Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Google

Quizás este próximo domingo 15 de noviembre no estén por allí rostros tan célebres como el de Carla Bruni o el de Andrea Casiraghi que han estado presentes en algunas de sus 159 ediciones anteriores, pero la 160ma subasta de Hospices de Beaune mantendrá todo el glamour vínico y borgoñón que desde el siglo XIX ha engalanado a este eje de la Borgoña francesa para construir con los vinos de esta inconfundible región un futuro de salud y solidaridad que beneficiará al Hôtel de Dios.

De Dios, de Dieu. Y es que Francia podrá estar confinada, pero su la devoción sacramental por los vinos de Borgoña, sus Chardonnay, sus Pinot Noir y por uno de sus eventos bandera se mantiene indemne en la era COVID-19, volviendo a erigir un altar con barricas de vino en evolución que captará la atención de todo el mundo del vino, sea de forma presencial o virtual.

Se trata de un ritual que comenzó en 1859 con el objetivo de dotar de fondos al Hôtel-Dieu de Beaune, una fundación hospitalaria creada en 1443 tras un siglo de guerra y una epidemia que decimaron la población rural, siguiendo la línea de otros Hôtels-Dieu de Francia, hospitales administrados por la Iglesia con el fin de acoger y atender huérfanos, indigentes y peregrinos.

Mejor conocido como Hospices de Beaune, este Hôtel-Dieu, hospicio borgoñón, además de su función de acogida se convirtió en un momumento histórico de la ciudad, una joya de arquitectura gótica con icónicos techos policromados que los recaudos de la subasta persiguen ayudar a preservar como museo y pieza patrimonial, además de contribuir a mejorar las dotaciones médicas, ya que aunque Hospices de Beaune mantuvo ininterrupidamente su función de hospital desde el siglo XV hasta la década de 1970, hoy los servicios de salud se brindan en modernos edificios en las afueras de la ciudad.

Pero, además de la estructura, quizás lo relamente valioso de Hospices de Beaune, que es como mejor se conoce a la fundación, son sus viñedos, unas 60 hectáreas que han sido donadas a través del tiempo y constituyen el Domaine des Hospices de Beaune, de cuyas viñas nacen las uvas con que se elaboran los vinos protagonistas de esta reconocida subasta. La mayoría de estas viñas están clasificadas como Grands y Premiers Crus. 

Tras ellos van en primicia los comerciantes, en lo que se ha tornado una cita obligada cada tercer domingo de noviembre, un eje alrededor del cual se gesta todo un fin de semana de eventos festivos para celebrar la tradición enogastronómica borgoñona. Así, en su dimensión más lúdica, conviven espectáculos callejeros, una parada folklórica, un poblado gourmet y un medio maratón a través de las calles y viñas de Beaune, un pueblo situado en el corazón viticultural de Borgoña, donde conviven los viñedos más importantes de la región con apelaciones como Pommard, Corton-Charlemagne, Meursault, Santenay o Savigny-lès-Baune, reluciendo en la Côte de Beaune los blancos de Chardonnay. 

Y es que el imán de la celebración es el vino y al evento culmen de la subasta le enmarcan numerosos eventos complementarios en bodegas que abren sus puertas a experiencias degustativas que van desde dar a probar sus vinos más jóvenes, galas con cofradías y otras pruebas en que se degustan botellas singulares, añadas excepcionales o menús de degustación maridados, entre otros. El fin de semana transcurre entre los eventos más democráticos y las cenas y eventos ultra privados, entre los que se destacan tres funciones cimeras que tienen por sede Clos de Vougeot, el propio Hospices de Beaune y el Château de Mersault, donde se celebran, respectivamente, el encuentro de la Cofradía de los Chevaliers du Tastevin, la cena de gala de la subasta, y un almuerzo, La Paulée, al que cada huésped aporta las botellas de su preferencia.

En la edición 2020 se subastarán 630 barricas de vino, 474 de ellas de vino tinto y 150 de vino blanco. 50 distintas cuvées volverán a ofrecerse, 33 tintas y 17 blancas, una compra de barricas con vino cuya crianza luego se completará en las bodegas de los comerciantes embotelladores.

Desde 2005 la casa de subastas Christie’s es la responsable de organizar y conducir la gran subasta dominical donde se licita por vinos elaborados con uvas de los viñedos que han sido donados a Hospices. La subasta reúne a los principales negociantes y compradores de vinos de Borgoña en el mundo, por lo que se considera un barómetro de mercado, incluso siendo una subasta benéfica en que los precios de los vinos tienden a ser más elevados precisamente por ese fin solidario y para intuir cómo se valoran los vinos más jóvenes elaborados en la región, ya que la subasta es una especie de toma de pulso a la vendimia. Desde 2007 la subasta puede seguirse de forma virtual a través de la casa Christie’s, pudiéndose incluso pujar por Internet por vinos en oferta.

De la colección de barricas de vino en licitación anualmente se escoge una para representar la Pieza Presidencial, que este 2020 tendrá la particularidad de haber sido construida con madera del bosque de Chambord y trabajada por la Tonelería Cadus, en la que se introdujeron uvas sin despalillar del Grand Cru Clos de la Roche, que luego se vinificaron en este envase y madurarán en él hasta su embotellado. Ludivine Griveau es la enóloga de los vinos de Hospices de Beaune.

9 de noviembre de 2020.

Nota del 16 de noviembre de 2020: La edición 2020 de esta subasta se canceló en el último minuto en lo que apunta a ser una consecuencia de restricciones de seguridad más férreas impuestas en Francia debido al recrudecimiento de los contagios por COVID-19. La organización propuso posteriormente el 13 de diciembre de 2020 como nueva fecha para este evento. 

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