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Vinhas do Sabor: el nuevo gusto de la Quinta Vale D. Maria

Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos, Fred Lobao y Douro Boys (C)

No se trató del milagro matrimonial de las Bodas de Caná ni del de los panes y los peces, pero el casamiento de aquel Fernando Guedes multiplicó la población portuguesa con siete nuevos hijos, muchos de quienes, a su vez, fundaron casi igual número de empresas dedicadas al vino, transformando como al agua en vino, el proscenio vitivinícola del Douro portugués.

Con menú prolijo y para compartir, como debió de haber sido el banquete nupcial de aquella boda demarcadora, sobre las mesas de la Taberna de Carró en Moncorvo se van colocando ininterrumpidamente embutidos, quesos, aceitunas, tortillas esponjosas con espárragos recién cosechados, carnes suculentas y botellas con vinos de la Quinta Vale D. María, una de las bodegas de referencia en el Douro portugués.

De bodas se conocía mucho, pero del concepto quintas de vino bastante menos. Afortunadamente, para predicar sobre ellas estaba Cristiano van Zeller, poseedor de una larga trayectoria en la puesta en marcha de algunos proyectos durienses de quinta, como la Quinta do Vallado, la Quinta do Crasto, o la Quinta do Noval.

Noval fue también un asunto matrimonial. Propiedad de Van Zeller y de la familia que formó con su esposa Joana Lemos, tras lograr posicionarla en las más altas cimas de los vinos del Douro y de Porto, la vendió, quedándose sin una quinta sobre la que estar pendiente de manera minuciosa en el día a día.

Por eso, tras su venta en 1996 buscó un nuevo proyecto de quinta y lo halló en la Quinta Vale D. María, una propiedad de la familia de su esposa, de quienes la adquirió, para redactar un nuevo capítulo de excelencia en los vinos de Oporto y del Douro.

Con orígenes que datan del siglo XVIII, la Quinta Vale D. Maria era una propiedad histórica ubicada a lo largo del valle del río Torto, en la subregión de Cima Corgo, con una de las mejores ubicaciones para producir vinos en la región y un terroir que aporta a la elegancia y finesse. La Quinta de unas 19 hectáreas, diez de ellas de viña, se caracterizaba por la enorme diversidad varietal de 28 castas que había en sus viñas viejas, algunas centenarias, que antes habían surtido de uvas a otras empresas, como a Symington, emparentados también con Van Zeller, que las empleaban en su Oporto Graham’s, dotando a los vinos de gran complejidad.

Tan pronto Van Zeller se hizo cargo de la Quinta deconstruyó la viña y la re-estructuró de forma práctica y pensada para producir vinos de mayor calidad, manteniendo las castas con identidad más marcada, reorganizando otras y expandiendo sus dominios. Y del mismo modo que hiciera con Quinta do Noval, pronto también convertiría a Quinta Vale D. María en otra referente del Douro, tanto para vinos amparados tanto en la DOC Douro como en la DOC Vinho do Porto, ampliamente valorados por el público, la crítica y los colegas.

En ese proceso de crecimiento evolución la bodega incorporaría a su cartera de vinos un tinto de alta gama, CV, como el Curriculum Vitae, uno de varios vinos de parcela que incluyen algunos de sus viñedos más antiguos, además de vinos blancos y tintos de nivel más de entrada, para los que compran uva a proveedores de la región.

Pero del mismo modo que en su momento Van Zeller vender Quinta do Noval, en 2017 también decidió hacerlo con la Quinta Vale D. María, que pasó a ser propiedad del Grupo Aveleda en una transacción que le mantiene ligado al proyecto al conservar la dirección enológica de la Quinta.

Los Guedes, propietarios de Aveleda, son también familia de Van Zeller, quien ya desde la adquisición de Quinta Vale D. Maria en 1996 había tocado a su puerta con el deseo de incorporarles de algún modo en el proyecto para tener capital operativo y apoyo comercial a fin de poder enfocarse en la producción de sus marcas de más alta gama. Una transacción beneficiosa para todos ya que a Aveleda le permite fortalecer con vinos de alta gama su anteriormente limitada presencia en el Douro, y a Van Zeller y su familia entrar al accionariado de Aveleda y a la vez tomar el timón de la división de vinos premium que Aveleda interesa potenciar.

« Gracias a la inversión de Aveleda ahora hay más capacidad de respuesta aunque la identidad no cambiará, manteniendo viñas pequeñas y los vinos únicos, que son la identidad del Douro, siempre apostando más por la calidad que por la cantidad », dice a DiVInidades sobre este punto y seguido Francisca van Zeller, hija de Cristiano y responsable de todo el marketing y comunicación de Quinta Vale D. Maria.

Una de las primeras transformaciones fruto de esa nueva relación llegó con la incorporación a Quinta Vale D. Maria de Seis Quintas, un proyecto que la bodega española Martúe había intentado echar a rodar en el Douro aunque sin el éxito esperado, lo que le llevó a vender la quinta y bodega a Aveleda en 2016. Situada en Torre de Moncorvo en el Vale de Vilariça en el Douro Superior, Seis Quintas había sido la primera propiedad de Aveleda en el Douro, y con la adquisición de la Quinta do Vale D. María aportó a ésta aproximadamente unas 40 nuevas hectáreas de viña que se añadieron las alrededor de 45 que tenía este proyecto.

Seis Quintas se transformó en la Quinta do Vale do Sabor, un proyecto de vino que toma su nombre del río Sabor, que posee en su valle un microcosmos de viña y clima, al estar rodeado de sierras y tener una humedad media, complementada con partes donde prevalece el clima desértico.

Tras su compra, se reconvirtió su viñedo, reinjertando las antiguas viñas de Tinta Roriz para reemplazar esta variedad con Touriga Nacional, Touriga Francesa y Alicante Bouschet, conducidas en Guyot para aportar al equilibrio de la planta. Las viñas más antiguas tienen unos treinta años y están plantadas en patamares, lo que permite su mecanización, tanto en el manejo de la viña, en la que se minimizar el uso de herbicidas, como en el riego.

Los trozos de viña en patamar se pintan de verde intenso, pincelados con cipreses. Cincuenta y dos metros separan la parte más baja y la más alta de la viña, pavimentada por los suelos de esquisto y pionera en aprovechar los recursos hidrográficos del Sabor.

Los primeros frutos de esa nueva etapa que funde a Quinta Vale D. Maria y Quinta do Vale do Sabor se estrenaron este 2020, desdoblándose en dos nuevas etiquetas. La primera, el Vale D. Maria Vinhas do Sabor 2018 Blanco, una elaboración que funde Rabigato, Arinto y Viosinho, se fermenta en barrica francesa de 2do año y se decanta por mayor frescura y ligereza.

Su contraparte tinta, el Vale D. Maria, Vinhas do Sabor 2017 ensambló Touriga Nacional, Touriga Francesa, Baga y Alicante Bouschet para mantener vigor, así como Tinta Barroca. Este vino se pisó a pie en lagar ya que Cristiano van Zeller piensa que la superficie alargada brinda mayor microoxigenación, facilitando la maceración y reduciendo los remontados. Tras su vinificación reposó 21 meses en barrica, una estancia de la que salió con abundante fruta y tonos ahumados en nariz, aromas a vainilla, violeta y grafito, en un vino super redondo y de buena estructura, una magnífica armonía para la carne. La pisa en lagar es una enseña de Quinta Vale D. Maria, que en el envejecimiento de sus vinos emplea roble francés de nuevo y usado, en un promedio de 60/40.

Para los vinos que se comercializan bajo las Vinhas do Sabor se emplea tanto uva propia como comprada, siempre rigurosamente monitoreada y dando seguimiento a los viticultores. De momento solo hay plantadas allí variedades tintas aunque en el futuro no descartan plantar blancas. En la Quinta do Vale do Sabor hay también una bodega de vinificación que permite agilizar los trámites de uva durante la vendimia.

El Quinta Vale D. María Vinha da Francisca 2017 que lleva el nombre de Francisca van Zeller no nace en Vale do Sabor sino en Quinta Vale D. Maria. Se plantó en 2004 y es una de las viñas más jovenes de Quinta Vale D. Maria, apenas 4.5 hectáreas con una panoplia de Sousão, Touriga Nacional, Touriga Francesa y algunas variedades menos extendidas como la Rufete o la Tinta Francisca. Es un vino impresionante, tan grande como el paisaje del Douro y en extremo mineral, con aromas arcillosos, térreos, a grafito, aromas que exudan textura, gran pureza de su abundante fruta, vainilla, toffee y algún recuerdo almendrado de su crianza en madera. Un vino generoso, no por ser fortificado, que no lo es, sino por la cantidad de pliegues de matices que revela. La añada 2017, histórica en el Douro, dio un vino opulento y musculoso, pero también redondo y con grandeza.

Esa densidad, profundidad y mineralidad enmarcan al vino de Quinta Vale D. Maria Vintage 2017, una añada Vintage y, éste, un vino denso, mineral, con fruta, redondez, notas tostadas y almendra, también óptimo acompañante para la carne.

Van Zeller, padre, ha sido una de las locomotoras del proyecto Douro Boys, en el que Quinta Vale D. Maria y otras cuatro bodegas durienses buscan en la promoción conjunta un mecanismo para lograr un mayor reconocimiento de marca calidad-origen. Hoy este grupo plantea cómo insertar en su vocación a su nueva generación, de la que forma parte Francisca, que busca ansiosamente resaltar la identidad y el origen de sus vinos.

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