viajes&vinos

El mejor enlace entre el vino y tú

Divinidades

Cultura del vino para quienes no quieren vivirlo "light"

Postales del Douro

Los milagros de Kopke y São Luiz

 

Comparte esta historia en:

 

SOBRE VIAJES & VINOS

PORTADA  

SERVICIO A EMPRESAS

CALENDARIO DE EVENTOS   

RUTAS 

EQUIPO EDITORIAL  

AUSPICIO DE CONTENIDOS  

POLITICA DE PRIVACIDAD

NOTICIAS - DIVINIDADES

VINOS Y BEBIDAS

DESTINOS

GASTRONOMIA

EVENTOS

NUEVOS PRODUCTOS

ENTREVISTAS

TENDENCIAS

NOTAS DE CATA

REPORTAJES Y SERIES ESPECIALES

HEMEROTECA

RECIBIR NUESTRAS NOTICIAS

 

CONTACTO:

Viajes & Vinos
PO Box 21404, San Juan, PR 00928-1404
Tel. America: 787-375-9655 * Tel. Europe: 34-628-522-004 * SKYPE: viajesyvinos
[email protected] * [email protected] * www.viajesyvinos.com

SIGUENOS:
POLITICA DE PRIVACIDAD

   

 

San Luises podrá haber muchos pero hay solo una Quinta São Luiz. Allí el santo hace milagros de vino ayudado por la tierra y la mano del hombre, con una bendición fluvial que le aproxima al agua viva del Douro para santificar las viñas de Kopke.

El santuario de vino tiene un aire vintage y un caparazón que parece detenido en el tiempo. Pero a medida que se recorren las viñas más jóvenes de la Quinta y uno se sumerge en un viaje minucioso e intensivo por sus depósitos y barricas de la mano de Ricardo Macedo, uno de sus enólogos, queda plasmado el poder actualizado de la casa de Kopke y el espíritu que sabe fundir el peso de la historia con la vocación de innovación en botella como secreto de una larga vida.

Establecida en 1638, incluso antes de que la región del Douro se demarcara, Kopke ha tenido varias etapas y propietarios a lo largo de los siglos. Fue en la década de 1950 cuando la casa Barros adquirió Kopke y quintas asociadas a sus proyectos, que hoy son parte de Sogevinus. Fue un discurrir también por la historia de la Quinta São Luiz, que hoy alcanza 125 hectáreas, de las que 90 son de viña la mejor calificación “A”, donde convive lo de antes con lo de hoy.

Las viñas

 

A 80 metros del río y unos 350 metros de altitud, por caminos estrechos y pendientes aterrorizantes se esparce una viña nueva que aún permanece “en construcción”. Es de las décadas del 1970 y 1980,  cuando comenzaron a re-estructurarse sus viñas para crear áreas diferenciadas por la variedad de uva, y sistemas de conducción en patamares o viña vertical, en lugar de bancales, para facilitar su manejo, especialmente en vendimia. Fue éste el inicio de un trabajo ininterrumpido que se ha remarcado en momentos posteriores y continúa aún hoy, buscando la mejor materia prima para los vinos y también responder a las tendencias del mercado.

A lo largo de unos 16 kilómetros de viña en encostas un equipo de diez personas labora todo el año, complementadas con otras más que lo hacen de forma temporera en proyectos específicos o momentos puntuales del ciclo vegetativo de la vid. Allí, en ese céntrico punto de la región de Cima Corgo, el suelo es de esquisto y apenas un 10% de las cepas plantadas corresponden a variedades blancas, entre las que predominan la Verdelho y la Viosinho. Es precisamente esta variedad la que va a pintar una montaña completa en transformación, ejemplo de que en São Luiz lo que es norma es la evolución.

Porque si Kopke se labró su fama como casa elaboradora de vinos de Oporto, con el tiempo fue incorporando a su cartera de vinos ese universo de vinos tranquilos que cada vez dan más prestigio a la región del Douro portugués y hoy precisamente son los grandes protagonistas de la Quinta São Luiz. Si antes el fruto de sus viñas se destinaba en un 90% a la producción de vino de Oporto, hoy esa proporción ha cambiado, dedicando la mayor parte de sus viñas a ese reportorio tranquilo de vinos de mesa, en lugar de a los fortificados, que continúan elaborándose allí.

Independientemente a qué estilo de vino se destinen, el manejo de la viña es igual de riguroso, tanto, que en ocasiones Quinta São Luiz es el referente en maduración de ciertas variedades de uva para el conjunto de quintas del grupo.

Con viñas viejas, conviven esas parcelas más jóvenes y formadas a medida, permitiendo mecanizar muchas operaciones en la viña, donde abundan las cubiertas vegetales y un manejo cada vez más natural. Poco a poco han ido eliminando el uso de herbicidas, que hoy apenas se aplican en el borde de las viñas, empleando más bien la confusión sexual para evitar las plagas. Junto con esta importante modificación también se ha ido fomentanto la diversidad en la viña, la reforestación de los caminos, que actúan como drenaje, y el uso de sustancias menos nocivas al ambiente, aunque, de momento, aún no se practique la agricultura biológica en las viñas, ni tampoco se hagan vinos ecológicos, aunque sí haya una parcela cuidada de forma bio. Esa filosofía también intentan insuflarla a aquellos viticultores a quienes compran uva para los vinos más básicos y a quienes Kopke brinda apoyo técnico durante todo el año.

En vendimia las uvas de Quinta São Luiz destinadas a los vinos más premium se recogen en cajas y a veces incluso hay un camion refrigerado donde se preservan para mantenerlas frescas hasta procesarse al día siguiente. Si la Viosinho y la Verdelho copan las blancas, la Touriga Nacional, la Touriga Franca y la Tinta Roriz lo hacen en las tintas, en las que hay también algunas otras variedades como la Rufete o la Sousão. Un trabajo tan intenso en vendimia, que incluso muchos del equipo duermen en la finca durante este crítico período del vino.

Los vinos

 

Es justo en vendimia cuando para abrazar las uvas se abren de par en par las puertas de la bodega, donde pueden definirse dos alas y varias áreas de trabajo. En una el laboratorio con los depósitos más nuevos y algunas barricas que conducen a otro espacio de crianza más enciclopédico y con mayor diversidad de memoria líquida dentro. Sobre él, la sala con enormes toneles que contiene los vinos fortificados de Oporto y, adyacente, el espacio más grande con multitud de vinos en proceso.

La bodega se enfoca en lo puramente funcional y carece de florituras, incluso en sus partes más nuevas, en las que se ha realizado una inversión millonaria para equiparla con la última tecnología en el proceso de elaboración enológica. Sus únicos lujos y adornos son su carga de historia y visión de futuro, y, por supuesto, el arte y saber que le aporta Macedo, responsable enológico de todos los vinos de mesa del grupo Sogevinus, y quien conoce cada depósito de São Luiz con la precisión, minucia y cariño de un padre a sus hijos.

El joven, pero experimentado, enólogo imparte una chispa insospechada al recorrido de esta gran biblioteca de vino en construcción, que conoce milimétricamente, desplazándose a través de sus más íntimos recodos como un GPS humano que no precisa de direcciones porque todo el sentido de los depósitos y barricas está grabado indeleblemente en su memoria.

Con detallismo casi compulsivo y hablar muy veloz recorre cada estancia de la bodega con un hechizante dominio del territorio vínico, esmerándose por contar todas las minucias sobre los vinos por terminar de hacerse que reposan en depósitos y barricas. ¿Qué variedades de uva les forjan? ¿Cómo se elaboraron? ¿Cómo fueron las vendimias en que nacieron? ¿Por qué decidió elaborar incluso las propuestas más extrañas? ¿En qué etapa de su construcción se encuentran? Muchos detalles que convierten la cata en primeur en una irresistible invitación al mundo de Kopke.

En la bodega se elaboran vinos cuyas uvas proceden íntegramente de la Quinta São Luiz, pero también otros que ensamblan uvas de ésta y otras propiedades de Sogevinus en el Douro. Al ser Quinta São Luiz el centro de producción de vinos de la región, allí se elaboran más de 30 etiquetas en diferentes marcas.

Blancos de distintos orígenes y añadas reposan en depósitos y barricas arriba y abajo en la bodega. Gouveios frescos, florales y untuoso para vinos de Burmester, otra casa hermana de Kopke. Viosinhos y Rabigatos anisados y minerales del Douro Superior. Malvasías de viñas a mayor altitud para remarcar su frescura con mineralidad y tonos tropicales.  Todos en acero inoxidable y de la añada 2017. La misma de un Viosinho de distintas parcelas y altitudes que fermentó y reposa en barrica borgoñona, comenzando a revelar notas de crianza, pero con sorprendente frescura.

De cosechas anteriores y reposando en madera un Rufete blanco, un Arinto fresco con notas salinas y hasta petroladas que recuerdan a los Riesling, o sopresas como una barrica de roble y tapas de acacia que resalta las notas tostadas de un Rabigato, o un Folgação, otra variedad de uva, que deja deliciosas sensaciones de frescura, cuerpo y untuosidad, además de matices volcánicos.

Los tintos permiten ir comparando ensamblajes aún sin embotellar de castas en las viñedos viejos, como los que tienen Touriga Nacional y Sousão de la propia quinta, pero también un repertorio de Tintas Roriz de distintas añadas, etapas y orígenes, que permiten contrastar a las que proceden del Douro Superior, en vinos quizás más maduros y jugosos, con los de Quinta São Luiz en Cima Corgo, más frescos.

La Tinta Roriz es una de las piedras angulares de los vinos de Kopke, incluido un Reserva. Precisamente destinado a éste, un Tinta Roriz de la cosecha 2016, aún en barrica usada de roble francés, de intenso color y matices minerales a tinta china, aromas florales, y mucha fruta en nariz y en boca, donde se mostró pulido, bien redondo y delicioso. Todos decenas de piezas para armar el todo de muchas etiquetas que formarán la vasta oferta de los Kopke.

Pasado, presente y futuro

 

Si Macedo es el capitán de la dimensión de mesa de Kokpe, Carlos Alves es quien vela por su faceta fortificada, con una herencia de pasado que custodia con vocación de perdurar. Fue tal vez ésta la que primero le dio renombre a esta casa especializada en Tawnies Colheitas, que este 2018 cumplió 380 años desde que Cristiano Nicolau Kopke la fundara en 1638.

En Quinta São Luiz un repaso de contrastes entre distintas etiquetas del grupo, que constatan el porqué los vinos de esta renombrada casa han sabido pervivir en el tiempo gracias a una clara visión de reflejar su territorio, mantener un sentido de autenticidad y prevalecer como clásica, sabiendo fundir el reflejo de los tiempos en que se han ido elaborando los vinos.

Enfrentados un Kopke Blanco 10 yr, con un Tawny con base tinta de la misma edad, el primero fue más afrutado y expresivo con matices a naranja y melocotón y gustos tostados y almendrados con final seco y envolvente. El segundo se decantó por aromas más típicos de su perfil, pasas, higos, toffee, nuez, vainilla, canela, un buen retrogusto y un pase envolvente por el paladar.

Las sensaciones cítricas a naranja y el pase envolvente por boca son un eslabón entre un Kopke Tawny 20 yr. y otro de 30 yr. El primero tuvo también notas a higo, dátil, pasa y caramelo con una sensación muy vinosa, fresca, salina y un fin en boca muy almendrado. En el más añejo, ya con ribetes verdes, fueron el tabaco, la miel y el toffee los que le perfilaron. 

Con casi una década de diferencia, un Kopke Colheita 1998 encandiló por pase por boca tan penetrante y persistente que hasta dejó una sensación electrificante en los labios. Aromas a flan, caramelo y naranja sanguínea se destacaron en este Colheita, mientras que en su contraparte de 1989 fueron los matices almendrados y especiados los que sobresalieron.

Para conmemorar la efemérides del 380 aniversario de su fundación, este junio Kopke lanzó al mercado su CNK, un vino de Oporto muy raro y exclusivo que ensambla vinos tawny viejísimos de las décadas de 1920 y 1930 conjuntamente con el sobresaliente Colheita 1900. Apenas 380 botellas numeradas se envasaron de este lujoso ensamblaje que honra al fundador de la casa y al espíritu de dedicación, emprendimiento, pasión, visión y pericia de todos quienes le han sucedido en la preservación de su legado, que Sogevinus contempla fortalecer con una agenda que incluye adquirir más terreno para seguir potenciando su expansión.

 

21 de julio de 2018. Todos los derechos reservados ©

MAS HISTORIAS: VINOS Y BEBIDAS

 

 

 

 

 

 

 

 

Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)