17 de mayo de 2017
En esta edición:
PROTAGONISTAS: Luis Gutierrez
PROTAGONISTAS: Dirk Niepoort
PROTAGONISTAS - Essência Porto
PROTAGONISTAS: Alvaro Palacios
TENDENCIAS: Pink Rose Festival
SABOR: Salon Gourmets
BODEGAS: Resalte
VINOS - Secretos de Jerez
Y aperturas, estrenos de vino, eventos y otros...
Fátima celebra el centenario de las apariciones de la Virgen del Rosario, la canonización de los pastores Jacinta y Francisco Marto, el cantante portugués Salvador Sobral hace historia ganando Eurovisión para Portugal y, en Oporto, más de tres mil etiquetas de vino de 350 bodegas se mueven en un interminable chin chin de copas que alzaron más de 20 mil personas en cuatro días. Más de 70 especialistas internacionales en vino, más de medio centenar de eventos, una concatenación de comidas, catas excepcionales y vino, mucho vino, resumen la edición 2017 de Essência Porto, el principal evento de vinos de Portugal y uno de los más importantes de Europa.
El vino portugués sigue cosechando cotas de excelencia de calidad, pero también repercusión internacional. Por eso, un jurado de profesionales del sector, del que formó parte por tercera ocasión Divinidades, fue responsable de escoger el mejor decálogo de vinos de Portugal, una ocasión que sirvió para constatar, a ciegas, pero iluminados por la histórica hermosura del Salón Árabe del Palacio de la Bolsa de Oporto, el buen nivel del conjunto, y también tomarle el pulso al espíritu vínico nacional, en un ejercicio que complementó el juicio a ciegas con una presentación degustada de la mayoría de los vinos allí presentados.
61 vinos integraron la colección finalista de los Top 10 Wines Portugal. Diez blancos, 41 tintos y diez fortificados que se revisaron con precisión para escoger los mejores de un conjunto pre-seleccionado por el panel de pruebas de la extinta revista WINE, ahora Revista De Vinhos, que hizo acopio de los mejor puntados que luego juzgó a ciegas el jurado internacional.
Tras evaluar esa selección tan especial se alzaron con los máximos honores dos vinos del Douro, en clave tinta y blanca, y un Madeira fortificado:
Passagem Grande Reserva 2009, Quinta das Bandeiras, tinto del Douro, mejor tinto.
Alves de Sousa 2008, mejor blanco, un Douro de la factura de Domingos Alves de Sousa.
Barbeito 30 Anos Malvasia Vó Vera. Madeira, con recuerdos a intensa naranja, mejor fortificado.
Además de estos top, otros vinos del top 10 o sobresalientes en toda la colección de vinos fueron.
En blancos, Quinta de Santiago Alvarinho Reserva 2015, un vino de Bodega Nenufar Real (Vinhos Verdes) con notas muy minerales a piedra mojada, super elegante en boca, salino, envolvente, cítrico, elegante y persistente.
Soalheiro Primeiras Vinhas 2015. Vinhos Verdes. Un blanco de alvarinho de una bodega que consistentemente se posiciona entre las mejores elaboradoras de blancos en Portugal. El Primeiras Vinhas es un vino de parcela, que nace de la primera plantada en este proyecto familiar de vinos en Melgaço que cultiva ecológicamente sus viñas propias. Este blanco es muy floral en nariz, con algún toque meloso a piña, recuerdos a piedra, delicado melocotón, y un punto cítrico en nariz. Ese tono cítrico prevalece en boca, donde es salino y entra lineal, recto, para luego abrirse y tornarse envolvente en el paladar.
Soalheiro Alvarinho Reserva 2015. Vinhos Verdes. Menos exuberante que el Primeiras Vinhas, este blanco de alvarinho discurrió por los tonos florales, a rosas y flores blancas, que ya se siente graso desde la nariz, con matices algo más acompotados. En boca el vino tiene mucha chispa, con remarcados tonos cítricos, salinidad y gran persistencia en el paladar.
Poeira 2014. Regional Duriense. Exquisito blanco del Douro, con buena acidez, estructura y carácter, notas a melocotón, puntos de contacto con madera, en un vino con carácter, elegante y vocación de porvenir.
En tintos:
Menino António Alicante Bouschet 2014, Herdade da Malhadinha Nova, Regional Alentejano. Un tinto que revalida sus distinciones de excelencia. Su uva fermenta de dos formas diversas: en racimo, con raspón o con algo de raspón. Todo se trabaja en lagar y luego se trabaja en barrica nueva. El vino es una plétora de fruta oscura, en extremo afrutado, con recuerdos a cassis, mora, tonos tostados y balsámicos con abundante regaliz. Su boca es potente, envolvente y especiada, con taninos dóciles, potencia conjugada con elegancia, y un final afrutado y persistente. Ésta es una etiqueta que se elabora únicamente cuando la Alicante bouschet está en estado óptimo (2008, 2012 y 2014).
Mirabilis Grande Reserva 2013. Quinta de Nossa Senhora do Carmo. Douro. Tinto super elegante y afrutado en nariz, con recuerdos a mora, frambuesa, goloso, y que es fino con una fruta prevalente.
Dona Maria Grande Reserva 2014. Alentejo. Destacado productor ya de antemano, Julio Bastos ensambla Alicante bouschet, touriga nacional, petit verdot y syrah en este tinto con mucha fruta oscura, tonos muy balsámicos en nariz precediendo una boca con mucha fruta, especias, tonos tostados, todo bien equilibrado y ensamblado. Redondo, envolvente y con estructura.
Además, Quinta da Touriga Chã 2014, un Douro de Jorge Rosas, Chryséia 2014, perteneciente al grupo Symington; Pedra Cancela Amplitude, un tinto del Dão; Quinta da Manoela Vihnas Velhas 2014, tinto del Douro; Reserva del Comendador 2013, un tinto regional alentejano de Adega Mayor; Pintas 2014, del Douro; Terrroir Cantanhede 2011, de Caves São João en Bairrada; Marias da Malhadinha, regional alentejano; Exaequo 2012, tinto regional de Lisboa; Casa de Santar Nobre, del Dão; Quinta Vale d. Maria Vinha do Rio 2014, del Douro; y también del Douro, Vale D. Maria.
En fortificados:
Kopke Colheita 1957, un vino de Oporto de Sogevinus Fine Wines con tonos a toffee y vainilla; Bacalhôa, Moscatel de Setúbal Superior 20 años; Quinta do Vesuvio Vintage, Douro, de 1995; Warre’s Vintage 1980, también del Douro; Quinta do Vesúvio Vintage 1995: Warre’s Vintage 1980; Porto Homenagen João Nicolau de Almeida 40 años, vino de Oporto; Alambre 20 años, moscatel de Setúbal y Grahams Single Harvest 1972, un vino de Oporto salino, chocolate fino, naranja, que es fino, complejo y especiado.
Otros vinos:
Quinta do Carmo Moscatel Galego Douro 2016. Blanco super aromático, con recuerdos a hierbas, y gran versatilidad que puede funcionar bien como vino de aperitivo.
Maladinha Monte da Peceguina 2016. Alentejo. Blanco de la casta antão vaz elaborada en acero inoxidable que entrega un vino fresco, sápido, con mucho volumen y estructura en boca, persistencia y salinidad. La bodega tiene otro blanco experimental de esta cepa, con matices mucho más floralesy minerales en nariz.
Maladinha 2015. Alentejo. Blanco ensamblaje con la mitad de arinto y otra mitad que funde viognier, alvarinho y chardonnay, que fermenta en barricas nuevas y usadas, así como barricas más grandes de tonelerías específicas, pero tiene una madera bien integrada en un vino con recuerdos cítricos a toronja, salinos y minerales con un final algo amargo, pero en general fresco y equilibrado.
Quinta dos Termos Fonte Cal Reserva 2016. Beira Interior. La fonte cal es una variedad blanca autóctona de Beira Interior que fue hallada entre cepas viejas y es muy poco productiva. Este interesante vino blanco tiene mucha chispa, buena acidez, es envolvente y tiene aromas naturalmente tostados que le confiere matices de madera sin tenerla.
Incógnito 2012. Este excelente tinto regional alentejano fue el primer monovarietal de syrah de Portugal. Procedentes de cepas con unos 25 años plantadas en suelo calcáreo el vino envejece durante 8 meses en roble francés. En nariz tiene matices muy varietales, con mucha fruta y tonos de chocolate. La intensidad frutal prevalece en boca donde es penetrante, equilibrado y persistente.
Indie Xisto 2014. Douro. Otra soberbia etiqueta de la mano de Luis Seabra elaborado a partir de uvas de viñas muy viejas de unos 80 años. Luego de vinificado, el vino pasa dos años en barrica usada. Un vino en extremo perfumado y elegante, con una nariz muy floral y afrutada. En boca es salino, fresco y fino, con apenas 12 grados de alcohol.
Tapada de Coelheiros 1999. Vino Regional Alentejano. Ensamblaje de tinto aragonêz, cabernet sauvignon y periquita. Tinto con aires viejos a tabaco, buena fruta, taninos aún bastante firmes, final de almendra y buena acidez. Su añada 1997 es afrutada, con recuerdos a confitura de mora y una gran sedosidad en el paladar. La de 1996, aún viva, es un ensamblaje de cabernet sauvignon y tinto aragonêz con 18 meses de crianza, super elegante, fresco y salino.
En nuestras próximas ediciones de Divinidades, te traeremos los Oportos de Ensueño, una cata excepcional con Oportos del siglo XIX y visitaremos algunas bodegas.
Divinidades y Viajes & Vinos agradecen muy sinceramente a Essência do Vinho una nueva invitación para incorporarse al grupo internacional de profesionales del vino que integraron el jurado que seleccionó a los mejores 10 vinos de Portugal.
Fotos: Viajes & Vinos y Essência Porto. Prohibida su reproducción.
Los números no engañan. Atrás quedan los tiempos en que los vinos rosados se estereotipaban como intrascendentes, aguaditos, o sólo para féminas y principiantes. Entre paladares ya no hay diferencia de género y el consumidor hoy día está más abierto a probarlos. Los vinos rosados dejaron de ser un nicho para amateurs o para muy entendidos, para insertarse en el mainstream del mercado del vino. En la última década la producción y consumo de vinos rosados creció entre 16 y 20% en el mundo y su incremento fue casi un 10% superior al de los otros estilos de vino. Son un dínamo que atrae porque representan una nueva forma de aprecio y una forma de consumo que ha llevado a las bodegas del mundo a ponerse en guardia para un boom total. Hoy más que nunca, Pink is Cool.
Algunos los describen como vinos de transición entre blancos imperfectos y tintos inconclusos. Lo cierto es que cada vez los hay más y mejores, y son procurados por un universo de consumidores cada vez mayor.
Para poner un poco de orden se organizó Pink Rosé Festival, una première en Cannes con tintes rosa y estrictamente para profesionales del vino. Justo en el mismo lugar donde se celebra el célebre Festival de Cine, que se convirtió en un punto de encuentro de negocios con exponentes de Italia a Bulgaria, de Argentina a Francia, de España a Portugal, del champán al Lambrusco, un inventario variopinto tranquilo, de guarda y espumoso, elaborado con multiplicidad de variedades de uva, y con una diversidad de tonalidades y formatos de botella.
Cannes es uno de los ejes de la Provenza francesa, región afamada por su producción rosé. Corazón del evento, fueron los suyos y franceses ejes de una de tres catas magistrales, que exploraron otros vinos rosados de la Cuenca mediterránea. Entre las tendencias más notables, los vinos bio, el uso de variedades autóctonas ancestrales en la elaboración y el surgimiento de Centroeuropa como productor de buenos rosés.
Los rosados proyectan sensualidad y ofrecen una nueva paleta de sabores y aromas diferentes a los más conocidos de los blancos y tintos. Se destacan por sus aromas a frutos silvestres y florales, como rosas, lavanda o violetas. Sus colores marcan variantes tonos rosáceos, con tonalidades que cambian conforme el tipo de uva utilizada y la procedencia. Pasan por matices similares a la piel de cebolla, el melón, la quenepa, el salmón o la sandía, a los más intensos guayaba, frambuesa u otros más cobrizos y marrones. Van de cuerpo liviano a estructuras más densas y envolventes. Su grado de dulzor transita de seco a discretas notas dulzonas, a opciones con un mayor nivel de azúcar residual. Manifiestan sabores a bayas, cereza, melón e incluso notas cítricas.
Al igual que con el coñac, los Oportos muy añejos o algunos rones, la imagen en botella de algunos vinos rosados les aproxima al mundo de la perfumería con frascos de diseño que son el primer impulso tentador a probar el contenido.
Una de las virtudes de los vinos rosados es su gran aptitud gastronómica con cocinas de todo el mundo, porque son término medio, llenando espacios que no llenan ni el tinto ni el blanco. Esta versatilidad se reconoció con los Pink Awards, que premiaron las mejores armonías para platos estrella de cinco de los más prestigiosos restaurantes de Cannes.
De Pink Rosé Festival destacamos:
Solière. AOC Côteaux d’Aix-en-Provence. Francia. Un ensamblaje de syrah, cabernet sauvignon y garnacha procedentes de una bodega con 72 hectáreas que dedica el 70% de su producción a vinos rosados. Un vino muy fresco, untuoso, afrutado y fácil. Muy grato para beber sin complicaciones.
Reggiano Lambrusco Rosato Secco. Cantina Arceto. DO Reggiano Lambrusco. Italia. Un rosado frizzante elaborado con método charmat, color jalea de guayaba y muy afrutado. Con aromas florales a rosas rojas, es un vino de cuerpo ligero, fácil y agradable, nada complicado y que no debe de descartarse por la fama de simpleza que se ganaron muchos Lambruschi.
Alexandra Estate Rosé Mourvèdre et Grenache 2016. Valle del Tracia. Bulgaria. Desde inicios del siglo XX Bulgaria vive un renacer de su producción vitivinícola, que se fortaleció con la entrada del país a la Unión Europea en 2007. Esto ha conllevado la plantación de más viña, primordialmente con uvas internacionales, en zonas como el Valle del Tracia, una de las regiones más interesantes y que fue una de las grandes sorpresa y favoritas de Pink Rosé Festival, ya que gran parte de ese renacer reposa sobre vinos rosé. Este ensamblaje rosado (60% mourvèdre y 40% Grenache de viñas muy jóvenes) fue muy pálido de color, pero fragante, muy perfumado con recuerdos a flores, minerales a tiza y talco, con una boca muy fresca, salina y persistente. Diez porciento del vino envejece en barrica de roble usada, un proceso casi imperceptible por la buena integración en el producto final. Éste es un rosado que se asemeja a un blanco especiado, con más estructura y vinosidad. Una delicia.
Peregrino Rosado 2016. Bodegas Gordonzello. DO Tierra de León. España. Gordonzello es una de las principales bodegas de Tierra de León, una de las más desconocidas apelaciones vitivinícolas de Castilla y León. Éste es un rosado de intenso color, casi rojo, elaborado con la variedad prieto picudo y por el método de madreo, por el que se añaden algunos racimos al mosto que recién empieza a fermentar. Es un vino con intensos recuerdos florales y afrutados, untuoso y de trago muy fácil.
Feu! Rosé D’Anjou. Loire Propriétés 2016. Francia. Un vino en que una cepa tinta de la región, la grolleau (groslot) desempeña un papel importante. Este vino de color salmón tiene, recuerdos a tutti-frutti, con algunos tropicales a toronja. En boca es fresco, envolvente, con buena acidez y mucha untuosidad en boca. Un rosado muy gastronómico.
Rozy Dom Brial. Vignobles Dom Brial. Roussillon. Francia. Un gracioso atuendo de lunares y bikini caracteriza la etiqueta de este rosa de color piel de cebolla. En nariz es muy fragante, con perfumados recuerdos florales, tonos tropicales y muy cítricos a limón. En boca se mantiene ese punto cítrico y aparecen también matices a piedra mojada que se prolongan con una persistente salinidad en el paladar. Ensamblaje de moscatel de grano menudo y syrah.
Estandon Zenith. Côtes de Provence A.O.C. Francia. Un vino que se estrena este 2017 como un ensamblaje de garnacha, syrah, cinsault y rolle, una cepa autóctona de la región. Fragante y elegante, como resultado del equilibrio de sus diversos terroirs arenosos y arcillo calcáreos. Con recuerdos muy frutales a melocotón y licthi, el vino es fresco, aterciopelado y muy mineral. Las uvas se recogen en vendimia nocturna y se someten a una breve maceración antes de prensar. El vino se vinifica en depósitos de acero inoxidable. Uno de los mejores del Festival.
L’Angèle Rosé 2016. Domaine De l’Angèle. Vallée du Rhône. Francia. Una bodega pequeña, con una producción de unas 31 mil botellas de las que casi la mitad son rosadas. Este vino ensambla Grenache noir, syrah, cinsault de viñas viejas, y la calladoc, un cruce creado para aportar color y acidez. El vino es muy floral, cítrico, algo untuoso, amable, aunque con marcada acidez.
Éternel Paradis. Côtes de Provence AOC. Francia. Una botella hermosa contiene este rosado elaborado con un ensamblaje de 50% Grenache, 30% cinsault, 10% tibouren y otro 10% de rolle, variedades ancestrales de la Provenza francesa. El vino se elabora en el corazón de la costa provenzal en Pierrefeux y Saint Tropez, lo que confiere a las vides un clima marítimo templado. Un vino “cool” tanto por la botella como por su contenido, muy afrutado, con recuerdos a melocotón blanco y matices florales, fresco, untuoso y con mucha persistencia.
Château de Moulin de Rioucreux 2015 Rosé. Bordeaux. Francia. Un ensamblaje de merlot y Malbec cultivadas de forma ecológica en una pequeña propiedad bordelesa. A la vista es algo pálido, y en nariz se estrena algo austero para dar paso a recuerdos de cristal de eucalipto, y algo de fruta. En boca es ligero, untuoso, elegante, con una fina y delicada persistencia.
Cabernet Sauvignon Rozé 2015. Romanian Rose – Crama Hermeziu. Moldavia. Rumanía. Localizada al norte de Rumanía, Moldavia, la región, que no el país, es una de las zonas centroeuropeas efervescentes en materia de vino, con unas 200 bodegas en operación de las cuales unas seis a siete son de mayor tamaño. Este cabernet sauvignon rosado es muy aromático, con recuerdos a flor de ciruelo y puntos dulces en nariz. En boca es más estructurado, con buena untuosidad, acidez y mayor persistencia.
Granma Cuvée Visanc 2016. Romanian Rose – Crama Hermeziu. Moldavia. Rumanía. Un rosado muy pálido, ensamblaje de merlot y otras uvas que aparezcan repartidas por esta viña de cepas viejas. con un agradable punto dulce en boca equilibrado con un matiz de salinidad.
Métodos de elaboración
Hay varias maneras de producir vinos rosados. Uno es prensar las uvas tintas y dejar su jugo en contacto con los hollejos, de manera similar a un vino tinto. Dependiendo de la maduración de la uva y la pigmentación de la piel, pasará algunas horas o días. Antes de fermentar, se escurre parte del jugo, eliminando el hollejo, y se pasa a un nuevo tanque donde se procede con su fermentación, pero sin pieles. Esto permite que el mosto capture compuestos fenólicos y taninos, sin volverse tinto.
Antes, los rosados eran más bien un producto residual de la elaboración de tintos, pues surgían del sangrado, un procedimiento frecuente y tradicional por el cual se separa el hollejo del mosto, escurriéndolo, de modo que el liquido cae y se retienen los residuos sólidos para producir vinos más consistentes e intensos. Hoy día el método se usa expresamente para la elaboración de rosados. El mosto del sangrado es rosado, formado por el jugo fresco de los hollejos, con leve presencia de colores y taninos fruto de la maceración.
Otro método consiste en mezclar uvas blancas con una pequeña cantidad de tintas y fermentarlas juntas. Este método es poco usado por la dificultad que comporta controlar su resultado.
Otra alternativa, utilizada en la elaboración de champanes rosados, es ensamblar vinos tintos y vinos blancos que se han vinificado y fermentado previamente y por separado.
Vinos rosados y los denominados claretes, casi color piel de cebolla, no son equivalentes. La elaboración de ambos puede realizarse tanto a partir de uvas negras, como de la mezcla de blancas y negras, pero en el caso del clarete, la toma de color se realiza por la fermentación de hollejos junto al mosto, elaboración similar a la de tintos.
Conservación y servicio
Servido fresco, el rosado es un aperitivo de clase y poco convencional. Los rosados deben conservarse a una temperatura promedio de 60 grados F, lejos de fuentes de luz y calor. Se recomienda servirlos a unos 54-57 grados F, aunque algunos elaboradores los prefieren a una temperatura más baja.
Divinidades y Viajes & Vinos agradecen muy sinceramente a la organización de Pink Rosé Festival su invitación a formar parte del grupo de prensa internacional invitado al debut de este evento.
Debajo del Castillo de Peñafiel se marcan los tiempos del vino con un mundo a dos alturas que condensa el pasado, el presente y el future de la Ribera del Duero.
Antes de ella otra Ribera del Duero, nombre original de Protos, que cedió su apelativo de origen para prestigiar toda una región que a su vez la reconoció como una de las pioneras de la zona.
Por eso Protos adquirió ese nombre griego que designa al primero, lo que fue la bodega para esta región.
A los pies del Castillo está el primer espacio de la longeva protagonista del devenir vinícola de la zona. Fue la primera casa para la bodega que se fundó en 1927 y que, luego de paralizada su producción, durante la Guerra Civil española del 1936 al 1939, retomó a fines de los cuarenta su producción de botellas.
Antes cooperativa de socios y hoy sociedad limitada, lo que más impresiona del edificio es su historia subterránea, una ruta de túneles que se extiende por 2.5 kilómetros, cuya quietud y silencio la hacen propicia para que en ellos descansen miles de barricas donde se pulen los vinos, además de colecciones especiales de botellas conmemorativas de proyectos especiales de la bodega.
Cuando ese conjunto especial comenzó a quedarse pequeño, Protos adquirió una segunda estructura en Anguix, tanto para acrecentar su viñedo, como para elaborar. Pero el crecimiento comercial de la bodega achicó también los espacios de producción, obligando a la construcción de una tercera facilidad, la nueva Protos, justo frente al primer capítulo de Protos, en Peñafiel, y hoy todo un contraste de diseño por la modernidad que explayan en un entorno típico con larga historia.
Fue así que hace menos de una década se estrenó un nuevo local, high-tech, diseñado por el célebre arquitecto Richard Rogers, que por primera vez realizó un diseño adaptándose a un centro de elaboración. Allí, además de la estética, prima la funcionalidad, un pragmatismo que le asemeja a un aeropuerto donde la logística está perfectamente cronometrada para su perfecto desempeño.
Así los tres ejes se complementan para dotar de forma a los vinos de Bodegas Protos, un emblema del tempranillo castellano que emplea su estructura en Anguix para la elaboración, y las dos bodegas en Peñafiel para crianza o como todo terreno para llevar sus tintos al mundo.
En los túneles subterráneos de Peñafiel hay un santuario de botellas antiguas, incluidas de la cosecha fundacional de Protos. A través de ese mundo underground de galería, con “calles” con nombre de las bodegas históricas de Peñafiel y precisos controles de temperatura y humedad, hay un total de tres mil barricas de las 14 mil que tiene la bodega. Todas de 225 litros y, en un 70%, de roble francés. Además de éste, roble americano. Las barricas se usan un promedio de cuatro años, aunque las barricas más nuevas se destinan a la nueva estructura.
Esos laberintos subterráneos enlazan dos tiempos de Protos, la bodega original y la moderna, que, si vistas desde la superficie son dos estructuras independientes, bajo tierra constituyen un único gran proyecto de vinos que pretende ser diferenciador.
Por eso el lema de la empresa es “Ser Primero”, una afirmación con vocación de superación, de siempre mejorarse, como muchos a quienes la bodega pretende reconocer en distintos ámbitos.
La receta de vinos de Protos se construye a base de un único ingrediente, la tempranillo, en un conjunto de vinos que persigue la fruta y el equilibrio como perfil. La uva la proporcionan unos 600 proveedores, entre socios adheridos y la propia bodega, siempre con un rendimiento menot en viña que lo autorizado por la denominación de origen.
En sus inicios, la bodega se estrenó con tres marcas ---Protos (hoy el Gran Reserva), Peñafiel (tintos de 4to y 5to año), y Ribera del Duero, claretes y tintos jóvenes---, etiquetas que han evolucionado para tener hoy en su gama tinta un roble, un crianza, un reserva, un gran reserva y un vino de pago, tres millones de botellas en el botellero.
Protos Crianza 2013 se elaboró con tempranillos de diversas procedencias, con cepas de una edad promedio de entre 25 y 30 años y pasó 14 meses en barrica, combinando 80% barrica francesa y 20% americana de segundo uso, tras lo cual pasa un año en botella. En nariz revela mucha fruta roja y oscura con recuerdos a zarzamora y notas especiadas que prevalecen en boca, donde es muy salino y con un largo final.
Viñas en vaso dieron génesis a Protos Reserva 2011, que pasó 18 meses en barrica, casi toda francesa y un alto porcentaje barrica nueva. Tras un año de pulirse en botella, mostró recuerdos a fruta roja más fina, notas lácteas y vainilla en nariz. En boca fue fresco, vivaz, sápido y muy goloso, con una entrada especiada y un fin salino y persistente, gran equilibrio entre alcohol, fruta y notas de crianza.
Elaborado a partir de viñas en vaso de entre 60 y 70 años, de la Ribera burgalesa, parte del Protos Gran Reserva 2010 realizó maloláctica en barrica antes de pasar a envejecer por dos años. De color aún bastante concentrado, su nariz expresó intensos recuerdos a frambuesa, café espresso, tonos minerales, mentolados, a regaliz, hojarasca y vainilla. En boca fue muy yodado, con muy buena acidez y una boca especiada.
El Grajo Viejo 2014 es un vino de pago del Pico del Grajo Alto, un viñedo en vaso de 70 años, que realizó su fermentación alcohólica y maloláctica en roble nuevo y en la bodega nueva diseñada por Rogers. De producción muy limitada, su vinificación y envejecimiento se hizo íntegramente en roble francés, y tras reposar un año en botella, reveló una plétora de fruta, sazonada con notas a chocolate fino y delicadas notas de crianza. Su boca fue salina y especiada con recuerdos a canela y nuez moscada, terminando en un fin pulido, salino, y a cascarilla de cacao. Se trata de un vino cuyos inicios se remontan a 2001 cuando comenzaron microvinificaciones de Protos Selección. A partir de 2009 se quedó como El Grajo Viejo.
Carlos Guzmán fue el enólogo de la bodega en la década de los 90s, una función que asumió hace un par de años María Elena Bonilla, una diva del vino de la Ribera del Duero que supervisa un departamento técnico de siete enólogos, que complementan el trabajo de tres ingenieros agrónomos.
En 2006 la bodega hizo una apuesta por los vinos blancos, estableciendo un proyecto en la DO Rueda. Como Protos sigue creciendo, hay planes de hacer una nueva estructura para manera la logística del comercio de vinos.
Este 2017 la bodega conmemora su 90mo aniversario, y como parte de esa celebración se ha sacado un vino rosado pálido, Aire de Protos 2016, y, además, se lanzará Protos 27, un vino concebido solo para el canal Horeca y que ha sido el culmen de un estudio con levaduras autóctonas de Protos, en lugar de las levaduras comerciales que hasta ahora se empleaban en la elaboración.
Pese a carecer de una viña contigua a la bodega por encontrarse en en centro de Peñafiel, el magnífico conjunto de estructuras que conforman Protos ha hecho de la bodega uno de los principals destinos enoturísticos de la Ribera del Duero, visitado anualmente por unas 200 mil personas, 80% de ellas españolas y, en su mayoría, de Madrid.
Continuamos la serie Divinidades en Tierra de Sabor con un segundo capítulo en que visitamos la Ribera del Duero, donde el sabor tiene silueta de vino y la historia tiene la redondez y tintura de la tempranillo.
Tierra de Sabor es la marca de calidad que Castilla y León emplea para divulgar y comercializar sus productos agroalimentarios, su origen y autenticidad, pero también su historia y tradición, y la artesanía de la elaboración de muchos.
Divinidades en Tierra de Sabor divulgaa entre nuestros lectores nuevos productos menos conocidos del territorio y, con mayor profundidad, algunos de sus vinos predilectos.
En el pasado capítulo descubrimos los secretos de la bodega Pago de los Capellanes y la cerveza artesanal Bizarra. A través de las próximas ediciones los lectores podrán introducirse en algunas bodegas de varias denominaciones de origen de la Tierra de Sabor, pero también en la producción de otros sabrosos productos con este origen.
Esta serie se realiza con la colaboración del Área Promoción Internacional de la Agencia de Inovación, Financiación e Internacionalización Empresarial de la Junta de Castilla y León.
Según de donde se venga, poco antes o poco después del emblemático Castillo de Peñafiel se atraviesan los viejos rieles de la antigua ruta de tren entre Ariza y Valladolid, y cruzados los hierros mohosos, al caer la noche y comenzar a refulgir las estrellas sobre la Ribera del Duero se llega a Resalte.
En tren, o no, hasta ese término de viña castellana llegó desde Cádiz el enólogo Enrique Andrades a poner algo de salero mediterráneo a las botellas de jugo de uva de las viñas del río Duero castellano.
Para iniciar su andadura en el año 2000, el proyecto miró a la almena más alta del Castillo y la escogió como emblema de la altura a la que quería situar su proyecto de vinos de alta calidad. Nacen en la viña, donde solo habitan tempranillos que revelan una personalidad propia al fundirse con cada terruño donde se cultivan, haciendo que la suma de naturaleza, tecnología y la mano del hombre conciban vinos modernos, complejos y equilibrados.
Esto se logra gracias a perfectas ecuaciones de ensamblaje de terruños y sus cepas de distintas edades, que se esparcen por unas 80 hectáreas en distintos puntos de la Ribera del Duero. Una conjunción de altitudes, orientaciones y terroirs, entre los que la viña vieja es denominador común.
Del mismo modo que cada viñedo es una revelación, lo son también las estancias de Resalte, que puerta tras puerta van revelando algo nuevo.
Como las barricas, que dan para juegos que permiten lograr una consistencia año tras año en esa búsqueda de un perfil de vinos frescos, fáciles, afrutados y con carácter. Vendimian un poco antes que el resto para obtener mayor acidez, entran la uva por gravedad, aplican frío a los depósitos, hielo seco en la fermentación, encuban bayas enteras, vinifican por parcelas, usan OVIs para remontados y ajustan las fermentaciones para preservar aromas y acidez. Incluso en invierno refrescan los depósitos con el propio aire frío que entra por la puerta para ir, poco a poco, desde el inicio, estabilizando los vinos. Cuidan las botellas, gastan en tapones de corcho y realizan un solo ensamblaje de vinos por añada para ganar en untuosidad.
De toda esta cuidada labor surgen cuatro etiquetas, todas íntegramente de tempranillo con variables según la ubicación de la parcela y la edad de las viñas, botellas de las que se elabora casi toda la producción. Resalte elabora, además, una gama inferior a la que a veces se destinan los vinos que se descartan para los vinos top.
Vendimia Seleccionada 2014: uvas procedentes de viñedos de páramos de más de 900 metros y tierra caliza. Para mantener la frescura, el vino, aunque tinto, se elabora casi a la usanza de un blanco: poca maceración, baja fermentación y una estancia de entre 10 a 12 meses en roble francés de 500 litros. El vino es fresco y con intensa nariz. En boca aparecen notas lácteas, a aceitunas, regaliz, hiebas y algo de café. El vino ataca el paladar con potencia y estructura, siendo envolvente y fresco a pesar de ser alcohólico.
Crianza 2011: un tinto que pretende ser una expresión abarcadora de los terruños de la Ribera del Duero, ensamblando uvas de seis pueblos diferentes. Cada vino se vinifica por separado y luego se ensambla. Vinos más serios, más concentrados y de una viña, mucha en vaso, de 30 años. El vino envejece 14 meses en roble francés para salir como un vino más serio, con concentración de color, fruta morada, mucho pimiento, almendra fina, vainilla, tabaco y cera. Tiene una boca golosa, envolviente, estructurada, con mucha fruta y un agradable punto amargo.
Expresión Resalte 2011: vinos de ladera, con cepas de entre 50 y 60 años. Los vinos realizan maloláctica en barrica y envejecen entre 16 y 18 meses, buscando envejecimientos cada vez más cortos en los que se juega con el tamaño de barrica y mucho roble americano. Con uvas procedentes de viñas muy antiguas, y rendimientos más bajos, los Expresión pretenden tener identidad propia. En nariz destaca mucho la fruta, con matices a vainilla, canela, especias y pimiento, antecediendo una boca potente y envolvente, pulida, con amplia fruta, músculo y especias, en un vino con boca amable y fácil.
Gran Resalte 2009. Las uvas de las parcelas más valiosas se escogen para este vino que comienza su vinificacion en barricas más grandes, abiertas y de roble francés. Un tinto con uvas procedentes de viñas de más de 80 años, que solo se hace en las mejores añadas. Su bouquet discurre por líneas similares al Expresión, con alguna nota de madurez en la línea de ciruela, guinda en licor, sotobosque, vainilla, cera y ahumado fino. La boca es más especiada y salina, con taninos elegantes y finos, y un fin persistente, tanto en la lengua como en el retrogusto.
Una línea de investigación que pudiera sentar las bases para la constitución formal de un agrosector oleícola gallego se abre con el proyecto de recuperación y análisis de variedades autóctonas de aceituna en Galicia y caracterización de sus aceites de oliva que realizarán la Misión Biológica de esta comunidad, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y la Fundación Juana de Vega, con el objetivo de poner en valor un producto con gran demanda y que pudiera hacer que la aceituna de Galicia pudiera llegar a tener tanta importancia como la vid.
En opinion de Carmen Martínez Rodríguez, investigadora científica del CSIC y directora el Grupo de Viticultura de la Misión Biológica gallega, se trata del “primer gran proyecto científico de olivo gallego y, por lo que hemos visto en estos cinco años que llevamos ya trabajando en el tema y realizando prospecciones, puede llegar a tener tanta importancia como la vid para algunas zonas de Galicia”. De hecho, la investigadora ve analogías entre los inicios de la consolidación del sector vino en Galicia y la incipiente industria oleícola.
Conocida más por la vid que por el olivo, a través de Galicia hay repartidos olivos centenarios y está documentada la existencia de cultivo del olivar en la región, del que hoy permanecen como testigos bosques muy viejos de olivos en zonas como Quiroga, en la Ribeira Sacra, Valdeorras y Pontevedra. Abandonado el cultivo comercial por un incremento de impuestos que trasladó a los productores a otras regiones españolas, en Galicia continuó cultivándose aceituna y produciéndose aceite en el entorno doméstico y para consumo familiar. No obstante, en el ultimo par de años, algunas empresas y bodegas de vino han comenzado a elaborar y comercializar aceites de oliva producidos en Galicia, aunque no todos de variedades autóctonas gallegas.
Esta alianza público privada de investigación persigue precisamente la caracterización y recuperación de variedades de olivo autóctonas de Galicia como un factor diferenciador y trampolín para la competitividad, cimentando al sector olivarero gallego no en volúmenes de producción sino en la auténtica singularidad de su producto.
“En nuestro grupo de investigación hemos desarrollado ya algunos estudios científicos previos que han permitido confirmar la existencia de dos variedades de olivo autóctonas gallegas (Brava gallega y Mansa gallega) y demostrar que existen, al menos, cinco variedades más, autóctonas de Galicia todas ellas, y totalmente desconocidas en otros lugares del mundo. Por tanto, es necesario avanzar en esta línea de investigación y conocer si existen más variedades además de las citadas, qué tipo de aceite produce cada una de ellas, si son adecuadas también para el consumo en fresco del fruto o cuáles se adaptan mejor a las distintas subzonas olivareras de Galicia”, explicó Martínez, quien resaltó la singularidad de las cualidades organolépticas de las variedades gallegas y añadió que incluso habrá que bautizar las variedades sin nombre.
En este contexto, la investigación que se acaba de iniciar tiene cuatro objetivos fundamentales cónsonos con la visión del olivo como un cultivo de valor añadido. El primero, ampliar y completar la recuperación de las variedades de olivo autóctono gallego, a través de la realización de prospecciones exhaustivas. El segundo, caracterizar los ejemplares localizados a nivel botánico, molecular y agronómico, así como los aceites de aquellas que resulten diferentes y únicas. El tercero, poner a disposición del sector y de las administraciones gallega y española los datos científico-técnicos necesarios para legalizar las variedades de aceituna como variedades de olivo autóctonas de Galicia y únicas en el mundo, lo que permitirá su identificación como tales al momento de su comercialización. El cuarto, poner a disposición de viveristas y olivareros plantas de las variedades de olivo autóctono gallego que presenten interés comercial, de modo que los productores puedan producir aceites de oliva o tener aceitunas de mesa a partir de olivas gallegas, y no de variedades de otras regiones españolas.
La investigación, que se desarrollará a lo largo de los próximos cuatro años, se llevará a cabo empleando muestras de nuevos ejemplares de olivo centenarios en las cuatro provincias gallegas.
El proyecto de investigación contará también con la colaboración de la Asociación de Productores de Aceite y Aceituna de Galicia (APAG), que aspira a que fruto del esfuerzo se pueda crear una denominación de origen protegida (DOP) para las aceitunas de Galicia.
El Grupo de Viticultura de la Misión Biológica desarrolla actividades de I+D en el área científico-tecnológica de viticultura y desde el año 2012, también en olivo gallego. La Fundación Juana de Vega es una entidad jurídica privada constituida en el año 1872 que tiene por objetivo contribuir al desarrollo del medio rural gallego a través de diversas líneas de trabajo entre las que figura el apoyo de acciones de investigación e innovación. Ambas entidades llevan colaborando en proyectos de investigación desde 2006, logrando importantes avances en el conocimiento científico, por ejemplo, de los hongos que atacan a las principales variedades de vid de Galicia o sobre la recuperación de la zona vitícola de Betanzos y su variedad estrella la blanco lexítimo (albarín blanco).
Nuevos vinos de monasterio en Conca de Barberà
Abadía de Poblet, la única bodega de Cataluña ubicada dentro de un monumento histórico presentó un nuevo proyecto enológico basado en la recuperación de las variedades autóctonas de la zona y técnicas ancestrales de los monjes de la orden del Císter para la elaboración de sus vinos.
La bodega, propiedad de la familia Codorníu Raventós hará hincapié en técnicas de viticultura no invasiva, vinificaciones en grandes depósitos, uso de depósitos de cemento, crianza en fudres y ausencia de aditivos para la fermentación a fin de que los vinos transmitan las características de las uvas con que se elaboran y el terroir en que se cultivaron.
Además Abadía de Poblet renueva su imagen y su bodega, y da a conocer sus nuevas apuestas enológicas bajo la categorización de vinos de monasterio. Todas estas novedades se enmarcan en el proyecto transversal de la compañía de apostar por el valor, el origen y la tierra, así como de reconocer denominaciones de origen con gran potencial, como la Conca de Barberà, que desde hace unos años está escalando posiciones para convertirse en un nuevo referente vitivinícola.
Asimismo, el proyecto destaca por la recuperación de varietales locales (trepat, garrut y garnatxa principalmente) para ofrecer vinos que expresen las tipicidades del terroir y zona de la que provienen.
En este sentido, la bodega lanza tres nuevas referencias: un blanco elaborado con macabeo y parellada de cepas plantadas en la primera mitad del siglo XX y un tinto de trepat, garrut, garnacha y ull de llebre (tempranillo) criadas en fudre y tinas de cemento, que reciben el nombre de la propia abadía, así como un vino de finca, La Font Voltada, con el que se pretende recuperar un patrimonio de elaboración ancestral, en el que se utilizaba el racimo entero con raspón incluido. El vino toma el nombre de la finca de la que provienen sus uvas, situada en la Conca de Barberá entre Sarral y Montbrió de la Marca, y que hace referencia a la rasa que se halla al lado del viñedo. Los viñedos de trepat de dicha finca se consideran unos de los más antiguos de la Conca. La Font Voltada envejece 14 meses en barrica de 600 litros con más de un uso.
La bodega Abadia de Poblet nace del deseo de la antigua comunidad cisterciense por retomar la tradición vinícola de este territorio. Los monjes de Poblet fueron los que en el siglo XVI trajeron de Borgoña algunos de los conocimientos vitivinícolas más relevantes. En los años 80, la familia Codorníu Raventós acordó con la comunidad monacal de Poblet la recuperación y uso de su viñedo y emprendió con ello una profunda remodelación del espacio intramuros.
Actualmente, Abadia de Poblet cuenta con una treintena de hectáreas, diez de ellas intramuros, y una bodega que mantiene intactos diferentes elementos de la construcción inicial del siglo XIX (bóvedas catalanas y arcos de obra vista), además del portal y las ventanas góticas de la fachada, procedentes de una antigua edificación abacial del siglo XV.
Rioja Vega Tempranillo Blanco
Rioja Vega estrena un Reserva de Tempranillo Blanco, una muestra de su apuesta por las variedades autóctonas de Rioja. La bodega descubrió hace años esta variedad producto de una mutación de la tempranillo tinta, y sorprendidos por su extraordinaria capacidad, y trabajándola con mimo durante años, decidió dar un paso más y lanzar un Reserva, Rioja Vega Tempranillo Blanco Reserva 2014, un vino fermentado y envejecido durante catorce meses en barrica, con brillante color oro y una nariz generosa, intensa y compleja, llena de sensaciones desde el principio, melosa y ahumada con toques de té. Nobleza y autenticidad. Original desarrollo aromático que nos relata incansable su historia de la copa a la cepa. Desde el bouquet complejo de su crianza y guarda, a los varietales de las frutas blancas con toques cítricos.
La entrada en boca es firme y fresca, envuelve los sentidos con su volumen equilibrado y una acidez bien ajustada. Final de boca largo y untuoso con ligeros matices minerales en su recorrido. Bien estructurado, expresivo y persistente.
Fundada antes que la propia denominación de origen, Rioja Vega acumula más de 130 años de historia, experiencia y dedicación en busca de la máxima calidad posible en sus vinos.
Conde de San Cristóbal Rosé
Como una prosopopeya en vino, la imagen del nuevo Conde de San Cristóbal Flamingo Rosé tiene cuerpo de dandy, chaqué con plumas y rostro de flamingo. Es una imagen atrevida que atrae al vino, elegante, con garbo, pero desenfadada, que define a esta nueva etiqueta, un rosado de alta gama de tinto fino de la Ribera del Duero. Ya en Divinidades habíamos catado sus experimentos rosé en primicia, que finalmente se estrenan con la cosecha 2016 que se crió cinco meses sobre sus lías. Se une así esta bodega al imparable boom rosé, al que también pronto se unirá una reconocida bodega del Barrio de la Estación de Haro, que próximamente lanzará un rosado premium. Esta etiqueta, la primera rosada de la bodega Conde de San Cristóbal, se inspira en la figura del primer Conde de San Cristóbal, un adelantado a su época, noble y osado.
El Nice encounter de un albariño y Costa Rica
Costa Rica es, sin duda, uno de los mercados de vino más pujantes en Latinoamérica. Uno, también, muy importante para Nice To Meet You, un ensamblaje con base de albariño de la DO Rías Baixas que, en agradecimiento al mercado costarricense por su apoyo, ha querido hacer una especial mención de Costa Rica en la etiqueta de su vino, con diseños alusivos a la cultura del país. La botella, de color turquesa, sigue la línea de otras ediciones especiales dedicadas a otras ciudades importantes para la bodega. Nice to Meet You es un ensamblaje de albariño, godello y treixadura de la subzona del Ulla en la DO Rías Baixas. Visita cibernéticamente esta Adegas Castro Brey en: https://www.youtube.com/watch?v=as-2WeRNnnU
Un estreno no tan divino. Ha traído cola el cambio del diseño de contraetiqueta de la DO Ribeiro que anunciamos en nuestra pasada edición de Divinidades, ya que tras el estreno de la nueva imagen, llega con ella un encarecimiento del costo de poner una contraetiqueta que avala que los vinos que las ostentan tienen una certificación de origen y calidad. Un incremento que en algunos casos llega casi al 60% por contraetiqueta, que se cobrará según el perfil de vino al que vaya destinada. La medida afecta de manera muy sensitiva a las bodegas con mayores volúmenes de producción y a las que, irrespectivamente de su tamaño, elaboran vinos de mayor calidad con variedades de uva autóctonas. Entre este grupo los colleiteiros, que habían amenazado salirse de la denominacion ante lo que consideraban falta de apoyo del CRDO a sus esfuerzos de promoción internacional.
Viene ya de algunos años y cada vez se torna más viral. Es la fiebre de Jerez que primero conquistó mercados internacionales y ahora empieza a hacerlo en España, ganando adeptos en un mundo fascinante de crianzas escalonadas que crean vinos variados, versátiles, gastronómicos, históricos y únicos que no solo apasionan como ingredientes de coctelería, sino que han ido ganando en estirpo y abolengo entre las nuevas generaciones de consumidores.
Los romanos hacían “ceret”. Eran célebres por este vino aunque no fuera el Jerez que se conoce hoy. Después el “ceret” fue “sherish”, un apelativo que delineaba a la tierra del “sherry”, que pudo proteger su nombre y origen denominacional gracias a un antiguo mapa que mostraba que ya desde hacía mucho se elaboraba vino por allí.
Definamos el allí. Tierras donde el sol sonríe casi todo el año, los inviernos son suaves y los veranos muy calurosos, llueve el doble de lo que lo hace en otras zonas gracias a la Sierra de Grazalema, los suelos son de blanca albariza que absorbe el agua como esponja, y los vientos de este y oeste se cruzan, con aires cálidos y secos los del Levante al este, y aires frescos y húmedos los del norte de Africa y poniente. Entre esos elementos Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda forjan un triángulo que demarca una denominación de origen de nombre extendido, con una zona de crianza, que protagonizan ellas, y una de producción, un marco que se extiende a otros puntos del marco entre Cádiz y Sevilla. En ese paraguas denominacional en el que solo hay 39 bodegas amparadas, cuatro denominaciones de origen: Vinos de Jerez, Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, Brandy de Jerez y Vinagres de Jerez.
En Sanlúcar y El Puerto más humedad, más fresco, y en Sanlúcar, además un microclima especial, atlántico y sin el impacto de los vientos de Levante, teniendo como resultado un vino más protegido. Vino atlántico, como los de Rías Baixas y otros puntos a la vera del océano. Pero vino también con suelos calizos, como los del champán y, como este producto, influido por la autólisis producto de la fermentación.
En boca de José Ferrer cobran vida las levaduras. Las vuelve majas con mantilla, con personalidad humana, que se comportan según su ambiente y humor, incluso con capricho que termina convertido en un estilo diverso de Jerez. Pocos como él para contarlo.
No es enólogo, ni viticultor, ni cuenta con ningún certificado o título vinícola de postín. Su certificación es la de la experiencia, primero como hijo de El Puerto de Santamaría y segundo como comunicador que poco a poco fue profundizado en los jereces, sobre todo con intuición, lo que le permitió percatarse de que el gran potencial de los vinos de Jerez era su entendimiento con la gastronomía. Así se convirtió en 2015 en Embajador Oficial de los Vinos de Jerez para la Gastronomía.
Esa visión lo hizo célebre cuando por primera vez recurrió al contexto de la alta cocina y Oriol Castro, de elBulli, y Josep Roca, de El Celler de Can Roca, le ayudaron a explicar el Jerez gracias a técnicas de cocina con las que crearon gelatinas y otros inventos que proyectaron al vino y a los sabores con los armoniza de forma novedosa y variada. Su relato se escuchó en el Fórum Coruña y en el Centro Superior de Hostelería de Galicia donde condujo sendas catas que dieron la oportunidad de explorar un amplio abanico de estilos.
Los vinos de Jerez se conforman a base de dos tipos primordiales de crianza. La biológica, mediante el velo flor, y la oxidativa, gracias al contacto en madera.
Tras la vendimia a mediados de agosto, primero se hace un vino blanco base que desarrolla un velo de levaduras, siempre en botas usadas de al menos medio siglo, cuando se deja un pequeño espacio para su desarrollo. Las levaduras flotan gracias al oxígeno que las sostiene y las que caen se llaman cabezuelas. Para detener el proceso de fermentación se añade alcohol, es decir, se encabezan.
Los enólogos en Jerez continuaron vinos que comenzaron otros, mucho antes. Su reto es transmitir a la siguiente generación lo que hizo la anterior. Fue en el siglo XIX cuando realmente comenzaron a construirse las bodegas, como resultado de haber descubierto la crianza biológica. Así comenzaron a enlazar las barricas en altura, el célebre formato de soleras y criaderas, un estilo diverso de envejecimiento que se desparrama en alturas, comenzando con la solera, el grupo de barricas más cercano al suelo, donde se acomoda la primera vendimia, y luego las criaderas sobre la solera, donde se van acumulando las subsiguientes.
Completada la fermentación se hace una primera clasificación para evaluar su estructura y determinar si el vino se someterá a crianza biológica o crianza oxidativa. Los vinos más ligeros, punzantes y delicados evolucionarán con crianza biológica y se conocen como FINOS y los más estructurados lo harán con crianza oxidativa y son de la familia de los OLOROSOS.
Crianza biológica : los vinos destinados a crianza biológica se encabezan con aguardiente de vino de 15 grados y se gestan bajo un velo de levaduras, velo flor, que aparece espontáneamente en la superficie del vino y evita su oxidación. Los jereces que nacen de crianza biológica pueden ser:
Finos o manzanillas – vinos a base de uva palomino, con similar elaboración y un envejecimiento mínimo de dos años. La diferencia entre estos vinos pálidos, ligeros y secos la aportan las características del lugar donde se elaboran, siendo las manzanillas una exclusividad de Sanlúcar de Barrameda.
Para ir componiendo botellas se va extrayendo un poco de la solera más baja, no todo, a fin de que el velo flor no muera. Luego esta solera se va rellenando con un poco de vino de las criaderas sobre ella. El mínimo requerido para ciertos vinos de Jerez es tres años de envejecimiento, es decir, la solera y algunas criaderas más, que se pueden ir incrementando si se desea que la crianza mínima sea mayor. Anualmente se pierde entre un 3 y 4 % del vino por evaporación, del agua, que no de alcohol, porque la molécula de alcohol es más grande, lo que hace que se concentren el alcohol y otros componentes. Y como las levaduras no comen sal, los vinos de Jerez tienen la salinidad como una de sus características.
Por su parte, la familia de vinos OLOROSOS, que se gestan a partir de crianza oxidativa tras su fortificación con aguardiente vínico de 17.5 grados para que impedir el desarrollo del velo flor y tiene tres estilos principales.
Amontillados: los vinos anteriores que comienzan a oxidarse en barrica. Según Ferrer los amontillados son los vinos de autor de Jerez porque se juega con tiempos de crianza biológica y oxidativa para llegar al total de 12 años.
Los amontillados del marco de Jerez se cimentan sobre uva palomino. En cambio, los amontillados de la DO Montilla-Moriles tienen una base de Pedro Ximénez.
Olorosos – vinos pálidos y más estructurados. Un secreto para distinguir olorosos de amontillados en cata a ciegas es que los primeros son más persistentes en boca que los segundos.
Palos Cortados – que se debate si son íntegra o parcialmente fruto de la crianza oxidativa. Históricamente los palo cortados precedieron los finos y manzanillas y con una escalada de niveles, pues antes el consumidor buscaba vinos estructurados y alcohólicos para viajar, de modo que los que no daban esa talla se iban descartando y se destinaba a palo cortado. Así, mientras más rayas tenia el palo cortado, más fino. Hoy es al revés. El consumidor no busca potencia sino finura, con lo cual no valdría que el palo cortado fuera un simple descarte.
Los vinos cream se elaboran mediante el cabeceo, es decir, la adición de vinos dulces al vino seco de Jerez y fueron una respuesta a preferencias de clientes, elaborándose tan más o menos dulces como éstos quisieran.
Pale Cream – seco con crianza biológica al que se añadió algo de vino moscatel o mosto concentrado.
Medium – oloroso seco o amontillado con toque de Pedro Ximénez o moscatel, sin exceder los 115 gramos de azúcar residual.
Cream – misma mezcla que excede los 166 gramos de azúcar residual.
Tabla Gastronómica
Una de las grandes cualidades de los vinos de Jerez es su versatilidad gastronómica, que les convierte en buenas armonías incluso para los platos más excepcionales. No obstante, a pesar de ello, siguen siendo un acompañamiento menos contemplado a la hora de maridar vino y sabor. Algunas sugerencias incluyen:
Finos y manzanillas: sus notas de mar le hacen ir bien con vinagres, grasas, amargos suaves, frutos secos, aves blancas.
Amontillados: buenos para grasas complejas como ciertas partes y preparaciones del cerdo, ahumados, brasas, frutos secos, alimentos amargos como el grelo o la alcachofa, elementos más picantes y frutos de mar en cocciones más complejas como los guisos.
Oloroso: aptos para carnes rojas, salsas con vino tinto, caza y especias no dulces.
Palo cortado: suculentos con especias orientales, leche de coco, salsa dulce, chocolate, ibérico fresco y quesos complejos.
Maridajes Cream: van bien con recetas con fondos con fruta, agridulces, picantes, especias orientales.
PX y Moscatel: su dulzor complementa salsas amargas, quesos complejos, picantes y postre no dulces.
Los mejores viñedos de Jerez se catalogan Jerez Superior, una especie de grand crus.
Catando vinos de Jerez
Los vinos de Jerez no son vinos fáciles. Todo lo contrario, se trata de una aristocracia del vino, vinos de meditación que hay que repasar sin prisas por la abundancia de complejos matices que van revelando en copa a medida que transcurre el tiempo.
Los vinos de Jerez se conservan de pie y siempre refrigerados una vez se han abierto. Se recomienda servir los vinos de Jerez en copa de vino blanco y los Brandies de Jerez en catavinos.
Casi no hay vinos de Jerez de añada, aunque hoy algunas añadas comienzan a comercializarse.
Antes de los fortificados, están los vinos sin encabezar como
Los 30 del Cuadrado: elaborado con 100% palomino cultivado en viñas de 65 años plantadas en vaso y con bajo rendimiento que luego se fermenta en toneles viejos y luego se cría sobre sus lías sometiéndose a bâtonnage. Este blanco tiene deje a velo flor, con un punto oxidativo en la nariz y un final muy almendrado, salino y envolvente con un punto meloso, pero breve.
Finos y manzanillas
Manzanilla La Guita. Bodegas Hijos de Rainera Pérez Martín (Sanlúcar de Barrameda): cinco años de crianza biológica. Recuerdos a heno, melocotón seco, tonos florales, punto meloso y un retrogusto profundo, muy almendrado, salino, seco y persistente.
Manzanilla en Rama “En Rama”, sin estabilizar (Sanlúcar de Barrameda): cinco años de media de crianza biológica. Aromas a flor de manzanilla, hierba seca, algo de bollería que anteceden un boca seca, fresca y envolvente con recuerdo a almendra cruda. Salinidad y persistencia.
Manzanilla Pastora. Bodegas Barbadillo, servida de mágnum (Sanlúcar de Barrameda): 100% palomino con diez años de crianza media. Color dorado pálido y nariz brillante con recuerdos más florales y algún toque afrutado. Boca más almendrada, con algunas notas de hierbas aromáticas. Profundo en el retrogusto, aunque no tan envolvente ni persistente.
Fino Puerto Fino. Bodegas Lustau (El Puerto de Santa María). Algo más intenso en nariz, este fino destaca por sus tonos más tostados a frutos secos y bollería. En boca es más fino, aunque con notas almendradas más punzantes y menos persistentes. Entra delicado en boca para luego estallar de forma expresiva y con finura.
Fino Colosía. Bodegas Gutiérrez Colosía (El Puerto de Santa María). En nariz aparecen aromas más estructurados, notas de pólvora, tenue almendra tostada, humo. La boca es más seca, con un punto de tostado más directo, menos envolvente, más potente y menos elegante.
Fino Don Zoilo. Williams & Humbert (Jerez de la Frontera). Fino con uvas procedente de un pago, que se someten a unos 7-8 años de crianza biológica que entrega una nariz con tonos más frescos, algo de hierba, una pizca de levadura y tonos de almendra. Entrada profunda en boca, donde se manifiesta envolvente, intenso, seco, vinoso, con un fin muy almendrado y persistente.
Fino La Panesa. Bodegas Emilio Hidalgo (Jerez de la Frontera). Una larga crianza biológica de una media de 14 años entrega este fino de aromas más concentrados, con recuerdos a heno y almendras, y una boca fina, prolongada, con tonos a frutos secos.
Parte de la innovación en Jerez se extiende al mundo de las etiquetas, con diseños modernos y atrayentes a las nuevas generaciones de consumidores.
Amontillados
Amontillado AB. González Byass. (Jerez de la Frontera). Este amontillado comenzó con una ruta al Tío Pepe y como amontillado tiene tonos dorados y aromas más intensos a frutos secos, orejones, vainilla, caramelo, maní, avellana, y algo de melosidad. En boca es mucho más intenso y envolvente, y tiene una persistencia que va afinándose a la par que convive con un profundo retrogusto a almendra fina y un toque de amargor. Su boca es seca.
Amontillado NPU. Bodegas Sánchez Romate. (Jerez de la Frontera). 14 años en promedio de crianza, este amontillado es más discreto en nariz, donde dominan las notas a cáscara de naranja. En boca es seco, profundo, fino, con un final tostado aunque menos persistente y envolvente.
Amontillado del Duque VORS. González Byass (Jerez de la Frontera). Con unos 40 años de vejez media, certificada por pruebas de carbono, este amontillado tiene mucha mayor intensidad de color. En nariz revela finos matices acaramelados y a vainilla, conjugados con frutos secos. De delicada entrada en boca, luego va estallando por el paladar con un fino especiado y un golpe de almendra en un vino que termina cálido y fino.
Xixarito. Bodegas Barón (Sanlúcar de Barrameda). Un amontillado con 10 años promedio de vejez que muestra tonos más cobrizos. Su nariz tiene un punto meloso con recuerdos a jalea de guayaba, puntos dulzones, melocotón. Su pase por boca es potente y envolvente, con mucha almendra tostada y un retrogusto largo.
Amontillado Aurora. Bodegas Yuste (Sanlúcar de Barrameda). Aurora es un vino de bodegas Pedro Romero, una bodega que iba a cerrar y que adquirió Yuste. Este delicioso amontillado de etiqueta vintage destaca por sus notas a humo y carbón, expresadas con gran finura y una boca envolvente.
VORS Quo Vadis Amontillado en Rama. Bodegas Delgado Zulueta (Sanlúcar de Barrameda). Una bodega que en 1978 se fusion con Benito Rodríguez Lacave. Este amontillado en rama con 40 años de vejez promedio es algo turbio a la vista. En nariz tiene notas a naranja y matices a cascarilla de cacao, antecediendo una boca más salina que estalla en boca con recuerdos a nueces, pistacho y coming y termina con fina persistencia.
VORS Amontillado. Bodegas Emilio Lustau (El Puerto de Santamaría). Una vejez media de 30 años vertebra este amontillado con una nariz en la que aparecen notas más melosas, a pasas sultanas y abundante almendra. En boca es grande, salino, envolvente, especiado en los labios, muy largo y con puntos cítricos en boca, con abundante naranja amarga.
Amontillado Conde de Aldama. Bodegas Yuste (Sanlúcar de Barrameda). Proyecto célebre porque mandaron a cubrir con yeso las botas de sus soleras más viejas al reclamar que sus vinos no se mezclaron con vinos procedentes de viñas injertadas de pie americano. Por ello desde el siglo XVIII no se han tocado. Parte de esta solera la compró Bodegas Barbadillo y parte Yuste. El vino es cobrizo, ámbar, muy concentrado con una nariz con marcados recuerdos a naranja y manzanilla. Su boca es fina, fresca y compleja, destacando los matices a frutos secos que se prolongan en el paladar, electrificando los labios. Un amontillado que algunos catalogan realmente de palo cortado.
Olorosos
Oloroso Río Viejo. Bodegas Lustau (Jerez de la Frontera). Llamativo vino de Jerez con un aroma a pasta de guayaba con un punto de vinagre que da paso a caramelos, vainillas, toffee y avellanas tostadas en nariz. En boca entra almendrado y muy especiado en la punta de la lengua terminando largo, profundo, persistentemente especiado y cálido.
Oloroso Río Viejo VORS. Bodegas Lustau (Jerez de la Frontera). Unos 40 años fueron moldeando este oloroso con un bouquet con tonos a naranja amarga, vinagrillo, membrillo, vainilla y humo fino, que antecedieron una boca más compleja pero a la par fina, delicada, salina, más golosa y equilibrada. Un jerez muy elegante.
Palos Cortados
Palo Cortado Leonor 12 años. González Byass (Jerez de la Frontera). Por sus orígenes españoles y británicos, la casa jerezana González Byass ha tenido una tradición de hacer vinos en honor a las familias reales de España y el Reino Unido. Este palo cortado tiene un fino toque ahumado a carbón, casi turba de whisky, con abundancia de delicada vainilla enlazada con frutos secos, notas melosas, especias, y hasta un punto de cilantro. En boca es especiado, salino y seco, con tonos a almendra, con una entrada delicada que luego electrifica y se mantiene persistente. De color más intenso, los palos cortados tienen un reflejo rojizo que les distingue de los olorosos.
González Byass Cuatro Cortado. Una solera que data de 1805, y que en épocas recientes El Celler de Can Roca rescató para servir a cuenta gotas, a fin de expresar el último aliento de una persona. Este vino fósil es muy concentrado como los perfumes y arrastra recuerdos a especias, pasas y dátiles. En contraste, huele a hospital, con recuerdos a betadine, suero, e incluso orín. Intensamente yodado, como los sueros, el vino tiene también notas a almendra.
Pedro Ximénez
Pedro Ximénez. Williams & Humbert, empleado como vino institucional del CRDO Jerez (Jerez de la Frontera). Ocho años de vejez dan un vino con tonos a dátiles y chocolate, con una boca envolvente y con perfecto equilibrio entre azúcar y acidez.
Otros vinos
Dry Sack. Williams & Humbert (Jerez de la Frontera). Un oloroso que se ha cabeceado con Pedro Ximénez y que ha tenido ocho años de crianza oxidativa lo que entrega notas más afrutadas a naranja y dátiles. En boca los puntos dulces se expresan en forma de toffees, lo que hace a este oloroso muy apto para coctelería.
Solera Cream 1847. González Byass. Un cream con una crianza media de 10 años que tiene mayor contenido de Pedro Ximénez, lo que hace que resalten sus notas a pasas e higo. En boca es dulzón, goloso y especiado, aunque sin llegar a empalagar.
Moscatel Promesa. Bodegas Valdespino. 10 años de crianza. No se trata de un moscatel de uvas pasas asoleadas, sino de un dulce natural cuyas uvas han tenido crianza oxidativa. Destacan en principio sus tostados, que dan paso a aromas a pasas y flores blancas, antecediendo a una boca más envolvente y con un punto de dulzor donde aparecen tostados. Un vino de mayor estructura, y sin marcada acidez donde también aparece algún matiz especiado.
Una vez más, la ciudad atlántica de Vigo abrazó a profesionales del vino de España y el exterior para una tercera edición de Atlante Forum, una plataforma de intercambio de conocimiento alrededor del concepto de vinos atlánticos, que son uno de los perfiles más demandados por el consumidor actual al tratarse de vinos frescos, más elegantes, menos concentrados, más ligeros y de menor contenido alcohólico, sin perder su esencia de fruta y sentido de historia y origen.
Sin en la pasada edición del Forum un equipo de profesionales y comunicadores del vino del más alto nivel exploraba el lado más ibérico de los vinos atlánticos, esta tercera edición se tornó transoceánica, convirtiéndose en un puente de entendimiento, un más abarcador abrazo entre dos riberas, que enlazó longitudes con latitudes de Inglaterra al Cono Sur, del East Coast estadounidense al West Coast portugués, presentando facetas menos conocidas de lo atlántico y planteando en avanzada lo por venir.
El Instituto Galego do Viño organizó esta jornada a que se estrenó con una ponencia del Master of Wine holandés Cees Van Casteren, en la que, más que sobre la especificidad de los vinos atlánticos, abordó un más abarcador concepto de vino de costa (independientemente de si la costa fuera atlántica o pacífica), como un concepto actual de vinos más frescos, cuyo perfil de calidad se está distinguiendo en certámenes y por publicaciones a nivel internacional.
Así, Van Casteren explicó cómo surgieron nuevas zonas de producción, más costeras, en Chile, en respuesta a la búsqueda de vinos más frescos. Del mismo modo destacó el rol de la generación millennial como prescriptora de consumo de vinos atlánticos, entre los que identificó a los de albariño, la región de Vinhos Verdes y los de Jerez como apuestas atlánticas que están generando mucho interés y se anticipa serán tendencia próximamente. Algo en lo que coincidió con Dirk Niepoort, una de las figuras cimeras del vino portugués quien cree que los Vinhos Verdes se pondrán muy en boga, y resaltó la necesidad de la colaboración como un vehículo para hacer un mejor trabajo vinícola.
Vino y sabor se fundieron en la presentación de Guillermo Cruz y Daniel Lamas, respectivamente, sumiller y director de investigación y desarrollo y creatividad del restaurante Mugaritz, quienes abordaron el tema de las armonías gastronómicas con el valor de una historia, un relato, como sexto sabor en la experiencia gastronómica.
El armonioso tándem profesional destacó la influencia que los viajes tienen en su quehacer, una posibilidad de conocer nuevos productos, filosofías de trabajo e historias que dan margen a otras vías creativas en la mesa.
De este modo jugaron con contrastes y sinergias, tanto fundadas en sensaciones como en conceptos. Fue el caso del plato merluza en blanco, que constantemente reinventan y que ellos plantearon con el mundo del arroz como complemento de color, tanto para crearle una guarnición del pescado, como para servirle sake como bebida acompañante. Toda una progresión que surgió de la visita a una bodega de sake, y que desembocó en una creación donde se contrastaron tradición y modernidad, expresada en una bebida elaborada con estilo moderno.
Otras combinaciones en las que el mundo del vino estuvo muy presente fueron la de vino Riesling añejo con caviar, que buscaba reproducir los aromas a hidrocarburos de ese tipo de vino; el concepto de podredumbre noble de la uva trasladada a una manzana cocida a la que se inoculó un hongo que le creó una “piel” parecida a la de la vid; el velo flor de las barricas de Jerez cuyas lías acompañaron un brioche de aceituna negra; y sabores de Alicante que recrearon un paisaje de la zona con crema helada de chufas y arroz fresco frito con vino fondillón, uniendo tres elementos muy alicantinos: el arroz, la chufa y la uva monastrell. Sólo algunos de un número más extenso de armonías.
Por su parte la Master Sommelier británica Laura Rhys, una de las pocas sumilleres especializadas en vinos de Inglaterra, expuso una panorámica introductoria a la industria del vino inglés, que en la última década se ha desarrollado a pasos agigantados. Del mismo modo, la argentina Paz Levinson, electa por la Asociación Internacional de Sumilleres Mejor Sumiller del Mundo en 2016 ofreció una brillante disertación donde repasó el mapa de la producción de vino en Argentina, haciendo hincapié en el perfil atlántico de dos zonas vitivinícolas emergentes del país: el Valle Inferior del Río Negro y la provincia de Buenos Aires.
Una mesa redonda sobre la estrecha relación entre consumo y enoturismo expuso cómo una bodega como Mallhadinha, un referente de calidad en el Alentejo portugués, pudo construir todo un proyecto enoturístico de calidad como complemento a una bodega ubicada en un lugar remoto, y cómo Despaña, una tienda de vinos y productos españoles en Nueva York, ha sido capaz de generar interés entre sus clientes por viajar a conocer el origen de los productos que consumen, y también por ofrecer a gente que ha visitado España un lugar donde obtener productos que desean proseguir consumiendo en su lugar de residencia. Dos tipos de creación de experiencias alrededor del vino, que sirven también como puente entre dos costas atlánticas.
Porque si en algo hizo hincapié el productor fue en la necesidad de compartir conocimiento y aprovechar la diversidad del ver y hacer las cosas como una manera de enriquecer el propio quehacer vinícola. No solo es un valor, sino que la diversidad es algo que los consumidores buscan cada vez más. “Cada vez es más importante compartir, hacer cosas juntas”. Una filosofía que él ha ido remarcando gracias a los proyectos que ha ido haciendo con otros elaboradores, unos a los que él visita en su territorio y otros que le visitan en su bodega y allí hacen vinos con libertad y alma, en zonas como Austria, el Douro, el Dão o Jerez, donde elabora un vino tranquilo. Todas estas experiencias le han ido permitiendo constatar intuiciones, como cuando en Austria entendió cómo la altitud hacía que la lluvia y bajas temperaturas impactaran menos adversamente la viña.
Domina como nadie la viña del Douro, donde elabora vinos que se destacan por su frescura y elegancia. Igual que de su cabello rizado, con alguna cana más, o del chaleco con que siempre se viste, ha hecho de las vendimias más tempranas una marca de fábrica con el objetivo de recoger uvas con mayor acidez, esa espina dorsal tan importante para que los vinos perduren, uno de sus objetivos primarios como elaborar. “La acidez es lo que permite maniobrar, pues lo importane es de dónde viene el vino, sus uvas y el equilibrio que se pueda lograr al elaborar”, indica.
Por eso destaca la personalidad de la zona atlántica como una que permite hacer vinos, con buena acidez y con carácter, algo que les permite ese patrimonio vitícola tan singular, que comparten en muchos momentos Galicia y el Norte de Portugal, y él considera una razón más que suficiente para potenciar sinergias y colaboración.
Porque no se sabe si el perfil atlántico de sus vinos es algo afín al territorio duriense o si se trata de un perfil muy personal de Niepoort en el Douro, pues si algo caracteriza a los suyos es la frescura, la elegancia, algo que en gran parte consigue gracias a su afición a vendimiar las uvas antes que el resto de los productores, a la que se une su práctica de oxidar el mosto al inicio de la vinificación, algo que ayuda al envejecimiento en el caso de los vinos blancos, y estabiliza el color en el caso de los tintos.
El elaborador es un apasionado de Galicia, un lugar que visita con frecuencia, no por motivos enológicos, sino más bien para desconectarse en pareja. Allí, no obstante, no ha podido desligarse de su faceta elaboradora pues en las pendientes de vértigo de la Ribeira Sacra elabora un tinto muy escaso, Ladredo, un mencía con entre 30 y 40% garnacha tintorera que probablemente es uno de los mejores tintos de esa denominación de origen.
“No se trata de hacer el mejor vino del mundo, sino el mejor vino para beber. Olvidamos que el vino es placer. Tendríamos que volver a lo sencillo, a los orígenes, al carácter de la zona”.
No solo del Douro, sino todas las zonas, porque apuesta por aprender de los buenos vinos tradicionales que se hacen en muchas regiones. “Debemos revisitar esas tradiciones, escuchar lo que tienen que decir esos viejos elaboradores. No hay que buscar nuevas técnicas, sino a la gente de antes”, afirma.
Conocido por su participación en el proyecto Douro Boys, que agrupa a elaboradores de una generación del Douro que además tienen vocación internacional, Niepoort es también propulsor de Baga Friends, una agupación que congrega a elaboradores de la zona de Bairrada que apuesta por la baga, una variedad de uva complicada de elaborar, pero que Niepoort destaca por su acidez y frescura, que bien hecha hace vinos muy elegantes, atlánticos y muy longevos. Como la Nebbiolo, a la que la asemeja, es fina y delicada, y tiene, además, una gran virtud: tener una gran complicidad con el terroir, que expresa de manera transparente. Dice el elaborador que cepa y suelo están hechos la una para el otro. “El terreno es bueno, calcáreo, y el clima, atlántico. Bairrada tiene una virtud y es que sus vinos tienen identidad de terroir, de origen. Son vinos con personalidad”.
Pero hasta recientemente no fue así, “En Bairrada se hacían muchos vinos muy malos. Sólo 2% del total valía y ésa fue la razón de su declive como zona productora. Pero antes se hacían buenos vinos”, y es por ello que Niepoort ha hecho una sólida apuesta por esta región productora, en la que los “friends de la baga” elaborarán este 2017 un vino colectivo, “uno al que cada productor aportará una porción de su esencia”, adelanta el bodeguero, quien describe a Baga Friends como un conjunto menos organizado, menos profesional y más pequeño que los Douro Boys, pero por lo mismo también más flexible.
Además de en Bairrada, este 2017 trae novedades para el productor, que estrena un vino alemán que elabora en el Mosela, donde ha adquirido unas cuantas hectáreas para, junto con su hijo, quizás establecer un proyecto personal de vino. Su vástago, sexta generación de Niepoort, se va integrando plenamente al quehacer del vino. Del Mosela al país luso, donde también ha echado algún vistazo a la zona de Porto Alegre, una zona de montaña más fresca, cerca del caluroso Alentejo, y también a las Azores, donde no descarta hacer alguna elaboración, como tampoco de la variedad merenzao (bastardo) o en Brasil, país que pronto visitará y donde no se cierra a emprender algún nuevo proyecto.
Este año, además, se le antoja espumoso a Niepoort, una categoría que antes no había elaborado, y en la que se estrena con un espumoso vinificado en Bairrada, abierto también a un segundo proyecto burbujeante en la zona de Vinhos Verdes, donde ya elabora su etiqueta Dócil.
“Estoy convencido de que en Nueva York, Londres y Berlín se beberá mucho vino verde tradicional, quizás hasta tinto. Por eso tenemos que hacerlo bien”, declara, convencido también que como país productor y destino enoturístico Portugal va a estar en pleno boom en los próximos cinco años. “Sólo espero que sepamos inventarnos para hacerlo bien”.
Niepoort Dixit:
“Tenemos que elaborar los dos extremos de vino, tanto vinos de volumen como vinos de garaje”
“El mundo comunica mucho, pero no habla. Por eso la comunicación no funciona”.
“Tenemos que convertir las modas en uso y costumbre”.
“Cada vez me convenzo más de que hay vinos a los que la madera les beneficia, aunque esto no es el caso de Bairrada”.
Coche 2015 (Douro DOC). El clima caluroso en verano y menos atlántico convierte al Douro en una zona complicada para vinos blancos. Por eso cautiva la sutileza de este blanco de uvas cultivadas en viñas a unos 800 metros de altitud, sobre suelo pizarroso y unas cuantas viñas con base granítica, que en clima más caliente da vinos más austeros. Al vino casi no se le añade sulfuroso cuando se prepara para realizar su fermentación en barricas donde pasa 12 meses sobre sus lías, y antes de la siguiente vendimia, se seleccionan las mejores y se pasan a depósitos de acero inoxidable. El vino no tiene dejes intensos de su pase por madera, porque a Niepoort no le gustan los vinos que sean muy expresivos de ese contacto. Este Coche tuvo en nariz finos tostados, reminiscencias a talco, piedra y humo fino, jengibre, y un casi oculto punto cítrico. En boca es muy recto, contenido, para luego ir ganando volumen a medida que se escurre por el retrogusto mientras saltan notas especiadas a canela y a polvo de café instantáneo, concluyendo en un fin salino. Un vino elegante.
Redoma 2014 (Douro DOC). Redoma es para su elaborador el vino más auténticamente duriense, el que mejor representa la región sin maquillaje, un vino con carácter en que abunda la tinta amarela. En nariz aparece una plétora de fruta viva, cassis, arándanos, junto con notas balsámicas y recuerdos grasos a aceite de oliva. En boca es fino, fresco, con algunos taninos por pulir y una sensación de fruta más oscura, pero fresca.
Batuta 2014 (Douro DOC) – tinta amarela aunque algo menos, algo de sousón y otras cepas de dos zonas diversas del Douro se someten a una maceración muy prolongada para lograr taninos sofisticados. El vino es afrutado y salino, elegante, aunque menos untuoso y con algún tono a madera por pulir.
Charme 2014 (Douro DOC) – se nutre de uvas de las zonas más finas del Douro, que se pisan con los pies para lograr mucha extracción, aunque más corta. En nariz aparecen cerezas, arándanos, tonos balsámicos, tomillo, tomate, y en boca son más evidentes las notas de su crianza en madera, con notas especiadas, una untuosidad in crescendo, un perfil redondo y persistente.
Conciso 2013 (Dão DOC). Niepoort cree que en Dão se hacen muchos vinos que copian más la identidad de otras regiones portuguesas que sacar a relucir la propia. Él pretende hacer vinos del Dão a la antigua usanza, ligeros, con mucha acidez y poco grado. Este Conciso tiene una profusión de aromas a clavo, con algunas flores rojas que anteceden una boca algo tánica y especiada.
Poerinho 2013 (Bairrada). Tinto muy atlántico, fresco, elaborado a partir de la uva baga, en suelo calcáreo. Aromas a cereza conviven con una inicial nota a cuero, que se difumina para dar paso a una boca muy fina. En los vinos de Bairrada dominan las barricas de roble aunque también elaboran algún vino en madera de acacia.
“Yo-Yo” 2016 (Bairrada). Una elaboración experimental este tinto ultra pálido, ligero, muy fresco, elegante a la usanza de los pinot noirs, que arrastra recuerdos a jalea de guayaba con caramelo de eucalipto y muchas notas florales.
Niepoort Vintage 2015 – etiqueta que Niepoort considera el mejor vino que haya elaborado, este vino de Oporto es concentrado, equilibrado, fino, muy graso, denso, de intenso color, con recuerdos a tinta china e impresionante frescura. De taninos dulces, éste es un vino fortificado que entra dulce y termina seco, sin ser empalagoso. En contraste el elaborador presentó también Bioma 2015, mucho más fresco, graso y con notas balsámicas.
Niepoort Colheita 1863 – la casa Niepoort es famosa por sus viejas garrafeiras en damajuana, que regalan vinos ultra añejos como éste de 153 años de color cobrizo, con matices a naranja, nuez y especias que en boca es fresco y equilibrado, con una entrada fina que estalla en almendras tostadas, café espresso y notas yodadas que le hace muy profundo y persistente. El vino estuvo en pipa de madera hasta 1972 cuando se pasó a la botella damajuana.
La nueva Argentina de vinos
Cuando en 1934 se prohibió plantar uva en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, había allí unas 32 bodegas que las convertían en 4ta y 5ta regiones productoras de vino en el país. En 1992 se derogó esa prohibitiva ley, dando paso a una nueva era de vino en esos lugares. Buenos Aires y el Valle Inferior del Río Negro, en la Patagonia, son las regiones atlánticas de un cuarteto de regiones productoras emergentes en Argentina, que se complementan con la provincia de Córdoba y San Luis.
La apuesta por los vinos atlánticos argentinos surge de la búsqueda de nuevas regiones que permitan diversificar los estilos de vino, considerando también el impacto del calentamiento global. Uno de los retos de este proceso fue ver qué variedades se adaptaron mejor a cada territorio.
Chapadmalal, en Mar de Plata, y Médanos son los puntos más relevantes de la provincial bonaerense donde el grupo Peñaflor (Bodegas Trapiche y Navarro Correas) tiene presencia. Hace unos siete años plantó unas 25 hectáreas contempladas para la elaboración de vinos espumosos, que luego también revelaron buena aptitud para los tranquilos. Chardonnay, Gewürtztraminer, Pinot Noir y Sauvignon Blanc son las uvas plantadas sobre suelos de roca calcárea. Una zona donde llueve mucho y no se irriga.
Otra historia es la de Médanos, con suelos arenosos y donde sí se irriga y está WAPISA, un proyecto con cultivo de merlot, malbec, pinot noir y sauvignon blanc.
Por su parte, Catena Zapata tiene un pie en zona de Río Negro.
No por ser de nuevas latitudes los ingleses dejan de ser vinos atlánticos. Lo son en toda regla y la industria del vino ha evidenciado una muy favorable evolución en la última década, lo que hace que lo que en su momento fueron vinos casi anecdóticos se hayan vuelto un producto que hoy se bate de tú a tú con los mejores productos del mundo.
Las vides no son nuevas en el país del Brexit donde los romanos comenzaron a cultivarlas y tras una decadencia tras la disolución de los monasterios en el siglo XVI, luego de la Segunda Guerra Mundial se comenzaron a replantar para que a partir de 1950 las vides tuvieran un resurgir que se consolidó en la década del 1990 cuando se sentaron las bases para una industria moderna del vino basada en conocimiento, experiencia, inversión, turismo, calidad y una apuesta por variedades de uva más clásicas en detrimento de los híbridos que abundaron cuando se empezó a replantar. Hoy reinan la Chardonnay y la Pinot Noir, seguidas de otras como la Bacchus, la Seyval y la Pinot Meunier.
Los cultivos se esparcen a través de toda la isla, aunque se concentran en el sur y alrededor de Londres, en zonas como Dorset, Hampshire, Kent y Sussex, cada una con suelos diversos. Los de Kent son más calcáreos, con más arcilla y con mayor insolación, mientras que los de Hampshire son más arenosos y calizos, con menos arcilla. En Kent y Sussex se hallan algunas de las bodegas más renombradas como Nyetimber o Gusbourne, y donde Champagne Taittinger también ha comprado tierras. Hattingley Valley, ubicada en Hampshire desarrolla proyectos en conjunto con Champagne Pomméry.
Clima
Londres se sitúa en la latitud 51.5 y al cultivo de uva en Inglaterra le favorece un clima isleño, fresco, con corrientes marítimas, temperatura relativamente estable, aunque un clima hasta cierto punto impredecible en el día a día. Además de su dimensión atlántica, en Inglaterra influye otro conjunto de corrientes que van de las polares de tierra y mar y árticas al norte, hasta las de aires más tropicales, que viene de Africa, lo que aporta un verdadero cóctel climatológico, con combinaciones de frío, humedad, sequedad y calor, dependiendo de la corriente en cuestión.
Pero es la atlántica la influencia que domina durante casi la mitad del ciclo vegetativo de la vid, aportando condiciones de calor y humedad al país durante este período y ayudando también a prevenir las heladas. Los días son más largos durante ese ciclo vegetativo que se extiende de abril a octubre, y que comienza y termina con temperatura más cálida, de julio a agosto incrementa su pluviometría y tiende a ser más seco al final del ciclo entre agosto y octubre.
El clima húmedo expone las viñas a un riesgo de botrytis, pero a pesar de esas condiciones, hay productores que se arriesgan a elaborar vinos naturales, e incluso biodinámicos. Rhys indicó que el cambio climático sí se ha dejado sentir, favoreciendo la elaboración de vino en el país, pero también sugiriendo la ruta que ha habido que ir variando en la elaboración.
Inglaterra hoy produce unos cinco millones de botellas de vino, tanto tranquilos como espumosos elaborados con método de segunda fermentación en botella. El conjunto tiene un perfil de vinos ligeros, chispeantes, aromáticos con notas florales, poco alcohol y un buen balance entre dulzor y acidez. Algo interesante que apuntó la Master Sommelier fue la gran diferencia que existe de añada a añada.
Rhys explicó que hay aún mucho terreno para plantar vides en Inglaterra, de hecho, este 2017 se espera se planten un millón de cepas para incrementar la producción a dos millones de botellas. Un objetivo que, sin duda, se verá afectada por el severo impacto de las heladas. Esto, unido a la inversión nacional y foránea que está habiendo en el sector apunta a crecimiento continuado de la producción. Incrementar la producción es, precisamente, uno de los retos del sector, que también quiere hacer una apuesta más firme por la internacionalización del producto a través de su mayor exportación, el incremento de la inversión, la demarcación de su imagen de calidad con la implantación de indicaciones geográficas de calidad reguladas, y una apuesta por el desarrollo del sector enoturístico como dínamo del conocimiento y el consumo.
Ruta del Espárrago de Tudela en Valladolid
Los maravillosos espárragos de Tudela de Duero en Castilla y León ahora exhiben marca de garantía. Esta etiqueta de origen y calidad certificada por el Instituto Agrario de Castilla y León clasifica estos espárragos de Tudela de Duero con niveles de calidad suprema si cumplen algunos parámetros de circunferencia.
Los espárragos de Tudela de Duero se caracterizan por ser más tersos, más dulces, más grandes y menos fibrosos. Tanto blancos como verdes, suelen ser de un gran calibre y se distinguen por su tamaño y grosor. Destacan por su suavidad y su elegancia, resultado de su textura suave y poco fibrosa. Su último rasgo definitorio es el sabor, ligeramente dulce pero con matices amargos, que contrasta con los espárragos de otras procedencias con un amargor más presente.
La Marca de Garantía del Espárrago de Tudela de Duero nace con el objetivo de poner en valor la gran calidad y el origen de los espárragos de la huerta de esta localidad vallisoletana. En la actualidad hay dos productores acogidos a la Marca, Espárragos Belloso y Espárragos Velón.
Tudela de Duero es un referente en la producción de espárragos desde hace décadas. Es una tierra de gran tradición en el cultivo de hortalizas de excelente calidad, tradición que se atribuye a los romanos, quienes ya plantaban espárragos en estas tierras hace 500 años.
La Asociación Asparragus de Tudela de Duero, impulsora de la Marca de Garantía del Espárrago propone su primera Ruta de Tapas en 25 establecimientos del centro de Valladolid en los que se distribuyeron folletos con la ubicación de los mismos, así como información de la Marca de Garantía y del espárrago.
Hoy en día la tradición continúa y Tudela de Duero está cada vez más orgullosa de su producto estrella, al que homenajean en la Fiesta de Exaltación del espárrago, celebrada cada último fin de semana de mayo desde hace más de treinta años.
De Argentina a España, de Perú a Israel, del Caribe a la Amazonia, la costa y el llano, el frío y el calor cuentan cuentos del mundo en platos de un libro de sabor que se escribirá en Colombia del 23 al 26 de mayo cuando regrese el Restaurant Tour Alimentarte que consolidará a Bogotá como uno de los destinos gastronómicos emergentes más pujantes del mundo cuando algunos de los cocineros más importantes de la ciudad abrirán las puertas de sus restaurantes para ofrecer a los comensales inolvidables sesiones de deleite a cuatro manos.
16 parejas de cocina y un total de 32 cocineros plantearán en Bogotá unas verdaderas naciones unidas de sabor y todo un abanico de especializades como las carnes, los pescados, la cocina Nikkei, la amazónica, la asiática, la de manglar o la de vanguardia.
Renzo Garibaldi (Osso), José del Castillo (Isolina), Mitsuharu Tsumura (Maido), Pedro Miguel Schiaffino (Malabar), James Berckemeyer (Cosme) y Héctor Solís (Picantería y Fiesta) traerán algunos diversas expresiones de la gastronomía peruana a las cocinas de Harry Sasson (Harry Sasson), Ronald Bautista (Astrid & Gastón), Ciro Watanabe (Osaka), el restaurante Watakushi, Daniel Castaño (Kimi Izakaya) y Masaki Enomoto.
Atlántico y Mediterráneo español con su equipaje de sabores desembocan en Colombia de la mano de Pepe Solla (Casa Solla), Fernando Pérez Arellano (Zaranda) y Susi Díaz (La Finca), quienes serán invitados de los colombianos Leonor Espinosa (Casa Leo), Juan Manuel Barrientos (El Cielo) y un español hoy radicado en Bogotá, Koldo Miranda (Gamberro). De la capital Madrid, el colombiano Mario Valles (Hortensio y Narciso), será invitado de Jorge Rausch en su Local by Rausch.
Mercosur estará bien representado pues de Buenos Aires llegarán Fernando Rivarola (Baqueano) y Mariano Ramón (Gran Dabbang), que harán tándem con los colombianos José Camilo Chocontá (Rafael) y Daniel Silva (Market Kitchen). Kurt Schmidt (99) representará a Chile en casa de Marcela Arango (El ciervo y el oso) y Jefferson Rueda (A Casa do Porco, São Paulo), lo hará con Brasil en Andrés DC. Los dúos del israelí Meir Adoni (Catit y Mizlala, Tel Aviv) y Jorge Rausch (Criterión), y Carlos Miriarchi (Blanca, NY) con Cacio & Pepe completan la constelación culinarian que iluminará Bogotá.
Para detalles de la agenda visite el Calendario de Comidas de Degustación en www.viajesyvinos.com
Mugaritz en Guatemala
Rones Zacapa, Botrán y el chef Diego Telles, del restaurante Flor de Lis fueron los anfitriones del michelinesco chef español Andoni Luis Aduriz quien visitó Guatemala el pasado marzo para unas jornadas gastronómicas en que participó en una cena a cuatro manos en este restaurante de cocina guatemalteca contemporánea y además compartió su saber y trayectoria con los alumnos de la Universidad Francisco Marroquín.
Aduriz fue mentor de Telles, quien trabajó en Mugaritz. “Flor de Lis fue el primer restaurante en Guatemala en contar con menu de degustación”, explicó Aduriz a Divinidades, un preludio a otros locales que ya también tienen lo tienen. “Guatemala está empezando a despertarse en materia de gastronomía y es muy interesante”, anadió el cocinero español sobre uno de los países más pujantes en la escena del vino y gastronomía en Centroamérica.
José Garcés estrena nuevo sabor vasco en Manhattan
Ortzi es el nuevo proyecto del Iron Chef José Garcés, un apasionado de la cocina española que conoce con rigurosidad por su vasta experiencia cocinando en la peninsula ibérica y visitándola. El restaurante, ubicado en Luma Hotel en Times Square, se enfoca en cocina vasca y, de ésta, sus cazuelitas que rellena de sabores y productos variados como costillas de cerdo con alubias y guindillas. El local abrirá para desayuno, almuerzo y cena y se destacará por su carta de sidras de España y Txakolís.
Sabvor Ibérica regresa a Miami
Los próximos 29 y 30 de junio Miami tendrá un renovado sabor ibérico con la celebración de la 4ta edición de Sabvor Ibérica, una feria internacional para profesionales dedicada a los vinos y productos gourmet de España en la Florida o con deseos de introducir nuevos alimentos en el mercado americano.
El evento este año tendrá una vez más un área de exposición de productos que este 2017 incorporará novedades como una sección dedicada solo a nuevos productos y otra al vino. Habrá además un área dedicada a utensilios gourmet y productos premium, así como un pabellón de bebidas espirituosas artesanales y un espacio para alimentos orgánicos y saludables, incluyendo los libres del gluten.
El evento, que se celebrará en el DoubleTree by Hilton Miami Airport & Convention Center, contará también con seminarios.
El sabor de Kiko Moya en Estudio Millesime Mexico
El chef español Kiko Moya (Restaurante L´Escaleta. Alicante, España. 2 estrellas Michelin) será este junio el protagonista de los fogones y el comedor de Estudio Millesime, un club privado para amantes de vino y gastronomía que en México DF crea las mejores experiencias gastronómicas con exponentes internacionales del más alto nivel.
Kiko Moya proviene de una familia dedicada a la restauración, formándose en restaurantes de prestigio como elBulli, cuya cocina recuerda como un juego donde los mayores se convertían en críos preparando productos aparentemente sencillos pero de gran complejidad, elaborados con una manera de trabajar muy diversa. Tras esa experiencia, el cocinero se fue decantando cada vez más por la cocina de producto, pasando por varios restaurantes de prestigio hasta llegar a L’Escaleta, el negocio familiar, que recibió su primera estrella Michelin en 2001 y la segunda en 2016. Más que un restaurante de investigación, Moya describe a L’Escaleta como un establecimiento de consolidación de los platos que los clientes habituales confirman como idóneos.
“Puede que los orígenes de mi cocina estén entre la cultura vasco-navarra y obviamente mi ser, lo valenciano. Lo importante es ante todo la materia prima y el mercado. ; en consecuencia, todo nació en cierto sentido con la llamada nouvelle cuisine francesa, que aquí reinterpretara José Mari Arzak, y de la que también son hijos Berasategui, Santi Santamaría o Aduriz y Paco Morales, mis mejores y principales referentes, aunque me gustaría hacer mención especial al danés René Redzepi. Hace mucho tiempo que lo sigo y me encanta su filosofía de la cocina, de la elección pormenorizada de proveedores y productos, a cómo tratar cada plato desde la imaginación basada en lo ancestral, en la naturaleza, la climatología, las estaciones y el suelo”, explica Moya, quien estará en Estudio Millesime en México los días 6, 7 y 8 de junio.
Estudio Millesime se inauguró en 2013, en The St. Regis Mexico City, bajo el nombre de Estudio Millesime by American Express; haciendo crecer su éxito y prestigio casi sin hacer ruido, algo muy propio de los clubes privados y exclusivos, que lo hacen todo en un susurro. Varias veces al año, los más afamados chefs del planeta viajan hasta este club para cocinar en directo ante sus socios. Joan Roca (El Celler de Can Roca), André Chiang (Singapur), Iñaki Azpitarte (París), Dieter Koschina (Portugal), Martín Berasategui (Lasarte), Heinz Reitbauer (Viena), Enrique Olvera (Pujol Mexico), Virgilio Martínez (Central Lima), Rodolfo Guzmán (Boragó Chile), Ricardo Sanz (Kabuki España), Jorge Vallejo (Quintonil México), Mauro Colagreco (Mirazur Costa Azul), Mitsuharu Tsumura (Maido Lima), Nacho Manzano (Asturias), Atul Kochhar (Benares London) o Soren Selin (Dinamarca) han sido algunas de las estrellas del panorama gastronómico que han pasado por las cocinas de Estudio Millesime en los últimos años, durante los cuales el concepto también se expandió a Ciudad de Panamá, donde en 2015 se estrenó en el edificio Yoo diseñado por Philippe Starck. Santiago de Chile, Miami y Bogotá son los próximos destinos que acaricia Estudio Millesime, que contempla nuevas aperturas entre 2017 y 2018.
Así, la feria de vinos Vinexpo y la publicación estadounidense Wine Spectator rendirán homenaje al vino español con un evento enogastronómico en que algunos de los vinos más prestigiosos de España serán la punta de lanza para A Taste of Spain, una jornada de maridaje coordinada por los cocineros españoles de mayor repercusión internacional: José Andrés y Ferrán Adrià.
En palabras de Wine Spectator “ninguna otra región vinícola en el mundo ha logrado un equilibrio tan impresionante de tradición y modernidad, recuperando terruños antiguos, explorando uvas autóctonas y usando técnicas modernas para elaborar vinos tan apasionantes y con características tan diversas”.
A Taste of Spain tendrá lugar el 19 de junio de 2017 en el emblemático edificio del Palacio de la Bolsa de Burdeos, 112 bodegas seleccionadas por Wine Spectator, grandes nombres de los vinos españoles, presentarán sus mejores cosechas en una fiesta a la que asistirán los personajes más influyentes del mundo especializados en vinos españoles.
Acompañando a esta cata sin precedentes habrá una espectacular muestra de la gastronomía española. Ferrán Adrià y José Andrés liderarán a una docena de jóvenes cocineros españoles de innegable talento que elaborarán platos excepcionales de cocina en vivo que sublimarán los vinos presentados: Albert Raurich (Dos Prebrots), Andreu Genestra (Andreu Genestra, 1 estrella Michelin), Diego Gallegos (Sollo, 1 estrella Michelin), Javier Olleros (Culler de Pau, 1 estrella Michelin), Marcos Morán (Casa Gerardo, una estrella Michelina), Nacho Solana (Solana, una estrella Michelin), Rubén Sánchez-Camacho (El Bodegón de Daimiel), Yeyo Morales (Cebo), Juan Carlos Padrón (El Rincón de Juan Carlos, 1 estrella Michelin), Miguel Angel Mayor (Sucede) y Pablo Loureiro (Urola).
Bodegas presentes:
Aalto, Altanza, Alvaro Palacios, Alto Moncayo, Avancia, Belondrade, Bodegas Bilbaínas, Bodegas Ordóñez, Borsao, Campo Eliseo, Celler Vall Llach, Clos Mogador, Contino, CVNE, Dominio de Pingus, Farina, González Byass, , Bodegas Las Cañas, Jorge Ordoñez Malaga, Bodegas Ordoñez, Áster, Lagar de Cervera, La Rioja Alta, Torre de Oña, Hacienda de Arínzano, Huerta de Albala, Atalaya, Ateca, Can Blau, El Nido, Numanthia, Marqués de Murrieta, Mas Martinet Viticultors, San Roman, Muga, LaFou, Vinedos de Paganos, Teso la Monja, Grans Muralles, Perpetual, Torres, Marqués de Cáceres, Marqués de Griñón, Finca Mas d'en Gil, Rafael Palacios, Godelia, Dinastía Vivanco, Chivite, Luzón, Fillaboa, Alión, Macan, Pintia, Valbuena, Volver, Protos, Montecillo, Viñedos Alonso del Yerro, El Coto de Rioja, Baron de Ley, Marqués de Vargas, Abadía Retuerta, Lan, Alejandro Fernandez, Franco Espanolas, Emilio Moro, Freixenet, Finca Allende, Aragonesas, Casa de la Ermita, Emilio Lustau, Gramona, Ramon Bilbao, Marqués de Riscal, Vina Albali, Bodegas Barbadillo, Matsu, Hidalgo la Gitana, Bodegas y Viñedos Carlos Moro, Williams & Humbert, Valdelosfrailes, Farina, Terras Gauda, Dominio Basconcillos, Rioja vega, Carchelo, Agro de Bazan, Marques de la Concordia, Alvear, Castaño, Compañía de vinos del Atlántico, Celler Piñol, Marco Abella, Herencia Altes, Mas Doix, Clos Figueras, Finca Villacreces, Bodega Campo Viejo, Etxaniz Txakolina, Las Suertes, Toro Albala, Pares Balta, Faustino, Raventós i Blanc, Tábula, Descendientes de J. Palacios, Palacios Remondo, Pazo de Señoras, Rolland Galarreta, Dominio de Atauta, Viñas del Cenit.
Javier Guillén en Puerto Rico
El chef puertorriqueño Carlos Portela y su Orujo Taller de Gastronomía serán anfitriones este próximo junio del chef pastelero y chocolatero Javier Guillén, quien visitará por primera vez Puerto Rico para impartir un taller profesional sobre pastelería del 28 al 30 de junio. Guillén, un pasado protagonista de Divinidades presentará su colección JG. Para mayor información y reservas: [email protected]
Nueva etapa para Ropa Vieja Grill en San Juan
El restaurante Ropa Vieja Grill abrió sus puertas en el hotel Best Western Plus Condado Palm Inn & Suites, para brindar a los huéspedes de la hospedería un espacio de servicio completo de comidas.
El concepto se centra en un ofrecimiento basado en las cocinas puertorriqueña y cubana con ingredientes y detalles únicos que han hecho de Ropa Vieja Grill uno de los favoritos de residentes y visitantes de Puerto Rico. El menú, diseñado por el Chef David Semidey, cuenta con una versión de desayuno y otra de emparedados creados para este nuevo local, además de nuevas variaciones añadidas al menú principal de almuerzo y cena.
El desayuno ofrece una variedad completa de opciones para satisfacer todos los gustos, entre las que hay productos tradicionales como la avena, muffins, frutas, yogurts, diversas tortillas, tostadas francesas y otros, así como una diversidad de cafés, todos 100% arabica.
El menú de emparedados contiene opciones tradicionales como el sandwich cubano, y novedades como el Croque Madame con jamón dulce, queso Gruyère y salsa bechamel servido en pan brioche. Todo esto complementado por ensaladas y sopas que son parte del menú principal.
Las cocinas cubana y puertorriqueña son protagonistas de los menús de almuerzo y cena, en que no faltan platos en fusión con las cocinas del mundo. Sorullitos de maíz, fritruas de malanga o mofonguitos de plátano rellenos de ropa vieja son algunos aperitivos que se unen a una variedad de frutos del mar, aves, carnes, tubérculos y arroces, y, por supuesto, el mofongo, un emblema de la cocina puertorriqueña, que contará con una diversidad de rellenos.
Con una inversión de 400 mil dólares, el nuevo Ropa Vieja Grill ofrece un ambiente moderno, con una terraza cuyo diseño se inspira en figuras de origami que se destacan en la estructura, decorado, pisos y ambientación. En el interior se resaltan los acentos decorativos modernos en el salón, su impresionante cava y área privada para cenas íntimas. Un segundo espacio de barra completa ofrece un ambiente más relajado que el salón principal. Además, cuanta con acceso directo al vestíbulo del Condado Palm Inn & Suites para conveniencia de sus huéspedes.
Ropa Vieja Grill en Best Western Plus Condado Palm Inn & Suites abrirá de domingo a miércoles de 7:00 am a 12:00 am y de jueves a sábado de 7:00 am a 3:00 am, con capacidad para sentar 155 comensales.
En Ferrol maridan bien el vino y la navegación. Puerto de mar del norte de España célebre por su espíritu naval que no solo tiene en la ciudad alguno de los más importantes astilleros del país, sino también una sólida presencia de la armada española, Ferrol es también un destino acostumbrado a comer bien, pero aún a beber mejor.
Por eso no es de sorprender que haya hecho de esa pasión por el vino también una vocación de promoverlo, y para ello se haya creado en la ciudad Fevino, un evento bienal de comercialización que reúne alrededor del vino a profesionales del sector y algunas de las más importantes bodegas de España, que este 2017 fueron partícipes de la décima edición de este evento, que tuvo por sede la Fundación Exponav, que alberga el Museo Naval, un marco sin parangón que fue arsenal militar en el siglo XVIII y hoy expone timones, anclas, instrumentos e incluso reliquias de navíos sirvieron de marco para mostrar la modernidad de un vino que navega a toda vela.
Casi 150 bodegas de toda España vertieron lo mejor de su producción a asistentes que pudieron participar también en una oferta de catas singulares, lanzamientos y homenajes a personalidades del sector. Fue, precisamente, con uno que se estrenó el evento, reconociendo a la Escuela de Hotelería de la Armada por su labor de adiestramiento para quienes sirven en el ámbito militar; a la Guía Michelin de España y Portugal; al crítico de vinos Luis Gutiérrez, por su labor de divulgación e investigación; a Fundación Dinastía Vivanco por su labor de promoción de la cultura del vino; al bodeguero Alvaro Palacios, con proyectos en Bierzo, Rioja y Priorat, como Elaborador del Año; y a la propietaria de la bodega Pazo de Señoráns (DO Rías Baixas) y ex presidenta del CRDO Rías Baixas, Marisol Bueno, por su Excelencia Profesional. En su discurso de agradecimiento, Bueno repasó sus inicios como viticultora y bodeguera, destacó la nobleza de la albariño como punta de lanza para Rías Baixas, y expuso al vino como un eje abarcador que ayuda a conserver paisajes, recuperar el medio rural y promover el turismo, pero, más que todo, como una pasión y visión de futuro, más que un negocio.
Las pasiones de Alvaro Palacios
Definiéndose, más que de variedades, como un hombre de vino y labrador de lugares de donde salen vinos conmovedores, Alvaro Palacios inició una cata magistral en la que recorrió el espíritu de paraje de los vinos que elabora en la bodega familiar de Rioja, y en sus proyectos de Gratallops, en el Priorato, y Corullón, en el Bierzo. A través de la selección de etiquetas, el bodeguero mostró su hechizo con las variedades mencía y garnacha, esta última, una uva compartida entre Priorat y Rioja, donde cobra cada vez más protagonismo en sus vinos.
En Alfaro, una ciudad con raíces de toros y vino, y la mayor extensión de viña en La Rioja, está la bodega familiar, de la que presentó dos etiquetas, La Montesa y Propiedad, probablemente el vino que más se lució en la cata. El bodeguero destacó a la de 2015 como una añada muy productiva para la garnacha, una cepa de la que en la década del 1970 se plantaron muchos clones, pero no todos óptimos. En su bodega se preservaron las garnachas en la Finca La Montesa, lo que permite a Palacios alejarse del vino histórico de la zona, elaborado a partir de la variedad tempranillo. En la ponencia destacó la influencia de las faldas del Sistema Ibérico de montañas, así como el suelo con arcilla en la superficie y carbonato cálcico abajo, lo que da un sabor especial al vino.
La Montesa, cada vez con más garnacha y variedades autóctonas, en su cosecha 2015 fue muy fresco, afrutado y goloso, con recuerdos a cereza, arándonos, almendras tostadas, recuerdos balsámicos y especiados, y un retrogusto largo y pulido. Propiedad, un vino de viña vieja, en su cosecha 2012, se mostró fino y goloso, con recuerdos a jalea de mora que luego da matices a guayaba, dulce de grosella, y tonos a café tostado y tabaco fino, un vino muy afrutado y elegante.
Luego de Rioja llegó al Priorato, donde halló garnacha aunque no fue allí por ella. Es una uva que no tiene mucho tanino, pero sí aporta acidez. También encontró otras variedades internacionales, como la Syrah, que poco a poco fue descartando de los vinos que allí elabora por entender que no interpretan con fidelidad el terruño del Priorat, el territorio que recogía todo lo que necesitaba para cumplir la visión que adquirió con sus estudios y experiencias internacionales.
Del Priorato, donde Palacios avanzó están por aprobarse las categorías de Vino de Viña Clasificada y Gran Vino de Viña Clasificada, presentó su Les Terrases, un vino de viñas viejas en que domina la garnacha, con un resto de cariñena y uva blanca. En su cosecha 2015 el vino se mostró muy expresivo del terruño, con muchos matices a pizarra, grafito, humo, enebro, romero, flores rojas, mora, polvo de café instantáneo fino, cacao en polvo, un vino muy afrutado y finísimo, profundo y espiritual. “Mi deporte es pasear por el campo. Me gusta mucho. En beberte un vino tiene que estar también la historia del lugar”.
Contraste de nivel entre éste y Finca Dofí 2015, un tinto fino, de estructura ligera, con aromas a café fino, eucalipto, anisados, lavanda y grafito, que en boca es muy salino. Un vino que tuvo algún cabernet sauvignon en sus inicios que Palacios ha ido eliminando a favor de la garncha, la cariñena y la picapoll.
Tras establecerse en el Priorat, llegó al Bierzo, donde las viñas viejas de mencía y el paisaje le obnubilaron. “No podemos olvidar que el vino es cultura. Es algo místico”. Bierzo es, precisamente eso, cosmopolita y místico, y también un espacio que a partir de este verano contará con una nueva bodega para los vinos de Palacios, quien escogió al reconocido arquitecto Rafael Moneo para construir el proyecto, en el que las barricas estará a 20 metros bajo tierra” sentencia Palacios.
De su cosecha berciana, Palacios presentó Villa de Corullón 2015, un mencía qe es un vino de minicipio fundado en suelo de pizarra, y que fue graso en la nariz y con muchas notas balsámicas a enebro, aceie de oliva, aceituna, recuerdos florales y afrutados a arándanos, y una boca afrutada aunque con taninos aún por pulir. La del 2015 fue en Bierzo una añada seca, con vendimia lluviosa. En constraste, mostró los vinos de paraje como Moncerbal 2015, de limitada producción y con una selección de las mejores viñas. Matices a humo, graffito, nueces, arándanos, muchas flores y hasta un punto de naranja aparecen la nariz de este vino que es mucho más fresco y elegante, aunque quizás aún algo tánico. “Más que los tecnicismos de vino, lo que vale aquí es el lugar. No hay alardes enológicos”, señaló.
Merenzao vs. Trousseau parte 2 y Galicia vs. Portugal
El éxito de la cata que el consultor enológico Dominique Roujou de Boubée estrenó en el Fórum Coruña enfrentando expresiones de una misma variedad, con nombres distintos, en dos zonas de producción diversas estimuló una segunda parte, con diferente selección de vinos, que expresó de manera menos definida las diferencias entre una y otra.
Merenzao es una cepa de moda ---no en balde hasta el propio Dirk Niepoort dice que no descarta hacer alguna elaboración a partir de esta casta---, una variedad autóctona y ancestral, escasa, que empieza a recuperarse. Patriarca de una familia de variedades minoritaria en zonas como Ribeira Sacra, está también presente en Portugal, donde se le conoce como Bastardo, al igual que en otras regiones de Galicia.
La cata repasó tres etiquetas de Adega Ponte da Boga, Capricho de Merenzao que siempre se mostraron más afrutados, cálidos y vivos que las etiquetas del Jura, aunque de forma menos marcada que en la primera cata entre ambas expresiones de la variedad. Entre ambas propuestas dominaron los tonos afrutados, anisados y balsámicos, y, en menor cuantía, tonos ahumados y especiados de la crianza en madera.
Por otro lado, entre Galicia y Portugal hay un abundante inventario de cepas autóctonas de uva, muchas compartidas. Muchas de las gallegas no se registraron al entrar España a la Unión Europea.
Encabezada por Rubén Pérez, Director Técnico de Ponte da Boga, se evaluaron vinos de ambos lados de la frontera del Miño para conocer nuevas expresiones de una misma cepa. La mencía, jaén en Portugal, cobró protagonismo con Casa de Pasarela Enxertia del Dão, uvas de suelo pizarroso que mostraron una mayor concentración el mencía Ponte da Boga de Ribeira Sacra; la merenzao (bastarda) vio frente a frente a Capricho de Merenzao de Ribeira Sacra con Conceito Bastardo, vino regional del Douro, muy pálido y muy ligero; la sousón, vinhão en Portugal, sobresalió en una elaboración en solitario de Ribeira Sacra, afrutada y mineral, por sobre la portuguesa de Vinhos Verdes, en exceso ácida. Además de estas propuestas, se dio a degustar una elaboración experimental de Ponte da Boga Blanco Lexítimo (albarín blanco), floral, aromática y mineral.
Fevino en 15 vinos y un vermut
3 elementos Vórtice 2014 – un Ribera del Duero muy pulido, muy Ribera y elegante que se elabora en barrica de 500 litros y se somete a crianza sobre lías.
Gran Bazán Limousin 2014 – un clásico de Rías Baixas con crianza en madera, goloso y con buen volmen en boca y una acidez equilibrada.
Carralcoba 2015 – un caíño tinto de Rías Baixas que se elabora en fudes de castaño de 1,200 litros.
Zárate Tras da Viña 2014 – uno de los albariños de Rías Baixas más complejos y elegantes con algún tono fino de su crianza en madera y notas de humo.
Recaredo Subtil Brut Nature 2008 Gran Reserva - cava de parcela, Finca Serral del Roure, complejo, con notas a bolleríay crianza con 94 meses.