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Nueve vendimias de Frescobaldi Gorgona, un vino presidiario

 

 

Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Suministradas (C)

 

Son precisamente las fortificaciones y varias torres de Gorgona las protagonistas de la etiqueta de la edición 2020 de este vino blanco: Torre Vecchia, construida en el medioevo, Torre Nuova, del siglo XVII, la Torre del Reloj y otras dos torres realizadas en el siglo XIX. Aunque hoy día algunas están en ruinas, las torres sirvieron para proteger esa franja mediterránea e incluso a los monjes de los ataques de piratas.

Elaborado con Vermentino y Ansonica culivadas de manera orgánica, el Gorgona 2020 muestra un fantástico brillo mediterráneo, reflejando la calidez del sol y la chispa de las incesantes brisas marinas. El vino conjuga aromas florales y frutales, con recuerdos tropicales a piña y parcha, sazonadas con pizcas de curry, bergamota y enebro. En boca tiene frutosidad y acidez crujiente, en armonía.

La añada 2020 en Gorgona se estrenó con lluvias, pero sin temperaturas extremas, gracias a la brisa marina. Las vides brotaron temprano, y la primavera fue moderada y con sol, seguida de un verano algo más fresco de lo habitual. La temperatura comenzó a subir en el verano, pero las lluvias esporádicas y el clima moderado por el mar permitieron que los racimos estuvieran en perfecta forma para la vendimia, apoyados por el hecho de que en septiembre las condiciones climáticas contribuyeron a unos excelentes niveles de polifenoles, y aromas intensos y elegantes. El Gorgona tiene una producción limitada a nueve mil botellas.

Antes de estrenarse en su elaboración, Frescobaldi colaboró con las autoridades de la colonia penal para involucrar a los confinados en el trabajo de viticultura. Bajo la supervisión de personal de la bodega, los confinados restauraron y cultivaron una hectárea de viñedo, a la que, con el tiempo, Frescobaldi añadió otra 1.3 hectárea de viña para crear un viñedo en forma de anfiteatro.

El proyecto se estrenó en agosto de 2012, y los presidiarios usaron el último tramo de su detención en la isla prisión para trabajar en contacto con la naturaleza, labrándose un oficio que les pueda reintegrarse a la fuerza laboral y la comunidad.

En junio de 2014 Frescobaldi firmó un contrato de 15 años con la administración de la colonia penal, y la bodega contrato y pagó a dos confinados para hacerse cargo del viñedo.

Gorgona comenzó con un tinto, Gorgona Rosso, un vino de Sangiovese y Vermentino Negro elaborado en envases de barro que debutó con la añada 2015. Nuevas plantaciones en 2015 derivaron en dos hectáreas de Vermentino y Ansonica, de las que nace esta edición limitada de Gorgona, blanco.

El cantante Andrea Bocelli creó el texto de las etiquetas de la añada 2013

 

16 de septiembre de 2021. Todos los derechos reservados ©

 

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De este modo, el viñedo en la cárcel de Gorgona sirve de pilar al octavo proyecto de bodega de Marchese di Frescobaldi, que varias cosechas atrás determinó elaborar un exclusivo vino blanco de la mano de los presidiarios de cárcel-penal. Así, los presidiarios de hoy se convierten en una suerte de enólogos que ensamblan vinos de las variedades Vermentino y Ansonica, no solo para producir un vino exclusivo, sino también para generar una bocanada de esperanza, una opción ocupacional durante sus condenas, una experiencia que les permite adquirir conocimiento sobre una nueva profesión y forjarse nuevas ilusiones para el futuro.

Este vino que se llama igual que la Isla acaba de sacar su novena edición, botellas pletóricas de emoción, cargadas con toques de esperanza y redención, pero también de la esencia del terroir único que le da la viña. “Hemos trabajado en esta extraordinaria isla por al menos una década y cada vendimia refuerza nuestro orgullo por este proyecto”, indicó Lamberto Frescobaldi, Presidente de Marchese di Frescobaldi.

El bodeguero añadió que esa novena añada retrata bien la influencia del mar, la atención de las personas, la esperanza por una vida mejor en botellas que son inimitables, exclusivas y un símbolo de esperanza y libertad, siempre una fuerza motriz excitante.

Pero aquí es tan importante el contenido como el vestido. De ahí que la etiqueta frontal sea un boletín de edición limitada que comunica diversos aspectos de la Isla, en la que cada nueva añada se redacta una nueva historia. Por ello, la etiqueta aspira a ser también de “edición limitada”, en este caso de un boletín que comunica un aspecto distinto de la isla de Gorgona, y en cada añada relata una nueva historia de este lugar único, con una distintiva diversidad, una vegetación mediterránea densa, un mar que no está contaminado, y fortificaciones espolvoreadas por el paisaje, testimonio de pasadas civilizaciones, al igual que una pequeña iglesia construida por monjes cistercienses en el siglo XVIII.

 

 

No es el primer proyecto de vino con fin social. Pero probablemente sí es el protos vínico creado en una isla penal.

Ésta no está ni en el Pacífico californiano, como la prisión de Alcatraz, ni en el Pacífico colombiano, como la también isla-cárcel Gorgona. Ubicada frente a la costa toscana, esta aislada isla de Gorgona tiene pura esencia mediterránea, un santuario natural que recuerda a las islas Galápagos y una historia monacal medieval que, siglos después, dio paso a la creación de una colonia penal agrícola.

Fundada en 1869, en esa colonia penal hoy vive alrededor de un centenar de confinados que, gracias al aislamiento de Gorgona de la tierra firme, tienen cierta libertad de moverse dentro de la Isla, participando también de sus proyectos agrícolas.

Uno de esos proyectos es un viñedo, plantado en 1999 y pronto abandonado hasta que, una década más tarde, un confinado que había tenido viñas en Sicilia determinó revivir el viñedo de Gorgona. Y tras una pesquisa por las autoridades italianas, en 2012 constataron la voluntad de Marchese di Frescobaldi de participar en un proyecto que pudiera llegar a elaborar vino. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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