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Pago de los Capellanes y su epifanía entre tempranillo y godello

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De ese lienzo de terruños nacen vinos vertebrados por sus tiempos de envejecimiento y su origen, aunque la DO Ribera del Duero (contrario a la DOCa Rioja), aún no haya hecho este tipo de distinción territorial en su reglamento.

 

“Somos defensores de las categorías de envejecimiento como amparos de calidad, pero también de los vinos parcelarios como paradigmas de la especificidad de terroirs”, afirma Peral. Dentro de este grupo se sitúan el Pago de los Capellanes Parcela El Nogal y Pago de los Capellanes Parcela El Picón.

 

Además de éstos, la bodega elabora Doroteo, un tempranillo de viñas viejas y producción limitada que nació para honrar al padre del fundador de Pago de Capellanes y a los viticultores de antaño que trabajaron en el campo para mantener el cultivo de la vid en momentos difíciles. El vino vio la luz para conmemorar el primer cuarto de siglo de la bodega, que está próxima a lanzar su segunda edición, con la añada 2018.

 

A la cosecha 2023 Peral la describe como seca y cálida. “Llovió un poco antes de vendimiar, ha tenido buena tenido buena maduración, pero ha requerido mayor selección de uva que otros años”.

 

De las anteriores vendimias, varias muestras que se sostienen sin aspavientos en cata, dejando sentenciado el perfil de los Capellanes.

 

Al primer sorbo, el Pago de los Capellanes Roble 2022 muestra mucho tutti frutti en un vino en que lo que destaca es la fruta y su color púrpura profundo. Al segundo sorbo, varias horas después, empiezan a aparecer notas a mora y cassis, especias, y recuerdos a leña. Al tercer sorbo, un día después, esa misma fruta oscura se mantiene, pero aparecen también reminiscencias a chocolate y una textura más densa en boca. Es un tempranillo al 100% de Pedrosa y sus alrededores que envejece cinco meses en barrica francesa, 25% nueva y el resto hasta con cuatro usos, un poco más grandes, de 300 litros, para difuminar el contacto con la madera y que se destaque la fruta, como sucede con el vino.

Al primer sorbo, el Pago de los Capellanes Crianza 2020 destaca una fruta roja y jugosa, con recuerdos a mora, frambuesa, especiados y hasta cáscara de naranja. En comparación con el Roble tiene algo más de tanicidad que se pule al oxigenarse, para terminar largo en boca. Al segundo sorbo, varias horas después, empiezan a revelarse la vainilla, algo de toffee, pero también un punto de aceituna Kalamata, mostrando una boca esbelta y un tanino pulido. Al tercer sorbo, un día después, la fruta se concentra en la frambuesa, pero en conjunción con recuerdos a cereza y se sostienen los toffees y vainillas en un vino que se revela muy pulido en boca y con más finura que en los sorbos precedentes.

 

Es un 100% tempranillo que fermenta en depósitos tronconónicos de acero inoxidable, que permiten tener más hollejo sumergido mientras aportan al vino. El vino realiza su maloláctica en acero inoxidable y luego pasa 14 meses en barrica, o lo que dicte la añada, en recipientes de 250 y 300 litros.

 

Al primer sorbo, el Pago de los Capellanes Reserva 2019 ya revela su finura desde la nariz. Aparecen aromas a cereza, fruta más escarchada, tonos de cedro, mayor complejidad, mucha frescura y mucha elegancia en boca. Al segundo sorbo, horas después, la fruta se revela más madura y reaparecen el toffee y la vainilla, en un intento de tonalidad más sutil, firme y aterciopelado en su pase por el paladar. Al tercer sorbo, al día siguiente, aparecen notas balsámicas, a grafito, a hierbas como el estragón, recuerdos a sotobosque y abundante cassis conviviendo con tostados en un vino con más volumen en boca y gran sedosidad en su pase por el paladar. Al cuarto sorbo, el tercer día, el vino sostiene su fruta negra y termina de extinguirse en la botella sin haber pérdido un ápice de su potencial.

 

Es otro 100% tempranillo de viñas a unos 810-820 metros de altitud en Pedrosa, pero que realiza su fermentación alcohólica en depósitos troncocónicos invertidos, su maloláctica en roble francés y crianza en barricas de roble francés de 225 litros.

 

Así queda delineado un trío de vinos que juegan más que todo con sus envases de vinificación y crianza, pero también de terrenos más o menos extensos, pero singulares en la Ribera del Duero, un territorio que Peral entiende debería de delimitar mejor sus nuevas plantaciones para poder preservar un buen patrimonio de viñedo viejo y, asimismo, fomentar la transición generacional  ---escasa en Ribera---, para que surjan más proyectos estimulantes de gente joven, mirando al porvenir.

 

6 de noviembre de 2023. Todos los derechos reservados ©

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Esa misma tradición, grandeza y contundencia es la que explaya el río Duero en Pedrosa de Rey, donde el saber hacer de generaciones hace unas décadas inspiró a los Rodero para dejar de ser sólo viticultores y comenzar a exprimir en botellas las uvas de sus viñas, creando uno de los proyectos de tinto más fulgurantes y de más rápida consolidación del panorama español.

 

Pago de Capellanes fue idea y gestión de Paco, quien falleció unos meses atrás dejando un legado inigualable de calidad y empresarismo. “Aunque el proyecto tenía ya su engranaje para seguir, se le extraña mucho en el trato cercano, en su contacto con las visitas”, detalla Ignacio Peral, Director Comercial de la bodega, durante una reciente visita a Puerto Rico donde El Almacén del Vino de B. Fernández representa los vinos.

 

Si en Valdeorras todo es blanco, en Ribera del Duero, cuna de la familia y el proyecto, es todo tinto. Y quieren dejar bien demarcadas sus tonalidades, porque ni siquiera desean alistarse al convoy de la blanca albillo mayor, que hace un par de años la DO Ribera del Duero autorizó para elaborarse en solitario.

 

Así son los de Pago de los Capellanes, un proyecto con epicentro en la Ribera del Duero y, en especial, en Pedrosa del Rey, uno de los crus más valorados de esta denominación de origen castellano-leonesa.

 

Pedrosa es un territorio muy cotizado por su altitud, cercano al río, suelos pobres, pero también con arcilla, que ayuda a retener agua y humedad, algo crucial en tiempos de cambio climático, cuando las sequías atentan contra las vides y el calor obliga al adelanto de vendimias, aunque en Pago de Capellanes no se observe tanto incremento del grado alcohólico.

 

“No todas las bodegas están yendo a altura a pesar de haber páramos disponibles”, indica Peral.

 

Pedrosa, Roa, Anguix, Gumiel de Izán o Mambrilla son enclaves importantes en la ecuación tinta de Capellanes, que ha ido siguiendo un derrotero cada vez más ecológico, con etiquetas que buscan ser expresiones del terroir, la tempranillo y todos sus matices y potencial de guarda.

 

Pero desde hace un tiempo han estado también cuchicheando con Fuentenebro, una zona más arcillosa y a mayor altitud y, por ende, que regala vinos más frescos. “El hándicap de Ribera de la acidez, que en Pago de Capellanes compensamos, no con la albillo, sino con viñas a mayor altitud. Esa altitud es, precisamente, la seña de Fuentenebro, terroir en que la bodega lleva unos años experimentando.

 

Comencemos por lo blanco, que está tan de moda. Quizás no era así hace unos años cuando el ojo avizor de Conchita y Paco Rodero comenzó a intuir que los sarmientos de las cepas de Pago de los Capellanes debían de ser “hermafroditas”  ---a falta de término exacto en lo que concierne a la uva---, y tener racimos tan jugosos como coloridos, en tinto y blanco.

 

Decididos a expandir el horizonte de los tempranillos tintos a un dorado que brillara como la luz del sol, fueron degustando esferas de uva relucientes como la dorada chispa navideña hasta detenerse en la godello valdeorresa, que se grabó en su paladar como aquel milagro portugués en que la fe detuvo la lluvia e hizo danzar al sol.

 

El sol y la luna hicieron pareja de baile sobre las aguas del río, hallando en el Sil un espejo donde reflejar ese entendimiento entre astros, como Concha y Paco, y como el vino blanco que buscaban crear con el mismo pedigrí que su tinto, Pago de Capellanes.

 

Enamorados de esta variedad autóctona del noroeste de España, decidieron poner un pie en Valdeorras y empezar a elaborar ese blanco con alcurnia, y tras un par de añadas construyendo en casas ajenas en 2016 lo encaminaron desde una estructura propia, y así fue como Luar do Sil no sólo iluminó con sus destellos el río cerca de donde nace y su circundante territorio, sino también el panorama de blancos españoles donde las referencias que elabora la bodega pronto se situaron en la preferencia de los consumidores, incluidos los de Puerto Rico, principal mercado de exportación para este blanco de Capellanes.

 

No sorprende que así fuera, pues José Hidalgo, asesor de ambas bodegas, es una eminencia de la godello en España, tocando a las de la bodega con una varita mágica de Midas, un reflejo en el Sil que se desdobla en botellas cual Tres Reyes Magos: dos expresiones del diálogo entre la godello y el granito, y la tercera de esta variedad cultivada a mayor altitud sobre suelos de pizarra.

 

El primer O Luar do Sil Godello, un vino joven, fresco y mineral; el segundo, O Luar do Sil Godello Sobre Lías, que nace del xabre, granito meteorizado; y el tercero O Luar do Sil Vides de Córgomo, un vino de pueblo, de altitud, en que la viña se asienta sobre suelos pizarrosos, y que ensambla vides de siete parcelas seleccionadas por su misma edad  y tipo de suelo, que tiene trabajo en lías y contacto con envases de distinto tamaño y material, como la acacia o el hormigón, para entregar un vino fresco, profundo, sabroso y elegante.

 

Blanco más escaso es la cuarta expresión de la godello, el O Luar do Sil Tostado de Seadur  ---como el pueblo donde están algunas de las mejores viñas de Valdeorras---  tostado de exigua producción con el que la bodega busca rescatar la elaboración de tostados, casi una reliquia dulce, exigua y especial por su compleja y paciente elaboración, y por la que los Rodero decidieron apostar para incrustarse en la tradición que pasifica, fermenta lentamente en barrica y luego en ellas envejece para entregar un verdadero néctar de godello.

 

 

 

Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)