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Las desconocidas burbujas de Portugal

 

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Se conocen más bien por la gallardía histórica de sus fortificados de Oporto y Madeira y por la fascinante diversidad de sus vinos de mesa, que ganan cada vez más adeptos en el mercado. Pero fuera de la chispeante aguja de algunos de sus Vinhos Verdes más ligeros, allende la geografía lusa es tal vez poco conocido que Portugal tiene también una oferta efervescente de vinos espumosos que no para de crecer.

Son, tal vez, el rostro más desconocido del vino portugués, Y aunque su volumen es aún reducido, lo cierto es que en los últimos años la producción de burbujas ha ido aumentando a ritmo constante en volumen y calidad, esparciéndose, además, como espuma por más y más regiones de Portugal.

¿Rarísimo? Sí. ¿Raríssimo? Mejor. Con ss bautizó el reconocido enólogo Osvaldo Amado a su nuevo espumoso de alta gama y altísimo precio que pretende dejar sentado que las burbujas portuguesas pueden tener tanta calidad como glamour, para lo cual los vinos espumosos ya se conciben como tales desde la viña, contrario a lo que sucedía antaño que se convertía en espumante cualquier sobrante de vino.  

La producción de espumosos en Portugal se remonta a la década de 1890 cuando cuatro apasionados del champán fundaron la Asociación Vinícola de Bairrada, que propulsó la producción en suelo luso de un vino espumoso a la usanza del más festivo vino francés. En la Estación Vitivinícola se creó el primer ejemplar.

Región atlántica entre Coimbra y Oporto, Bairrada es uno de los epicentros de la producción vinícola más chispeante y hoy responsable de aproximadamente el 60% de la producción espumosa portuguesa. Su ubicación y topografía ofrecen condiciones idóneas para la elaboración de vinos efervescentes, como una maduración más pausada y un clima fresco, que permite preservar los niveles de acidez y frescor que son clave en todo espumante. Bairrada tiene, además, un suelo calcáreo semejante al de Champagne y con el que se entienden muy bien variedades autóctonas como la Bical, Cercial, Arinto, Maria Gomes o Baga, algunas con notable potencial de envejecimiento, y protagonistas de sus espumosos, para los que la superficie de viña plantada ha crecido significativamente en los últimos años.

Con etiquetas estandarte como Murganheira y una producción mayormente efervescente, Távora-Varosa es el otro fulcro de la producción espumosa portuguesa. Se trata de una región en altitud entre el Douro y el Dão, con suelos de esquisto y graníticos, destacándose uvas como la Malvasía Fina, pero también otras más vinculadas a Champagne como son la Chardonnay o la Pinot Noir.

Precisamente uno de los avances más importantes que han tenido las burbujas de Portugal en los últimos años ha sido que su producción regional ha trascendido esos dos ejes para extenderse por todo el país, donde hoy pueden hallarse vinos espumosos en Vinho Verde, el Dão, el Alentejo, el Tejo, el Douro, la región de Lisboa y denominaciones como Setúbal o Bucelas, o incluso el archipiélago de Madeira, más conocido por su elaboración de sublimes fortificados.

De ellas, quizás Vinho Verde es la que mayor sintonía ha mostrado con la elaboración de espumosos gracias a las condiciones climáticas, los suelos graníticos y las cualidades de la Alvarinho, cuya acidez la hace muy apta para la elaboración de espumantes muy refrescantes. Bucelas, una región atlántica que renace, también tiene una gran aptitud para las burbujas.

Los suelos son una importante marca de tipicidad de los espumosos portugueses, expresivos muchos del carácter mineral que exudan el granito, lo calcáreo, el esquisto e incluso los suelos de mármol esparcidos por el país. Pero lo que quizás confiere singularidad absoluta a esa producción es el superlativo patrimonio vitícola portugués, que, con unas 250 variedades autóctonas de uva, provee un manantial de sobresaliente diversidad para moldear las burbujas vínicas, que se expresan tanto en blanco, tinto y rosado y se elaboran mayormente por el método tradicional de segunda fermentación en botella.

Los espumosos portugueses se amparan tanto en Denominaciones de Origen como Indicaciones Geográficas Protegidas. En general, el tiempo mínimo de reposo tras la segunda fermentación en botella no debe de ser inferior a los nueves meses, quedando el máximo a criterio de cada bodega, que impone su impronta de uvas, estilos o tiempos de envejecimiento. Hay espumosos monocasta y también que ensamblan varias variedades de uva, así como millésimes de añada que detallan las fechas de degüelle.

Las categorías de dulzor Brut Nature y Extra Brut dominan la producción. Del mismo modo, los espumosos de calidad pueden incluir en su etiqueta menciones como “Colheita Selecionada”, “Reserva”, “Super Reserva”, “Extra Reserva”, « Velha Reserva” o “Grande Reserva”.

Si bien los espumosos premium y super premium se elaboran con método tradicional, muchos de gama media y más económica optan por el Método Charmat, en que la segunda fermentación se realiza en depósitos cerrados en lugar de en botella, a la usanza del prosecco italiano.

El perfil de celebración de los vinos espumosos, así como su gran versatilidad gastronómica son una de las razones que han incidido en el éxito y crecimiento de consumo y de la categoría ya que los espumosos armonizan con casi todo, del aperitivo al postre. En Bairrada, por ejemplo, donde hay espumosos magníficos como los de Luis y Filipa Pato, Quinta das Bágeiras, Caves Messias, Caves São João o el Agua Viva de Niepoort, es tradición acompañar con vino espumoso bairradino su exquisito leitão, un cochinillo lechal pero condimentado de manera diversa a la castellana.

La pasión espumosa ha impulsado a algunas referencias específicas como los Baga Bairrada, una categoría que busca diferenciar los vinos espumosos elaborados a partir de la tinta Baga, variedad insignia de esta región. Y, por supuesto, mantiene también siempre vigentes las super refrescantes burbujas de Mateus Rosé, marca con la que toda una generación se estrenó en el mundo del vino y cuya deliciosa versión espumosa es mucho menos conocida fuera de Portugal.

Convencido del potencial y dinamismo de sus espumosos, el gobierno portugués ha ponderado crear un centro de estudios del espumante que permita unir sus intereses con los del sector privado en materia de investigación, innovación, conservación regional y preservación del patrimonio. También pretende potenciar la internacionalización de este producto, que, salvo los Baga Bairrada, aún no tiene un nombre específico, como cava, prosecco o champán, quizás por haber regulaciones regionales y burbujas de distintos estilos y variedades repartidos por todo el país.

 

14 de agosto de 2020. Todos los derechos reservados ©

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Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos, Sogrape y otros (C)