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La familia de Lambuena

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Con esa filosofía nació el Lambuena Roble, con un reposo de apenas seis meses en roble francés y americano, y que en su añada 2016 aún está vivo a pesar de su corta crianza, un vino ligero, fresco y redondo. El Roble se somete a largas maceraciones para lograr un vino estructurado y muy afrutado.

 

El Lambuena Crianza, de 2011 como el Reserva, se destaca por ser muy afrutado, con recuerdos a cereza y grosella maduras, y también muy especiado y con tonos tostados y a frutos secos, todo con gran equilibrio en boca. Este tinto se elabora con tempranillos de entre 40 y 60 años, sazonados con un 5% de merlot, una variedad que en Bodegas Lambuena emplean para reducir la acidez que se gana con la altitud, que en las viñas de la bodega alcanzan hasta los 900 metros, y que algunos críticos de vino apuntan podría tener mayor protagonismo en los vinos de Ribera del Duero por el impacto que el cambio climático está teniendo en los vinos de la denominación y su variedad estrella la tempranillo. Las uvas del Crianza proceden de las parcelas más altas de suelos arcillosos y calizos.

 

Y es que según explica Noé Pérez, Director de Exportación de la bodega, el calentamiento global está incidiendo en la subida de grado alcohólico de los vinos de la Ribera del Duero, razón por la cual algunos están vendimiando antes, y otros, como Lambuena, hacen varios pases por la viña durante vendimia para asegurar que las uvas se recogen en su óptimo momento de maduración.

 

En la misma línea por la que va inclinándose la industria, en Lambuena se intenta intervenir lo menos posible en el viñedo y, en caso de necesidad, se aplican tratamientos naturales. A ello contribuye el hecho de la altitud y frío invernal de la meseta castellana, que crea unas condiciones climáticas favorables a la sanidad de la viña.

 

Las de Lambuena sonríen gracias a ese mimo especial y trato cercano que se da a las viñas, y que deriva en una calidad y expresividad remarcada en boca. De ahí que aún se conserven tan bien las viñas originales con que se gestaron los primeros Lambuena, que hoy, más de tres décadas tras la fundación de la bodega, rinden tributo a esa herencia con el Lambuena Viñas Viejas, un tinto que se surte de éstas y otras viñas viejas que la familia ha ido comprando a viticultores que se retiran.

En su añada 2014 el Lambuena Viñas Viejas fue pura seda en boca, con gran frescura, una fruta más fina y notas avainilladas de su crianza. El vino se elabora únicamente en añadas puntuales.

 

Pero no solo en la viña busca serse sostenible, sino que también en bodega se mantienen prácticas en esa dirección con el manejo de residuos y del agua. Por no hablar de una atracción fatal por las prácticas biodinámicas a la hora de trasegar los vinos, ejercicio que se realiza siguiendo el calendario lunar.

 

Ese quehacer enológico está a cargo de Pedro y Ana Cabestrero, hermanos y puntas de un triángulo profesional familiar, que completa Andrés, hermano a cargo de la viticultura de Lambuena. Desde hace un año trabajan en pos de la certificación ecológica y algo en lo que hacen hincapié es que sus niveles de sulfitos son muy bajos, gracias a su trabajo para minimizar el uso de sulfuroso.

 

Por su gran armonía y textura en boca, los vinos de Bodegas Lambuena tienen una gran aptitud gastronómica, tanto para platos de cuchara y legumbres, como recetas con carnes blancas, caza o res, así como arroces, quesos o chocolate, gracias a la elegancia y finura de muchas de sus propuestas, a las que el tiempo en botella favorece notablemente.

 

Una explicación más que sensata de por qué de las 3,500 botellas con que se estrenó la bodega, hoy la producción casi alcance el medio millón. Todo un logro para una bodega pequeña y familiar que hoy también se hace hueco en los mercados de exportación.

 

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17 de diciembre de 2022. Todos los derechos reservados ©

 

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El Lambuena Reserva es un espejo de ese perfil, un vino de la añada 2011, Ribera ejemplar en su madurez, lleno de frescor, complejidad, armonía y, más que todo, elegancia. Un vino que cautiva desde la nariz, con recuerdos aromáticos a musgo, setas, fruta de baya madura, vainilla, tabaco y algún tufo de reducción, antecediendo una boca muy especiada y mineral, con mucha textura y a la par enorme sedosidad al deslizarse por el paladar donde reverbera su buena acidez y frescura.

 

Es un tinto que se elabora con las mejores uvas de la añada y de las zonas más altas de las cuatro fincas de suelos arenosos y calcáreos con las que se ensambla el vino, que pasa 16 meses en barricas y luego varios años en botella, que a este Reserva le vinieron más que bien para expresarse con gran armonía

 

La ecuación de suelos adornados con viña vieja son una de las señas de identidad de los Lambuena. La bodega tiene unas 70 hectáreas de viña propia hilvanada por suelos arcillosos, calcáreos, limosos y arenosos, que otorgan a la uva distintos tamaños y hollejos de mayor o menor grosor; niveles de acidez, alcohol y concentración; contenidos de minerales, antocianos y polifenoles, lo que permite un manejo caleidoscópico a la hora de vinificar.

 

De esa logística de uvas salen varias etiquetas tintas y una rosada, que reflejan ese interés en afinar los vinos de modo que estén listos para beberse sin tener que demorar demasiado. Desde hace unos años se han ido reduciendo los tiempos de reposo en barrica y también se ha incrementado el uso de las barricas usadas, que la bodega intenta cuidar muy bien para que se mantengan en óptimo estado.

Lambuena es un nombre de finca, Alto de Lambuena, y de ella tomó su nombre la pequeña bodega familiar de Ribera del Duero, que reverencia a sus orígenes en cada botella.

 

Roa es así. Un lugar de tradición en la Ribera burgalesa que se remoza cada día con espíritu contemporáneo al igual que Bodegas Lambuena, que se fundó allí en 1989 con un viejo viñedo familiar por capital, la amistad en uvas de otros viticultores y el cimiento de un largo saber hacer interpretado por las más jóvenes generaciones de la familia, que se tradujo de manera artesanal con pocas botellas, pero una gran vocación de perdurar.

 

Así son los vinos de Lambuena, una suma de tierra, uva, historia y familia que, aún maduros, pueden ser frescos y vibrantes, constatando la nobleza y el potencial de la variedad tempranillo, a corto y largo plazo.

 

Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)