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Ratiño: la “nueva” variedad blanca de Galicia

Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas y fuentes externas. Fotos: Viajes & Vinos y suministradas (C)

Desde 1986 en el Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia de Santiago de Compostela, y desde 1993 en la Misión Biológica de Galicia en Pontevedra, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España ha investigado sobre esta variedad.

“Hace 35 años, junto con el Dr. Mantilla, iniciamos la localización y estudio in situ de ejemplares vivos de esta variedad en distintos puntos de la comarca Pontevedra, donde era ampliamente cultivada en la antigüedad. También encontramos ejemplares de la misma variedad, con otros nombres, en algunas otras zonas concretas de la provincia de Pontevedra como O Rosal, donde es conocida con el nombre de Cajarrento, y O Salnés, donde se conoce con el nombre de Blanca de Cabanelas. En 1993 establecimos la colección de cepas vivas en la Misión Biológica, compuesta en la actualidad por cerca de un centenar de accesiones de vid, entre las que se encuentran varios ejemplares de Ratiño Gallega”, explicó la Dra. Carmen Martínez Rodríguez, Directora de Viticultura de la Misión...

Posteriormente, responsables de la bodega Viña Moraima, ubicada en la zona de Barro (Pontevedra) y adscrita a la Denominación de Origen Rías Baixas, contactaron al grupo de investigación solicitando apoyo para que dicha variedad fuese reconocida oficialmente como única y autóctona de la zona. Se recopilaron los datos de los que se disponía y se continuó profundizando en su estudio. La bodega regeneró las viejas cepas centenarias de Ratiño que se encontraban por la zona, elaborando incluso Mausiño, un vino experimental de la variedad con la colaboración de la Misión Biológica. Este blanco pasa nueve meses sobre sus lías en depósitos de inox, y la bodega lo describe como a un vino espejo del terruño, con intensidad y complejidad, frescura, mineralidad y tonos balsámicos.

Viña Moraima no ha sido la única bodega gallega interesada en la Ratiño Gallega, variedad cuyo cultivo otras bodegas gallegas han expresado reiteradamente un interés por recuperar con fines comerciales.

A este trabajo de investigación con empresas se unieron informes sobre la variedad presentados a diversas instituciones, comunicaciones en congresos y jornadas, la publicación de su descripción ampelográfica y la selección de tres clones, actualmente en proceso de certificación.

En diciembre de 2015 el CSIC, a través de la Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento, inició los trámites para el registro de la variedad, asumiendo además el coste del proceso de examen y aportando los datos científicos de los estudios. Su reconocimiento hace posible que en la DO Rías Baixas y en otras de Galicia puedan plantarse vides de Ratiño Gallega y comercializarse los vinos que de ella se elaboren indicando su nombre en la etiqueta. Queda por ver cuáles serán las modificaciones que esta autorización pueda tener en el reglamento de los Consejos Reguladores, una vez el Boletín Oficial del Estado Español del 11 de octubre recogió la inscripción de la Ratiño Gallega en el Registro de Variedades Comerciales. Hasta esa fecha, la variedad no existía legalmente, con lo que no se podía plantar para fines comerciales ni podían comercializarse vinos con su nombre.

La inclusión en el Registro de Variedades Comerciales es un proceso complejo y largo. Por una parte, requiere trámites legales y administrativos en los que intervienen las Comunidades Autónomas, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y la Dirección Técnica de Evaluación de Variedades y Laboratorios (DTEVL, INIA-CSIC). Por otra parte, es necesario que existan estudios e informes científicos que demuestren el carácter único de la variedad, es decir, que no se trata de una sinonimia de otra ya incluida. En ese sentido, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha contribuido con más de tres décadas de investigación acerca de esa variedad realizada desde la Misión Biológica de Galicia (MBG) a través del grupo Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR).

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No tiene que ver con Ratiño Pérez, el nombre gallego del Ratoncito Perez. No es animal, sino que pertenece al mundo vegetal. Ratiño Gallega es la más reciente variedad de uva que se incorpora al Registro de Variedades Comerciales de España, lo que permite que ahora puedan comercializarse vinos elaborados con ella.

Ha tardado, pero así ha sido. Hace casi una década la bodega Forjas do Salnés tuvo que dar marcha atrás a la comercialización de un interesante vino blanco elaborado en exclusiva con esta variedad autóctona gallega, precisamente por no estar autorizada para su uso comercial. Algo que ya se insertaba en la tendencia de recuperar el patrimonio vitícola ancestral para dotar al vino de singularidad, modernidad y futuro.

La variedad de vid Ratiño Gallego es una variedad blanca autóctona de Galicia casi desconocida y que casi únicamente puede hallarse en el Alto Salnés, sin coincidencia genética con otras variedades identificadas. Se cultivaba antiguamente en la comarca de Pontevedra y en algunos otros puntos de la provincia con los nombres de Cajarrento (Subzona de O Rosal) o Blanca de Cabanelas (Subzona do Salnés), hasta su práctica desaparición por diversas enfermedades y plagas a finales del siglo XX. No existen viñedos como tales, sino que hay cepas esporádicas, centenarias y prefiloxéricas, de las que algunos propietarios vinculan su plantación con la construcción de las viviendas contiguas, allá por el siglo XVIII. Estas cepas se encuentran sobre suelo granítico, ácido y con grandes cantidades de materia orgánica superficial. Su poda tradicional y la conducción en emparrado vertical son reflejo de la tradición vitivinícola centenaria del Alto Salnés.