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La resistencia de Louis Latour

 

Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Louis Latour y Wine Spectator (C)

 

Había estallado la Segunda Guerra Mundial y aunque la mayoría de los franceses era anti-alemana, algunos favorecían al inquietante Maréchal Pétain. Entre este último grupo se hallaba el sindicato de comerciantes de vino de Borgoña que, para congraciarse con el presidente que buscó entenderse con los nazis, decidió enviar a Pétain 66 cajas de vino, algunas embotelladas en el año de su nacimiento.

Poco después de ese tributo, comerciantes y productores borgoñones quedaron estupefactos al conocer que los alemanes habían arrestado a Maurice Drouhin mientras se dirigía en agosto de 1941 a una reunión en los Hospices de Beaune. Sorprendidos, porque si de cara al público a Drouhin se le conocía una buena relación con el Winefüher enviado a Borgoña, tras bastidores, la realidad era que Drouhin colaboraba con la Resistencia francesa e incluso podría catalogársele de informante para el gobierno de los Estados Unidos.

Aquellos viajes a Washington levantaran las sospechas de los alemanes, que terminaron por apresarlo en Borgoña y encarcelarlo en las afueras de París, encierro al que su amigo Louis Latour fue a visitarle, constatando su terror ante lo que presentía podría ser su pronta ejecución. ¡Cómo abandonar a un amigo de una familia con la que se han tenido vínculos por varias generaciones!

Por ello tampoco ha sido de extrañar que hace apenas un par de semanas, los Drouhin y los Latour enlazaran una vez sus caminos, uniendo un compromiso solidario para adquirir una pièce de resistance de la más reciente subasta de los Hospices de Beaune, por la que pagaron juntos la nada despreciable suma de 700 mil euros que, con la aportación adicional de viticultores y comerciantes de Borgoña, alcanzó los 810 mil euros en la puja, muestra de que la solidaridad entre los productores de esta región vitivinícola francesa se ha mantenido intacta por siglos.

La pièce, des Présidents, no era un objeto cualquiera, sino una exclusivísima barrica que honraba la memoria de Louis-Fabrice Latour, capitán de la maison Latour hasta septiembre de este año, y un bodeguero estrechamente ligado a los Hospices de Beaune, pilar de la subasta. Además de a Louis-Fabrice, la barrica homenajeaba la dimensión tonelera de los Latour, creando así una pieza única en el mundo, un Corton Grand Cru salido de la colina de Corton, para beneficiar a la asociación Princess Margot, que acompaña a pacientes pediátricos con cáncer, y a la Asociación Visión del Mundo, que ayuda a los niños más vulnerables.

El Domaine de los Hospices de Beaune vinificó y escogió una parte de su producción de Corton Grand Cru tinto   ---ensamblando los terroirs de Corton Renardes, Corton Bressandes y Corton Chaume---, que luego reposó en esa barrica especialmente fabricada por la tonelería de Latour, creando un envase único para que ese gran vino continúe su crianza, con las características únicas y específicas de la maison Latour: una selección de maderas con granos extra finos, un calentado sutil, largo y ligero, fiel a los métodos artesanales que favorecía Louis-Fabrice y que son una perfecta conjunción entre la tierra y el savoir-faire del vino.

Situado en una colina, Corton es un viñedo Grand Cru y denominación de origen en la subregión de Côtes de Beaune, en el corazón de Borgoña, donde se elaboran tanto tintos de Pinot Noir como blancos de Chardonnay. Era, también, el lugar predilecto de Louis-Fabrice, un devoto de esta colina cuya “Cruz de Carlomagno” incluso ayudó a restaurar en mayo de este 2022.

Diez generaciones antes que la de Louis-Fabrice, fue Dennis Latour  ---padre de otro Louis---  quien fundara la maison Louis Jadot en 1797, aunque la esencia de la casa vinícola puede remontarse a 1731. Fue en ese año que los Latour se mudaron a Aloxe-Corton para abrirse paso en su negocio de tonelería. Desde entonces se vincularon a la colina Corton, donde poseen 26 hectáreas de viñedo Grand Cru.

Además de en Aloxe-Corton, Corton-Charlemagne y Corton Clos de la Vigne du Sain,, los viñedos de Latour se desparraman por otros Grand Crus y Premier Crus de Borgoña. Las cepas tienen en promedio unos 35 años ya que parte del viñedo se ha ido replantando, para sostener las cepas de mayor edad. Escogen las que han probado ser más resistentes a los embates del clima, para reproducirlas mediante selección masal y replantarlas.

Pero lo realmente interesante es el manejo que dan al viñedo en el día a día, ya que si bien el cuidado en régimen orgánico es complicado en Borgoña por el tamaño de las parcelas, desde hace unas dos décadas Latour ha ido dirigiendo sus pasos hacia el manejo de sus tierras de la manera más sostenible posible. Confeccionan su propia composta, mantienen cubiertas vegetales entre hileras de vides, utilizan caballos en lugar de equipos que requieran combustible, y tienden a la menor intervención posible a la hora de preservar la sanidad del viñedo, empleando técnicas orgánicas para combatir plagas y enfermedades. Y en bodega vinifican también por gravedad para propiciar la más pura expresión de la uva en su terroir.

Algo muy importante, pues en las pupilas de todos se han grabado con ardor las imágenes de las llamas ardiendo para calentar los viñedos borgoñones, que han sufrido de manera acusada los extremos del cambio climático que allí pendula entre grandes heladas y grandes sequías. Por estos avatares tan solo en 2020 se perdió casi la mitad de la cosecha.

“En Borgoña no se riega, de momento”, explica Bernard Retornaz, ---Presidente de Louis Latour USA--- apuntando que en los últimos dos a tres años se ha visto un importante incremento en el precio de los vinos de Borgoña, atribuible directamente al cambio climático, que ha afectado los rendimientos de las cosechas. “Calentar los viñedos cuesta casi 10 mil Euros la hectárea, es muy costoso, de ahí que solo se protejan los viñedos de mayor valor, los Grands y Premiers Crus”, detalla, añadiendo que la composición del suelo en Borgoña favorece que no sea tan necesario el riego como en otros puntos de Francia.

Retornaz se unió en la empresa en 1991 para cambiar el modo de hacer negocio en los Estados Unidos, que en 1996 eliminó los intermediarios para ocuparse directamente del territorio. Esto ha permitido a la empresa controlar y reaccionar de forma más rápida y ágil a los vaivenes del mercado.

El respeto por el terroir es uno de los valores fundamentales de Latour, que analiza regularmente los suelos de sus parcelas para poder entender su complejidad geológica, su comportamiento y la influencia de éstos en los vinos. Algo bastante complejo si se considera que Latour tiene presencia en más de 100 apelaciones en Borgoña y que 80% de la uva empleada en sus vinos es controlada directamente por la bodega.

Y es precisamente la ecuación terroir y madera una clave importante en los vinos de Latour, única bodega en Borgoña con tonelería propia, que pone al servicio de sus vinos para extraer lo mejor de las singularidades de cada pedazo de tierra.

El roble procede de bosques al norte de Francia, maderas de árboles con al menos 150 años que se secan por casi tres años al aire libre antes de que los maestros toneleros comiencen a dar forma a las duelas con que se producirán las barricas con las que buscan dejar una impronta de elegancia y refinamiento en el vino. “Tenemos un estilo estándar, con tostados medios y barricas más gruesas, lo que reduce la evaporación”, explica Retournaz sobre la producción de la casa, que también vende muchas barricas a bodegas de California.

El sabio uso de la madera es una de las señas de identidad de Latour, que juega con barricas nuevas y usadas en la forja de sus vinos, para lograr el punto justo de microoxigenación que vaya puliendo el vino. Los Grand Crus blancos envejecen todos en barricas nuevas, mientras que los tintos lo hacen solo en parte y de acuerdo a los específicos orígenes de sus uvas.

Pero no todos los vinos que elabora Louis Latour tienen contacto con la madera y de ello es un ejemplo el Montagny Les Buys 2020, un Chardonnay de la Côte Chalonnaise elaborado íntegramente en acero inoxidable, con notas melosas y avainilladas y que es ligero en boca y con una deliciosa mineralidad.

Otro es el Ardèche Chardonnay 2019, con tonos algo amargos y salinos, frescor y mucho volumen en boca donde se remarca su mineralidad y tiene un muy largo posgusto. Un blanco a mitad de camino entre Borgoña y el norte del Ródano, a donde la casa Louis Latour llegó en la década de 1970 para instalarse con éxito en la IGP Ardèche  ---donde había condiciones similares a Borgoña, pero se podía poner el nombre de la uva en la etiqueta---, como parte de un proceso de expansión que les ha hecho arañar nuevos espacios en Borgoña y el sur de Francia de forma casi premonitoria de lo que muchas bodegas hacen hoy para combatir mejor el cambio climático.

En la siguiente década llegaron a Haut-Var, en los Alpes Marítimos en el sur de Francia, donde nunca antes se había plantado uva y ellos plantaron Pinot Noir a mayor altitud en lo que se convertiría en Domaine de Valmoissine, donde entre los vinos elaboran un tinto con mucha influencia del viento Mistral, muchos recuerdos a grosella, especias y un punto salino. Además de al sur francés, llegaron a otros puntos de una Borgoña que se ha ido alargando para la maison que, fiel a la Pinot Noir, también llevó esa uva en 2010 a Les Pierres Dorés, al sur de Beaujolais y cerca de Avignon. Esto, sin contar con la adquisición de la Maison Henry Fessy, en la misma Beaujolais, y la Maison Simonnet-Febvre en Chablis, donde incluso se elabora espumoso Crémant de Bourgogne. Una gran Borgoña con límites expandidos.

Mucho de esto se hizo bajo la dirección de Louis-Fabrice, quien no quería invertir en sitios lejanos, sino en aquello lugares que le permitieran desayunar y almorzar cerca de casa, y tuvo a Les Pierres Dorés como último proyecto, dejando inacabado su proyecto de Auxois  ---una reconocida zona quesera al sur de Chablis y al norte de Borgoña---, cuando murió prematuramente en septiembre de este 2022, y dejó a Borgoña huérfana de un hombre con una clara visión de futuro y unas firmes raíces en su herencia y el depurado conocimiento del territorio borgoñón.

Aunque estaba enfermo, Louis-Fabrice no pensaba que iba a morir tan pronto, con lo cual la sucesión en Louis Latour no se preparó bien. Pero la nueva etapa estará conducida por su hermano, con estudios comerciales, como apoyo a Eleonore, su hija, quien será la primera mujer al timón de una gran casa de vino de Borgoña. “Aunque apenas tiene 25 años, es muy inteligente, está muy bien preparada y tendrá el apoyo de gente muy experimentada puesto que en la familia Latour todos han sido bien educados y antes de comenzar a trabajar en la empresa han tenido que trabajar varios años en otras compañías”, subraya Retornaz sobre la futura dirección de Louis Latour, uno de los últimos négociants de vino familiares en Borgoña.

Louis-Fabrice Latour, el séptimo Louis de la empresa, no solo ayudó a expandirla, sino que gracias a su fidelidad a los valores de simplicidad, rigor y honestidad intelectual aportó también a Borgoña, a la que se comprometió en llevar por todo el mundo y, dentro de casa, a fortalecer con numerosas iniciativas tan vínicas como empresariales.  

De Borgoña son también tintos de Pinot Noir como el fantástico Marsannay 2019, un tinto que pretende introducir a los jóvenes al Pinot Noir de la Côtes des Nuits con su perfil ligero, amigable, afrutado y sedoso, o el Gevrey Chambertin 2019, un vino con más sustancia y muy especiado.

Fiel a sus convicciones, a inicios el sigo XX Louis Latour se negó a continuar haciendo negocio con los alemanes tras la Primera Guerra Mundial y se negó a continuar haciéndolo durante la Segunda. Las convicciones de hoy son seguir elaborando vinos con un equilibrio entre tradición, historia, innovación, excelencia y modernidad, dando siempre a probar  ---como lo hicieron en la más reciente edición del Plaza Cellars Fine Wine Celebration---, como clave de la continuada renovación y modernización a su adepta clientela, su habilidad para desarrollar un espíritu visionario cónsono con los tiempos de cada generación, y, quien sabe, si al igual que sus amigos de la Maison Drouhin, también se animen, en esta nueva era femenina, a dotar de un hogar transatlántico a su reverenciada Pinot Noir.

¿Dónde comprar?: Plaza Cellars y La Boutique du Vin (Puerto Rico)

 

11 de diciembre de 2022. Todos los derechos reservados ©

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Los vinos de Louis Latour se han servido en cenas de estado ofrecidas a dignatarios como el Rey Jorge V y la Reina Madre de Inglaterra, o el Presidente John F. Kennedy y la Primera Dama de los Estados Unidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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