Al tercer día, cuando podría pensarse que tal vez había evolucionado con mayor rapidez de la prevista para su edad y no terminaba de mostrarse espléndido, el vino resucitó. Y alcanzando un cénit inesperado que le duró por algunos días más, en cada sorbo fue regalando una maravilla de redondez y elegancia sobre una columna de mencías bercianas de Valtuille.

Valtuille es probablemente la zona de uva más cotizada de la denominación de origen Bierzo, al noroeste de España, y La Poulosa uno de los pagos más relevantes de la denominación. Es precisamente uno de los escogidos por el enólogo Raúl Pérez para elaborar un vino homónimo en que colabora su sobrino César Márquez, que tiene su casa en La Vizcaína, la bodega que en 2011 él edificó para construir sus proyectos más personales de vino y a la que puso el apodo de la gorra que siempre llevaba su progenitor.

De color rubí con tenues ribetes teja, este tinto de mencías muy viejas, al menos 80 años, es salino desde la nariz donde surgen matices frutales que van de la fresa al arándano, a la guinda en licor. Notas a flores rojas, a pimienta blanca, puntos balsámicos a enebro, regaliz y laurel, con tonos torrefactos a polvo de café, un velo de vainilla y recuerdos a tabaco y hojarasca matizan este maravilloso tinto que requiere de tiempo oxigenándose para mostrarse en su esplendor, y que en boca es redondo y aterciopelado, con un toque tostado bien integrado, taninos dóciles y un pase sedoso. Una verdadera delicia.

Su autor, el siempre inquieto Raúl Pérez, pronto añadirá a sus proyectos de bodega otra nueva, que contempla construir justo bajo el castro romano de Valtuille.

3 de junio de 2018. Todos los derechos reservados ©

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