En esta edición:
La fuerza de Toro
Los Toros de Fariña
Numanthia, Toros de Resistencia
Pintia, elegancia y esencia
Maurodos en primeur
Guía de vinos de Toro
DiVINIbriefs
FOODSFROMSPAIN.COM
Compostela celebra su ruta de la tapa
erótica
Maridajes con corcho
Premios para Miguel Torres y Mariano García
El nuevo look de Bodegas Valmiñor
Costa Rica: la nueva latitud del vino
Ribeira Sacra es MUY BUENA
Iberia estrena Sala VIP en Mexico City
Bocuse, chef del siglo
Los vinos de Andalucía cautivan a los
húngaros
St. Lucia tendrá un hotel chocolatoso
Italian Lovers’ Wine & Food Fest en San Juan
Midnight Rose, paraíso de ginebra en Madrid
Colección de cócteles de un ganador en
mixología
Concha y Toro adquiere a Fetzer Vineyards
El sabor de la tierra de Castilla-León
Essência Porto
La metamorfosis de Pazo Baión
Ruta de Vinos de Madrid
Caíños en tinto y blanco, otra cara de Rías Baixas
Encuentro Verema
Un As Sortes de evolución
El match de Château Contino
Los Dominios de Valdepusa: cepa vs.
terruño
El sabor de la garnacha
Unas pruebas con Norte
Espíritu de Tinta de Toro
Teso Los Carriles
Bodegas Numanthia
Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (Prohibida su reproduccion)
LA FUERZA DE
TORO
Pero al igual que sucede en casi toda España, fueron los romanos los promotores de la viticultura en la cuenca del Duero. Luego vino la Reconquista, como resultado de la cual se supone que se repobló a Toro a fines del siglo IX y principios del X.
Durante la Edad Media, el comercio de los vinos de Toro se volvió tan importante en España, que incluso se le favoreció con privilegios reales.
En 1505 se proclamó un conjunto de leyes en Toro y son numerosos los documentos que a lo largo del tiempo ordenan, regulan y reconocen el cultivo de la vid y su importancia económica en la ciudad que da nombre a la región. Se cuenta, por ejemplo, que en la construcción del arco del reloj en el centro toresano se empleó vino en lugar de agua para hacer la argamasa.
Gracias a su alto contenido alcohólico que le hacía idóneo a largas travesías porque evitaba que se avinagrara, el vino de Toro viajó al Nuevo Mundo.
De su uva, la tinta de Toro, su variedad autóctona por excelencia, poco se sabe de su origen, aunque sí que tras la llegada de la filoxera a España en 1870, el cultivo de la vid sufrió una gran reconversión, que se benefició de los terrenos arenosos sueltos y bien drenados, como los de Toro, que permitieron que la vid anclara raíces, en pie franco. Ya para ese entonces Toro exportaba sus vinos a otros países europeos afectados por la filoxera, contaba con su propia estación enológica y, a partir de 1933, con la demarcación geográfica de una denominación de origen.
De esos tiempos, y aún de más atrás, data la multitud de cepas viejas de Toro, una de las características de la región, que puede preciarse de contar quizás con la más amplia extensión de viñedo viejo no sólo de España, sino de Europa. Viñas en vaso, troncos casi a ras de suelo y enorme grosor, plantadas en pie franco que excepcionalmente resistieron de manera natural la filoxera, y dan fe de una larga vida de vino que hoy es base para la modernidad toresana, y que con su savia añeja brindan el privilegio de también poder saborear su historia.
EL EJE DE TORO
Así, un grupo de visionarios encabezados por Manuel Fariña, empezaron desde la década del 1980 a agarrar los cuernos antiquísimos de vid, para domar una uva con potencia aguerrida y bravura de semental, transformándola en un equivalente al toro, que guiado por el torero en la plaza, se desplaza por ésta con arrojo, pero también con estética y elegancia.
Fariña es un toresano de pura cepa. Tan arraigado a la tierra y tan reconocido por sus paisanos que un paseo con él por el centro histórico de Zamora se hace interminable ante el alud de gente que le detiene para saludarle o consultarle alguna cosa. Podría entrar en política, se lo han ofrecido, y aunque él ha declinado la invitación ---no le gustan los discursos públicos aunque entre amigos se explaya---- cabe poca duda de que él y otros bodegueros serían politicos muy capaces por el contacto que tienen con la gente de a pie.
Su padre llegó del norte de la provincia a la ciudad en 1942, para estrenar un comercio de venta de vino y leche. Manuel se dejó cautivar por el vino y fue en esa dirección que desarrolló su trabajo. Siempre supo que los vinos de la zona tenían potencial, con lo que decidió estudiar en Francia y una vez se hizo cargo del negocio familiar en la década del 1980, comenzó una gran transformación de la producción, de graneles a vinos embotellados, desarrollando una bodega con concepto de vino de calidad.
Fariña fue el primer presidente del Consejo Regulador de la denominación, que, aunque demarcada desde hacía décadas, se forjó oficialmente en 1987 y comenzó un renacimiento alrededor de esa fecha. En 1988 llegaría el reconomiento de Robert Parker al Gran Colegiata de Fariña, un vino que el crítico definió como asombroso, equilibrado y muy afrutado, y pronto otros empezaron a poner ojo en la denominación.
En el 1990, la Junta de Castilla-León emprendió un plan de selección clonal y sanitaria de la vid, que rescató y multiplicó las variedades autóctonas de la Comunidad, entre ellas la tinta de Toro, con características agronómicas y ampelográficas bien definidas.
Ese proyecto resultó trascendental para la denominación, pues pronto comenzaron a esparcisre por bodegas del entorno del Duero algunas muestras de los frutos de la tinta de Toro, y de los frutos de los cambios de su adelanto de vendimia y vinificación, que cautivaron y generaron un enorme interés por el potencial de la denominación y su uva.
LOS TOROS DE FARIÑA
En Fariña se buscan vinos suaves, elegantes, pero sin ser agresivos, que plazcan a la gente. Que vayan siendo menos clásicos, más frescos y con mucha fruta. “Pienso que es erróneo creer que los vinos con excesos de taninos gustan más. Sí gustan vinos con cierta estructura, pero que sean fáciles de tomar. Creo que la gente busca armonia en el vino, y si lo que buscaran fuera alcohol, se irían a bebidas más fuertes” afirma Fariña padre.
Millón y medio de botellas repartido en quince etiquetas que cubren todo el espectro del vino. De blancos y rosados a tintos jovencísimos y otros más añejos, a blancos y tintos dulces, hasta algún espumoso. Unos vinos amparados por la denominación de origen Toro, y otros en la de los Vinos de la Tierra de Castilla León.
Con tintos, blanco y rosado, Colegiata es la línea insignia de la bodega y toma su nombre del principal monumento de la ciudad de Toro, y un referente para su arquitectura, como son los vinos de la bodega a la arquitectura de la denominación. Los crianzas y reservas se comercializan con el nombre Gran Colegiata.
Los tintos de esta línea se elaboran a partir de 100% tinta de Toro y van de menor a mayor crianza, destacando ese perfil domesticado de complejidad y finura que Fariña buscaba para la nueva Toro, pero también estructura y aptitud para el envejecimiento. Ni duda de ello.
Bodegas Fariña cuenta con unas 300 hectáreas propias y otras 150 más de productores a los que compran vid. El promedio de edad de las cepas es de entre 45 y 55 años, aunque algunas superan el siglo.
¿Está de acuerdo con el estereotipo de que las cepas viejas son esenciales para el buen vino como algunos pregonan con cada vez mayor frecuencia?
“Lo importante para el buen vino no es la edad de la cepa sino su rendimiento. Que produzca poca cantidad. La ventaja de la cepa vieja es que se autoregula, pero a la joven la tiene que regular el viticultor con podas para que produzca poco. Las cepas jóvenes son como los jóvenes, tienen mucha energía; hay que dejar que crezcan y maduren y luego se regularán ellas solas”, explica el visionario de Toro.
Lo que no puede comprender es que haya gente que arranque viñas viejas, como hace ahora en Toro un conocido productor de grandes volúmenes, para reemplazarlas con vides más jóvenes. “No se puede perder una variedad donde ha estado tanto tiempo”, dice. “¡Hay malvasías viejísimas, con más de cien años!”.
Precisamente de malvasía es uno de los vinos que coloca a Fariña aparte, atreviéndose con los blancos en tierra de tintos. Las malvasías se usaban antaño para añadir acidez y diluir los taninos a los tintos de tinta de Toro, y para elaborar dulces. Fariña apostó por emplear la uva para hacer blancos de calidad. Un espécimen de vino que apenas otras dos o tres bodegas más elaboran en Toro, pero que para la suya ha resultado un éxito tan grande, especialmente en mercados de exportación, que han visto incrementar su producción y también atreverse a elaborar más etiquetas blancas, de otras variedades que se han aclimatado muy bien a la zona de Toro.
El Colegiata Blanco es un malvasía más seco, carente de esa dulzura en nariz y boca que a veces transmite la uva, y su añada 2009 es fácil, fresca, untuosa y con mucha estructura. La del 2010, mucho más fresca aún.
“El secreto de los blancos es mantener la temperatura constante para que mantengan carbónico y que el poquito de azúcar residual no termine de fermentar”, explica mientras recorre Zamora en busca de tapas y Fariñas. “Su reto es que la gente se dé cuenta de que no hay que beber blancos del año sino que descubra que vinos como éstos pueden aguantar perfectamente dos o tres años”.
Fariña ha sido un testigo en primera línea de la evolución del vino en España. Entre las transformaciones más relevantes que ha visto destaca los cambios que ha sufrido la industria para alcanzar su altísimo nivel de calidad enológica, como los controles sanitarios, la introducción de los más asépticos depósitos de acero inoxidable, los controles de temperatura y el empleo de barricas de menos usos para las crianzas.
A pesar de la crisis, Bodegas Fariña ha visto crecer sus ventas, algo que no pueden decir todos en la industria. Con tantos años de vino a cuestas, si por algo se destaca Manuel Fariña es porque, además de saber de enología, tiene una diáfana comprensión de la dimensión comercial del negocio del vino.
“En Toro se hace mucho vino para catar y no necesariamente es lo que coincide con lo que le gusta al consumidor”, afirma. “La crisis pondrá las cosas es su sitio. Quienes más la están sufriendo son aquéllos que pusieron a los vinos precios por capricho y sin relación a sus costos de producción”. Fariña tiene por norma buscar vinos que lleguen al consumidor a márgenes de precio razonables, especialmente ahora que están yendo a buscar los vinos en las grandes superficies. “Se está viendo a bodegas lanzar segundas etiquetas”.
También se ha empezado a ver más viña en espaldera, plantada así más por facilitar la mecanización de cultivo que por un verdadero criterio enológico, pero que Fariña ha visto puede tener beneficios en lo que concierne a la exposición de la vid a la luz solar.
“La calidad empieza en la viña y termina en la bodega”.
NUMANTHIA,
TOROS DE RESISTENCIA
Ruben Perez, Bodeguero de Numanthia
Los celtíberos dan nombre a muchos emblemas de Toro. Aunque unos sitúan a Numancia cerca de Soria, la arqueología antigua tiende a decir que fue la antigua Zamora. Por décadas los numantinos repelieron ataques romanos, quienes hartos de su efectiva protección, determinaron destruir Numancia, sitiándola, con un amplio cerco que la aisló del resto del mundo. Aunque resistieron con bravura, al no poder superar el hambre y las enfermedades producto de este largo aislamiento, los numantinos determinaron claudicar, unos entregándose a los romanos como esclavos, y una mayoría suicidándose para reafirmar su libertad ante la esclavitud a la que les sometieran los romanos.
Por eso no es de extrañar que Numanthia fuera el nombre escogido por la familia Eguren cuando en 1998 decidió venir de Rioja a establecer un proyecto de vino en Toro, atraídos por el potencial de viñas viejas y el reto de elaborar vinos de nuevo cuño, extrayendo lo sobresaliente de la potencia tinta de Toro, para moldearlo con elegancia y poderío, construyendo “el mejor vino de Toro”.
Pronto los vinos de la bodega ---Termes, Numanthia y Termanthia--- comenzarían a cautivar a los paladares del mundo y a resonar entre la crítica por su altísimo nivel. Algo que contrasta con la discreta estructura de la bodega, de la que muchos no sospecharían pudieran salir vinos tan magníficos como los que se elaboran allí y una marca locomotora para toda la denominación.
Pequeño recinto de ladrillo con porte de pequeña iglesia, Numanthia se ubica en Valdefinjas, un pueblo castellano de apenas unos 80 habitantes, tan pocos, que a veces en vendimia los trabajadores de las tres bodegas del pueblo superan en número a toda su población.
Allí trabajan Rubén Pérez, el bodeguero, toresano de pura cepa, de formación arqueólogo ---algo que probablemente agradecen las viñas viejas--- y Manuel Louzada, enólogo y director general de Bodegas Numanthia, portugués de nacimiento que se incorporó al proyecto desde la Argentina Terrazas de los Andes cuando Moët Hennessy adquirió la bodega en febrero de 2008.
Louzada explica que Estates & Wines, la división de vinos premium de Moët Hennessy, tiene una colección única de bodegas repartidas por el mundo que comparten cuatro valores comunes que definen el espíritu de la división: afán de descubrimiento, a través de un espíritu pionero y el gusto por el desafío de lo convencional; diversidad, profundamente conectada con la variedad de terruños, estilos, gentes y orígenes; excelencia, con reconocimiento internacional por la habilidad de poder dar la más pura expresión al terroir; y un placer que se logra mediante la convivialidad y la búsqueda de experencias, sensoriales y sensuales.
“Todas las bodegas se encuentran en lo que podemos llamar países del Nuevo Mundo, así que cuando se presentó la oportunidad de comprar Numanthia, una bodega en un país productor tradicional, aunque en una región que tenía gran potencial de desarrollo y que parecía encajar perfectamente en los valores de Estates & Wines, no se dudó ni un momento en adquirirla”, recuenta.
Atentos a los logros previos, cuenta Rubén que el cambio de propietario no influyó de manera alguna en la forma de elaboración.
Una ruta de hondonadas entre verde, oro, y suelos de arcilla cubiertos por una alfombra de hojas de cerezo recorre el camino adyacente a diversas viñas de Numanthia, como Los Custodios, todas rotuladas con esa emblemática piedra que graba el nombre de la viña y el logo de la bodega. Teso, explica Rubén, significa colina, altura, elevación. El Teso más alto es Los Carriles, de donde sale Termanthia, el gran orgullo y enseña de la bodega. Un suelo con mucha arena, pero también piedra y arcilla, y un entorno donde por su altitud sopla intenso el viento, lo que evita las heladas y, en consecuencia, que se estropee la uva.
“En la década del 1960 se arrancó mucho viñedo, y lo que quedó se destinaba mucho para hacer vino en casa”, explica Rubén. “Es importante que las nuevas generaciones no abandonen el viñedo viejo porque si se arranca, tendríamos que esperar un siglo para que vuelva a alcanzar su forma actual y rendir cepas en la condición que están éstas”.
Poca intervención en las viñas de Teso Los Carriles, apenas lo necesario en el momento justo para alimentar a las cepas como si fueran personas, y tratamientos escasos gracias a la buena sanidad de la vid que promueven el clima y la altitud. “En Toro el clima es muy seco, las viñas no se riegan. Nuestro riesgo es el oídio, que se controla con azufre. No somos ecológicos certificados, pero tradicionalmente es el tipo de trato que damos al viñedo”, detalla.
El lloro empieza a hacerse notar en algunas cepas de Teso Los Carriles, gotas de savia que van surgiendo luego de la poda y que anuncian que pronto empezará de nuevo a regenerarse la vid. Bodegas Numanthia cuenta con 49 hectáreas en propiedad, pero también con viña arrendada y uva que compra a viticultores de la zona a quienes monitorean, desde la poda hasta la vendimia. Las cepas de la bodega tienen en su mayoría entre 70 y 100 años de antigüedad, lo que rinde vinos muy concentrados y aromáticos.
En vendimia un tránsito relativamente veloz de viña a bodega, donde las uvas de esta parcela se someten a una vinificación minuciosa y rigurosa, que pasa por un despalillado manual, baya a baya, y un pisado de uva con los pies en cuatro pequeños depósitos troncocónicos de madera, cuya extracción de mosto concluye con bazuqueos. El control de temperatura se realiza con nieve carbónica y luego pasa a dos barricas nuevas. La primera donde realiza la maloláctica, y la segunda cuando luego del trasiego comienza su crianza.
“Termanthia se elabora con uvas de un solo viñedo, el Teso los Carriles, que por su edad tiene un rendimiento extremadamente bajo, siempre por debajo de los 1.800 Kg por hectárea, con lo cual el nivel de intensidad y concentración es impresionante. Cuando se parte de una intensidad y de una concentración así y teniendo claras la elegancia y fineza que buscamos para el Termanthia, debemos recurrir a la forma de elaboración más delicada, selectiva y precisa, razón por la que hemos decidido hacer la selección baya a baya, el pisado a pie y el posterior bazuqueo” aclara Louzada.
Es precisamente esa conjunción de elegancia y potencia lograda con pericia magistral lo que caracteriza a los Termanthias, un soberbio perfil que ya puede vislumbrarse desde etapas muy incipientes en su vinificación y crianza. En bodega, un 2010 ---muy buena cosecha en Toro--- que aún no ha realizado la maloláctica, y que aunque está cerrado en nariz, pero que sorprende por su concentración y ya fina y elegante boca, poco explosiva, con matices de ciruelas y recuerdos de Oporto. Otro del 2009, que ya lleva casi un año en barrica, también muy concentrado, con delicadas notas ahumadas, matices de nuez, recuerdos de grosella, sincronía de fruta y tostados y un fin en boca tostado muy elegante, armonioso y equilibrado.
Termanthia toma su nombre de Tiermes, una ciudad celtíbera emplazada entre el Duero y el Tajo, que fue aliada de Numancia durante las guerras celtibéricas. En historia y en bodega, vínculos. Si Termanthia es el vino de parcela, con una escueta producción de unas cuatro a seis mil botellas anuales, el Numanthia es el segundo en línea, con una producción de 60 mil botellas y una crianza algo menos que la del primero. A diferencia de ésta, realiza maloláctica y crianza en la misma barrica.
Sin alcanzar los niveles de finura de su contraparte mayor, el Numanthia 2010 da matices diversos según la tonelería de la barrica en que reposa en espera de realizar la maloláctica. Mucha untuosidad en la Demptos, con notas de madera, especias, ahumados e incienso conviviendo con fruta roja, con mucha concentración, potencia y largura, aunque con notas secantes. En Radoux unas notas más suaves a caramelo, mayor intensidad frutal y en boca mucha más potencia, estructura y concentración en un vino mejor integrado, muy persistente y que casi se puede masticar. El Numanthia 2009 que ya lleva un tiempo en barrica, sorprende por sus notas a café y caramelo líquido recién que persisten prolongadamente, entre otras notas más de fruta, especias y flores como la violeta, pero que aún marcan madera en boca.
Algo que llama la atención en bodega es que mientras muchas otras de la denominación ya han depositado sus vinos de la cosecha 2010 en barricas para su crianza, en Bodegas Numanthia algunos ni siquiera han estrenado la maloláctica. Louzada explica que la conclusión de la vendimia y la fermentación alcohólica, aproximadamente para mediados o finales de octubre, coincide con una época de importante bajada de las temperaturas, lo que sumada a la acidez, la gran cantidad de taninos y el grado alcohólico del vino dificulta naturalmente el desarrollo de una fermentación maloláctica en línea con lo que busca la bodega. “Para Termes, pero especialmente para Numanthia y Termanthia, busco que el vino pase el invierno sin realizar la fermentación maloláctica de modo que los cambios químicos que luego se suscitan le otorguen una mayor estabilidad de color y un incremento de estructura y carnosidad al vino”.
Inspirado también en Tiermes, el Termes, el vino base de la bodega, un Toro destinado originalmente al mercado de los Estados Unidos y que ha ido aumentando algo su producción a unas 90 mil botellas para expandir mercados. El Termes, al igual que el Numanthia se fermenta en depósitos de acero inoxidable, en los que también realiza la fermentación, aunque la crianza se concreta en las barricas usadas del Numanthia. Los vinos de la bodega ni se clarifican ni se filtran para preservar así toda la concentración de la fruta y su estructura.
La añada 2010, sin maloláctica aún, es una concentración infinita de color púrpura, pura tinta. Una nariz donde predominan los guineos (plátanos) las moras, y que en boca es bastante suave, dejando una sensación, más que de astringencia, de arenisca. Un vino que busca ser maduro y fresco, dejando una boca dinámica y una impresión de equilibrio y elegancia.
Algunas de las uvas de Termes proceden de viñas en espaldera, un paisaje que comienza a volverse más común en el tradicional Toro de viña en vaso, pero cuyos resultados reales no se verán hasta dentro de un par de décadas.
“Parte del reto de la expansión de viña en Toro es que mucho del viñedo en venta es joven, plantado a partir del boom de Toro a fines de los 90”, declara Rubén.
Numanthia, no obstante, en lo que se haya inmensa es en la expansión de sus instalaciones para poder aumentar un poco la producción de Termes. Y siempre con el propósito de innovar y mejorar, tampoco se cierra a la experimentación.
PINTIA:
ESENCIA Y ELEGANCIA
Pintia ubica en San Román de Hornija, una localidad que pertenece a la provincia de Valladolid, pero geográficamente está más cerca de la Toro zamorana. Una zona con suelos donde abundan los cantos rodados, reminiscencias de su proximidad al paso del río Duero, con arenas en las superficies que propenden a la permeabilidad del agua, que se retiene en la profundidad gracias a subsuelo de arcilla, que actúa como esponja y reserva para nutrir a la planta.
En 1997 comenzaron a comprarse viñas en vaso y en 2000 se inició la construcción de la estructura de bodega que se fue armando por partes, hasta completar su impresionante vestíbulo en la primavera del 2008. El edificio proyecta de manera cristalina al vino y al espíritu del grupo. Exquisitez. Elegancia. Sobriedad. Y en Pintia, todo eso dibujado con líneas modernísimas. Y limpieza, limpieza y más limpieza. Un recinto absolutamente impecable, refulgente.
Begoña Jovellar no puede ocultar que uno de los proyectos que mayor satisfacción profesional le ha proporcionado fue el que le permitió participar en un estudio sobre viejas cepas de vid castellanas que le ocupó cuando aún no soñaba que Vega Sicilia se cruzaría en su camino. A ella, el proyecto le abrió las puertas de Vega Sicilia. A Vega Sicilia, el horizonte de Toro.
Sorprendida con la calidad que mostraban aquellas cepas viejas que el gestor del proyecto comenzó a compartir con algunas bodegas de Castilla-León, Vega Sicilia vislumbró un potencial en Toro que le llevó a establecer en la denominación un nuevo proyecto tinto: Pintia.
“Para 1998-99 en Toro habría unas ocho bodegas. La llegada de Pintia a la denominación atrajo a ésta más bodegas y más inversión”, dice Jovellar, enóloga, junto con Xavier Ausás, de Pintia y las otras bodegas del grupo.
La bodega es casi como una pequeña ciudad, con varios edificios de acero, madera y piedra de Salamanca, que gravitan alrededor de un eje semicircular con espacios como calles entre unos y otros.
La primera nave, la frigorífica, donde se conserva la uva fresca hasta el momento de su procesamiento. Pintia fue la primera de las bodegas del grupo Vega Sicilia en disponer de esta cámara. Después la nave de fermentación alcohólica, con 20 enormes depósitos tronconónicos de madera, que se contemplan ir renovando cada lustro. Sorprende la luminosidad de esta nave, acristalada en su parte más alta, algo que caracteriza a toda la bodega, como la sala de barricas, donde se realizan malolácticas y crianzas, la embotelladora, la zona de etiquetado y embalaje, en una nave separada, o el recinto donde se encierran los depósitos nodriza de acero inoxidable donde se hacen las los ensamblajes. Sin duda simbólico de la transparencia de la propuesta del vino.
Del 1998 al 2000 se realizaron vinificaciones experimentales, y en 2001 se hizo la primera elaboración comercial, que fue de apenas 80 mil botellas, que contrastan con las 230 mil que se producen hoy. El objetivo era hacer un vino del tercer año, algo que se ha modificado a partir de este año, cuando los vinos saldrán al mercado a partir del cuarto año, como es la norma de Alión. La bodega busca preservar, extraer y proteger los elementos que hacen de Pintia un vino elegante dentro de lo que confiere la región, preservando una fresca frutosidad y manteniendo finos taninos.
Hacer acopio de las 100 hectáreas de viña que hoy más o menos componen el suministro de la bodega costó mucho. Los viñedos de cepa vieja están desparramados por toda la zona, en promedio a unos 600 metros de altitud, y convencer a los viticultores de que fueran cediendo las piezas de vid para armar el rompecabezas fue tarea complicada. Además de las que vienen de sus propias viñas, Pintia se surte de algunos proveedores externos, todos de viñedos viejos, a algunos de los cuales se han ido comprando viñas a lo largo de los años. Para las nuevas plantaciones se plantaron cepas en pie franco, un privilegio que hoy ya no se concede y que se prohibió en la denominación luego de que lo hiciera Vega Sicilia en Toro. Las plantaciones más jóvenes tienen unos doce años ----en Vega Sicilia no se emplean plantaciones con menos de una década---- armadas con savia de cepa vieja, pero también las hay viejas, la mayoría, tanto como 80 años.
Pintia era el nombre de una antigua ciudad en la provincia de Valladolid fundada por los vacceos, un pueblo celta procedente del norte de Europa. Los vacceos mantuvieron buenas relaciones con ciudades hermanas, al punto que ayudaron a los numantinos cuando les asediaron los romanos. Esto les costó que los romanos también destruyeran a Pintia. Con el tiempo, se descubrió un yacimiento arqueológico en Padilla del Duero, que se entiende fue Pintia.
“Hemos comprobado que a Pintia le viene muy bien la botella, con lo cual a partir de la añada 2008, que saldrá al mercado en 2012, el vino se comercializará en su cuarto año. La cosecha 2007 ha sido algo dual, pues inicialmente se comercializó con tres años, pero se guardó parte de la producción que ahora en este 2011 se comercializa con cuatro”, señala la enóloga.
Contraste de sobriedades, Vega Sicilia, una estrucutra más clásica, y Pintia, un edificio de líneas más modernistas, pero igualmente sobrias. En materia de elaboración, controles de calidad son similares entre una y otra bodega.
En Pintia, barricas de roble francés y también americano, pues vieron que estas últimas le iban bien a los vinos de Toro.
Originalmente Pintia iba a llamarse Alquiriz, razón por la cual, los vinos de su primera añada se embotellaron con tapones de corcho que llevaban ese nombre, que posteriormente se cambió a Pintia, como aparece en la etiqueta.
Tras ocho añadas de Pintia, un estilo definidísimo, potencia, concentración y opulencia con elegancia. Todos son vinos enormes, colosales, que rugen en el proscenio para luego dar un espectáculo de distinción y bravura, como el toro en el ruedo. Todos con 15% de alcohol. Mucho más concentrados antes, por lo que la bodega determinó dejar un poco más de carga en las cepas. ¡Ni imaginar lo hercúleos que habrían sido de no hacerse así!
Una cata vertical de las añadas más recientes, del 2005 al 2008, resalta que cada cosecha tiene una personalidad bien definida, todos los vinos con un diáfano perfil de vino toresano, pero cada uno con marcas muy individuales.
Sobresaliente la 2006, primer año en que se trabajó con la nave de fermentación a plenitud, lo que permitió alcanzar la capacidad de producción proyectada. Un vino que se crece y afina en copa manteniendo la línea de finura y potencia. Más semejanzas entre el 2007 y el 2008, que se equiparan más en nariz. La enóloga explica que las mezclas son bastante similares de año a año, con poca variación entre las parcelas escogidas para los ensamblajes.
Pintia ha cambiado sus empaques a cajas de cartón, con cajas numeradas con código de barras que permite establecer una precisa trazabilidad de los lotes.
Para Jovellar, amante de todo lo nuevo que le permita expandir su conocimiento, la oportunidad de elaborar en Toro ha sido una experiencia enriquecedora por tratarse de una zona a la que cada día le descubre nuevas posibilidades y un nuevo potencial vinícola.
SAN ROMAN EN PRIMEUR
Casi tres lustros luego de dar aquellos primeros pasos que buscaban potenciar esa visión de una nueva generación para los vinos de Toro, Mariano García recorre La Castellana, mostrando con orgullo las cepas recién podadas de esa viña y distinguiendo las diferencias de unas hileras a otras de los trozos que aspiran a dar vida a una futura cosecha en 2011.
En bodega curiosidad e impaciencia por ver cómo van evolucionando en barrica los vinos de 2010, una añada en que hubo un invierno largo, frío y lluvioso, heladas puntuales en primavera, un verano seco que precedió a una vendimia a mediados de septiembre con importantes contrastes térmicos entre el día y la noche, por lo que los rendimientos fueron bajos, para ir entregando vinos concentrados, potentes, tánicos y con buena acidez. Una cosecha que dejó al enólogo un magnífico sabor de boca y a la que aún desde su incipiente moldeado a inicios de su vinificación ya la vestía con un increíble atuendo de placer a largo plazo.
En Maurodos, su bodega toresana, se elaboran dos tintos principales, San Román, un monovarietal de tinta de Toro que pasa unos 20 a 24 meses en barrica, y Prima, un vino más distendido de tinta de Toro y algo de garnacha, con una crianza de sólo 12 meses y que pretende dirigirse a consumidores que buscan excelentes vinos a precios más ajustados.
Una sala de barricas casi en penumbra es el telón de fondo para recorrer el sabor de las diferentes parcelas que componen el San Román y su evolución como parte de un juego de maderas que puede cambiar su procedencia de año en año, según se vislumbre la parcela.
Los Prima del 2010 se debaten entre roble francés y roble húngaro usado, una madera con la que se ha comenzado a experimentar en este vino y cuyos resultados no pueden ser más halagüeños en el paladar. Aunque García ---recientemente investido como Caballero de la Noble Orden del Vino Español en el Reino Unido--- dice que el tiempo que lleva el vino en barrica es ínfimo para que se demarquen diferencias, en la cata comienzan a perfilarse ya notas diversas, con una mayor redondez del vino que se va criando en el húngaro, que gusta mucho aunque aún tenga bastante camino de crianza por recorrer.
Lo que será el San Román de esa añada aún va criándose por separado según sus parcelas. Con apenas pocos meses en barrica, los de zona de El Pego muestran más recuerdos de la presencia de roble nuevo, matices de fruta envueltos con notas de la maloláctica, y un buen afinamiento en boca. La Castellana, con unos dos meses de barrica, tiene mucha estructura, potencia y un fin de toffees que trasladan a su crianza. Los de El Monte se muestran muy redondos, pero más enteros, algo tánicos, con mucha fruta y estructura, pero menos finos que sus contrapartes.
Con un poco más de tiempo reposando están los de la cosecha 2009, una añada de invierno lluvioso, sin heladas en primavera, brotación tardía, un verano muy caluroso que desembocó en una vendimia temprana y vinos opulentos y muy expresivos. Las mismas parcelas con otro perfil.
La Castellana, muy ensamblado y redondo por donde se revelan notas balsámicas ----una constante en estos San Romanes---- , mentoladas, incluso notas de aerosoles medicinales, aceites de oliva, licor de guindas y finalmente café. Un vino cuya finura en boca y nariz cautiva. La parcela San Román, la espina dorsal del vino, estalla también en balsámicos pero de forma diversa, con mayor estructura y potencia, dejando ver lo más parecido a lo que será la personalidad del vino. El Miguelín, también con mucha estructura en boca, arrastra notas de astilla, pero también una fruta más explosiva a frambuesa. Cada parcela va jugando anualmente con diversas tonelerías, todas francesas, unas nuevas y otras usadas.
Un poco más atrás, un anticipo de lo que pudiera ser el ensamblaje final del San Román 2008, con mucha fruta, muchas notas balsámicas, seguidas de exquisitas notas a café.
Perspectivas toresanas
Al completar el paseo por algunos de los vinos que más nombre han dado a Toro en su renacer, un retorno a la raíz de aquellos primeros vinos que llegaron a América y que siglos después siguen aguerridos y firmes como paradigma de la potencia de la denominación: un caldo que no lleva más que la etiqueta de su autor, sin indicar el año de su cosecha, pero sí que es un Gran Reserva de Gildo, un vino de Toro elaborado en la bodega de antigua casa de la Nunciatura en Toro, donde el vino se medía por cántaros y se pagaba en reales.
Con todo y el equipamento rudimentario y dificultosas instalaciones en que fue elaborado, el tinto sorprende con una calidad superior a muchos vinos más protocolares, con una estreno de nariz impresionantemente frutal, con una pura expresión de arándanos y cassis envueltos en notas muy balsámicas, a mentolados y eucaliptos. En boca es potente, especiado, alcohólico, pero con una estructura depurada, sin grosores, densidades o concentraciones excesivas, más a tono con un vino de ciertos años, que empieza a mostrar notas licorosas, ejemplares de su evolución. Especias, notas torrefactas y un fin salino que evidencia su aún buena acidez, que muestra un vino que refleja la esencia toresana, su historia lograda y su futuro aún más promisorio. Pero, sobre todo, su origen.
Si bien ya había reconocido el potencial de Fariña a fines de los ochenta, a inicios de la década del 2000, Parker revalidó su confianza en el potencial de Toro señalándola como una de esas regiones de futuro a las que había que prestar atención.
“La expectativa que generó Robert Parker posicionando a Toro como región de futuro era posible en términos de calidad, no de volumen. Los Toros nunca serán vinos de gran tirada porque no hay cantidad de uva para producir; el territorio es limitado”, indica Alfonso Garcés, Gerente de Bodegas Covitoro. De ahí que la denominación se haya enfocado en mantener la calidad más que en aumentar la producción.
Aunque la denominación de origen se demarcó en 1933, su Consejo Regulador la forjó oficialmente en 1987. Hoy, a la denominación ---que representa un área con unas 62 mil hectáreas, de las que sólo ocho mil son de viña y de éstas poco más de cinco mil están inscritas en el Consejo Regulador--- la componen unas 50 bodegas, que producen unos 10 millones de botellas de vino y una producción promedio de cuatro mil kilos por hectárea. No hay para más, ni tampoco para flexibilizar los precios. “La extensión de Toro es limitada y no permite aumentar producciones que alcancen a otras zonas muchísimo más productivas, como Rioja”, explica Santiago Castro, Director Técnico de la Denominación.
Suiza, Brasil, Estados Unidos, Reino Unido y los países nórdicos son los principales mercados para los vinos de Toro, donde bodegas de fuera de la región siguen apostando por ella gracias a la calidad de sus vinos. Una tendencia son los “parapor” o “porpara”, que son vinos elaborados por pequeñas bodegas que no disponen de recursos o no desean invertir en la construcción de una estructura, y recurren a las grandes y establecidas, para ejecutar sus visiones del vino.
Otros de los retos de la zona son el control de los taninos y saber distinguir entre los vinos que busca el consumidor, y los que está construidos para impresionar en la cata.
“Parece que las puntuaciones crecen conforme crecen los taninos. Los Toros de puntuación dan imagen, pero no son garantía de ventas”, declara Manuel Fariña. “En las catas tenemos que aprender a hablar del terruño, la historia, y el suelo, cosas que no tienen nada que ver con los taninos que se perciben en boca”.
Hoy los grupos de vino siguen apostando por Toro, como los Eguren, quienes luego de abandonar Numanthia determinaron permanecer en la denominación, con otro fantástico proyecto denominado Teso La Monja, con otros Toros grandes, como Alabaster o Victorino. Una apuesta inequívoca, que rinde un elenco de placer en pura tinta. Toros y Toros, todos con raíces de Duero.
Ruge el Toro. Entre un silencio de viñas sólo roto por el rumor del Duero. Embisten con fuerza sus cepas viejas, un poderío de sabiduría que le otorgan la historia y los años, y que hoy luchan, muchas indefensas, contra el sacrilegio que algunos cometen arrancándolas y reemplazándolas con otras sin tanto por decir, creando una nueva historia para los vinos de Toro, una forzada por la rentabilidad y ajena a la condición de raza y poderío que define a la esencia de Toro.
¿Dónde comprar?
Fariña: La Enoteca de Ballester (Puerto Rico), Varela Hermanos (Panama), Manuel Gonzalez Cuesta (Republica Dominicana), La Europea (Mexico).
Numanthia: La Bodega de Méndez (Puerto Rico). Vinos, S.A. (Republica Dominicana)
Pintia: La Enoteca de Ballester (Puerto Rico), Manuel González Cuesta (República Dominicana), Mainter y Vinoteca (México), Mistral y Comercial Rubaiyat (Brasil), Canavaggio (Panamá)
Maurodos: La Enoteca de Ballester (Puerto Rico), Alvarez y Sánchez (República Dominicana). Grand Cru (Brasil), Top Wines y Tierra de Uva (México). En Puerto Rico, Prima lo distribuye El Hórreo de V. Suárez y puede conseguirse en Costco.
Para rutas de vino en Toro y el Duero: [email protected]
VINOS DE TORO
Guia de Cata
Spanish Sons Tempranillo 2009
En América, la tempranillo es la variedad que muestra un mayor crecimiento, sobre todo en las categorías super premium. Si aún cuesta que la gente entienda lo que es esta uva, mayor es el esfuerzo requerido para que el consumidor se identifique con la tinta de Toro. De ahí que cuando un importador estadounidense, contactara a Fariña para que elaborara un vino que representara a una bodega con una historia por contar, decidieran designar este vino tempranillo, en lugar de tinta de Toro.
La semántica no altera la esencia frutal del vino que refleja la tinta de Toro, en un vino con mayor potencia, y recuerdos a tierra y trufa negra en boca, donde también surgen tabacos, chocolates, tostados y alguna astringencia que pulirá la botella.
Val de Reyes 2008 (VT Castilla Leon)
Uno de los estandartes de Bodegas Fariña en España es el casi omnipresente Val de Reyes, uno de los vinos dulces más populares del país, con una gran tradición de consumo de vino dulce para fiestas familiares. Éste es un ensamblaje de albillo y moscatel, que es pura miel y rosas. Sus 60 gramos de azúcar residual lo hacen relativamente ligero, marcando más los matices dulces en nariz, que en boca, donde su buen equilibrio azúcar-acidez no lo hace para nada empalagoso. Además de este dulce blanco, Fariña elabora un cosecha tardía tinto, donde la tinta de Toro se pasifica en la cepa y luego se vinifica mediante el sistema de solera. Este tinto dulce sale al mercado como un Vino de la Tierra de Castilla-León.
Bodegas Maurodos
Prima 2009
Recién salido al mercado un muy promisorio Prima 2009, un vino increíble, con una complejidad aromática interesantísima, fina y perfumada, donde siguen prevaleciendo los recuerdos balsámicos y notas minerales, regaliz e incluso aceite de oliva. Un vino mucho más redondo, estilizado, con gran equilibrio en boca de fruta-tanino-madera y con mucha mucha fruta, más jugosa y carnosa que en añadas previas de esta etiqueta. Aparecen luego notas de nata espesa, vainillas y toffees, resultantes de su crianza. Un vino con estructura firme, algo especiada y un fin sedoso y armónico, insuperable en su relación valor-calidad.
San Román 2007
Un vino de intenso color, en el que las notas de crianza anteceden a las frutales. Alguna cera, caramelos, vainillas, ahumados, tonos de tocineta (bacon) que preludian a la fruta negra, con mermeladas de mora muy maduras, seguidas de tabaco, hojarasca y chocolate. Una sedosidad en boca que se anticipa desde la nariz, y que concluye con taninos bastante pulidos, notas de nuez moscada y algo de clavo en un vino con una hechura de potencia, estructura y finura, que con tiempo en botella pulirá cualquier arista de madera que aún se perciba.
Otros Toros
Arbucala 2006
Este vino de Bodegas Valduero en Toro siempre se ha destacado por su delicada expresión mineral, con recuerdos a talco perfumado, y una fruta fina, no demasiado explosiva. Más que opulento es elegante, algo alcohólico y una boca muy especiada.
Arbucala Esencia 2008
Una derroche de fruta en nariz, con frutas carnosas como mora y frambuesa. Un vino que es fresco en nariz, poco concentrado y que en boca es algo astringente y especiado, pero con un gran carácter frutal.
Campo Alegre 2007
Bodega Burdigala (Lurton & Rolland)
Un vino floral, suave, con notas de mermelada de grosella cubierta por un velo de vainilla y que tiene tonalidades más granate que purpúreas. En boca es de estructura ligera, potente, con un fin especiado y no demasiado persistente.
Cyan 12 Meses 2004
Un vino que nace en viñas de entre 40 y 60 años y que muestra mermeladas de grosella, muchos balsámicos y mucha especial. Taninos por pulir.
Cyan Prestigio 2003
Denotando ya matices más color ladrillo, su fruta es bastante aciruelada, con una boca por donde aparecen notas balsámicas, pero que se muestra algo oxidado, más próxmo a un vino de mayor edad.
Libranza 2005
Bodegas Matarredonda
Tintas de Toro de viña vieja que se crían durante 14 meses en roble francés Allier y un año en botella. Fruta en la onda de guinda en licor, delicada nariz con recuerdos de grosella y cereza, algo de vainilla que prosigue en boca con notas especiadas en la lengua. Un vino potente y persistente.
Muruve Crianza 2008
Bodegas Frutos Villar
Fruta delicada en nariz que no se explaya en boca, donde destacan las notas especiadas.
Quebrantarrejas - Vino tinto joven 2009
Bodegas Sietecerros
Amplia expresividad frutal en nariz, una boca muy especiada y terriblemente poderosa para un vino joven.
Rejadorada 2009 Tinto Roble
Bodega Rejadorada
Mucha mermelada roja, cocos, en un vino fácil, de estructura ligera y persistente fruta.
Rompesedas 2006
Bodega Coral Duero
Vino de viñas viejas que se cría 18 meses en roble nuevo y que entrega una fruta que tiende a ciruela muy madura, llegando casi a compota de fruta muy madura, con espesos jarabes y mucho coco. Un vino con taninos firmes, boca potente, pero fina.
Tres Lunas 2009
Agricultura ecológica
Bodega Gil Luna
95% Tinta de Toro y 5% Garnacha que pasa apenas cinco meses en roble francés y que destaca por su fruta como mermelada de moras sazonada de especias en boca, donde es potente, pero no se manifiesta equitativamente frutal.
Valbusenda Cepas Viejas 2008
Bodegas Valbusenda Zamodiet
Viñas de pie franco de las que se extrae una botella por cada seis racimos, o lo que es lo mismo, 750 bayas de uva. La vinificación se realiza en barrel box, y la maloláctica en barrica de roble francés. El vino se somete a bâtonnage de sus lías durante 18 meses y el tiempo en botella lo decide el consumidor. El vino es algo parco en nariz, destacándose más las notas de alcohol. Sobresale un sutil matiz de nuez moscada, y un desfile de flores rojas, mejorana y fruta sutil. Por sobre la fruta, en boca predominan las notas especiadas.
Valdelazarza Crianza 2006
Bodegas Sietecerros
Una nota frutal más en la línea de cerezas en licor, con esbeltas proyecciones de frambuesa. En boca es algo parco de fruta, con una estructura muy ligera y con poca persistencia.
EL SABOR DE LA TIERRA DE CASTILLA-LEÓN
Dentro de un corazón amarillo se enmarca la tierra de sabor. El corazón asemeja el color miel de la meseta castellana, por donde ondulan cereales, castillos, jugosos panes bronceados, suculentos dulces de convento y un paisaje extendido que cubre una comunidad pletórica de historia y marcada, como sus letras, por un patrimonio cultural lleno de sabor.
El corazón amarillo con letras negras moldea el logo de un concepto de calidad para el sector alimentario castellano-leonés, creado para distinguir y potenciar la riqueza alimentaria de la Comunidad, definiéndola una “Tierra de Sabor”. Un apelativo acertado, porque los sabores de esa tierra son un bien invaluable, una fuerza territorial y colectiva por la que propios y ajenos se sienten cada vez más atraídos.
Castilla-León aglutina la mitad de los alimentos de calidad tipificados en España, y casi 60 denominaciones de origen para avalar su excelencia. De vinos a carnes, de vegetales a quesos, hortalizas y más productos, la tierra de sabor aglutina a una amplia despensa para la cual la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla-León creó una marca, la “Tierra de Sabor”, que con el paso del tiempo ha ido consolidando su credibilidad no sólo como referente de calidad, sino también como espejo de un colectivo sólido y representativo del sector de alimentos y bebidas.
A pesar de la crisis, el sector agroalimentario de Castilla-León no ha dejado de crecer. En la Comunidad hay sobre tres mil empresas agroalimentarios que facturan 9,500 millones de euros y emplean a unas 38 mil personas. De entre éstas, la sombrilla institucional “Tierra de Sabor” ampara hoy a casi 700 empresas, casi el doble del pasado año, que han visto un impacto sumamente positivo en sus ventas a raíz de su incorporación a esta marca territorial colectiva.
Muchas de ellas se dieron cita en Valladolid, capital castellano-leonesa y antaño también de España, ciudad sazonada por una vasta tradición que ha acogido una nueva edición del Salón de la Alimentación, un evento bienal que sirve de escaparate a toda esa rica producción agroalimentaria comunitaria, dando a degustarla y ofreciendo la oportunidad de generar negocios entorno a sí.
Dos mil empresas dieron a conocer sus productos que incluyeron una importante diversidad capaz de satisfacer a un amplio abanico de consumidores, con propuestas que se van organizando de manera cada vez más específica y segmentada, productos ecológicos, industriales y artesanales, sabores conocidos y sabores por descubrir. En el recinto de la Feria de Valladolid se dieron cita desde bodegas y Consejos Reguladores, hasta empresas de familia, pequeños productores con vocación artesanal, cooperativas, aguas minerales, lácteos y cárnicos, que durante cuatro días ofrecieron lo mejor de su producción y también concertaron citas profesionales para seguir expandiendo su negocio.
Junto con el espacio de exhibición convivieron áreas de cata y degustación, en las que durante las jornadas fue posible saborear de manera constante, todo tipo de producto, destacando las catas de vino, que recorrieron diversas denominaciones y uvas. También se realizaron demonstraciones culinarias que en espacios triplicados mostraron a los asistentes los secretos del pato, o la cocción perfecta del cochinillo, torreznos, mantequillas, y hasta las aplicaciones de todos estos productos en la cocina de otros países, en demostraciones a cargo de los becarios del programa de cocineros internacionales que tiene a su cargo el Instituto Español de Comercio Exterior. Otros importantes cocineros de la Comunidad, pusieron también su talento al servicio de los productos de la Tierra del Sabor y de consumidores ávidos de aprender cómo sacarles el mayor partido.
Quizás el estandarte de Castilla-León son sus vinos, con la Ribera del Duero como gran locomotora de la región, especialmente a nivel internacional. Pero aunque ésta es quizás la denominación de origen vitivinícola más conocida de la Comunidad, no es la única. Castilla-León ofrece un amplio abanico de vinos de zonas que incluyen también Rueda, Bierzo, Toro, Cigales, Arribes del Duero, Tierra de León, Arlanza, Tierra del Vino de Zamora, además de una muy reciente protección de la zona Sierra de Salamanca, y que estuvieron de una forma representadas en el Salón por algunos consejos reguladores, pero también por bodegas como Vega Saúco, Liberalia, Protos, Estefanía o Grupo Pesquera por mencionar apenas unas cuantas.
Pero además de vino, Castilla-León es célebre por su despensa de legumbres y la cárnica, su lechazo de calidad, su cochinillo, sus reses como la ternera de Ávila, sus embutidos, como el chorizo de Cantimpalos, el botillo del Bierzo, o la cecina de León, los farinatos de Ciudad Rodrigo, el famoso jamón ibérico de Guijuelo, graso, marmolado y delicioso, e incluso productos de pato y foie-gras de Soria, chuletillas de cordero congeladas, y platos preparados que ya pueden conseguirse en el Caribe, como los de la empresa Cascajares. Muchos de estos productos que conforman una despensa cada vez más diversa e innovadora de la Comunidad, que poco a poco va haciéndose también hueco en mercados americanos, hallaron representación en la Feria de Valladolid.
El panorama quesero también fue amplio y abundante, con una oferta de quesos frescos y curados, de leche de vaca, oveja y cabra, muchos con denominación de origen. Empresas como Queso Pastor o Frías, y muchas otras de índole más artesanal, como las que integraron el conjunto presentado por la Asociación de Artesanos Alimentarios de Castilla-León, creada en 2002 con el objetivo de promover y mercadear la calidad alimentaria de los productos artesanos elaborados en Castilla y León, mediante la consecución de una Denominación de Calidad y su certificación para los productos elaborados artesanalmente.
Además de quesos y embutidos, en este grupo artesanal ocuparon lugar importante conservas naturales de frutas y verduras del Bierzo, como las persas, las manzanas, las castañas o los higos, que también sirven de base a nuevas elaboraciones creativas, como mermeladas de pimiento, o cremas para untar y que expanden el abanico creativo para aproximarlos a las necesidades e inquietudes del consumidor. Otros artículos muy deseados fueron los dulces tradicionales derivados muchos de la cocina conventual.
Algo interesante en esta edición del Salón de la Alimentación fue la demarcación de un espacio dedicado a la producción ecológica de vinos y alimentos, que demostró el creciente interés que el consumidor tiene por productos responsables con el medio ambiente, y que persiguen una pureza en su elaboración. Mucho interés generaron también elaboraciones lácteas, como los helados, con una interminable fila de adeptos, y algunas aplicaciones del huevo a nivel industrial, como los envasados de clara o yema, para empleo en volúmenes.
Castilla-León tiene una vocación acogedora, y por ello en el Salón también abrió un mundo de oportunidades a expositores de otras comunidades autónomas españolas, como Cantabria.
La exportación es un ejercicio con trascendencia para gran parte de estas compañías que reconocen el enorme potencial de nuevo negocio que esta representa. Un número importante de las empresas expositoras en el Salón ya exporta o tiene como objetivo prioritario y estratégico difundir su particular parcela de gusto en la Tierra de Sabor.
Un esfuerzo importantísimo de la Junta de Castilla-León en esta edición fue la invitación al Salón de la Alimentación de un sólido contingente de casi un centenar de importadores de productos vínicos y alimentarios de países estratégicamente importantes para los productos agroalimentarios de Castilla-León, como lo son Panamá, Brasil o los Estados Unidos, entre muchos otros, que pudieron degustar nuevos productos y entablar contactos de negocios para expandir sus carteras de productos, muchos con la oferta de productores pequeños y con ofertas muy distintivas y mucha personalidad. Un recorrido que realizaron sin prisa y con atención en muchos casos, por muchos tener ya cierto conocimiento sobre la producción enogastronómica castellano-leonesa. “Espero introducir varios de estos productos próximamente en Panamá,” señaló Oriol Serra, uno de los principales importadores de vino español en ese país, que cuenta con tiendas al detal en Ciudad de Panamá, donde también hay disponibles productos gourmet de España.
Divinidades y Viajes & Vinos agradecen la invitación de la Junta de Castilla-León y Excal para tomar parte en el Salón de la Alimentación de Valladolid, sobre el cual continuaremos informando en nuestra próxima edición.
Essência Porto
Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)
Tradicionalmente asociada a vinos fortificados que toman el nombre de la ciudad para circunavegar las rutas de vino del mundo, Oporto, se vuelve sede de la modernidad del vino luso en el evento denominado Essência Porto, que reúne a una verdadera multitud de aficionados del vino que día a día recorren la actualidad de los vinos de Portugal, especialmente los vinos de mesa sin fortificar que conquistan cada vez más paladares por su novedad, su excelencia, pero también algo importantísimo en estos tiempos, su magnífica relación valor-calidad.
Describir la acogida que tiene este encuentro de productores, profesionales y consumidores no es complicado. Tanta demanda y apoyo tienen estas jornadas de degustación, que el Palacio de la Bolsa se hace en extremo pequeño ante la impresionante afluencia de asistentes, tan voluminosa que no es exagerado comparar su tráfico con las aglomeraciones que pueden suscitarse en festividades como las de la Calle San Sebastián en San Juan, o una Cabalgata del Día de Reyes en pleno centro de Madrid. No se recuerda un evento de vino con tanta gente, tantas bodegas y tanta pasión en copa.
Oporto se halla en la desembocadura del río Douro a la vera del Atlántico. El río divide su historia en dos riberas, una la ciudad vieja, y la otra Vila Nova de Gaia, donde las grandes productoras de Oporto tienen sus grandes almacenes de añejamiento. Ciclistas, regatistas navegando por el río escoltan el camino por las “cavas” históricas, donde puede saborearse esa conjugación de historia y actualidad que muestra la evolución del vino portugués.
A raíz de la incorporación de Portugal en la Unión Europea, hubo una reconversion de cultivo de vid con la que se incrementó el porcentaje de uva que podia destinarse a la elaboración de vinos tranquilos, en detrimento de los fortificados oportos. Esto, unido a la incorporación en el sector de enólogos muy capacitados que han sabido amalgamar la personalidad del terruño con nuevos conceptos y técnicas de cultivo y elaboración, sentó bases que repecutieron en el despegue del Douro y, en consecuencia, también otras zonas productoras, como elaboradores de vinos de mesa en la década de los noventa.
Lo cierto es que aunque las ventas nacionales e internacionales de Oporto fortificado siguen hallando retos, las ventas de Oporto crecieron un 2% este último año y las de los vinos tranquilos de mesa siguen en ruta de crecimiento imparable.
Aunque los vinos de Portugal se han caracterizado por su hechura de ensamblajes con muchas de las castas autóctonas del país (una de sus grandes riquezas por la amplia variedad que este inventario ofrece y que el mercado prefiere), al igual que sucede en otras regiones productoras, como Rioja se comienzan a notar de manera más marcada las elaboraciones en monovarietal.
Otra tendencia en total ascendencia es el empleo de Oporto en coctelería, un formato concebido para estimular el consumo de los jóvenes que está teniendo notable éxito. Y otra curiosidad es la presencia de bodegueros españoles en el país, especialmente la zona del Douro, elaborando magníficas propuestas portuguesas. No en balde, el vino más sobresaliente degustado en Essência Porto fue del berciano Raúl Pérez, que en la Quinta de Nápoles duriense de Dirk Nieeport elabora una verdadera joya enologica, el Ultreia Douro, aún sin salir al mercado.
Sucia, nostálgica, desaliñada en sus zonas más históricas, con torres, azulejos y mosaicos en las aceras, a la vieja y musical Oporto, le sirve de contraste la pujanza del vino portugués. Essência, una pequeña muestra de ese caudal de vino, reunió a más de 350 productores, y a más de 3,500 etiquetas, un recorrido imposible de completar en detalle, pero del que incluimos una muestra de lo que entendimos más destacado entre el universo de espumantes, blancos, tintos, rosados o fortificados desplegados, como las velas de los rabelos en el Palacio de la Bolsa.
Si eso no fuera suficiente, un programa complementario con catas míticas, como las de los oportos que probó la Ferrereinha, algunos con casi 200 años y otra demandada serie de sesiones de maridaje entre Oporto y chocolates, así como de vinos portugueses y las creaciones culinarias de algunos de los más reputados cocineros portugueses, como Víctor Sobral o José Avillez (Tavares).
Un reto importante de Essência es lograr un mejor acomodo de los exponentes, ordenándolos en la medida de los posible conforme sus zonas de producción, para facilitar la comprensión de territorios, así como la precisión en llegar a alguna zona específica.
Portugal cuenta con alrededor de una treintena de denominaciones de origen, entre las que más se destacan Alentejo, Bairrada, Dão, Douro, Setúbal, Ribatejo y Vinhos Verdes.
Guia Essência
Tintos - Alentejo
Gran Escolha 2004
Touriga nacional, cabernet sauvignon, alicante bouschet, touriga franca que pasan en conjunto un año de crianza, seis meses en roble francés nuevo y seis más en americano, destacando su fruta y notas ahumadas, y ofreciendo una boca fina, especiada y elegante.
Herdade do Esporão Touriga Nacional 2008
De las cepas tradicionales del ensamblaje típico del Douro es quizás la touriga nacional la que protagoniza mayor número de elaboraciones en solitario. Una de las que mejor se expresaron en Essência Porto fue ésta, con una nariz mucho más atractiva que otras con la misma cepa, mostrándose más afrutada, con finas notas de caramelo y una redondez más lograda que otros tourigas, a pesar de no ser demasiado persistente.
Esporão Alicante Bouschet 2008
Otro monovarietal que destaca por su fruta fresca más intensa a frambuesa y cereza, y una boca especiada fina y con cuerpo esbelto.
Monsaraz Vinhos – Carmim
Trincadeira 2008
Considerada una de las mejores cooperativas productoras en Portugal, Carmim está realizando algunos proyectos interesantes en versión monovarietal, como es un alicante bouschet, un syrah, y un más singular monovarietal de trincadeira con muchos recuerdos a frutas negras y especias, algún tono herbáceo, de boca pulida, textura grasa y un fin no demasiado persistente.
Tintos - Dão
Pape 2007
Un vino de la factura de Alvaro Manuel Castro, uno de los enólogos de referencia en el Dão, premiado por algunas guías portuguesas y que es concentrado, con fruta envuelta en aroma de café, tostados, florales y minerales expresados con delicadeza y armonía. En boca es fino, equilibrado, con una pizca de tanino firme, notas especiadas y fin de chocolate tostado. El vino ensambla su nombre con los de las dos quintas de donde proceden sus uvas, PAssarela y PEllada. Touriga nacional y tinta roriz.
Tintos - Douro
Altano 2009
Un vino de la familia Symington que se estrena en nariz con mucha fruta morada, cubiertas por notas gratamente tostadas, que tienen ecos ahumados, cocos, algo de cuero y vainilla y que en boca entra cálido, sugiriendo un contenido alcohólico mucho mayor que el que posee, pero que es sedoso, afrutado y con un final salino que lo vuelve un vino fácil y consecuente, pero sin expresividad de terruño.
Charme 2009
Una de las grandes etiquetas de Nieeport, que quizás se estrena algo parco en aromas pero que va floreciendo con notas de jalea de fruta, especias, taninos firmes, un gran equilibrio y una gran persistencia en boca. El vino se embotellará en abril.
Quinta do Vale de Maria 2008
Uno de los grandes nombres del Douro, con una fruta menos expresiva, más contenida, danzando entre notas de café. Por el vino, embotellado en 2010, aparecen luego notas especiadas, que resumen un vino de estructura fina, taninos dulces y que se redondeará con un poco más de botella.
Quinta do Ventozelo Reserva 2008
Touriga nacional, tinta roriz, touriga franca con una crianza de entre nueve y doce meses en barrica. Una nariz de suave fruta, con vainilla y especias todo engarzado de forma muy sutil. En boca tiene una estructura esbelta, fina y elegante, pero con potencia, notas especiadas, mucha fruta y un óptimo equilibrio entre alcohol, madera y fruta.
Quinta dos Arciprestes Reserva 2008
Real Companhia Velha
Una predominante touriga nacional, con un mucho menor contenido de touriga franca y tinta roriz procedentes de viñas que casi rozan el río, con un microclima de frío extremo en invierno y calor extremo en verano que produce vinos que se destacan más por su fruta que por su crianza. El Quinta do Arciprestes es largo y sedoso (característica primordial de los de la Real Companhia Velha) no demasiado complejo, fácil de beber, con autenticidad de Duero y recuerdos de notas tostadas, caramelos, vainillas, y mucho chocolate en boca. Un vino elegante, redondo que no cansa, precisamente porque quizás no tiene demasiada complejidad aromática.
Robustus 2007
Este vino, muy exclusivo de Nieeport, sigue la línea de elegancia clave en el estilo de la bodega. Pero, contrario a otros, como su nombre bien indica, el Robustus expresa una mayor potencia y estructura, con mucha fruta en boca, siempre predominante por las notas de crianza, casi imperceptibles. Un tanino sedoso y un vino con fin largo procedente de viñas viejas de touriga franca y tinta roriz, que se crían en toneles. 2007 está considerado como un gran año en el Douro.
Ultreia Douro 2009
Además de los proyectos propios de Nieeport, en la Quinta de Nápoles se albergan también proyectos de amigos, como el español Telmo Rodríguez, que allí elabora Om Jet L, y uno muy muy sobresaliente, el Ultreia Douro, otra creación del todo terreno berciano Raúl Pérez, que replica en el Douro el nombre de unos de sus más reconocidos vinos del Bierzo, y que se crece con este proyecto a partir de cepas viejas de tinta roriz, touriga nacional, tinta amarela, tinta barroca y touriga franca, que subyuga por su suprema elegancia, logradisima nariz con notas de vainilla, florales y frutales que recuerdan a la caiño tinta, alucinate finura y una redondez superlativa.
Blancos - Alentejo
Quinta do Quetzal
En lo alto de la Quinta, hay una villa romana donde se halló lo que se considera la más antigua bodega de la Peníncula Ibérica. Allí hay también una capilla centenaria en honor a la Virgen de Guadalupe. Es ahí la Quinta do Quetzal, un proyecto de bodega que se lanzó en 2002 y que elabora blancos y tintos, aunque son los blancos en los que sobresale. El primero de ellos
Quinta do Quetzal Reserva 2009
Un 100% Antão Vaz que se fermenta en roble francés y tiende a un perfil borgoñón y matices de chardonnay, con notas torrefactas, ahumadas y a fósforo quemado, que en boca es fino, complejo, largo y elegante.
Guadalupe Selection Branco
La segunda etiqueta de la Quinta do Quetzal ensambla 60% Antão Vaz y 40% roupeiro, y entrega notas minerales y melosas, con matices a melocotón y albaricoque. En boca es afrutado, persistentemente mineral, graso, largo y muy redondo. El vino, con una larga fermentación, saldrá al mercado en abril.
Blancos - Alentejo
Nieeport Tiara 2010
Un vino que se cría en acero inoxidable con una nariz muy distinta, mineral, floral, con notas de pera y que en boca es muy glicerico, largo y complejo.
Redoma Blanco 2010
Predominantemente rabigato y codega , es tostado, mineral, fruta blanca al que en boca se le siente notas tostadas de madera. Un vino largo, largo, larguísimo, redondo y persistente.
Oboé 2009
Rabigato, malvasía y viosinho se unen en un vino donde se conjugan las notas almendradas con un fin algo meloso, resquicio de la malvasía, con complejidad, frescura, untuosidad y buena estructura en copa.
Quinta do Ventozelo Blanco 2009
Una de las quintas más grandes del Douro ahora pertenece a la Real Companhia Velha, la bodega más antigua de Portugal, un cambio que no ha dejado de reflejarse en sus vinos, como este blanco, positivamente reconceptualizado para entregar un vino con mayor finura y complejidad. 40% rabigato, 30% mostatel, 15% codega y 15% viosinho, cuya fermentación se incia en acero inoxidable, concluye en madera y luego se cria unos seis meses en roble con bâtonnage para entregar un vino con evidentes notas cremosas de su crianza, sutiles, mezcladas con carnoso melocotón en un vino fácil de beber, pero con complejidad.
Fortificados
Porto Calém Branco e Seco
Un Oporto blanco con notas salinas, avellanadas envueltas en miel, que lo aproximan a los whiskies y rones. Un Oporto idóneo para usar en cócteles.
Malmsey Rich Madeira 10 años
Un fortificado cremoso, muy evocador de los olorosos jerezanos, pero con notas de chocolate, nuez y madera de sándalo y una tendencia hacia la melosidad que no tiene la mayoría de los vinos de Jerez.
Espumantes
En Portugal se elaboran espumantes en zonas como los Vinhos Verdes o el Dão, pero es sin duda Bairrada la más reconocida por sus burbujas. Los espumantes, no obstante, no tienen la finura de los elaborados en otras zonas productoras del mundo, mostrando incluso una espuma excesiva al verterse en copa, que se asemeja más a la de la cerveza que a las burbujas de vino espumoso. De todas maneras, sí hubo espumosos destacados.
Ortigão Espumante
Algo cerrado en nariz, pero en boca muy refrescante con notas salinas y persistentes. Excelente.
Mateus Sparkling
El famoso rosado del frasco con que toda una generación se estrenó en el mundo del vino, tuvo hace algunos años un renacer de imagen, de la cual este espumante frutal, fresco y de trago fácil es una buena muestra.
Blancos - Minho - Vinhos Verdes
Reguengo de Melgaço 2009
Un 100% alvarinho fantástico, meloso, con notas de compota, cremosas, recuerdos a toronja, flor blanca y pera al que no toca la madera y que es muy mineral en boca, largo, glicérico, fresco sin tener marcada acidez y fino. Extraordinario.
Tintos - Bairrada
Campolargo es una de las bodegas más destacadas de Bairrada y lo fue también del conjunto de Essência Porto.
Entre II Santos 2007
Un tinto elaborado con Baga y otras castas que pasa entre tres y seis meses en barrica usada de 300 litros de robles francés, húngaro y ruso, que denota mucha ciruela, mentolados, balsámicos y notas de aceituna en nariz, con una boca carnosa, frutal y rozada por suaves vainillas y cocos en un vino elegante.
Termeão 2008
Predominante touriga nacional en un vino con mucha fruta carnosa, fresas, moras y frambuesas envueltas con eucalipto, siendo también muy balsámico en boca donde también aparecen tonos tostados. Con uvas procedentes de suelo granítico, también se cría en roble usado, durante unos seis a doce meses, a veces en tinos grandes.
Calda Bordalesa 2007
Un verdadero méritage bordelés en Bairrada con 70% merlot, 23% petit verdot y 7% cabernet sauvignon con mucha fruta, finura en nariz, matices a tabaco, sotobosque y pimiento verde. Desde la vendimia a la puesta en el mercado pasan unos 16 meses que entregan un vino con potencia, largura y potencial de guarda.
Projectos de Nieeport
Además de sus etiquetas durienses, Dirk Nieeport elabora una serie de creaciones de corte curioso, y quizás experimental, con colaboradores tanto fuera del Douro (en Jerez, con el Equipo Navazos, y en Austria donde elabora un Riesling y un grüner veltiner), como en éste, con cepas alóctonas y atípicas para la región, como la pinot noir o la Riesling, o cepas menos abundantes como la bastardo (María Ardoña).
De estos inventos vinícolas los más destacados fueron el Sauvignon Blanc del Douro (2009), finísimo, contenido y alejado de la tradicional explosión de notas herbáceas y minerales de otros sauvignon blanc; un Moscatel blanco duriense (2010), floral, expresivo, con recuerdos a miel y rosas, con finura y un excelente equilibrio entre azúcar y acidez que lo catapulta a ese conjunto de vinos “para no escupir”; y el Bastardo (2009), una de las etiquetas más sobresalientes en Essência Porto, un vino con muchísima personalidad, notas de fresa, matices avainillados, especiados y ahumados, que conjuga a la perfección la sedosidad de su fruta con una marcada finura especiada, que asigna potencia, pero se prolonga con impresionante fineza en boca.
Dulces
Grandjó Late Harvest 2007
También de la Real Companhia Velha, este cosecha tardía del Douro se elabora con 100% sémillon botritizado y ha sido electo el mejor cosecha tardía de Portugal. Su excelente equilibrio de dulzor y acidez, su fácil paso por boca lo hace un vino verdaderamente delicioso.
Tulipa – Vino aromatizado con chocolate
Alentejo
Prevalece el chocolate sobre la fruta en un vino delicioso, idóneo para postres por su suavidad y su buen equilibrio entre azúcar y acidez.
Tendencias
Una de las tendencias más populares en el último lustro ha sido la de elaborar cócteles con Oporto, como una manera de revitalizar este fortificado y de aproximarlo a la juventud. Un esfuerzo que ha rendido notables frutos y que cada día gana más adeptos. Por ello no fue de extrañar que los tragos a base de Oporto tuvieran su espacio en Essência, con empresas como Offley que combinaran sus tawny en bebidas muy refrescantes, con naranja, canela y gaseosa. Igualmente fue popular el Oporto rosado en las rocas, con el que algunas bodegas, como la Real Companhia Velha ha creado incluso “caipirinhas” de Oporto que causan sensación.
Real Companhia Velha
Casi una ciudad en pleno Oporto, con 90 mil metros de extensión, la Real Companhia Velha es la única de las grandes vinícolas que no está a la vera del Douro. Fundada en 1756 por el Rey Don José I y el Marqués de Pombal, y concebida con privilegios reales que conservó hasta el derrocamiento de la monarquía, fue la que demarcó la región del Douro.
Su historia prolífica se encierra en una frasqueira, donde se conservan más de dos siglos de vino de Oporto con botellas de vintages que se remontan hasta 1765.
En 1953 pasó a manos de sus actuales propietarios, la familia Da Silva, junto con las quintas que daban vida a los vinos. Para 1974 tenían 36 millones de litros de Oporto, lo que significaba que la empresa controlaba el 25% del mercado de vinos de ese mercado. Del 1975 al 78 estuvo ocupada por militares, que la devolvieron a la familia luego de concluida la ocupación militar. Un esfuerzo titánico de recuperación, que va por una nueva generación que mantiene unas sólidas raíces en la zona y en la historia empresarial de la familia.
La bodega hace una fuerte apuesta por el Douro como dirección de futuro de los vinos de Portugal. “Pienso que el Douro es virgen, es una zona con mucho potencial, con muchas cosas por hacer aún”, dice Manuel Da Silva Reis, propietario de la bodega
The Yeatman
Una de las novedades que mayor repercusión ha tenido en tiempos recientes ha sido la construcción de The Yeatman, un hotel vínico en Gaia propiedad de la casa bodeguera Croft, pero alrededor del cual se han agrupado los vinos de esta casa y de sus competidores por igual. Cada bodega es una especie de socio del proyecto, con un paquete que incluye habitaciones designadas, presencia en la oferta del bar que se rota semanalmente, y participación en cenas de degustación que se realizan con regularidad a precios muy atractivos. The Yeatman cuenta también con un spa Caudalie, la carta de vinos quizás más completa de Oporto, y la más impresionante vista de la ciudad vieja, escenario insuperable para disfrutar algún magnífico vino de Portugal.
Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)
LA METAMORFOSIS DE PAZO BAION
En la parroquia de Baión, en la comarca del Salnés en las Rías Baixas, hay un pazo. Desde el siglo XV, cuando se llamaba Casa y Torre de Fontán, cónsono con el postín de su concepto, lo habitó un trasfondo de importancia, con familias gallegas de alta alcurnia que fueron dejando su impronta en la propiedad hasta que a los últimos de una etapa, los Condes de Priegue, se les confiscó al instaurarse la República española, por su apoyo previo al Rey de Portugal.
A principios del siglo XX, un emigrante retornado de la Argentina adquirió la finca, reformando su arquitectura y añadiendo palmeras a los cipreses, para darle una imagen más afín con la que tiene hoy. En la década del 1970 los herederos del indiano vendieron el Pazo Baión y así, de mano en mano, posteriormente llegó a las de otro propietario que con el tiempo también sería célebre e importante, como era tradición en los pazos, aunque no por motivos muy halagadores.
Foto: Viajes & Vinos (C)
Oubiña también tuvo viñas. Muchas viñas. Tantas viñas que en Pazo Baión se concentran 22 hectáreas de vid, la mayor plantación contigua de viña del Salnés, una tierra que, como sucede en Galicia, se caracteriza por los minifundios. En esa extensión se ubicó en la década del 1970 el primer viñedo técnico de albariño en Galicia, posteriormente transformado en fuente de conocimiento de una de las más reconocidas y prestigiosas denominaciones de vino en España: Rías Baixas.
En este entorno que se extiende por unas 30 hectáreas, el pazo es el eje central que enmarcan pequeñas colinas a diversas altitudes, cubiertas de parrales de pura albariño desde los que se aspira la proximidad al mar. La viña más baja apenas a unos 28 metros de altitud, y la más alta a unos cien sobre el nivel del mar. Es “Calvario”, designada así por la complejidad que reporta su pendiente para la recolección de vid al momento de la vendimia, coronada por un hórreo tan solitario y elevado que casi parece una erguida estatua ecuestre.
Ese importante atractivo de contigüidad vinícola fue motivación principalísima para que cuando, hace un par de años, el gobierno gallego determinara subastar la propiedad que se le había confiscado al célebre narco, fueran muchas empresas de fuera y dentro de Galicia las que hicieran eco de su interés por hacerse con el Pazo Baión.
Luego de una férrea competencia, en julio de 2008 la propiedad se adjudicó a la bodega Condes de Albarei, permaneciendo Pazo Baión en manos gallegas. Así se inició una nueva etapa, un renacer para unas viñas que hoy producen una de las etiquetas de albariño más distinguidas de Galicia.
Un renacer
Condes de Albarei es una de las principales bodegas de las Rías Baixas, una cooperativa con cerca de 400 socios que no dudaron en ponerse de acuerdo para realizar una ampliación de capital social a fin de lograr que se les adjudicase el Pazo Baión, convirtiéndolo en una segunda bodega del grupo.
Además de lo que costó hacerse con el proyecto, Condes de Albarei está realizando una importante inversión en la rehabilitación del espacio y la viña del Pazo, un proyecto que se va realizando por etapas, pero a pasos acelerados porque las estructuras estaban bastante deterioradas al momento de asumir Condes el control de la finca.
En el centro, como escenario de un gran anfiteatro, el pazo-residencia de espléndido exterior, pero espacios tristes y herméticos, carentes de la amplitud y grandiosidad que se anticiparía en mansiones de esta envergadura, entre cuyo abandono sólo se destaca la remembranza de un excepcional trabajo de marquetería.
A pocos pasos de la casa, una especie de ágora del vino a cada uno de cuyos costados hay un espacio renovado para elaboración y disfrute. Un inmenso edificio que antes albergó vaquería y caballerizas (en Pazo Baión hubo una explotación ganadera) y que hoy contiene la bodega, un espacio casi estéril de limpio, donde destacan los tonos verde aqua de la sala de depósitos que confieren un aura de frescura y luminosidad que sugestiona a lo que puede hallarse en botella. Laboratorio, espacio de oficinas, área de actividades y un espacio de tienda y salones de cata a punto de finiquitar su reforma, completan las funciones contempladas para la estructura, en cuyo nivel más elevado se destaca un luminoso espacio en forma de amplio hórreo, que en su día fue el despacho del célebre Oubiña, y que hoy se acondiciona para reuniones y catas privadas.
Además de las reformas arquitectónicas, a cargo del arquitecto pontevedrés César Porcela, el proyecto contempla una importante re-estructuración de viñedo con nuevas plantaciones, reemplazo de las cepas de 30 o más años que no estaban en su mejor condición, y cambios de sistemas de conducción, previamente espalderas, a más apropiados emparrados.
La viña en Pazo Baión es una especie de microclima donde sobresale la mineralidad. A pesar de haber transcurrido poco tiempo desde la adjudicación del Pazo a Condes de Albarei y el tiempo de cosecha, la empresa apostó por realizar la vendimia de 2008, de manera muy cuidadosa, y ejerciendo el mayor control posible de la viña durante la etapa crítica de la maduración, Pocas botellas que se elaboraron en las facilidades Condes de Albarei, pero que a partir de esa primera añada de 2008 han ido incrementando su cantidad y, a partir de la pasada cosecha 2010, se vinifican íntegramente en las nuevas facilidades de bodega con que cuenta el Pazo.
A cargo de la asesoría enológica del proyecto uno de los grandes del vino español, José Hidalgo, quien cuenta con una extensa experiencia con los vinos de Galicia, tierra natal de su madre, que se extiende por más de dos décadas de actividad que incluyen el nacimiento de la DO Rías Baixas, vinos de otras importantes bodegas de esa denominación, así como proyectos en las DO Valdeorras y DO Ribeiro.
Entre esta lista de experiencias se halla la asesoría técnica de Condes de Albarei y de Pazo Baión, el cual define como quizás el proyecto vitivinícola más atractivo e ilusionante que ha encontrado en su vida profesional ---entre muchos y en muy distintos lugares---- pues tiene todo lo que los sueños de un enólogo pueden desear, y más que todo, retos, lo que más le gusta a Hidalgo, y cuanto más difíciles, mejor.
“Pazo Baión es un diamante en bruto, una singular finca con un antiguo y excelente viñedo de albariño de 22 hectáreas, algo fuera de los común en Galicia. Además, la propiedad no ha escatimado lo más mínimo en los medios a utilizar, por lo que hemos diseñado una de las bodegas dotadas con la mejor tecnología a nivel mundial, y además, todo ello colaborando con un gran arquitecto. No se puede pedir más. Para mí es auténtico lujo poder participar en este equipo que desarrolla el proyecto, o mejor dicho la realidad de Pazo Baión”, declara Hidalgo a Divinidades.
En Pazo Baión, Hidalgo colabora con Lucía Carballeira, enóloga responsable del día al día de esta bodega y Condes de Albarei, con quien conjuntamente ha desarrollado el proyecto técnico de Pazo Baión, así como el diseño de sus vinos. “Lucía fue mi alumna en un máster vitivinícola, y algunos años más tarde me la encontré en Condes de Albarei, por lo que conozco muy bien su valía profesional, además de su calidad humana. No me equivoco al deciros que Lucía en estos momentos es uno de los grandes enólogos de Galicia”, añade.
Pazo Baión es realmente un vino de pago, un “estate wine” elaborado con las viñas que rodean una casa y que se vinifican en un centro productor adyacente. Albariño y árboles frutales se entremezclan en la parcela, al punto de que a veces surgen aromas cítricos, como las naranjas, durante la fermentación. El vino, que no pasa por madera, se cría unos tres meses sobre lías y luego reposa unos seis meses más en depósito hasta su embotellado.
La primera añada de Pazo Baión, la del 2008, se mostró mineral, con textura untuosa, producto de su crianza en lías, con mucha fruta, entre la que se destacaron precisamente recuerdos a naranja, como las de los frutales de la finca, pero sobre todo, mucha frescura, como la que evocaban los tonos aqua de la sala de depósitos.
La de 2009 es un estallido de mineralidad. Un vino que no necesita de reposos, no bien se vierte en copa revela una fina piedra salpicada de rocío que abre paso, primero, a recuerdos cítricos de limón y luego a marcadas frutas blancas como la pera y la pomarrosa, y de hueso, como el melocotón. El vino sobresale por su frescor, su glicerina en boca donde se manifiesta largo y estructurado, con un delgadísima nota láctea, pero manteniendo siempre su mineralidad y una óptima acidez que lo hacen un albariño sobresaliente, con mucha golosidad, estructura y complejidad. La cosecha 2010 de Pazo Baión saldrá al mercado en junio.
Hidalgo explica que en estos momentos Pazo Baión está en una etapa de desarrollo del plan proyectado al hacerse cargo del Pazo, con la prioridad de alcanzar la cumbre con el vino que actualmente se elabora y comercializa, transmitiendo calidad y solvencia, y sobre todo el singular carácter que un auténtico "vino de pazo" puede transmitir al aficionado o consumidor. Del futuro a mediano y largo plazo del proyecto piensa que es aún pronto para soltar prenda, aunque sí anticipa que sera tan sorprendente como su inicio.
Ninguna botella aún en el palomar, con multitud de espacios cuadriculados que tientan a transformar en enorme botellero el local donde ya hay una enorme mesa de cata, a la mejor usanza de la mesa redonda de los caballeros del Rey Arturo. Y casi junto a la que Gwyneth Paltrow hizo un churrasco durante la grabación de la serie Spain… On The Road Again, que hace un tiempo protagonizara con el cocinero Mario Batali.
Un poco más allá del palomar, la estructura de la antigua bodega, en desuso desde hace al menos medio siglo, que en el nuevo Pazo Baión se evalúa convertir en una sala de eventos.
Repartidas por toda la finca numerosas esculturas de aire sensual, incluidas las imágenes de Adán y Eva que dan la bienvenida a una larga pasarela que conduce al Pazo en el centro de la finca, y que uno puede imaginar como escenario perfecto para un desfile de invitados en ruta a un concierto al aire libre en verano.
Esa pequeña ruta se adorna con celeridad para estar presta a recibir visitantes en esta Semana Santa. Muchas de las manos que se esfuerzan en esa tarea de acicalar jardines son la esencia social del proyecto, uno comprometido con el rescate de drogodependientes. Hasta 2023, 5% de las ventas del vino se destinarán a programas sociales para reinserción de drogodependientes, con quienes hay también un compromiso laboral de brindar jornadas de trabajo, que se han ido incrementando de 400 el primer año a 1,500 el pasado 2010. Los rehabilitados realizan labores de mantenimiento de viña, poda, atado de cepas y jardinería. Un compromiso que ya le ha valido distinciones del sector a la bodega.
Cuando casi arriba el atardecer, el silencio va apoderándose de las viñas y estructuras, que se caracterizan por su simetría. Sólo se escucha el rumor de un manantial junto al palomar, y el trinar de pájaros que hoy reemplazan a aquellas palomas que habitaron temporeramente la finca amurallada, que hoy encierra un magnífico proyecto de vino. ¿Dónde comprar? El Almacen del Vino de B. Fernandez (Puerto Rico)
CAÍÑOS EN TINTO Y BLANCO
otra cara de las Rías Baixas
La crisis aparenta haber ralentizado el empuje innovador de los vinos de Galicia, que en el último año han regalado al sector relativamente pocas novedades.
De las más sonadas, anverso y reverso de la caíño, cepa autóctona gallega que cada día se potencia más y que es la protagonista, en blanco y tinto, de dos de los vinos más novedosos que han salido al mercado en los últimos meses en la DO Rías Baixas.
La Mar 2009
Bodega Terras Gauda (DO Rías Baixas)
Una de las escasas novedades que han regalado los vinos gallegos este año, que apuesta por las cepas autóctonas gallegas, sobre las que la bodega ha realizado un loable trabajo de investigación. El La Mar es un 85% caíño blanco con 15% de albariño y apenas 12.5% de alcohol, con una limitada producción de siete mil botellas.
La caíño blanco es una casi extinguida variedad propia de la subzona de O Rosal, donde los blancos son tradicionalmente de ensamblaje de uvas, en lugar de monovarietales de albariño. Es una uva de racimos y bayas muy pequeños, con muy escaso rendimiento al punto de ser la menos productiva de las variedades blancas gallegas. La uva brinda muy buena acidez, estructura y cuerpo a los vinos, un carácter fibroso en boca, resultando amplios, golosos y con una sensación final en boca que no parece terminar. Terras Gauda produce cerca del 90% del caíño blanco existente de toda la región.
El La Mar, primer y único vino elaborado mayoritariamente con la variedad caiño blanco, que está en el mercado, se cría en lías durante tres meses, tiempo durante el cual se realizaron bâtonnages periódicos. El vino reposa cuatro meses y medio en depósito.
Es de matices pajizos y en nariz se revela inmensamente mineral, con notas frutales a membrillo, frutas blancas como pera con notas maduras, y recuerdos de piedra por los que aparecen tonos cítricos a flor de naranja. En boca es un vino persistentemente fresco, amplio y bien estructurado, que envuelve el paladar y deja en boca un hilo de piña y limón, para terminar con mucha persistencia y óptima acidez, manteniéndose siempre como vino con mucha chispa, personalidad, muy fresco y absolutamente distinguido, donde prevalence la mineralidad. Un vino distinto, con mucha personalidad y una extraordinaria hechura, uno de los Rías Baixas más acertados de los últimos tiempos.
DIVINIBRIEFS
Compostela celebra su ruta de la tapa erótica
El vasto inventario de chistes sobre gallegos no deja duda de que éstos se toman la vida con mucho humor. Por eso, este fin de semana del 31 de marzo al 3 de abril, Santiago de Compostela celebrará con chispa una ruta de vinos divertidos que quince locales de la ciudad maridarán con tapas con mucha picardía. Cojón de Gato, Teta de Vaca, Ojo de Liebre o María La O son las propuestas vínicas que podrán armonizarse con sugestivas tapas con “Tú sigue, sigue…” o “Cómete el choricito”, o “La Teta y la Luna” que harán las delicias de los asistentes a locales como Vinoteca O Beiro, La Vinoteca de Xabi, Las Bodeguillas de San Roque y San Lázaro y muchos otros establecimientos compostelanos. Más información: www.vinosdivertidos.es o en Facebook.
Maridajes con corcho
Tinto y chocolate, vino con música, vino y perfume son algunas de las modalidades de armonización más en boga, a la que se adiciona ahora una muy curiosa, la de la inter-relación entre el tapón de corcho con las diferentes bebidas y alimentos que aparecen en una comida.
El taller sobre “Corcho y Maridajes” fue organizado por el Instituto Catalán del Corcho durante el Forum Gastronómico de Gerona, con el objetivo de que el público conociera los diferentes tipos de tapones de corcho que hay en el mercado, así como su funcionalidad en cada tipo de bebida. De la misma manera, también promocionar la cocina mediterránea y sus productos.
El menú constó de cinco tipos de bebidas tapadas con diferentes tipos de tapones de corcho y que van desde el aperitivo a la sobremesa, maridadas con platos típicos de una dieta mediterránea.
La presentación se dividió en cinco bloques, en los que se explicó la selección del corcho de cada bebida mientras un cocinero preparaba una armonización conforme a cada producto. Posteriormente los asistentes degustaron tanto bebida como comida.
Los maridajes incluyeron, como aperitivo, el vino blanco Petit Caus Blanc con tapón de corcho colmatado, armonizado con coca de Recapte con bacalao y manzana; de entrante, el vino blanco Marquès de Gélida 2009 con tapón 1+1 (cuerpo aglomerado con 2 discos de corcho natural en cada extremo), con canelón de pescado y verdura con salsa de erizos; de segundo, el tinto Eccomi 2008 con tapón de corcho natural y acompañado de crujiente de cerdo relleno de confit de pato; de postre, un cava Huguet Brut con tapón de cava (cuerpo aglomerado y dos discos de corcho natural en contacto con el cava), con una mousse de chocolate amarga con cítricos y jalea de cava; y, como digestivo, ginebra Hendrick’s con tapón cabezudo (corcho natural con extremo de madera), con la cual se realizó un gintónic con pétalos de rosa que se maridó con una jalea de limón dulce.
Vins I Licors Grau, La Cuina de l’Empordanet y la Asociación Catalana de Sumilleres colaboraron con la presentación.
Los vinos de Bodegas Valmiñor cambian de look
Un cambio refrescante, total y poético es lo que trae Bodegas Valmiñor (DO Rías Baixas), que emprende una renovación de la imagen de las etiquetas de sus vinos, con el objetivo de volver a poner de vanguardia su diseño, como lo fuera hace una década cuando se presentaran las etiquetas que ya se volvieron clásicas.
El diseño busca resaltar la marca Valmiñor, haciéndola más divertida y juventil, pero, sobre todo, total protagonista de los nuevos diseños, rejuvenecerla para apelar a una generación de consumidores más jóvenes, pero también utilizar simbolismos de la tierra que le da vida y tematizarlos con los elementos que nutren al vino.
De este modo, el albariño de Valmiñor se conjuga con la lluvia, el tinto con la lluvia, y cada uno adorna su diseño con poesíasvan adornados con frases poéticas que ligan al vino con su tierra. Además de las botellas, Valmiñor ha cambiado también todo el diseño de sus empaques.
El cambio de look irá acompañado de esfuerzos promocionales en puntos de venta y consumo, que intentarán resaltar esa imagen jovial que se busca para esta nueva etapa del vino.
Además de las etiquetas Valmiñor, la bodega también ha refrescado las etiquetas de sus vinos Da-vila y M-100, así como los de los Ébano y Ébano 6 que se elaboran en la bodega homónima que el grupo posee en la Ribera del Duero.
Bocuse, chef del siglo
El Culinary Institute of America (CIA) otorgó al cocinero francés Paul Bocuse la distinción de Cocinero del Siglo durante la quinta gala anual de entrega de los premios al liderazgo, los “Augie Awards”, un premio que toma su nombre del cocinero Auguste Escoffier y que busca celebrar el éxito y logros de los mejores exponentes de la industria alimentaria, que ejemplifican una tradición de innovación y liderazgo.
Bocuse, padre de la cocina francesa moderna fue uno de los primeros cocineros en traspasar el umbral de la cocina, poniendo cara y personalidad al cocinero en la sala y más allá. Propietario del tres estrellas Michelin L’Auberge du Pont de Collonges cerca de Lyon, Bocuse opera cuatro brasseries en esa ciudad. En 1987 estableció la competencia internacional Bocuse d’Or que pretende seleccionar al mejor cocinero del mundo.
Daniel Boulud, chef borgoñón nativo de Lyon, y con una importante trayectoria en los Estados Unidos, entregará el premio a Bocuse, que ha sido su mentor.
St. Lucia tendrá un hotel chocolatoso
Una nueva fábrica de chocolate que busca revitalizar la industria isleña del cacao será el eje alrededor del que se gesta Hotel Chocolat, un nuevo proyecto agroturístico en la isla caribeña de St. Lucia. Se proyecta que el hotel abra el próximo año tanto a productores agrícolas, como a quienes rinden servicios turísticos.
Italian Lovers' Wine & Food Fest
Un nuevo evento gastronómico que hará las delicias de los amantes del vino y gastronomía italianas, que se estrena en Puerto Rico el próximo 11 de junio teniendo por sede al Sheraton Old San Juan.
Los vinos de Andalucía cautivan a los húngaros
Nueve bodegas andaluzas han participado en la segunda edición de Feria Vince 2011, el más importante evento del sector vitivinícola de Hungría, que se ha celebrado este marzo en Budapest. La mayoría de estas bodegas ya tienen presencia en el país, buscando reforzar su negocio durante el evento, y otras tuvieron por objetivo introducir sus vinos en el mercado. La presencia andaluza fue coordinada por la agencia regional de promoción, Extenda, y apoyada por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía.
La Feria Vince, en su segunda edición, se ha convertido en un evento imprescindible en el mundo del vino en Hungría, ideado como lugar de cata y punto de encuentro de expertos vitivinícolas, un espacio donde, además de poder degustar y comprar vino, se pudo disfrutar de seminarios, conferencias y talleres interactivos.
Las bodegas andaluzas que participaron en el evento incluyeron a Bodegas Barbadillo, Bodegas Hidalgo-La Gitana, Bodegas Huerta de Albalá, Fernando de Castilla, González Byass, Lustau, Osborne y Sandeman, todas de Cádiz, y Bodegas Málaga Virgen, de Málaga.
La muestra andaluza estuvo acompañada por la asistencia de varios educadores sobre Vinos de Jerez, que informaron al público sobre las características de los vinos presentados y sobre los detalles especiales de su preparación. Asimismo, un venenciador sirvió una parte de los vinos a degustar presentando de esta manera este peculiar arte de Andalucía.
Dentro de las actividades de la feria se impartió una clase práctica sobre vinos jerezanos para una audiencia de 150 personas, en la que se presentaron siete tipos de Jerez. Igualmente se realizó una cata en el Instituto Cervantes de Budapest para comunicadores de medios especializados en gastronomía y vino.
Hungría es un país con profunda tradición vinícola que hace que haya un ferviente interés por los vinos del mundo en general. El consumo anual de vino per cápita supera a los de España y la Comunidad Europea.
España es el tercer país exportador de vino a Hungría, sólo por detrás de Francia e Italia. En 2010 las exportaciones de vino español a Hungría aumentaron un 5% con respecto a 2009. Las ventas de vinos andaluces se han multiplicado por cuatro entre 2009 y 2010 y están lideradas por las provincias de Cádiz (81,3%) y Málaga (18,7% ).
Colección de cócteles de un ganador en mixología
Erik Lorincz de The Connaught Bar en The Connaught, Londres, fue seleccionado el pasado julio Bartender del Mundo, una competencia de DIAGEO RESERVE WORLD CLASS que reunió en su final en Atenas a 24 de los más talentosos e inspiradores bartenders del mundo.
Al igual que sucede con las competencias culinarias donde hay que elaborar suculentos platillos con ingredientes misterioros, esta competencia se desarrolló alrededor de las bebidas premium del portfolio de marcas DIAGEO Reserve, que incluyen los vodkas Ketel One y Cîroc, la ginebra Tanqueray, el tequila Don Julio, el ron guatemalteco Zacapa y los whiskies escoceses Johnny Walker Gold y Blue Label. Con éstos, los participantes debieron de mostrar su conocimiento de cócteles clásicos, ingenio para usar ingredientes frescos de un mercado, imaginación en la escenificación del ritual de la coctelería, maestría en coctelería para presentar bebidas originales de manera vanguardista; velocidad y habilidad, y por último el balance de sabores y texturas, en el maridaje de canapés y cócteles.
DIAGEO ha creado una colección de cócteles de temporada a partir de algunas de las recetas originales del ganador del certamen, quien creó cócteles y tragos para cada uno de los destilados y bebidas de DIAGEO. Para Ciroc, un Dream y un Oriental Bond. Para el Tequila Don Julio, un Beetroot Margarita. Para Johnny Walker Blue Label un Old House Flip y un Kings Elixir. Para Ketel One, un Russian Cup y un Spring Garden. Para Ron Zacapa, Love Me Flip y Admiral’s NightCap. Para Tanqueray, Pear-cha y Mr. Darcy. Y un Golden Fire Bowl y un Navy Officers Punch, combinando Blue Label y Ron Zacapa.
Más de 9,000 bartenders participaron en este programa de un año de con duración, con el fin de educar e inspirar a los bartenders a crear cócteles, servicios y experiencias excepcionales, que luego se lanzan en algunos de los mejores bares del mundo.
En la edición 2010 de WORLD CLASS, participaron siete países latinoamericanos, los cuales enviaron a un representante de cada mercado a Atenas. Cada participante fue seleccionado previamente en concursos nacionales en cada país y entre ellos se encontraban: Rafael Pizanti de Brasil; Juan Felipe Mavarro Giraldo de Colombia; José Luis León Martínez de México; Esteban Delgado de Costa Rica; Richard González de la República Dominicana; Rina Fermin de Venezuela y Arnaldo Hernández de Puerto Rico.
WORLD CLASS se fundó en el año 2009 y el ganador de la primera edición del concurso mundial fue Aristotelis Papadopoulos de Grecia.
FOODSFROMSPAIN.COM Nuevos sabores españoles por el mundo
Los sabores españoles por el mundo cuentan con un nuevo punto de encuentro y centro de información, www.foodsfromspain.com, el portal oficial de gastronomía de España que contendrá toda la actualidad de la cocina y gastronomía españolas y los productos agroalimentarios de España a nivel internacional.
La versión cibernética que sucede al portal www.spaingourmetour.com del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) contará con informaciones sobre los más prestigiosos cocineros españoles, eventos con presencia de personalidades y productos españoles, aperturas de establecimientos de gastronomía española, información sobre alimentos españoles en y fuera de España, y restaurantes españoles esparcidos por todo el mundo.
Premiados Miguel Torres y Mariano García, dos grandes del vino de España
El Presidente de Bodegas Torres, Miguel A. Torres, recibió el Premio Lifetime Achievement 2011 en los Drink Business Green Awards 2011 por su trayectoria profesional en apoyo de las prácticas medioambientales sostenibles en el sector del vino y los espirituosos. Los galardones, entregados la noche del lunes en Londres, son concedidos por la prestigiosa revista británica Drink Business.
Asimismo en la edición del 2010, Bodegas Torres fue también premiada como “Green Company of the Year” –Empresa Ecológica del Año-, por su compromiso con la ecosostenibilidad.
Desde sus inicios, Bodegas Torres ha sido una empresa preocupada por el medio ambiente realizando prácticas ecológicas para la elaboración de sus vinos. También en el año 2009 la publicación elaboró la “Green List”, donde Torres aparecía como “First Winery minimizing environmental impact” – Primera Bodega minimizando el impacto ambiental-.
Bajo el lema “Cuanto más cuidamos la tierra mejor vino conseguimos”, Bodegas Torres considera el compromiso medioambiental como parte de sus valores y cultura organizativa. Una de las grandes preocupaciones de la compañía vinícola es la repercusión que puede tener el cambio climático en el viñedo y las medidas que se pueden adoptar para paliarlo. “Nos dedicamos a la viña, y en la viña no te puedes olvidar de la tierra. El cambio climático afecta de modo directo a la viña y puede convertirse en dramático si no hacemos nada para evitarlo”, explica Miguel A. Torres.
La creación de los Drink Business Green Awards, que celebran su segunda edición, es el resultado de la creciente preocupación de la sociedad por las cuestiones ecológicas y su valoración de las empresas comprometidas con su entorno.
Por su parte, Mariano García se convirtió en Londres en Caballero de la Noble Orden de los Caballeros del Vino de España, un reconocimiento que distingue el trabajo realizado por la promoción del vino español en el Reino Unido.
Más sobre el compromiso ambiental de Bodegas Torres en:
http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_29abril2009_files_files.htm
Más sobre Mariano García en:
http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_vendimia2009_files_files.htm
http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_maurodos_files_files.htm
http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_enofusion_files_files.htm
Costa Rica: la nueva latitud del vino
Inspirado por su experiencia como consultor en la bodega india Sula, el estadounidense Kerry Damskey ha revelado que ausculta la posibilidad de elaborar vino en Costa Rica, un país que considera ofrece un buen atractivo comercial gracias a la importante presencia de extranjeros y un potencial mercado para vinos premium elaborados en el país. Tomando en consideración la humedad tropical y las bajas temperaturas a la altitud que se plantarían las viñas, Damskey alegadamente se inclina por elaborar vinos tipo Amarone, algo para lo que proyecta plantar cepas como sauvignon blanc, syrah, garnacha, pinot noir y cabernet sauvignon a fin de este año, y empezar la construcción de la bodega en 2012.
Ribeira Sacra es MUY BUENA
A esa conclusion llegó el panel de cata de la cosecha 2010 de la DO gallega Ribeira Sacra, destacando la homogeneidad de los vinos en esta añada.
Iberia estrena Sala VIP en el Aeropuerto de México
Desde el 15 de marzo el aeropuerto internacional de Ciudad de México cuenta con una sala VI de Iberia. un espacio propio de la compañía para que sus mejores clientes esperen cómodamente la salida de su vuelo.
La sala, situada en la zona de embarque de la terminal 1, cuenta con capacidad para 85 personas en una superficie de 515 metros cuadrados, en los que se ofrecen todos los servicios necesarios para el ocio, el trabajo y el descanso. Sin duda, un valor añadido al viaje del cliente de negocios.
Se ha diseñado siguiendo la estética de las emblemáticas salas de la T4 de Madrid-Barajas, reconocidas como de las mejores del mundo. Cuenta con zonas de descanso y de lectura; zona de televisión; sala de relax; sala infantil; un área de trabajo con ordenadores para los clientes con acceso a Internet y conexión a Internet WIFI gratuita; consigna y guardarropa, además de prensa del día y revistas.
Asimismo, la sala cuenta con un área de restauración, donde se ofrece un servicio gastronómico muy cuidado, que incluye fruta variada, yogures de diferentes tipos y sabores, cereales, snacks dulces y aperitivos salados. Una amplia selección de bollería, sándwiches, paninos, bocatines, ensaladas en formato individual, refrescos, agua, zumos, cafés e infusiones, bebidas nacionales e internacionales, licores, vinos blanco y tinto, champagne. Y, además, por las tardes, se ofrece una opción de plato caliente a la demanda.
El horario de la sala es de 9:00 a 21:00 horas, de forma que da servicio a los clientes de Iberia de los dos vuelos que ofrece diariamente la compañía (con salidas a las 12:20 y 21:00 horas).
Iberia cuenta con la colaboración de Meliá para la atención de los clientes y del servicio, reproduciendo el modelo actual de Madrid.
Iberia ha realizado una inversión de 500.000 dólares para adecuar este espacio para sus clientes y ofrecerles un mejor servicio.
Esta iniciativa se enmarca dentro del Plan Integral de Mejora del Servicio al Cliente 2009-2011, que contempla la inversión de 150 millones de euros en distintas mejoras, entre ellas la remodelación de las salas VIP en aeropuertos clave. En este tiempo se han mejorado las salas de Iberia en Madrid, Valencia, Bilbao, Santo Domingo, Francfort, Orly y Miami, y próximamente se abordarán mejoras en Buenos Aires.
Midnight Rose, paraíso de ginebra
De diferentes países, con diversos componentes botánicos, hasta matices orgánicos y toppings para cada una, así son las ginebras disponibles en el madrileño Midnight Rose, un restaurante en que la ginebra se convierte en tan centro de atracción, que incluso tiene un carrito “gin-tonic”, desde el que pueden elaborarse combinaciones con un sinfín de opciones de adorno, como especias, frutas y flores exóticos.
El carrito gin-tonic ofrece una selección de ginebras que destaca por la variedad que ofrece, donde los clientes podrán encontrar ginebras de Escocia, Inglaterra, Francia, España y USA, tales como Hendrick´s (acompañada de pepino), London nº1 (acompañada de bayas de enebro), G-Vine (acompañada de carpaccio de uvas), Tanqueray Ten (con guarnición de rodaja de lima o infusionada con sus 5 variedades de Spices, Juniper, Camomila, Fresh Citrus y Balance), Citadelle(acompañado de un fino twist de lima), Gin Mare (acompañada de una ramita de romero), Larios 12 (con su carpaccio de fresas), Beefeater 24 (combinado de cítricos de lima y naranja), Bloom Gin (con twist de lima y rodaja de pomelo), nº3 London Dry (con twist de naranja y pomelo) y Bombay Saphire (granos del paraíso y rodaja de lima).
Concha y Toro compra a Fetzer Vineyards y se establece en California
Viña Concha y Toro S.A. y Brown-Forman Corporation anunciaron la adquisición por parte de Viña Concha y Toro de Fetzer Vineyards y activos relacionados que Brown Forman posee en California, EE.UU. El monto de la transacción asciende a US$238 millones. El cierre definitivo de la transacción esta previsto para el mes de abril de 2011, sujeto a condiciones regulatorias y otras usuales para este tipo de transacciones.
La adquisición contempla un portfolio de marcas con un atractivo posicionamiento en el mercado americano incluyendo: Fetzer, Bonterra, Five Rivers, Jekel, Sanctuary y Little Black Dress. Al cierre del año fiscal 2010 las marcas adquiridas representaron un volumen de 3,1 millones de cajas y ventas de US$156 millones. Además se adquieren activos que consideran principalmente: 429 hectáreas de viñedos propios y arrendados en Mendocino County, California; bodegas con capacidad de 36 millones de litros (en Hopland, California) y 6 millones de litros (en Paso Robles, California) y una planta de embotellación. Las principales instalaciones se ubican en Hopland, California y emplean a aproximadamente 240 empleados.
Fetzer tiene ventas de 2,2 millones de cajas anuales y es una de las diez marcas de mayor venta en el mercado norteamericano. Además es pionera en el desarrollo de prácticas sustentables, compromiso con el medioambiente que ha marcado su trayectoria en los últimos 20 años. En tanto, Bonterra es líder indiscutido en la categoría orgánica premium y pionera en el desarrollo de viñedos de esta categoría desde 1987. Con ventas de 300 mil cajas anuales, supera en más de tres veces a su más próximo competidor orgánico.
Eduardo Guilisasti Gerente General de Concha y Toro señaló, “La adquisición de Fetzer es la mayor operación de este tipo en la historia de la Compañía. Forma parte de la misma estrategia de negocios que ha llevado adelante en forma exitosa Concha y Toro y que le ha permitido crecer en forma sostenida en el tiempo. Creemos que nos abre insospechadas posibilidades de crecimiento en el mercado americano y mundial con sus principales marcas Fetzer y Bonterra. Asimismo, estamos ciertos que la integración de esta operación nos permitirá incorporar la cultura de excelencia y el compromiso del gran equipo de Fetzer que ha convertido estas marcas en referentes para los consumidores”.
Paul Varga CEO de Brown-Forman señaló, “Fetzer y Bonterra han sido grandes marcas para Brown-Forman, sin embargo en la medida que nuestra compañía ha crecido globalmente y la estrategia de nuestro portfolio ha evolucionado, creemos que refocalizando nuestros recursos donde vemos nuestras mejores oportunidades de crecimiento, proporcionaremos a nuestros accionistas una rentabilidad superior a largo plazo. Sentimos una gran satisfacción de que una compañía con el prestigio de Viña Concha y Toro tome el legado de éxito que estas marcas han tenido a lo largo de la últimas décadas”.
Anterior a Concha y Toro, otra bodega chilena, Montes, tambien habia plantado presencia en el estado de California.
ENCUENTRO VEREMA
Aunque a veces también genera desencuentros, valor y virtud importante del vino es su efecto aglutinador, que permite aproximar alrededor de una copa o una botella vivencias, sensaciones, inquietudes, curiosidad, pero, sobre todo, amigos.
Con ese espíritu hace una década se creó un foro para intercambiar opiniones sobre el vino, su sabor y las sensaciones que genera, que desembocó en un encuentro que puso cara, carne y hueso a foros de ideas que empezaron a cobrar forma a través de Internet.
Así nació el Encuentro Verema, un convite que se dirige al consumidor final como persona importante en la ecuación y negocio del vino, y que sirvió para enlazar a apasionados del vino en experiencias reales, y ya no virtuales, y también para brindarles una oportunidad de tener un contacto de primera mano con los elaboradores de muchas de las propuestas que disfrutaban, así como con vinos poco difundidos, exclusivos o escasos, de España y el exterior, con un objetivo de que el consumidor, e incluso los profesionales, con un nivel medio-alto de conocimiento sobre vinos, continúen reflexionando sobre aspectos de cata y elaboración, y ampliando su marco de referencia sobre los vinos del mercado.
Durante dos días cientos de participantes interactúan en un salón de degustación donde pueden probar decenas de propuestas conocidas y novedosas --- demasiadas quizás para el tiempo disponible para explorarlas--- y en unas más detalladas catas temáticas de muy alto nivel, encabezadas, en la mayoría de los casos, por los elaboradores del vino o especialistas en temas, regiones o productos específicos.
Un tercer componente igual o más valioso en materia de aprendizaje son las actividades extra-curriculares que cobran forma de comidas por las que desfila un verdadero lujo de propuestas, desde los vinos de más alta alcurnia y precio hasta joyas poco conocidas para el consumidor de a pie, y que muchas veces sólo se es capaz de descubrir de la mano de enófilos con mucho bagaje y recorrido, hasta esos vinos que aún no cobran forma definitiva y que sus elaboradores extraen de depósitos y barricas para que otros amigos del vino compartan sus impresiones sobre su evolución y potencial.
Un cóctel de catas interesantes, de las que destacamos cuatro, así como nuevos vinos descubiertos conforman nuestra guía de cata sobre la última edición del Encuentro Verema.
Durante el Encuentro se distingue también a un palmarès de exponentes del vino, propuestos y votados por los miembros del Foro. Los más destacados este año:
Bodega del Año 2010: Bodegas Artadi (DOCa Rioja)
Bodega con mejor trayectoria: Bodega Abadía Retuerta (VT Castilla León)
Personaje del mundo del vino 2010: Carlos Falcó
Vino Tinto del año 2010: Mauro VS 2006 (VT Castilla León)
Vino Blanco del año 2010: As Sortes 2009 (DO Valdeorras)
Vino Rosado del año 2010: Viña Tondonia Rosado Gran Reserva 2000 (DOCa Rioja)
Vino Dulce / Generoso del año 2010: La Bota de manzanilla pasada "Bota punta" nº 20 Equipo Navazos (DO Vinos de Jerez)
Espumoso del año 2010: Kripta Gran Reserva 2005 (DO Cava)
Aceite del año 2010: Marqués de Griñón
Espirituoso del año 2010: Hendrick's
Restaurante con mejor tratamiento del vino 2010: Monvínic (Barcelona)
Una Sorte de evolución
Hay que empezar por señalar que entre el palmarès de los mejores vinos seleccionados en Verema, el As Sortes 2009 ocupó el primer escalafón entre los blancos de España. La cata que condujo Rafael Palacios no dejó ni resquicio de duda del por qué de tal selección. Este godello de Valdeorras impresionó por igual a aficionados y elaboradores de vino hasta el punto de hacer enmudecer la capacidad descriptiva de sus cualidades. El vino es tan redondo, tan transparente de su uva y su terruño, tan completo, que es imposible seccionarlo para analizarlo en sus partes porque es digno ejemplo de un gran vino que no destaca por nada, pero que casi alcanza la perfección en su conjunto.
Es realmente el culmen de un trabajo concienzudo y dedicado que premia el compromiso de un Rafael Palacios que hace años llegó a Galicia desde su natal Rioja en busca de un nuevo reto en blanco. Una tarea que resultó para él todo un descubrimiento y una suerte de crecimiento personal, que le permite coronar a su vino como uno de los más grandes blancos de España.
“El reto de la producción española es que la gente vea al país también como un productor de grandes vinos blancos,” señaló.
En Galicia halló retos inesperados como elaborador, que ha sabido poco a poco superar para hacer despertar un potencial en letargo por mucho tiempo.
Los detalles de cómo lo logró con inventiva, pasión, pero, sobre todo, transformándose en viticultor, fueron un recorrido goloso que precedió a la primera cata vertical de As Sortes. Palacios explicó su objetivo inicial de hacer un vino con una frescura singular, y las dificultades que encontró para hallar el microclima adecuado para ello, hasta dar con el Val do Bibei. Allí nace un vino muy representativo de un terruño muy específico, el del Val do Bibei, y su O Bolo, en la parte de mayor altitud de Valdeorras que confiere temperaturas más bajas, una cierta protección a la piel de la vid, y suelos más graníticos que pizarrosos, redundando en una una mayor frescura frutal y una mineralidad diversa. Algo que distingue al As Sortes de otros vinos de la denominación, a los que se les dificulta replica el perfil de As Sortes, pues Palacios controla casi toda la viña de esa zona.
“El cambio en As Sortes vino al darnos cuenta de que teníamos algo más que madera. Hay un terruño y una altitud”, destacó.
Interesante por demás su creatividad en el manejo de la viña, con el uso de ventiladores para refrescar la zona en épocas de corrosivo calor, o el empleo de paja seca para mantener la frescura natural del suelo durante el verano. En bodega, una especie de sistema de tuberías para las barricas, que permiten controlar su temperatura durante la fermentación.
Ocho parcelas componen el rompecabezas de As Sortes, que eventualmente Palacios espera poder desarrollar en vinos exclusivos de cada finca, las “sortes únicas”. Algunos viñas muy viejas que él ha ido mimando cuidadosamente y reconstituyendo para devolverles un punto de pureza, que permita transmitir de manera transparente, uva y terruño.
Del 2004 al 2009, seis añadas de As Sortes que muestran una evolución, pero también un potencial. En conjunto, vinos con notas almendradas de crianza, mucha consistencia aromática de año a año ---a excepción del 2008 que deja notas acompotadas y de fruta sobremadura----.
A destacar, además del casi perfecto 2009, el 2004, impresionante por su viveza y un paradigma del potencial a largo plazo del vino y su godello, y el 2007, porque ya deja atisbar con mayor claridad cuán promisorio sera. Y una novedad, convencido, al igual que muchos consumidores, que los As Sortes son vinos que requieren tiempo y que muy jóvenes no manifiestan la plenitud de su potencial, la decisión de la bodega de sacrificar el mercado por un año y a partir de la cosecha 2010 someter los vinos a una crianza obligatoria en botella de un año. Con lo cual, dicha cosecha no verá la luz sino hasta el 2012, por lo que en 2011 no habrá nuevas cosechas de As Sortes en el mercado. ¿Consejo? Aprovechar y adquirir lo que pueda de 2009, una excelente inversión vinícola.
Los Dominios de Valdepusa: cepa vs. terruño
Seleccionado Hombre de Vino del 2010, Carlos Falcó, Marqués de Griñón, siempre se ha caracterizado por ser un visionario innovador que se ha arriesgado a ser pionero en la introducción de variedades y técnicas de cultivo en su finca manchega de Dominio de Valdepusa, que posteriomente han repercutido en toda la región y el país.
Uno de los hitos en que fue pionero fue en la incorporación a las clasificaciones nacionales de la denominación de origen de pago, de las que su finca de Valdepusa fue la primera en obtener esta apelación.
No es accidente. Una de las bases de tal designación es el convencimiento del Marqués de que en Valdepusa existe un terruño muy especial.
Por eso en Verema condujo una multitudinaria cata a ciegas de tres grupos de vinos, de diferentes cepas y una misma añada, con el objetivo de evidenciar que quizás más que variedades específicas lo que se expresa en sus vinos es un perfil de terruño, algo que en la bodega consideran de mayor importancia, por entender que con la edad, los vinos varietales pierden ese carácter varietal para resaltar el terroir.
Valdepusa tiene plantadas unas 50 hectáreas de viña a las que trata de dejársele una cubierta vegetal. También, desde 1996, sólo emplean roble francés para sus crianzas.
Cada conjunto de tres recorrió las añadas 2000, 2005 y 2007 con Syrah, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot en solitario, a excepción de la 2000 que presentó un Eméritus, ensamblaje de las tres cepas.
En general, los vinos tuvieron mucha intensidad y color, a destacar sus notas minerales a talco, pero también notas verdes. Del conjunto de nueve propuestas sobresalió el Syrah 2000, muy frutal y de intenso color, con notas aromáticas a mora envueltas en tostados y torrefactos, textura de mermelada, notas chocolatosas, bastante buena acidez, con una boca sedosa, fina y a la par potente.
El sabor de la garnacha
Hace casi dos años, se levantó una terrible polémica en Rioja por la selección que hiciera Robert Parker de la uva garnacha como tema para su cata magistral durante el evento Wine Future. No era cuestión de la que la selección fuera desacertada porque la garnacha no tuviera importancia, sino porque en el contexto del evento, la prudencia dictaba haberse quizás decantado por otra cepa de mayor peso en la economía política de quienes auspiciaban el evento.
Que la garnacha, una cepa de origen español aunque muy asociada al Ródano, está revalorándose cada vez más no está en discusión. Su popularidad es cada vez más pujante en las principales zonas productoras, donde se empiezan a retomar y recuperar cepas viejas para moldearlas con nuevas siluetas en copa, pero también para usarse algunas más jóvenes en solitario como una nueva expresión en vinos.
De ahí que Verema fuera quizás un foro más propicio para sumergirse en los matices de la garnacha, en una cata a cargo de tres Masters of Wine que encabezaron un recorrido por garnachas españolas, francesas y australianas. Las primeras, mayormente de tierras aragonesas de Campo de Borja y Calatayud, pero también catalanas del Priorato y Montsant.
A pesar de no ser mayoría, sobresalieron, no sin cierta controversia, las representantes de Ródano y Australia, vinos con personalidad muy marcada, quizás más representativas de sus autores que de la tipicidad de las zonas. Éste fue el caso del rodanés Châteuneuf du Pape Cuvée Spéciale 2008 de la Maison Tardieu-Laurent, con muchísimo clavo y recuerdos a guayaba, y el australiano Claredon Hills Romas Garnachas Viejas de 2005, un vino de Mc Laren Vale elaborado a partir de cepas prefiloxéricas, con una personalidad única, donde destacan notas herbáceas, recuerdos de bouquet garni, jarabe de cereza, una fruta como gelatina de frambuesa, notas avainilladas y un fin largo.
También destacaron el Cayus 2009 de Crianzas y Viñedos Santo Cristo, de Campo de Borja, con una nariz golosa, recuerdos balsámicos a eucalipto y regaliz, mucha grosella, inciensos, nuez moscada, frescura, complejidad, potencia y un fin largo en boca; el Coto de Hayas Garnachas Centenarias 2009 de Bodegas Aragonesas, también de Campo de Borja, con mucha fruta roja fresca y especias en nariz y mucha elegancia, potencia y largura, en boca, aunque con taninos que falta pulir un poco; el Fagus 2008, de la misma bodega, con mucha potencia en nariz, notas cítricas de toronja y marcadas notas a chocolate; y el siempre delicioso Tres Picos, de 2009, de Bodegas Borsao, con elegancia, potencia y mucha complejidad aromática por la que desfilan clavo, nuez moscada, café, ahumados, bacon, pacholí, sandal, mentolados, regaliz y vetiver.
Salón Verema, en destaque:
Raventós I Blanc Gran Reserva dela Familia 2006
DO Cava
Un cava con una base predominante de macabeo y tres años de crianza sobre lías. Fino, fresco, cítrico.
Valserrano Gran Reserva 2000 Blanco
DOCa Rioja
Primera añada de un blanco riojano con un 95% de viura y 5% de malvasía que se cría durante dos años y unos muy largos ocho años en botella. El vino comienza su fermentación en acero inoxidable y en cierto momento se pasa a barrica de roble francés. Durante la crianza el vino se pasa a barrica usada en el primer trasiego.
El vino tiene una nariz melosa, muchas notas aceitunadas y un fin almendrado en boca, donde es algo corto de acidez. Al ser ésta la primera añada de este vino, la bodega lo vislumbra aún como un experimento cuya vinificación y crianza puede sufrir modificaciones en cosechas subsiguientes.
Cerro Gallina 2008
Bodega Cerro Gallina (DO Utiel Requena)
Un bobal de Utiel Requena de la factura del gran enólogo José Hidalgo padre con mucha estructura, calidez mediterránea, fruta, taninos firmes, perfilados, notas de crianza y un buen equilibrio.
Cueva del Perdón 2007
Bodegas Murviedro (DO Alicante)
Monastrell y syrah reunidas en una expresión frutal que deviene pura mermelada de mora, en un vino con mucha estructura, y un fin elegante y especiado.
Orto Vins
DO Montsant
Mano derecha de Alvaro Palacios en sus proyectos del Priorato y creyente en la biodinámica, Joan Asens emprendió el proyecto Orto Vins al heredar las viñas de sus padres. Otros tres vignerons decidieron agrupar sus viñas y crear una sola bodega, Orto, en la denominación de origen Montsant, donde hay vinos de parcelas personales y otros de factura colectiva (todos los que llevan Orto en su nombre).
“Orto”, que en griego significa bonito, define el momento en que sale el sol, y precisamente una especie de amanecer es lo que buscan ser estos vinos, unos muy asequibles en precio y otros muy exclusivos y costosos.
Del conjunto sobresalieron:
Blanc d’ Orto 2009
Garnacha blanca que se macera un día sin prensar y que luego se somete a fermentación espontánea y lenta en acero inoxidable, y a dos meses de bâtonnage que se realiza cuando hay luna creciente. Apenas tres mil botellas que muestran una nariz cremosa, gicérica y con notas de albaricoque. En boca es graso, con notas tostadas y almendradas.
Les Tallades de Cal Nicolau 2008
Un vino de una de las fincas de Asens que se elabora con uva picapoll tinto prefiloxérico. El vino transmite frescura y mineralidad en nariz, donde aparecen también flores rojas, notas de nata, con fragante finura, un perfil que se mantiene en boca, donde es elegante, potente y largo, revelando notas especiadas a pimienta negra y nuez moscada, evidenciando una marcada acidez.
Unas pruebas con Norte
En los últimos tiempos, los de Argentina han ido escalando aceleradamente posiciones en el mercado del vino, entre otras cosas por su idoneidad para acompañar alimentos, con frecuencia asociados a un buen asado o barbacoa. Tan así, que a veces uno pasa po alto que también hay otros vinos de diversa procedencia con similar aptitud de armonía para tales platillos.
Si se invierte la ecuación, similar capacidad de maridaje ofrece la gastronomía argentina con los vinos del mundo. De ahí que un memorable chuletón de buey gallego añejo, confeccionado al más puro estilo de los asados gauchos, fuera eje y corona de una cata con algunas joyas por descubrir de varias regiones españolas, así como su aptitud para maridar un menú de platillos exquisitos preparados por el restaurante Norte, un verdadero hogar de sabores y afecto argentinos en pleno corazón de Valencia.
Los platos se desarrollaron a partir de la exclusiva oferta vínica, estrenada con una muestra de barrica de la cosecha 2010 del blanco riojano de Bodegas Contino, un 70% viura, 20% garnacha blanca y 10% malvasía que su enólogo Jesús de Madrazo contempla comercializar en dos años. La muestra tuvo notas cítricas, con recuerdos a toronja (pomelo), incluso algo de melón, con algún matiz a flor blanca y notas minerales. En boca fue glicérico, con una excelente acidez, mucha fruta, recuerdos a almendra y mucha complejidad.
Otro blanco riojano fue Amaren 2009, un vino de viura y algo de malvasía, con mucha frescura, muy buena acidez, un fin almendrado y recuerdos minerales. En boca mostró gran redondez, y aunque pareciera un vino ligero de estructura, en boca ofrece mucha complejidad, resultado de su pase por barrica nueva en la fermentación y envejecimiento.
En la gama tinta, un gran descubriniento resultó el V d’O 3.08, de la cosecha 2008, un impresionante y opulento syrah del Ampurdán catalán del proyecto Vinyes d’Olivardots, carnosísimo, pletórico de notas a chocolate, recuerdos de fruta mora, balsámicos y mentolados, que van trasladándose a un marcado final a tabaco y más chocolate. Apenas 760 botellas que proceden de suelo arenoso y granitico.
Este proyecto, iniciado en 2000, busca combinar terroir con modernidad y tradición en vinificación y crianzas tradicionales en barrica y botella. Cuenta apenas con siete héctareas plantadas con garnacha, syrah, cabernet sauvignon y cariñena de entre 45 y 100 años. Los vinos hacen maloláctica y se crían en barricas de roble francés por unos 18 meses, durante los que se les somete a bâtonnage de sus lías.
Cair 2008 es una de las recientes apuestas riojanas por la Ribera del Duero, un proyecto de Bodegas Luis Cañas que pretendía explorar las posibilidades de elaboración fuera de Rioja, interpretando una nueva zona de producción en la que no se aspira a calcar lo que se elabora en la tierra madre.
Las uvas de este tinto proceden de la zona de La Aguilera, una de las más valoradas de la Ribera. Esta añada fundacional destaca por la elegancia con que se expresan las notas de la crianza que envuelven en caramelo frutas negras y mermelada. Un vino que se destaca por su redondez y sedosidad, con taninos muy pulidos y que se comercializa sin contraetiquetas que categoricen su nivel de envejecimiento.
Como contraparte a esta faceta duriense, otro tinto riojano de la misma bodega, el Amaren Terrazas 2004, un vino elaborado con viñas de más de seis décadas y algunas superando el siglo, de bayas minúsculas que entregan un vino que refleja con potencia y transparencia su terruño.
La Bota de Palo Cortado 17, un Jerez de excepcional finura del Equipo Navazos, no pudo tener mejor acompañante que un embutido casero, creado por el chef de Norte.
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Foto cortesia de Verema (C)
2004
Cautivante viveza. Notas tostadas de crianza que luego revelan pizcas de manzana seguidas de una interesante mineralidad. Un vino potente, aún con excelente acidez que luego de un rato en copa se suaviza, y que tiene notas cítricas y salinas que luego van dando paso a delicadas notas tostadas a café. Un vino larguísimo, casi interminable, con una estructura que recuerda la de los grandes Rieslings alemanes. Impresionante.
2005
Las notas minerales anteceden a las notas de crianza con recuerdos a café, tostados y toffees. Una acidez menos marcada, un vino que Palacios define como muy técnico.
2006
Notas a manzana, piedra y pera preludian los suavísimos tostados. También con menor acidez, es vino más en la onda de suavidad del 2005 y ciertamente sin la chispa del 2004.
2007
Una cosecha difícil que marcó una etapa en la que ya se empezaron a percibir cambios, resultado del tratamiento en el viñedo, que se refleja en el vino con mayor transparencia. Notas más marcadas a toffee y mantequilla, en un vino con mucha chispa, notas cítricas y a salvia, con una boca espléndida, elegante y glicérica.
2008
Un vino de recuerdos melosos, con matices a pera, compota, frutas muy maduras. Fino en boca, predominan aún las notas de crianza en un vino con fin largo.
2009
Indiscutible su selección como mejor blanco de 2010. Un vino impecable, soberbio, wow. Impresionante redondez, equilibrio y finura, en un vino que no destaca por nada pero lo tiene todo, con una elegancia tan sublime que deja sin palabras.
El match de Château Contino
A pesar de no ser una de las bodegas más longevas de Rioja, Contino tiene una trayectoria lo suficientemente consistente e importante para ser considerada una de las icónicas. Una distinción singular es que desde su fundación en 1974 elabora sus vinos exclusivamente con uvas que proceden de parcelas que rodean a la propiedad que rodea al río Ebro. Un concepto de viñedo único que si bien permite un control más directo de la materia prima, representa también una apuesta arriesgada por los riesgos que comporta el tener todos los huevos en la misma canasta en caso de cualquier problema climatológico.
Por ello una de las catas tintas más destacadas de Verema fue precisamente una que permitió contrastar etiquetas de una misma añada: Gran Reserva y Viña del Olivo, en cinco etapas diversas: 1996, 2004, 2005, 2007 y una muestra de barrica de 2009.
El Gran Reserva de Contino se concibió con el objetivo de hacer Grandes Reservas a la vieja usanza, y no que respondieran a las preferencias del paladar de los críticos. “Fue resultado de una especie de rebeldía contra quienes decían que los Riojas clásicos no servían pues yo sabía que no era así”, relató Jesús De Madrazo, director técnico de la bodega y padre del Gran Reserva. Un vino que únicamente surge cuando el enólogo lo considera meritorio y que en su crianza juega con barricas de diversos usos, para aportar matices terciarios, pero siempre haciendo que predomine la fruta.
Precisamente con la primera añada del Gran Reserva, la del 1996, año muy caluroso, comenzaron los contrastes. Un vino que salió al mercado luego de tres años de crianza en madera usada y tres más en botella y que quince años después mantiene una boca exepcional, ultra sedosa y grasa, que da una sensación de casi estarse bebiendo una jalea. Abundante grosella, notas a cuero y especias que se suavizan en copa pero envuelven el paladar.
Pero de esa añada por encima del Gran Reserva sobresalió el Viña del Olivo un vino que nace de la viña más próxima a la bodega y que apuesta por la intensidad y potencia, para lo cual emplea madera más nueva que precisaba de una mayor carga frutal. Este Viña del Olivo 1996 sobresalió por sus notas aceitunadas y balsámicas, mentolados, abundante fruta negra aciruelada, cobertura de vainilla, textura grasa y sedosa, y fin también más especiado. Notas que se replican en la cosecha 2004, quizás con frutas más rojas, donde volvió a sobresalir El Olivo por sobre el Gran Reserva,
En la añada del 2005, una cosecha más expresiva, se destacó el Gran Reserva, muy elegante, fino y potente, aunque algo cerrado, con notas más frutales y recuerdos de la crianza más en la línea de vainilla que de especias.
En 2007 volvió a sobresalir Viña del Olivo, con mucha carnosidad, y deliciosas notas torrefactas antecediendo a ahumados que recubrieron fruta y vainilla. Cualidades similares a las que mostró la muestra de barrica de 2009, con ahumados, tocineta, especias y un fin tostado, que ya anticipa su perfil de elegancia a largo plazo.
Uno de las pioneros en la elaboración de monovarietales de graciano en España, y consistente con una de las tendencias más en boga en Rioja de elaborar monovarietales de cepas tradicionalmente empleadas en los ensamblajes de la denominación, De Madrazo anticipa que uno de sus planes es elaborar un monovarietal de garnacha. Igualmente comenta que le tienta explorar la maturana tinta y con crianzas en acacia, una madera empleada ya o Finca La Grajera para fermentaciones de tempranillo blanco.
Foto: Viajes & Vinos (C)
Foto Viajes & Vinos (C)
Foto cortesia de Verema (C)
Foto cortesia de Verema (C)
Lagar da Condesa 2009
Bodega Lagar de Condesa (DO Rías Baixas)
La novedad de este recién lanzado vino es ser apenas el segundo monovarietal de caíño tinto, elaborado en Rías Baixas. La caíño tinto es una uva de racimos pequeños y hollejo grueso, que tiende a evocar la pinot noir, y está asociada a la Galicia vinícola de siglos, cuando los vinos eran primordialmente tintos. La dificultrad de su cultivo, ha hecho que se emplee más como cepa para ensamblajes que como monovarietal. Tiene taninos que pueden dar notas herbáceas y vegetales.
Lagar da Condesa es una bodega familiar, hoy a cargo hoy de su cuarta generación. Toma su nombre de la Condesa de Munina, un personaje del Medioevo. Aunque la bodega ya elaboraba blancos, éste es su primer tinto.
La uva procede de un viñedo de apenas media hectare situado en una zona con unas características extraordinarias para la obtención de unas uvas de mucha calidad, ya que es una pequeña loma muy soleada y ventilada. El sistema de plantación utlizado es la espaldera, orientada norte- sur, con lo cual la uva está muy ventilada y el sol le da todo el día. El terreno es un terreno arenoso y seco y esto hace que la uva no tenga mucha acidez, que es otra de las características fundamententales de los vinos de la bodega.
“La caíño tinto es una uva que siempre nos gustó y es autóctona gallega. Creemos que es importante dar a conocer nuestras variedades tintas ya que nuestra denominación de origen sólo se conoce por la albariño y creemos que se pueden hacer tintos muy interesantes”, detalla a Divinidades Mercedes Forján, de Lagar da Condesa.
El vino, del que sólo se elaboran 2,000 botellas, se cría durante seis meses en depósitos de acero inoxidable, pasando luego dos meses más en botella. Un vino exude su origen atlántico, fresco. De estructura ligera, es fragantemente floral, con notas afrutadas a fresa, grosella y arándanos frescos, envueltas en un fino velo de vainilla y pizcas de pimienta blanca. Su pase por boca es sedoso, aun no demasiado persistente.
No hace tanto atrás, el diario Los Angeles Times publicaba un artículo sobre la denominación de origen Rías Baixas, que si bien abría una puerta de gran optimismo sobre la calidad y futuro de los vinos de esa denominación gallega, también asociaba de manera un tanto dantesca la producción de vino en las Rías Baixas con un recomenzar que buscaba distanciarse de un pasado vinculado al narcotráfico.
Extrapolaban quizás de forma extremista la imagen que había dejado el penúltimo propietario del Pazo Baión, Laureano Oubiña, célebre narcotraficante cuyo recuerdo opacó la magnífica historia agraria de la propiedad.
Lucia Carballeira y Jose Hidalgo
Aunque quizás con cuidados diversos, previo a Condes de Albarei asumir el control del viñedo de Pazo Baión, éste estuvo en manos de Freixenet, que de las parcelas extraía las vides de albariño para la elaboración de una etiqueta en Rías Baixas.
Un poco hacia un costado de la finca hay un palomar sin palomas. Son reminiscencias de un pasado esplendoroso de una estructura que contaba, además de con éste, con una capilla y al menos un ciprés, Había también una casa solariega y señorial, casi con visos de palacete de sólida arquitectura pétrea, que por contar con las tres cosas, capilla, ciprés y palomar, cumplía con los requisitos para poder denominarse “pazo”.
Aunque no se sabe lo que tenían que ver con ello las palomas, el caso es que en tiempos remotos quienes tenían palomares en su propiedad quedaban exentos de pagar diezmos.
Los pazos, más que residencias de personas importantes de la comunidad, generalmente nobles, eran una suerte de redes sociales asociadas a una organización feudal, donde había un hidalgo, sirvientes y aldeanos.
Quizás la mejor muestra de la cultura asertiva de un agente de tránsito es saber dirigir sin aspavimientos en ruta al vino. Cuando a un policía se le pregunta por un lugar concreto, y sin necesidad de mayores detalles, él explica claramente por dónde hay que encaminarse al destino, pero además que allí se pueden catar vinos, debe de ser porque el vino quizás es un asunto de orgullo nacional.
Colindando con la Ribeira de Oporto, y un puerto lleno de rabelos que trasladan a tiempos ancestrales de capa y espada y caballeros del vino, se halla el Palacio de la Bolsa. Un local, donde por un fin de semana se cambian las transacciones comerciales por transacciones de copa y botella que permiten, a veces con notable dificultad, emprender una ruta maravillosa por el gran inventario de vinos que ofrece uno de los países productores más atractivos en el universo de vinos de hoy: Portugal.
No se equivocaba el policía. En aquella dirección, la del Palacio de la Bolsa, podían probarse vinos. Algunos extradordinarios y grandiosos, que durante las tardes de cuatro días consecutivos encendíeron con efervescencia la ciudad de Oporto, un espacio nostálgico y fascinante, pero también lleno del potencial presente y futuro del vino portugués.
Bodegas Fariña
Primero 2010
Este tinto joven de maceración carbónica nació cuando los franceses dejaron de hacer Beaujolais Nouveaux en protesta por la realización de unas pueblos nucleares, y los Toros de Fariña agarraron el mercado sacando el primer vino de la cosecha, que luego ataron a un concepto artístico, que ha regalado una colección que intenta representar al vino, pero también aproximarlo a los nuevos consumidores para que no se sientan amedrentados por no saber demasiado sobre vinos. Siendo joven, el Primero es un vino de enorme concentración, tonalidades fucsia, mucha fruta tipo jalea, con mucha textura, y que a pesar de salir al mercado sin crianza, mantiene íntegro el perfil de la tnta de Toro.
Gran Colegiata Reserva 1994
Tinta de Toro con todas las de la ley, este Gran Colegiata es un magnífico ejemplo del potencial de guarda de los vinos toresanos, a pesar de que sólo tenía 13.5% de alcohol. Un porcentaje que hoy día se ha incrementado, porque se ha aprendido a hacer vinos más equilibrados.
Este vino tiene matices rubí y en nariz evidentes signos de madurez, con notas de ciruela, clavos, matices florales y aún una excelente acidez en boca, donde es graso y aparecen notas especiadas, salinas y una gran redondez. El vino se crío enteramente en roble americano.
Gran Colegiata Gran Reserva 1987
Dos años en barrica de roble americano pasó este vino que tiene matices teja, en nariz entrega muchos recuerdos a trufa, flores y grosellas, y en boca mantiene una textura grasa, que evoca la base de un vino de Oporto.
Bodegas Pintia
2005
Huelga describir la intensidad de color del vino, que en nariz tiene recuerdos a mermelada de roja grosella, notas florales, y guindas en licor, y en boca destaca por su frutosidad, pero también por el potencial de largo recorrido que le aguarda en botella. Un vino procedente de viñas de entre 30 y 50 años. El vino se crió en roble francés y un menor porcentaje de americano durante 14 meses, con una restante crianza en botella.
2006
Un Pintia sobresaliente, que se crece y afina en copa, y con una buena complejidad aromática que transita de moras y cassis a mermelada de ciruelas, recubiertas por matices ahumados e intensas notas de chocolate. Un vino redondo, elegante y potente, producto de una añada con maduraciones tempranas, y que en boca tiene un fin largo, potente, persistente y que envuelve todo el paladar con su intensa fruta. Cepas de entre 35 y 55 años.
2007
Una botella en su cuarto año, donde se destaca mucha fruta y una verdadera profusión floral. Frambuesas con un fin de mermelada, pintadas con un velo de vainilla con notas especiadas que se remarcan en boca, donde el vino es potente y fino.
2008
Un vino que aún reposa en botella y saldrá al mercado en 2012, pero que ya denota una gran expresividad frutal a frambuesa, notas tostadas, torrefactas y especiadas que desembocan en otras ahumadas para un vino potente, pero con un fin sedoso, que mejorará con el tiempo que le resta de botella.
Dominio del Bendito 2009
El Primer Paso
Bodeja joven, y hasta hace poco casi una ilustre desconocida, la bodega toresana Dominio del Bendito cobró notoriedad en 2009 con la sorpresiva selección de uno de sus vinos, “El Titán del Bendito”, como el vino con la mayor puntuación del año en una de las más reconocidas publicaciones de vino de España. A este vino top se unen otros, como este Dominio del Bendito, un vino procedente de viña vieja ubicada a 700 metros de altitud donde las amplitudes térmicas son marcadas y los suelos, de canto y arena. Tras seis meses en barrica, este Toro muestra una nariz mineral, con matices a caramelo, coco, fruta en línea de compota de frambuesa. Su estructura en boca es espléndida, con buena fruta y un amarre de taninos que se domestican en botella. Potente, no tan concentrado de color, en este vino de final persistente domina siempre la fruta.
Dominio del Bendito 2007
Las Sabías
Vino de cepas que superan los 45 años que pasa 16 meses de crianza en roble francés. Manifiesta mucha compejidad aromática con recuerdos a violetas, toffees, cocos, sotobosques y lavanda (espliego). Un vino de intenso granate, con mucha estructura y equilibrio, donde el vino se ensambla con madera, aún por domesticar un poco. Un vino potente, grande, delicioso.
Elías Mora 2009
Recuerdos de esmalte, jarabe de grosellas y especias. En boca tiene mucha fruta envuelta en café tostado, con un fin especiado, pero breve.
Estancia Piedra Etiqueta Roja 2005
Un vino con boca es fina, especiada, con muestra de guinda en licor y una nariz de pura jalea de grosella.
Finca Sobreño Crianza 2008
Guayaba, pimienta que preceden a una boca muy especiada, con fruta que casi puede masticarse. Un vino potente y persistente. 14.5 % grados de alcohol.
Flor de Vetus Vino de Finca 2009
Bodega Vetus
Mucha expresividad frutal, conjugada con flores y especias como la pimienta y la nuez moscada. En boca entra con potencia, fruta, se desarrolla en una estructura más bien fina y concluye con un final poco persistente.
Gil Luna 2005 Reserva
Bodega Gil Luna
95% Tinta de Toro y 5% Garnacha que se somete a una crianza de 24 meses en roble francés y desvela ahumados de carbón que envuelven una fruta roja que luego se desprende con muchas chispas de coco y vainilla. En boca entra potente y alcohólico, con taninos firmes y persistentes.
Juan Rojo 2005
Bodegas Matarredonda
Un vino que se estrena en nariz como fruta fina, matices a mermelada de grosella y arándanos y un atractivo sazón de anis estrellado y especias. En boca es fino, con una estructura no tan cremosa como la que se anticipa en nariz.
Junto con un Château Lafite-Rothschild del 1996 catamos un San Román del 2002, que superó al primero con creces en estructura, complejidad, exuberancia, raza y emoción.
Apenas un año luego de haber surgido el primero nacía la primera cosecha del segundo, unas 30 mil botellas que originalmente no salieron como vinos de Toro pero que sí empezaban a perfilar el refinamiento contenido de ese potencial de los tintos de la región, que por una mala viticultura y elaboración rendía vinos rudos y agresivos.
“Empecé a ver viñas en San Román en el 1994. Veía el potencial de los vinos tintos de Toro, porque Toro es una zona genuinamente de tintos, pero tenía mala fama, de vinos bastos, duros y agresivos. Esto se debía a una mala viticultura y a una atención incorrecta a la uva en la elaboración. La del 97 fue la primera cosecha que elaboré en Toro, En el 98 alquilé las instalaciones de otra bodega para hacer nuestra primera cosecha denominacional y, en el 99, hice la primera nave de Maurodos, mi bodega de elaboración allí”.
Contra los que catan vinos con premura y en grandes cantidades, García insiste hasta la saciedad en la necesidad de dar tiempo al vino de oxigenarse para que revele todos sus matices y potencial, y que sea la redondez de estas cualidades las que realmente sean objeto de valoración y juicio.
A más de 800 metros de altitud en Argujillo, el punto más distante de la denominación Toro, el viento sopla con helada pujanza en la finca de Teso Los Carriles. Con casi cinco hectáreas contiguas de viña viejísima, algo verdaderamente excepcional en Toro donde abundan los minifundios de viñas añejas, Teso Los Carriles es el tesoro de Bodegas Numanthia y sin duda también una de las joyas vitícolas de España.
El horizonte de viñas centenarias perfectamente ordenadas se asemeja a hileras de soldados chinos de arcilla que han sobrevivido a pesar de los avatares del tiempo. Un viñedo impresionante, avasallador, magnético e irresistible. Como la antigua Numancia, de donde toma su nombre la bodega, las cepas de entre 120 y 140 años han superado el tiempo con tenaz resistencia.
Manuel Louzada
“El problema de Toro era que elaborábamos mal, sin evolucionar con el consumidor”, declara Manuel Fariña.
Afable, divertido, humilde, próximo y conversador, su dilatada trayectoria en el vino de la región le permite hablar con autoridad sobre el devenir de Toro.
En 1988 puso en pie la estructura de la actual bodega, un espacio amplio no lejos del centro de la ciudad de Toro, que, al igual que la bodega de Gildo, encierra su corazón más bajo tierra que sobre ella. Es una bodega funcional, con naves austeras, sin lujos ni decoraciones de vanguardia, en la que, además de los vinos, llama la atención un espacio amplio y ahora aún casi vacío, donde contemplan establecer una especie de museo, con equipos de campo y elaboración que remotan al visitante a otras eras en las que el vino de Toro era más rústico, menos amigable, menos moderno.
No hacen falta ornamentos. Todo está dentro de los depósitos, las barricas, las botellas. En ellas está también algo del futuro de Fariña, pues en 1998 se incorporó al proyecto Bernardo, hijo de Manuel, con quien trabaja hoy mano a mano.
Grandes Colegiatas en evolución. De un depósito troncocónico sale un río de tinta de 2008 destinado a un crianza, con mucha fruta roja. De otro se extrae más fruta roja, intensa, poco astringente, con una hechura aún por estructurar, pero potente y persistente. De un tercero saca Bernardo un extracto más concentrado de viña vieja, que se destinará al Campus, la joya de la bodega. Glicérico, con mucha fruta negra, mayor concentración, potencia y estructura.
De arriba a abajo: sala de crianza, Manuel Fariña; barrica recuerdo de la Conferencia Iberoamericana; nave de fermentacion; a la izquierda, Bernardo Fariña
La región y denominación de Toro se enmarca en la comunidad de Castilla-León, entre las provincias de Zamora y Valladolid, con el río Duero como eje vertebrador de un territorio condicionado por su altitud de entre 658 y 850 metros, suelos de arena y piedra, y un clima continental extremado, con amplitudes térmicas en verano de sobre 20° C (68° F), influencias atlánticas y precipitaciones medias en la frontera de lo seco, que fomentan la sanidad de la viña. Pero caracterizado también por una amplia exposición a horas de sol que confieren a las vides de Toro una singular capacidad de maduración de azúcares y polifenoles.
Arma de doble filo, pues antaño se sobremaduraban las uvas para que el vino tuviera más alcohol y fuera más concentrado, con más taninos y más color, viejo estereotipo de la calidad en España, rindiendo vinos con elevada potencia alcohólica y perfil rústico, con recuerdos a uva quemada.
Entre Zamora, coqueta ciudad, y Valladolid, urbe señorial, Toro, con su hermosísima Gran Colegiata e impresionantes vistas del Duero, columna imperturbable de una región donde no se podía cambiar ni la lluvia, ni el sol, ni el suelo, ni la vid.
Entonces, ¿qué hacer para que los vinos se adaptaran a los nuevos tiempos, manteniendo la tipicidad de su origen, con elegencia y modernidad? Cambiar la forma de elaborar. Adelantar las vendimias para evitar las sobremaduraciones de uva, buscando reducir el grado alcohólico, casi de vino fortificado, a unos 13-14 grados de alcohol. Controlar las temperaturas, hacer inversiones en las barricas y dar un nuevo rostro a la denominación.
Las uvas de Toro
La tinta de Toro, autóctona e irrepetible, es la gran protagonista de la denominación, con bayas más concentradas y pequeñas que la tempranillo, extremadamente ricas en color y taninos, uno de los rendimientos más bajos del mundo, y una personalidad única gracias a la buena maduración de la vid en la zona, algo que se concreta con facilidad gracias a la óptima exposición a la luz solar, rindiendo vinos con mucha estructura y taninos redondos, carnosidad, concentración, fruta y potencia. Se dice que la tinta de Toro es una selección pre-filoxérica de la tempranillo, específica de la región.
Pero no es la única uva. En la zona hay también garnachas tintas, que se usan mayormente en rosados y algunos tintos, así como malvasías y verdejos blancas, que son la base para una producción de blancos, rosados, tintos y dulces con designaciones de jóvenes, crianzas, reservas y grandes reservas.
Ajenos a esos estrictos criterios de envejecimiento y más inclinados a hacer vinos con hechura personal, pero siempre altos criterios de calidad, pusieron en Toro un pie otros elaboradores. Así, en la prodigiosa década del 1990, Toro fue testigo de un despuntar, empujado por el asentamiento en la zona de nombres de tanto peso enológico de fuera de la región como los Eguren, Vega Sicilia, o Mariano García.
“Comencé a mirar hacia Toro por el potencial de su suelo, su clima, y sus viñas viejas, que anticipaban vinos potencialmente longevos con mucho carácter, fruta y estructura, y también un poco por rendir tributo a tintos de calidad histórica que por alguna razón no habían manifestado toda su grandeza. La zona de Toro siempre fue un bastión de tintos, pero por alguna razón sus vinos se mantuvieron más bien rústicos, poco elegantes, y vi una oportunidad para hacer algo distinto”, relata García, quien ya desde el primer lustro de los 90 había comenzado a hacer microvinificaciones de vinos de Toro, y a fines de esa década estableció Maurodos, la bodega donde elabora San Román.
Así, marcas como ésta, Pintia o Numanthia y Termanthia, además de las de Fariña, se tornaron verdaderas locomotoras para la región, referentes de Toro como productora de vinos de altísima calidad, que inicialmente repercutieron primero fuera de España, donde el público estaba más receptivo a esos nuevos perfiles, con lo que gran parte de aquellos “nuevos” vinos de Toro se destinaron a la exportación. Luego llegaron otros elaboradores, revolucionando toda la región.
Sumergidos en las profundidades de una casa centenaria rebuscamos con Gildo los signos de los primeros Toros que llegaron a América. Un descenso por escaleras con peldaños estrechos y resbaladizos que desembocaban, catorce metros bajo tierra, en una bóveda de húmeda piedra que encierra toneles centenarios en desuso, ajados, pero custodios en su interior de recuerdos verdaderamente añejos de los vinos de Toro.
A sus casi 90 años, Hermenegildo García se desplaza con sorprendente agilidad por arriba y por abajo de unas escaleras de órdago, que a cada tantos peldaños van abriendo el estrecho panorama a recintos como museos vivientes, con prensas con tiempo a cuestas, botellas envueltas en polvo, minúsculas lámparas que apenas regalan un halo de claridad y dejan una sensación de casi estar dentro de una mina, una bóveda de donde se extraen las piedras preciosas de la historia del vino.
Descendiente del Obispo Alonso Manso, primer Obispo de Puerto Rico y primer inquisidor llegado a América, Gildo recorre la morada que construyó su ancestro y que traslada al siglo XVI, a imágenes de telenovela brasileña de época, o del San Juan colonial.
La bodega precedió en antigüedad a la casa, y se cuenta que, con Manso, llegaron a América los vinos que se elaboraron en este vetusto recinto toresano, bodega de los padres del Obispo, en cuyas cavernas hoy yacen toneles de roble con tres siglos a cuestas, recubiertos de tierra y sucio, que en el silencio de la profundidad gritan inaudibles que de sus entrañas probablemente brotaron aquellos primeros vinos que asentaron en el Caribe los pilares de una cultura vinícola y de un mercado y un aprecio para el vino español.
En realidad a los vinos de Toro les antecedía una fama nacional que databa de siglos. Se dice incluso que tanta calidad rendían sus viñas que los frailes de la Catedral de Santiago de Compostela poseían algunas en la zona, de las que nacían los vinos que luego disfrutaban entre las inexpugnables torres de piedra gallegas.
Una tradición celtíbera es fundamento de la producción vinícola y también de la nomenclatura toresana, con apelativos legendarios como Campus Gothorum… campos de godos… campos de Toro y símbolos como los verracos, que parecen toros.
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