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El mejor enlace entre el vino y tú

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Cultura del vino para quienes no quieren vivirlo "light"

Lupe Reyes bebe vino mexicano, ¿y tú?

 

 

Texto: Rosa María González Lamas. Foto: Viajes & Vinos y suministradas (C)

 

Da igual que te guste Cantinflas, la Chilindrina del Chavo del Ocho o el Santo Enmascarado de Plata de la lucha libre. Para complacer todos los gustos y para cada uno de estos nostálgicos personajes hay una pantalla de televisor retro y para acompañarlos hay una copa distinta que probar mientras se rememoran aquellas escenas del pasado, que se vierten en un presente con tanto futuro como el del vino del México lindo y querido que les sirvió de telón de fondo a esos protagonistas del ayer.

Es que si no bebes vino mexicano estás atrás.

Porque de Lupe a Lupe hay un espacio entre Caribe y Pacífico condensado en unas copas de distancia y el abrazo gigante entre el menú y los comensales de Lupe Reyes, y el Valle de Guadalupe donde nacen los vinos mexicanos que allí se sirven.

No hay distinción de género en Guadalupe, nombre que vale lo mismo para varones que para damas, pero que con el Reyes de apellido rinde homenaje al Maratón de Guadalupe-Reyes, un concepto cultural de México moderno en que se enlazan diversos festivos en el período que comienza el Día de la Virgen de la Guadalupe, 12 de diciembre, y se extiende hasta el 6 de enero, Día de Reyes, dando pie a varias semanas de pura alegría y fiesta.

Es precisamente con el nombre de ese Maratón que se bautizó Lupe Reyes, el restaurante del DISTRITO T-Mobile en el Centro de Convenciones de San Juan, que en un ambiente acogedormente mexicano persigue resaltar la auténtica comida del país azteca.

Y para acompañarla, dentro de esa autenticidad está la otra cara de Lupe, la del Valle de Guadalupe, un área de Ensenada, en Baja California, que concentra la producción del vino en México. Entre 85% y 90% del vino mexicano se produce en el Valle, donde se ha elaborado vino por más de un siglo, aunque ha sido en la última década que la zona ha tenido un despegue exponencial como región vitivinícola gracias al gran apoyo que recibe en el mercado nacional y su transformación como epicentro enoturístico con una colección de bodegas, restaurantes y hoteles que cada día reciben más visitantes de México y el exterior.

La realidad es que aunque se le conozca tal vez más por la cerveza o el tequila, en México se ha producido vino desde tiempos de la colonia.

Diez viñas por cada indígena bajo propiedad fue la cantidad que Hernán Cortés ordenó plantar a los colonizadores mexicanos a principios de siglo XVI. Años después, Carlos I de España instruyó a todo navío en ruta a Nueva España que llevara en su carga vides y olivares para plantarse, habida cuenta del terroir adecuado para el cultivo que habían identificado en México.

Se cree que las estacas de uva llegaron desde el Caribe al puerto mexicano de Veracruz, desde donde se esparcieron a Puebla, donde se plantó el primer viñedo en la América continental, y de ahí prosiguieron hasta el estado de Coahuila, donde a fines de ese siglo se estableció la primera bodega de vino y se produjo el primer vino de América con fines comerciales. De ahí se extendió a otros lugares del país hasta llegar a Baja California, donde en 1705 se plantó el primer viñedo en una misión religiosa.

Pero al impactar las propias importaciones de vinos del Viejo Mundo al Nuevo, la corona determinó prohibir la producción nacional, algo que sucedió en diversos puntos a lo largo y ancho de la América colonial.

A pesar de la antigüedad de la producción vitivinícola en lo que hoy es México, no fue sino hasta la apertura comercial de la década del 1980 que la pequeña industria nacional se expandió. Y hoy se encuentra en pleno boom. Baja California, y sus valles de Guadalupe, San Vicente y Santo Tomás son puntos neurálgicos de la producción.

El Valle de Guadalupe y Monte Xanic

 

El Valle de Guadalupe está situado a unos 30 km de Ensenada y a 95 km al sur de Tijuana, ésta última situada en la frontera con Estados Unidos. Sus viñedos son los más nórdicos de México y la distancia al mar es de 21.6 kilómetros. Los cultivos se encuentran a alturas que varían de los 300 a los 400 metros sobre el nivel del mar. La cercanía con el Océano Pacífico aporta corrientes de humedad logrando un microclima en el Valle.

Como la Virgen milagrosa que se apareció a Juan Diego con su manto de rosas, precisamente es en el Valle de Guadalupe donde nacen los que están en Lupe Reyes. Es ahí donde se sitúa Monte Xanic, con X de México.

El nombre Xanic proviene de los indios Cora, quienes todavía habitan regiones de Nayarit, en la costa del Pacífico mexicano y quiere decir “flor que nace después de la primera lluvia”.

Monte Xanic nació del convencimiento de que el vino de calidad también podía convertirse en un estandarte de México, como país productor de vinos con excelencia y categoría mundial. Por ello, un quinteto de amigos enófilos se unió para dar forma a la bodega donde se elaborase un vino que pudiera servirse y compartirse. Así, en 1987 se marca un hito en la historia del vino mexicano elaborando el primer vino premium y dando pie al reconocimiento de regiones como el Valle de Guadalupe. La impronta de Monte Xanic demarcó un antes y un después tanto en la forma de elaborar como en la de consumir. Hoy, Monte Xanic es la tercera bodega de mayor valor en la creciente industria vitivinícola mexicana. Y no es una cantinflada. El vino mexicano vive un dramático boom.

La buena noticia es que no hay ni que montarse en un avión para poder disfrutar de los vinos mexicanos, porque el Valle de Guadalupe llega a Lupe Reyes con un quinteto de vinos de Monte Xanic, como alternativa de maridaje innovadora y autóctona para el menú mexicano, en que los elementos se hacen en el restaurante con ingredientes frescos y de la mayor calidad, destacándose la artesanía de los tacos al pastor, para los que el restaurante del DISTRITO T-Mobile, cuenta con el trompo más grande de Puerto Rico y el Caribe, erigiéndose como protagonista del espacio de cocina que está diseñado de tal forma que los visitantes pueden ver el proceso de confección de muchos platillos y los ingredientes con que se elaboran.

Para la amplia selección de tacos  ---con tortillas hechas diariamente en casa y libres de gluten--- , al pastor, de pancetta, camarones, pescado, cochinita pibil, pollo o vegetales, entre otros, Monte Xanic Cabernet Sauvignon, un tinto super amigable con la comida por su amabilidad en boca, donde se percibe más sedoso y con sensaciones de tanicidad y acidez menos marcadas. Un tinto que envejeció 12 meses en roble francés usado, y en el que se conjugan aromas a cereza oscura, a guayaba, una nota mentolada, a polvo de café y hasta floral a rosa.  

Dos otros tintos y otros dos blancos acompañan a esta etiqueta en la oferta vínica mexicana disponible en Lupe Reyes, todos con opciones de sincronía con un menú que, además de tacos, tiene antojitos fríos y calientes como las albóndigas enchipotladas, ceviches, sopas y ensaladas, por supuesto, guacamole, aparte de platos fuertes que van de las enchiladas a los chilaquiles, pasando por pescados y carnes, que se acompañan con salsas de la casa como coco chipotle o verde tomatillo, o guarniciones como arroz verde, frijoles charros o pico de gallo, entre otros. Del crudo al picante o al dulce, es un menú sucinto pero panorámico de muchos sabores de México, condimentados con algún toque de sabor puertorriqueño y donde elementos como el maíz, el aguacate, el cilantro, el queso o el mole no faltan.

Las selecciones de los Monte Xanic en la carta de vinos apuestan por variedades internacionales bien conocidas por los enófilos, como son esa Cabernet Sauvignon, que en una segunda etiqueta se funde con Merlot en menor proporción. Aunque necesita de algún tiempo en copa, es un tinto de cuerpo ligero y menor extracción, también amable, aunque con taninos más presentes, pero mucho más afrutado en nariz y boca, con recuerdos a frutas más maduras, cereza madura, fresa jugosa, mora, enebro y un especiado retrogusto.

A diferencia del anterior, este ensamblaje incorpora también uvas del Valle de Ojos Negros, un nuevo terruño para la bodega, ubicado a 30 kilómetros de Ensenada y a 900 metros de altitud, lo que redunda en un clima más frío que el del Valle de Guadalupe. Pero además de esto, otro signo de distinción de Ojos Negros es la calidad de su agua y los suelos que la retienen bien, en contraste con los del Valle de Guadalupe, de clima desértico y grandes amplitudes térmicas. Como en otras regiones productoras, la disponibilidad de agua es un reto en el Valle de Guadalupe, aunque Monte Xanic lleva ventaja pues al ser una bodega antigua dispone de pozos que le ayudan con el suministro del cada vez más preciado líquido.

Los Monte Xanic Cabernet Sauvignon y el Cabernet Sauvignon-Merlot envejecen en roble francés usado en que se convierten las barricas nuevas del Monte Xanic Gran Ricardo, la etiqueta super premium de la bodega, y que honra a uno de sus fundadores. El Gran Ricardo apuesta por Cabernet Sauvignon de viñas demás de 60 años, rindiendo vinos con gran concentración, pero que a la usanza bordelesa también incorpora Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot en su ensamblaje, que envejece por 18 meses en roble francés nuevo. También surte sus uvas tanto del Valle de Guadalupe como del de Ojos Negros.

En carta y buenas opciones para platos más ligeros o pescados, dos botellas blancas, el Monte Xanic Chenin Colombard y el Monte Xanic Sauvignon Blanc. Este último es menos exuberante que otras referencias de esta variedad en el Nuevo Mundo que se destacan por su profusión de aromas tropicales. Salino desde la nariz, el Sauvignon Blanc es fresco en boca, untuoso, con finales a jengibre y piña y un posgusto persistente.

Por su parte, el Monte Xanic Chenin Blanc-Colombard apenas tiene una pizca de esta última variedad, y en nariz evoluciona a aromas de fruta de la pasión y albaricoque, con alguna pizca de cardamomo. En boca se percibe más complejo, persistente en boca, con un punto especiado y penetrante retrogusto. Los vinos de Monte Xanic que distribuye La Enoteca de Ballester, en Lupe Reyes están disponibles por copa y por botella, lo que permite probarlos todos, en un juego de sincronías de gastronomía y botellas.

Aunque no están disponibles en el mercado, Monte Xanic tiene otras gamas de vino, elaborados también con otras variedades, todas internacionales, y curiosamente, de momento, ninguna de las cepas criollas que los países latinoamericanos, como México, están en proceso de recuperar.

Las delicias del menú y los vinos mexicanos de Monte Xanic para acompañarlos tienen como aliciente lo acogedor y luminoso de Lupe Reyes, un espacio pletórico de color que recuerda a los resorts de la Riviera Maya y cuenta con varios elementos artísticos que proyectan el concepto de su génesis. Entre ellos se destacan un mural de Mayahuel, diosa del agave, pintado por el artista dominicano Evaristo Angurria, y una instalación del multifacético artista Alexis Bousquet, creador de Santurce es Ley, con esos televisores vintage donde se proyectan las historias retro que cautivan a los más nostálgicos. En el exterior del restaurante hay un mural creado por el Colectivo Moriviví representando los elementos frescos del menú, como el maíz de la tortilla y a una señora mexicana como protagonista.

Lupe Reyes y la cita con los Monte Xanic se sitúa en el corazón del DISTRITO T-Mobile, con vista a su Plaza Central, espacio innovador, abierto y multi-sensorial que celebrará su apertura más adelante. El restaurante abre de lunes a domingo de 4 de la tarde a 9 de la noche, aunque tiene planes de expandir su horario.

Concebido para convertirse en el principal y más moderno centro de entretenimiento de Puerto Rico, DISTRITO T-Mobile es un complejo de experiencias único que combina lo mejor en restaurantes, arte, entretenimiento, música, tecnología y hospitalidad. Está ubicado en el Distrito de Convenciones en San Juan.

 

25 de mayo de 2021. Todos los derechos reservados ©

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