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La nueva ola de Martínez Bujanda

 

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El carácter monovarietal se ejemplifica en un Finca Antigua Garnacha, que en la cosecha 2015 se manifiesta como un vino más redondo, maduro, fresco, con mayor evolución pero también notas afrutadas a frambuesa y arándanos, enlazadas con notas tostadas y salinidad.

Preservar la acidez es parte de la filosofía del grupo, por eso uno de los signos de identidad de la bodega y del director técnico del grupo Lauren Rosillo es vendimiar un poco antes para preservar esa acidez que impartirá frescura, pero también la protección para perdurar en el tiempo. Para algo siempre han guardado añadas antiguas, un esfuerzo que han reforzado considerando la tendencia del mercado de procurar vinos con más tiempo a cuestas.

Aunque la exportación es la vocación de las etiquetas de familia, en los últimos dos años su valor se ha visto refrendado por un incremento en ventas en el mercado español. La bodega no considera sacar nuevas etiquetas bajo la nueva categoría riojana de Viñedos Singulares, porque si bien ellos ya elaboran uno que ya proviene de un viñedo singular, Finca Valpiedra, no se sienten cómodos con el giro que han tomado las primeras etiquetas así descritas. Como custodios de calidad, la bodega también forma parte de Grandes Pagos de España, una asociación de bodegas que apuesta por la calidad y el terruño en la elaboración de sus vinos.

 

4 de diciembre de 2018. Todos los derechos reservados ©

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Es precisamente este blanco una de las novedades que se introducen por primera vez al mercado de Puerto Rico, ofertando un vino que soslaya las notas exuberantes de muchos blancos de Rueda. En su añada 2017 este verdejo es más austero, sacando fuera sus notas minerales a piedra, matices florales y buen volumen en boca fruto de su crianza con sus lías durante cinco meses, con removidos semanales. Es un blanco goloso, salino, fino y muy persistente.

La piedra es un hilván entre las sensaciones de este vino y los suelos de canto rodado de Finca Valpiedra, donde se gesta una etiqueta homónima con equivalencia a Reserva, más orientada a la venta HORECA y con un envejecimiento de unos dos años en barrica y un mínimo de dos más en botella. Su añada 2010 se explayó en aromas a fruta de baya madura, danzando las frambuesas con los matices tostados y balsámicos. Un vino con base de tempranillo e incluso algo de maturana tinta que busca reflejar el carácter del viñedo único en el que nace el vino, donde hay incluso cepas centenarias, y que hasta 2005 fue la única etiqueta de la bodega pues a partir de esa cosecha comenzó a elaborarse el Cantos de Valpiedra, un vino más afrutado y fresco, elaborado con viñas más jóvenes.

 

A poca distancia de Logroño, Viña Bujanda fue la primera bodega que se creó tras la escisión fraterna, un proyecto asentado en la casa donde se fundó la bodega familiar original hace cinco generaciones y concebido para una oferta de vinos más asequibles que siguen la línea tradicional riojana de envejecimiento, con un crianza, un reserva y un gran reserva como base y con la tempranillo como protagonista, sin olvidar elaboraciones de vinos del año en tinto, rosado y un blanco de viura, así como un monovarietal de graciano.

El cuadrado de bodegas lo cierra Finca Montepedroso, la última incorporación a la sombrilla viníca de Martínez Bujanda, dedicada en exclusiva y con total dedicación a la elaboración de un blanco de calidad de viña propia. La finca se sitúa a unos 750 metros de altitud en Rueda, donde reina un clima continental de contrastes extremos que favorecen el cultivo de la vid.

“Rueda es donde la verdejo mejor se da porque es su entorno natural. Nuestro objetivo era hacer un verdejo de calidad con viñas de entre 11 y 28 años, apostando en su vinificación por levaduras salvajes y por una crianza sobre lías en depósitos de acero inoxidable”, detalla Martínez.

 

Finca Antigua surgió también de forma escalonada como respuesta a la búsqueda de desarrollar el negocio de vino en otras zonas de España. A la par que se inauguraba Finca Valpiedra en Rioja, en 1999 comenzaban también ya a comprarse uvas manchegas. En 2000 la familia adquirió una finca entre Cuenca y Toledo, y tras vinificaciones iniciales en otra bodega, en 2003 se inauguró la propia en una zona que abrió a Martínez Bujanda el espectro de las variedades internacionales, además de la españolísima tempranillo. Debatieron si amparar sus vinos en la DO La Mancha o en la indicación geográfica Vinos de la Tierra de Castilla, y optaron por lo primero, convencidos de que era una oportunidad de demostrar que la denostada La Mancha podían hacerse magníficos vinos y no únicamente grandes volúmenes.

El de Finca Antigua es un entorno extremo de mil hectáreas situadas a más de 900 metros de altitud, donde poco menos de la mitad es viña y el resto monte bajo con una gran biodiversidad vegetal. Un terreno que requirió de una importante reconversión que derivó en la plantación de un viñedo que recoge una amplia gama de variedades  ---Petit Verdot, Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Garnacha, Viura---  de las que ha nacido una colección de vinos innovadores que reflejan el terruño, pero también lo mejor del Viejo y Nuevo mundos con un crianza, un reserva, vinos monovarietales y de ensamblaje, un dulce moscatel y un vino de parcela, Clavis, que se elabora solo en años excepcionales, ya que el grupo siempre supedita calidad a rendimiento.

 

Las bodegas y los vinos de Martínez Bujanda

 

Aquel paisaje bucólico del meandro fue el imponente ciclorama con que se forjó Finca Valpiedra, una bodega cuya construcción comenzó en 1994 en aquel privilegiado viñedo propiedad de la familia, que precisamente pretendía hacer un vino especial de viña propia que reflejara ese paraje de origen por encima de su estilo de vinificación y crianza. Un origen entendido como paraje singular en su sentido más amplio, extendido por unas 80 hectáreas contiguas, dominadas por la tempranillo, con algunas pocas de graciano, garnacha y maturana tinta. Allí prevalecen los suelos de canto rodado, que son precisamente los que inspiran Cantos de Valpiedra, la más joven de las dos etiquetas de vino que se elaboran en esta bodega que tiene como estandarte su Finca Valpiedra, un Reserva.

 

Riojanos de pura cepa, los Martínez Bujanda son, literalmente, devotos de la religión del vino desde que en 1951 fundaran Cosecheros y Criadores, una bodega pensada desde sus inicios para la exportación de vinos de calidad. Criadores   ---porque seguían el modelo de envejecer sus propios vinos para encargarse de su venta, en lugar de simplemente venderlos a granel, como estilaban muchos---,   los Martínez Bujanda se han dedicado en exclusiva al vino como negocio familiar, contrario a otras empresas con negocios diversificados para las que el vino es uno más.

Por eso es precisamente que sus vinos hablan por sí solos y con altavoz, razón por la que poco a poco fueron añadiendo más proyectos de vino a aquella empresa inicial, primero Finca Valpiedra, en Rioja en 1999, y tras él Finca Antigua, en La Mancha en 2003.

Pero en 2007 uno de los tres hermanos de la familia determinó independizarse, quedando en las manos de los otros dos la bodega riojana y la manchega, así como 120 hectáreas de viña que representaban una oportunidad dorada para emprender nuevos proyectos de vino. Así surgieron en 2009 un segundo proyecto en Rioja, Viña Bujanda, una bodega hecha desde sus cimientos, y en 2012 Finca Montepedroso en Rueda, para poner en foco y en valor a los vinos blancos de viña propia.

Pocas vistas hay más idílicas que la de las curvas del meandro reflejando toda su hermosura sobre el plácido espejo del río Ebro. Desde Finca Valpiedra pueden pasarse horas admirando ese horizonte de belleza y silencio que se pinta tornasol con los cambios de estaciones que a lo largo del año van acompañando al ciclo vegetativo de la vid.

Las viñas que conviven en el entorno que rodea esta bodega riojana dan vida a unos vinos de pago que, como sus cepas de tempranillo, estuvieron bien plantadas en la escena enófila de Puerto Rico hasta que la crisis económica les apartó de los paladares locales. Tras cuatro años de echar en falta sus vinos, ahora esos paladares pueden disfrutarlos nuevamente, pues la bodega y su grupo vinícola Familia Martínez Bujanda comienza una nueva etapa de representación en el mercado de la mano de Pan American Wine & Spirits, una incorporación cónsona con la tendencia de reintroducir etiquetas que ha sido popular en el mercado a lo largo de los últimos dos años.

“Consumidores y establecimientos recuerdan nuestros vinos con mucho agrado y están encantados de nuestro regreso”, dice Diego Martínez, Director Comercial del Grupo, que no solo retorna con sus vinos riojanos de Finca Valpiedra y los manchegos de Finca Antigua que ya habían tenido presencia en la Isla, sino que añade nuevas referencias.

 

Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos y Familia Martinez Bujanda (C)