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Quinta dos Murças, entre el Douro y el Alentejo

 

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Se especula que el nombre Murças deriva del hecho que sus propietarios originales eran oriundos de Murção, pero de lo que hay total certeza es que el 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos y, además de en Cova de Iria, puso casi también un pie en el Douro para degustar sus vinos.

Desde la margen izquierda del río, a cada hora el eco musical del himno a la Virgen de Fátima resuena en el repique de las campanas que se escucha en Quinta dos Murças en su margen derecha. Entre naranjos y eucaliptos, limones y lavanda de Cima Corgo, yace esta bodega en un pueblo minúsculo en la ribera del río. Desde hace mucho, tanto como antes de existir el Douro como denominación de origen, porque allí en Quinta dos Murças se supone que se hacían ya vinos de Oporto desde 1714.

Desde los “murçanos” originales hasta 2008 fue pasando ese enclave de vinos de familia en familia, hasta que ese año lo compró la gran casa de vino portugués que es Herdade do Esporão, para aplicar en el Douro muchas de las técnicas que tanta fama le han dado a sus vinos elaborados en el Alentejo.

La viña la dejaron más o menos igual, extendiéndose de arriba a abajo a lo largo de 3.2 kilómetros bordeando el río. Unas 55 hectáreas plantadas con viñedo de un total de 105 que tiene la Quinta, con un microclima especial en la margen derecha del río y un contexto de diferentes altitudes, exposiciones y suelos que definen ocho terroirs diversos que dotan al proyecto de una gran diversidad para embotellar. Es precisamente lo que busca su enólogo José Luiz Moreira da Silva, quien, en conjunto con el enólogo de Esporão, definen cómo verter las parcelas segmentadas en copa.

Las viñas se sitúan entre los 110 y 300 metros de altitud sobre suelos de esquisto, arena y granito. Una amalgama que pretende conferir verticalidad y elegancia a los vinos con su despensa de touriga nacional, tinta roriz, tinta francisca, tinta barroca, rufete y touriga franca en tintas, viosinho, verdelho, códega de larinho, rabigato y gouveio en blancas. Viñas sometidas a poca intervención, en la medida de lo posible con trato biológico y un trabajo manual en el cuido de las uvas y en vendimia.

Para lograrlo, rehicieron totalmente la estructura de la bodega. Depósitos de acero inoxidable para la elaboración de blancos, rosado y algún tinto. Algunos depósitos de hormigón acicalados de la herencia anterior. Lagares de granito, como en el origen, reemplazando los lagares de hormigón que había, para seguir pisando a pie la uva que se emplea para muchos tintos y el vino de Oporto. Es que el contacto con la piel y la temperatura del cuerpo dan otro aire al mosto, creando mejores condiciones para la fermentación. Y barricas, más barricas, todas de roble francés y todas de al menos un uso, el que se le dio en Herdade do Esporão, la bodega madre en el Alentejo.

La producción de Quinta dos Murças se decanta por los vinos de mesa y, entre éstos, por los tintos, con apenas un 10% de producción de vinos fortificados, enfocados ahora en un tawny de 10 años, aunque antes elaboraron un vintage. Los vinos de la bodega se fragmentan en dos marcas que destacan por su intensidad aromática: Quinta dos Murças y Assóbio. Estos últimos son vinos más frescos, versátiles y gastronómicos, elaborados con uvas que vienen de parcelas con orientación norte, al límite de la Quinta. Aunque casi toda la uva que usa la bodega es propia, también compran alguna a viticultores, con estándares de producción similares a los de la bodega.

Minas 2016

Las “minas” no son concentraciones de metales o minerales sino “minas” de agua, una especie de reservorio hecho por el hombre, pero que no se usa y de los que hay bastantes en una área de la Quinta. Es de ella que esta etiqueta toma su nombre, definiéndose por la suma de sol, frescura y equilibrio, ya que las cinco minas de agua ayudan a refrescar el ambiente para lograr un vino concentrado, que aúna fruta madura y frescura.

Las viñas se plantaron entre 1987 y 2011, a entre 110 y 200 metros de altitud con exposición sur y conducción en patamares y viña vertical (vinha ao alto), de la que Murças fue pionera en el Douro. El esquisto es el gran protagonista de la viña, en la que hay touriga franca, touriga nacional, tinta roriz, tinta francisca y tinto cão. Tras su vendimia manual, las uvas se pisan a pie en el lagar, fermentándose con levaduras autóctonas en grandes depósitos de hormigón que existían en la bodega antes de la entrada de Esporão, y envejeciendo por nueve meses en barricas de roble francés usado.

La de 2016 fue una muy buena añada, con una maduración pausada que ayudó a la gran calidad y equilibrio de la uva. Este vino destaca en nariz por sus aromas intensos y concentrados en que domina una abundante fruta roja madura, como jugosa frambuesa, conviviendo con notas a almendra tostada, lavanda, violeta, matices balsámicos y un punto de café instantáneo. En boca tiene taninos firmes y maduros, pero su buena acidez le confiere frescura y golosidad a este vino de persistente final, bastante bien integrado y que reclama la compañía de comida para un mayor disfrute.

Margem 2016

Como indica su nombre, esta etiqueta procede de las parcelas más próximas al río (140-170 metros de altitud), más cálidas y que, por ende, producen uvas más maduras y concentradas. Se trata de “field blends” donde predominan la touriga franca y touriga nacional, plantadas entre 1980 y 1987 sobre parcelas de esquisto y cascajo, con exposición sur y oeste, conducidas en viña vertical en pendientes de entre 30 y 47 grados.

El vino se vinifica en lagares de granito con pisa a pie y levaduras autóctonas, tras lo cual envejece por nueve meses en barricas usadas de roble francés de 500 litros. Tiene una nariz intensa y vivaz donde, de entrada, sobresale la fruta roja, que luego da paso a recuerdos a lavanda, trufa negra, tostados y suaves notas especiadas. En boca es concentrado, con taninos bastante pulidos que, en conjunto con la acidez auguran un potencial de guarda, y tiene un final largo y persistente en que prevalece la fruta.

Quinta dos Murças Reserva 2012

Esta etiqueta es la versión clásica de un vino de quinta (estate wine), en el que se hace hincapié en el terruño para elaborar vinos elegantes con potencial de guarda, ensamblando origen, tradición y elegancia. Contrario a otros que emplean el término Reserva al elaborar vinos con viñas viejas, en Quinta dos Murças el uso del término no se circunscribe a la edad de la viña, sino que se gusta de elaborar vinos de viñas más jóvenes, pero con buena aptitud de envejecimiento.

Las uvas empleadas en esta etiqueta se plantaron entre 1980 y 1987, a entre 150 y 280 metros de altitud sobre un suelo de mica y esquisto conducido en viña vertical, en menor pendiente y con exposición sur y este.

Este tinto ensambla tinta roriz, touriga nacional, tinta amarela, tinta barroca, touriga franca y sousão (sousón), que unidas dan un vino muy aromático, con presencia de matices florales, tinta china, balsámicos como enebro y regaliz, grafito, persistente fruta madura oscura y tostados, que se derrama en boca con mucho cuerpo, acidez refinada, un final envolvente y especiado.

Tras su vendimia manual las uvas se pisaron a pie en lagar de granito, realizando su fermentación con levaduras autóctonas. El vino envejeció 12 meses en barricas usadas de roble francés. Para sus vinos Reserva, la bodega emplea las barricas con menor uso. El vino se embotelló en 2014.

VV47, 2013

1947 fue el año en que se plantó la viña que surte a este vino y que fue la primera viña vertical plantada en el Douro, inspirada en las viñas de Suiza. Se trata de un field blend de tinta amarela, tinta roriz, tinta barroca, touriga nacional, sousão y touriga franca plantadas sobre un suelo de esquisto a una altitud de entre 262 y 292 metros, con exposición sureste.

Tras su vendimia manual, la elaboración del vino se rige por parámetros similares a las otras etiquetas, envejeciendo luego por unos 12 meses en barricas de roble francés más pequeñas. El vino es una suma de historia, terruño, equilibrio y complejidad, que se destaca por su boca amplia y gran golosidad. En nariz muestra aromas complejos e intensos, con protagonismo de fruta madura, casi aciruelada, tonos de café espresso, notas balsámicas y florales a lavanda y violeta. Con taninos aún algo firmes, se deslizó por el paladar con réplica frutal, un final especiado, largura y elegancia.

Vintage 2015 Porto

La producción de vino de Oporto es minima en Quinta dos Murças. Este vino es mezcla de castas que destaca por sus notas muy afrutadas y florales. Ciruela, violetas y tinta china se remarcan en la nariz, que antecede a un pase por boca con sobresaliente fruta, una pizca de dulzor y un deje casi electrificante en los labios.

 

3 de septiembre de 2018. Todos los derechos reservados © Más noticias de Vinos y Bebidas.

 

 

 

 

 

 

Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)