad de futuro en solitario.

Esta gracia de la graciano no ha pasado desapercibida para Bodegas Rioja Vega, una bodega centenaria que se estrenó en 1882 en Haro como Bodegas Felipe Ugalde y que un siglo atrás, en 1921, inscribió la marca Rioja Vega. Precisamente Rioja Vega sería el nombre que bautizaría al proyecto que en 2001 se mudó con un concepto château a la parte navarra de la DOCa Rioja, elaborando vinos con gran tipicidad de Rioja Oriental, la tradición de la bodega original, la vocación de mantenerse insertada en las tendencias contemporáneas del vino y una apuesta inquebrantable por expresar en él el terruño.

Por eso, en septiembre de 2020 la bodega lanzó al mercado Con Gracia, su vino de producción limitada 100% graciano con el que pretende resaltar la tipicidad de esta variedad autóctona, que en los viñedos de Rioja Vega alcanza unos niveles de maduración óptimos para obtener vinos equilibrados, con taninos maduros y una potente base aromática. Las uvas proceden del término «El Pinche», plantado a 415 metros de altitud en una ladera con orientación sur y ligeramente hacia el oeste, protegida por la Sierra de Codés, un terroir que aporta singularidad, frescura y elegancia al vino.

La bodega mantiene prácticas sostenibles en el manejo de la viña y el suelo. Tras la recolección de la uva, ésta se despalilla con mucha ligereza para no dañar las bayas y mantener intactas sus cualidades organolépticas. El vino fermenta en depósitos de acero inoxidable, sometiéndose a maceración postfermentativa para ampliar su estructura aumentando la extracción de taninos.

Y si bien la uva es monovarietal, el vino no está exento de ensamblaje, que se da en el conjunto de barricas nuevas donde envejece durante once meses, y que es todo un mosaico de orígenes, tostados y tonelerías, que aportan matices diversos a las porciones de vino que reposan en ellas y que luego conforman el todo. Siete tonelerías con hasta nueve orígenes y tostados distintos están presentes en apenas 18 barricas.

Con este pedigrí nació Con Gracia 2017, una añada calificada como Muy Buena por la DOCa Rioja, a pesar de una vendimia precoz y de los retos que representaron una dura helada a fines del mes de abril y la sequía, y que gracias a la excelente sanidad del viñedo a lo largo del ciclo vegetativo ha permitido crear vinos sobresalientes y con gracia para el envejecimiento.