En esta edición deluxe:
Pura Rioja
En el tren del Rioja
Las leyendas del Rioja: López de Heredia
Gutiérrez Caba: en piel de vid
La Rioja Alta
El menino de Franco-Españolas
Alvaro Palacios: el arte de torear la vid
La vendimia en LAN
Los tempranillo blanco de Finca La Grajera
Tendencias en franca independencia
La frontera de Contino
De punta en blanco
Un Quijote en Rioja y una viña de Emperatriz
Impronta de madera en Óbalo y Viña Herminia
Dos marqueses que regresan dès Bordeaux
Vivanco: el sueño americano en La Rioja
Expedición en la Sonsierra Eguren
Roda en vertical
El sabor de Darien
Vendimia en el Bierzo
La uva en la Luna
Modavino
Un Rincón del Vino a dos altitudes
Eventos:
Los sabores gourmet de la cocina puertorriqueña * Buenos Aires festeja su Vinos & Bodegas 2010 * Malbec World Day* Nueva fecha para el Sushi Asian Fest * Maridaje de vino y música * Riojas de futuro en el Primer Salón Sumiller Rioja * Segunda Feria de la Uva en Neyba *Tempranillos al mundo, a Rioja
Gastro Briefs:
Menuda Perla
Magno Cosmo
La nueva era de Dinner in the Sky
Más acreditado el aceite de Bajo Aragón
Disfruta comiendo pescado
La Habana en tierra de papas
Pesquera estrena sabores gourmet
Taller de Mukimono
CRDOP Aceite de La Rioja
Wine Briefs:
Spanish Wine Exclusives llega a EEUU
Perrier-Jouet Flower Power
Quo Drink, anti-borrachera
Caviar Cointreauversial
Vinos portugueses por Fedex
Organic Wine Carta Initiative
El arte de Henessy
Licores de Café Yaucono
Golazo de Concha y Toro
Distinciones Gallaecia 2010 a aguardientes
Más y más vino en Nueva York
Listón Dulce
Nueva Casa para Bodegas Tobía
Hobbs en tándem con Xumek
Krug pierde terreno
La botella decantador llega a Francia
Azpilicueta, con nuevo vino y “enólogo” distinguido
Los
vinos del Príncipe de Asturias
Viajes:
ME by Meliá, by Foster, in London
AC by Marriott
Iberia, British Airways y American Airlines fortalecen Oneworld
Grandes de La Rioja
Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)
Como en las Bodas de Caná, el vino más memorable que tomé en Rioja fue el último. Era una especie de Reserva Especial al más puro estilo vegasiciliano, ahora también con matices en la región, que ensamblaba en la misma botella un elixir conformado por vinos riojanos de C.v.n.e. del 1948, 1950 y 1952.
Con minucioso cuidado paternal, Basilio extrajo el corcho de aquella añeja botella y fue dejando deslizar el vino a lentísimos borbotones hasta que las paredes de la copa quedaron impregnadas con secretos de antaño, inspiraciones que desconocíamos, y que hoy se nos siguen revelando como una verdadera historia líquida.
Basilio, Izquierdo, contó que cuando aún elaboraba los vinos de aquella bodega centenaria del corazón riojano, un día le pidieron deshacerse de algunas barricas exiladas casi en el terreno del olvido. En lugar de tirar su esencia o dejar en una suerte de orfanato vinícola a aquellos vinos ávidos de hallar una mano que les terminara de consentir, los probó uno a uno, determinando conservar los que aún mostraban mejor aptitud.
Con cuidado los mezcló, dejándolos cobrar forma unos dos o tres meses más en barrica, antes de embotellar. Protegió secretamente aquellas botellas como un dedicado celador, conservando algunas hasta el día de hoy, para deleite de algunos privilegiados que con su cata tuvimos el mejor colofón a la aventura vinícola de sumergirse con intensidad en el exquisito placer de los vinos de la gran marca de Rioja.
Treinta y tres años más tarde de aquella valiente hazaña de embotellado a escondidas para la posteridad, escasean las palabras de admiración para describir la impresionante viveza que aún puede tener un vino con 62 años. Se quisiera poder retratar los aromas, ejecutar una disección de sus matices, de su corcho que olía a barrica, de las flores delicadas, de su velo de vainilla y de su finura en nariz. Del perfil sorprendentemente especiado que aún regalaba en el paladar. De la sólida estructura que aún manifestaba, de su cuerpo concienzudo que destacaba en conjunto más que en sus piezas individuales, y del milagro sorprendente de comprobar que luego de transcurrido tanto tiempo, aquel vino aún rugiera que seguía vivo.
En una sociedad que acostumbra desechar lo que tiene algunos años y algunas arrugas, asombra la obsesión que en el vino genera la persecución de cepas viejas de uva, pero también que no siempre se valore con igual ahínco una botella de vino de tiempo, como estos Riojas añejos y clásicos que, como gente madura, seducen con el encanto que aporta la redondez de la sabiduría de sus vivencias.
A la par que no césabamos de maravillarnos con aquel vino de varias décadas, entrecruzábamos también unas botellas más jóvenes de la nueva hornada de vinos riojanos de Basilio, los que llevan por distintivo su B, de bueno, y se construyen con pilares de vid de San Vicente de la Sonsierra, en la Rioja Alta.
Comparando copas con más de medio siglo de contraste ---aquel vino de C.v.n.e. con décadas a cuestas que moldeó Basilio y los que hace hoy en su minúscula bodeguita---, fui capaz de dibujar un símil entre dos tiempos de vino. Una especie de “back to the future” que permitía atisbar, ya desde la juventud, la silueta de ancestro que adquiriría el vino con los años. Como si se perfilasen las arrugas y la plata que comenzarán a inmiscuirse en la cabellera de un nieto adolescente cuando empiece a envejecer, cobrando poco a poco matices que le asemejarán más y más al perfil de su padre o su abuelo, con su esencia genética y su personalidad diversa, reflejos de un relevo generacional que mirándose en el espejo del pasado, puede vislumbrar su futuro.
Además de aquel protegido de Basilio, en Rioja caté un Viña Tondonia del 1961 y un La Rioja Alta de 1964. Vinos longevos y nobles, símbolos de un pasado clásico, que hoy es espejo del futuro esplendoroso que aguarda a los vinos con Grandeza de Rioja.
Foto cortesía Bodegas H. de Rafael López de Heredia. Prohibida su reproducción
Más tempranillo, siglo y medio atrás, llegó el tren a Haro. Allá por la década del 1860, cuando se componía la ruta del ferrocarril por la Rioja Alta. Antes y después, franceses.
Aunque ya habían pisado Rioja algo antes en reacción a una plaga de oídio en algunas viñas galas, con los viñedos franceses invadidos por la filoxera, los bordeleses vinieron de compras a Rioja sobre 1867, husmeando primero en la Rioja Baja y decantándose al final por los vinos de la Rioja Alta. Así los négociants galos de vino empezaron a adquirir terrenos alrededor de la estación de tren en Haro para establecer empresas cuyos productos tuvieran una fácil salida por ferrocarril. Con ello empezó la modernización de la viña riojana y el esplendor comercial de la región.
De allí salieron aquellos vinos con décadas a cuestas que nos deleitaron en Rioja. Hoy, el centenario barrio de la Estación de Haro, centro neurálgico de La Rioja, sigue tan vivo como los vinos a los que dio vida con un espíritu de posteridad.
Rodeando la estación del tren, un círculo de bodegas históricas, como la propia C.v.n.e., Compañía Vitivinícola del Norte de España; o las Bodegas Bilbaínas, hoy propiedad del Grupo Codorníu, con sus paredes rasgadas que dejan al descubierto la piedra, dándole un aspecto de sobreviviente de un bombardeo; o Muga, con su alta torre, que permite ver desde otra perspectiva al vino de Rioja. Y otras más, legendarias.
Foto cortesía Bodegas H. de R. López de Heredia (C).
A la izquierda, María José López de Heredia. Foto cortesía de Bodegas H. de R. López de Heredia. Derecha. Mercedes y Julio César López de Heredia.
Una histórica botella tinta del 61, que subyuga por el elegante encanto de su madurez. Y, como aspiración de futuro, un avance de la evolución de los vinos que ensamblarán los de la cosecha 2009, que aún tardará muchos años en ver la luz.
Hoy López de Heredia es casi la biblioteca viva de Rioja. Una labor aún no suficientemente reconocida es su afán por documentar su historia, en la que se encierra, simultáneamente, casi toda la de Rioja.
En piel de vid
Quizás habría sido más fácil, y ciertamente más apasionante, haber ido a documentarse en la biblioteca de López de Heredia para “Gran Reserva”. Considerando que el tren del vino se ha preocupado por incorporar actores de época para recrear tiempos pasados de la realidad riojana, a muchos tele-espectadores enófilos quizás les habría apetecido más ver a Emilio Gutiérrez Caba encarnado como el patriarca Rafael López de Heredia con su barba blanquísima, que como el malo malísimo de Vicente Cortázar.
Por mucho que triunfe la serie televisiva “Gran Reserva”, las verdaderas bases de Grandes Reservas habría que haberlas ido a buscar en el Barrio de la Estación en Haro, con historias quizás más jugosas y un peso dramático más valioso que los enfrentamientos sanguinarios de los Cortázar y los Reverte. Tan inescrupulosos que son capaces de hacer lo que ningún bodeguero que verdaderamente ame el vino haría: quemar adrede sus vides. Aunque pronto, en la teleserie, se descubra por qué se urdió el complot.
Y es que en el fondo, para Cortázar el vino realmente nunca ha sido importante, sólo un artículo para hacer negocio, como pudo haber sido cualquier otro producto. Pero cuando Gutiérrez Caba se desviste de este personaje y se coloca una verdadera piel de uva, declara no poder imaginarse un paisaje sin viñas que encierren la futura cosecha, “un horizonte humano donde la gente dé lo mejor de sí para transformar la vid en vino”, y lo primero que se pregunta es “¿cuándo comienza a ser el vino importante? ¿qué pasó para que en la sociedad cambiara el lugar que ocupaba el vino?”.
En la vida del actor vallisoletano, el vino comenzó a ser importante desde muy temprano, con imágenes diáfanas como planos cinematográficos. La merienda de la niñez con un bocadillo de embutido, acompañado con un vaso de agua rozada por un chorrito de vino. El sonido que producía el vino al golpear una copa. Las refrescantes sangrías con que muchos se inician en el derrotero enófilo, y los vinos que poco a poco empezó a disfrutar a medida que recorría España en tournées actorales que le pusieron en un contacto más estrecho con el mundo del fruto de la vid.
Sencillo, amable y con camisa color arcilla como el suelo de Rioja, Gutiérrez Caba encabezó un singular ejercicio de armonizar vinos con cine, como parte de las jornadas de “El Rioja y los Cinco Sentidos”. Y es que en Rioja se hacen vinos de cine. Blancos que le evocan misterio que acompaña con “La Reina Kelly”, una película controvertida en los Estados Unidos; tintos de maceración carbónica que le contagian la locura de ir a Río de Janeiro, como Ginger Rogers y Fred Astaire en su primer plano como pareja de danza en “Flying Down to Río”; crianzas redondos y de larga vida como el clásico “Guerra y Paz”; o reservas de notas ahumadas que le transportaron a las pasiones de Richard Burton y Jean Simmons en “La Túnica Sagrada”.
Se dice que el término “Reserva” se acuñó en la época de la filoxera cuando a raíz de la gran escasez de vino, un ciudadano francés acostumbraba a guardar vino en los locales que frecuentaba para que en su próxima visita se le sirviera el vino “reservado”.
El Menino de Franco-Españolas
En pleno centro de la capital riojana, hay una bodega que es como una prolongación de Haro, en Logroño. Fundada en el mágico número de 1890, Franco-Españolas es una de las grandes bodegas de Rioja, que como su nombre bien indica, conjuga el origen bordelés de su casa fundadora Anglade, y el hecho de que a poco de la fundación, al de los Anglade se incorporó capital español, creando una alianza “franco-española”.
En un nivel inferior de la bodega hay un espacio donde las tuberías se han pintado con colores que retratan los de la evolución del vino, y continúan hasta integrarse en el paisaje de Las Meninas de Velázquez, un cuadro que se escogió exhibir allí, “porque todo el mundo lo conoce, aunque hubiera podido ser un Tamayo, o alguna obra de Frida Kahlo”.
Honestamente, aunque quien hizo el montaje diga lo contrario, la pintura no habría podido ser otra que esas Meninas, porque quien las colocó allí es un personaje más de la obra. Como Velázquez, es el pintor, pero también es parte de la pintura. Un artista, donde cada Menina es una botella de Rioja, y cada etiqueta de vino es como la sala de un museo, que transcurre por etapas, desde lo clásico que no pierde, a los movimientos más nuevos, y donde el artista va dando pinceladas para crear nuevos estilos de vino.
Carlos Estecha es uno de los personajes más apasionantes del vino en Rioja. Un dínamo de vino y arte que sabe delinear los finos trazos que trascienden su dimensión de pintor, curador y artista riojano, y la de artista creador de vinos capaces de trascender el tiempo.
“Una bodega, porque sea antigua, no tiene que ser vieja. Ser un clásico y una bodega de toda la vida, no está reñido con ser actual”, dice el multifacético enólogo-curador-pintor-cantautor.
Espíritu libre que no llega al medio siglo, a Estecha lo del vino le viene de familia aunque fue el único hermano en dedicarse al tema formalmente. A Franco-Españolas llegó en 1988, luego de un periplo por otras bodegas de la casa matriz del grupo, como la insignia riojana que es Paternina.
“Cuando el boom de bodegas en Rioja en la década del 1970, las bodegas más grandes cayeron en el olvido. Pero cuando una bodega ha estado funcionando por un siglo, es porque ha hecho algo bien. La historia, la tradición deben ser lo que dé valor al vino. Esa base tiene que tener una historia, no “historias”, le cuenta a Divinidades.
Por eso entiende diáfanamente lo que quiere para Franco-Españolas y lo que desea para quienes se interesan por conocer esta casa: “que la gente disfrute de una bodega centenaria con actualidad, que disfruten vinos clásicos, pero que el ambiente de la bodega les sumerja en un mundo emocionante”.
A orillas del Ebro, Franco-Españolas es una bodega enorme, cuyas dimensiones realmente no se reconocen desde fuera. Dentro, impresiona por su orden y pulcritud, en hermosos rincones construidos con piedra de sillería y ladrillo macizo entre los que convive el contraste de su esencia histórica con su proyección de modernidad, ilustrada con imágenes fotográficas, o cuadros con notas modernas, o con diseños de moda creados por el propio enólogo para este espacio-museo de vinos.
Allí, con piezas e imágenes se cuenta la historia de la bodega, enmarcada en la de La Rioja. Decoraciones alegóricas a la España de principios del siglo XX. Detalles de menús antiguos, etiquetas de la República, recuerdos de los libros de la contabilidad, imágenes de la bodega durante la Guerra Civil.
Coloridas imágenes fotográficas de la vid enmarcadas en un canvas de antiguos ladrillos. Una cepa prefiloxérica de tempranillo de 1850 colgada como si fuera una escultura de la naturaleza. Corcho y trozos de alcornoque que Estecha ha colocado a similar usanza para que el visitante pueda entender más claro cómo surgen los tapones del vino. Una bien conservada sala de enormes tinos de madera con tan buena acústica que ocasionalmente se convierte en sala de conciertos de jazz o música clásica. Contrastes constantes de pasado y modernidad, como para reafirmar que en la bodega es fundamental saber de dónde se viene para saber a dónde se va.
Él, Estecha, se define como “cuidadosamente descuidado, que no es lo mismo que ser anárquico”. Cuando se le conoce, cuesta asimilar cómo es que enólogo y bodega ensamblan. Pero la sensibilidad del artista es clave para poder entender la esencia de Franco-Españolas. “Hay que tener un importante sentido de responsabilidad en una bodega centenaria. No se puede revolucionar a lo loco. Hay que hacerlo, pero mejor y con gran respeto”, afirma.
Entre bohemia y seriedad compone arte y compone vino. Polifacético como Dalí o Miguel Angel, le cuesta no exteriorizar lo que siente. En 1988 hizo su primera exposición de pintura sobre vino, tema fundamental en su obra pictórica. Además de pintor, cantautor que cree que todo lo artístico aporta y nutre al vino. Entre vino y arte, un contraste, “el mundo del arte no puede ser estética sin más, tiene que tener una motivación, un sentido de compromiso, ser la expresión de algo más. Pero en el vino no puede reflejarse la ideología como en el arte, porque el vino no puede tener fronteras y debe de respetar todas las formas de pensar”.
Aunque los suyos reciben algunas puntuaciones excelentes, en vez de los vinos Parker, prefiere los de “parking”, es decir, los de garaje, que para él son los mejores. “Puedes jugar con Parker o luchar contra él. Se pueden hacer las cosas de otra manera y seguir convenciendo a los consumidores”. Tras los riojanos gusta de los de Borgoña porque admira el respeto de los borgoñones por la tierra, por la naturaleza, y la seguridad y conocimiento que tienen de que lo suyo está bien hecho, manteniéndose al margen de lo que digan los prescriptores.
No tiene pelos en la lengua, ni reparos en describir un vino como “orgásmico”, apelativo para su Rioja Bordón Reserva 2004, un vino redondo, discreto, equilibrado, con buena base tánica y glicérica, que a su modo de ver, no es excesivamente clásico, y refleja muy bien la evolución de Franco-Españolas. Un vino con notas muy de sotobosque, hierbas mediterráneas, menta-chocolate, bálsamicos, recuerdos mentolados, en el que luego aparecen toffees, una complejidad envuelta en discreción, que es la impronta de la casa.
Además de los Rioja Bordón, Franco-Españolas elabora los Diamante, el blanco más popular en España y con el que está elaborando unos chocolates; el Barón d’Anglade, bastante en la línea de elegancia, redondez y discreción de los Rioja Bordón; y el Bárbaro, un vino con más color y estructura, enfocado hacia el mercado americano y los nuevos consumidores, y cuya etiqueta ha diseñado el propio Estecha, que percibe a la bodega quizás con una vocación mayor hacia América Latina.
Un botellero en bodega con vinos que se remontan hasta el 1922, aunque el más antiguo que haya probado el enólogo fuera de 1914, en Bodegas Paternina, esa marca icónica del vino en España, que Estecha es también responsable de elaborar en Rioja, así como otras marcas en otras denominaciones de la península. “Fue como beberme parte de la Primera Guerra Mundial”, afirma.
De la cata de vino a la cata en la viña, parcelas esparcidas por la amplitud de Rioja. Se va pisando la arcilla y se percibe como si se fuera caminando sobre un esponjoso cojín de malvavisco. Habla de heliofanías, de que valora lo natural, la pureza en el campo, que promueve la biodinámica, pero que no comulga con su dimensión “parasicológica”. Toma el refractómetro y exprime diversas bayas para medir la evolución del grado alcohólico entre viñas. Una 14, otra apenas 9.5, y tan sólo una hilera de diferencia entre viñas. Después prueba y escupe, porque según la tinta que salga será el color del vino.
A velocidad y una ininterrumpida sucesión de llamadas telefónicas, atraviesa una ruta de viñas con la Sierra Cantabria de fondo hasta llegar a más de mil metros de altitud, a un silencio casi sepulcral sólo roto por el canto de algún grillo solitario, y donde el verde se torna más frondoso en el perímetro. Una sensación de poderío, en que Estecha se asemeja a un conquistador, divisando sus dominios de vino.
“Aquí es que me siento a pensar”, cuenta, mientras va señalando en lontananza al caudaloso Ebro, cada pueblo y cada viña, cada sistema de montañas, entre aquella impresionante panorámica de la Rioja que se divisa desde la altura. “A Rioja, para entenderla, hay que verla desde arriba”.
De una punta de la Rioja Alta a la otra de la Rioja Baja hay aproximadamente una distancia de cien kilómetros. De la Viña El Monte que recorre el enólogo de Franco-Españolas a la Finca La Montesa, de Bodegas Palacios Remondo, alguna menos. Del espíritu artístico y bohemio de Carlos Estecha, al de entertainer de Alvaro Palacios, poquísima.
Entre los grandes protagonistas de la película del vino de Rioja, Alvaro Palacios es, sin ninguna duda, uno de los personajes estrella. Una celebridad única y sin parangón, convencido de que los winemakers no son superstars, sino “just people”.
Como al escenario de su película particular, va describiendo las viñas. Un horizonte que se divisa con colinas verdes entrelazadas por suelos de piedra y arcilla, un recorrido por tempranillos, viuras y garnachas que le remontan a su abuelo, a una herencia familiar que le enorgullece y le emociona, como a los López de Heredia, al otro extremo de la denominación.
En este lado de La Rioja, la Baja, está La Montesa, y una sorpresa de rodaje, entre garnachas y viura, racimos tupidos y viñas en espaldera. Cual escena que retrataba el esplendor que se vivía en algunas posesiones del imperio colonial británico, en medio de la impecablemente soleada Montesa, entre arcilla y verde aguarda una larga mesa de mantel blanco con sombrillas de parasol y un festín de manjares de uva transformada en vino. Son copas heladas de blanco Plácet 2008, la vendimia más fresca de la década. 100% viura fermentada y criada en barrica que muestra el potencial a largo plazo de esta cepa cuando cuenta con manos que la saben bordar. Es fresco, fino, untuoso y floral, entretejido con suaves recuerdos tostados.
Más vídeos de Alvaro Palacios:
http://www.youtube.com/watch?v=_Zx0gw94Owk
http://www.youtube.com/watch?v=aoDUYjsw_ZQ
Mientras conversa sobre el vino, relata que la de 2010 ha sido una añada de tiempo raro. “Hace calor, luego frío, La viura ha sido complicada este año”. Habla de historia, de la geología y el clima, de la importancia del suelo, de la uva y su contexto, algo que le motivó a hacer estudios detallados de sus viñas en el Priorato, el Bierzo y la Rioja, que espera algún día plasmar en un libro. “Antes de vino de pago tiene que haber vino de pueblo. Primero hay que explicar dónde ubica el pago”.
Camino al Alfaro de los Palacios, donde ubica la Bodega Palacios Remondo, Alvaro va contando todo lo que hace grandioso al pueblo de donde es oriunda su dinastía. Los perales de Rincón de Soto en la ruta, la colonia más grande de cigüeñas de España. Bromista, buen entertainer, se ríe hasta de sí mismo. Toda una tentación imaginarse un programa con una armonía perfecta, en que José Andrés hablase de cocina, y Alvaro fuese quien hablara de vinos.
Unos enólogos corren en la carretera, pero lo que discurre veloz en Alvaro es la palabra. La pasión no tiene freno, no hay semáforo que detenga su necesidad de explicar al detalle los suelos, la insolación, cómo la naturaleza e historia se encargan de poner las uvas en su sitio.
“Quiero que la gente sepa lo que hay en la botella, más allá de un ensamblaje de variedades de uva, o de una marca”.
Los Palacios han participado por cuatro generaciones y los últimos 150 años de la sabiduría del cultivo de la vid. De entre la realeza palaciega se destacó José Palacios Remondo, el padre de Alvaro y de sus siete hermanos, quien tenía una singular visión para el vino, la de adscribirle, no sólo suculentas cualidades técnicas, sino también sabor a vida. Producir vinos con esencia, la motivación de la bodega que fundó en 1945 en el pequeño y taurino pueblo riojano de Alfaro, y cuya dirección asumió Alvaro a la muerte de su padre en el 2000.
Dentro de la bodega de El Bodeguita, donde hay una sección de depósitos designada con los nombres de cada integrantes de la dinastía familiar, se detiene a repasar la elaboración del blanco Plácet que antes se degustó en viña, haciendo hincapié en el bâtonnage que realizan en el vino todas las semanas.
A la cata en bodega se añaden otros, el Plácet 2009, un vino mineral, vertical, y enmarcado en su suelo, así como la gama de tintos, a los que Palacios aporta notas curiosas de cata. A los blancos, matices que tradicionalmente se asocian a tintos y a estos últimos los que usualmente se vinculan con blancos.
La Montesa, un vino del que produce entre 650 y 700 mil botellas, y en el que predomina una garnacha cuya proporción el enólogo aspira a seguir incrementando hasta alcanzar un 75%. Le gusta la garnacha, emblema de la Rioja Baja. Tres añadas en la cata para evidenciar la evolución del vino, pero también la predominancia del clima sobre la crianza en la degustación. Los Propiedad Herencia Remondo, también con mucha garnacha, con mucha carne y buenos taninos.
“No hace mucho caté un Viña Real del 1950. ¡Qué vino! Estoy convencido de que esos vinos tenían que tener garnacha de Rioja Baja. Cuando veas a Basilio, pregúntale si era así”.
Suenan las palmas y el llanto en la voz de Niña Pastori. Se pasa del espacio en bodega preparado para la cata, al salón de comidas donde espera un opíparo menú de manjares riojanos. Tomates de Alfaro, guindillas picantes y dulces, pimientos, pochas, cabrito y melocotón al vino. Y la seducción de Alvaro y sus vinos, que no pude evitar explicar casi al son de danzas flamencas.
Un Plácet aún más añejo que muestra el refinamiento de la viura en su madurez. Un La Vendimia, fresco, lleno de juventud, más Propiedades, más palmas y toreros del vino.
De profesión viticultor y bodeguero, de vocación, torero, ya ha cumplido su sueño de matar un toro, no ya a uno si no a dos. Se ha vestido de corto y ha vuelto al ruedo a adiestrarse. En vez de un rabo o una oreja, en premio a la victoria de su corrida le otorgaron una gallina de Alfaro. Ondea con orgullo su capote rosado y gualda que le designa como “El Bodeguita”. Y mientras repasa imágenes de su última novillada reflexiona sobre la oposición a las corridas de toros, “algo anti-español y un anti-violencia que no se entiende”.
Sobre todo para alguien que declara que el toreo se asemeja al vino en toda etapa. “Las viñas son ganaderías y España está llena de grandes ganaderías. La calidad de cada toro es la calidad de cada añada. La añada es el toro, el torero es el artista lleno de coraje y valor, y el viticultor es un humilde labrador”. Así relaciona al torero con un bodeguero constructor, con un artista que ensambla la añada, la viña, hereda las bondades y la bella responsabilidad de su legado, el del pasado, la tradición, pero con una responsabilidad superlativa en la viña, la de torear al toro.
La vendimia 2010, la próxima corrida de El Bodeguita. Luego seguirá ensayando, perfeccionando su vino de crianza, y en el ruedo de la vida, haciendo grandiosos vinos.
La vendimia en LAN
En el principio, Dios tuvo que haber dicho, “hágase la vid”. El Génesis no la menciona, pero si no hubiera habido vid, ¿con qué parra habrían cubierto Adán y Eva la vergüenza de su pecado? Si en parra, espaldera, uvera o vaso no detalla. Pero ésa es la mejor constancia de que desde del inicio de la creación había uva y que esta formaba parte del paraíso.
Sin uva no hay vino. No en balde Alvaro Palacios designa a uno de los de Palacios Remondo “La Vendimia”, nombre que toma otro giro por estar en plena actividad en Bodegas LAN, en Fuenmayor.
La ruta de la tempranillo empieza ya a llegar a su destino más importante, con camiones repletos de vid que a plena tarde aún van depositando su carga en bodega, empujándola con un rastrillo a su ruta en la cinta de selección, deshojándose, seleccionando racimos en mesa, pasándolos a la jirafa que desemboca en la despalilladora, donde luego se derramará en una segunda mesa en la que manos al unísono repasarán la vid, baya a baya.
Sólo féminas en la cinta. Alguna pepita verde que se escapa y se recoge. Manos enguantadas que dificultan sentir la piel de vid. Pisadas que se adhieren a un suelo pegajoso con la melosidad de los residuos de mosto o algunas gotas que se derraman del porrón de buen vino, vino de LAN, con que ocasionalmente se refrescan los empleados.
La vid procede de Viña Lanciano. 72 hectáreas de viñedo circunvaladas por el Ebro, que son la joya de la bodega y que ubican en El Cortijo, un barrio de la Rioja Alta, muy cerca de Logroño. Allí madura la uva antes que en otras partes. Allí empieza a regalar, una nueva cosecha de vino.
Un equipo de más de una nacionalidad se da cita en viña. José Lopes, capataz, portugués que un día arribó en Rioja desde Bragança y se volcó en el vino, de tal manera que está tan afincado hoy a la vida riojana que no se siente capaz de regresar a re-establecerse en su tierra de origen. Es el responsable de Viña Lanciano, con zonas más viejas en vaso, y las más nuevas en espaldera. Tempranillos de casi medio siglo, cepas de mazuelo de entre 34 y 40 años. Y algunos trozos “baldíos”, que se han dejado desnudos para replantar con nueva vid.
En una parcela los que ya son pareja, en otra sólo hombres, “para que la atracción sexual no les distraiga” durante las aproximadamente tres semanas de vendimia. Eso razona José, divertido en bodega, riguroso en viña. Les mete caña a los vendimiadores para que recojan más uva, y que haya una sincronía más rentable entre el trabajo de la viña y el de la mesa de selección.
El piso de guijarros casi perfora los pies en cada pisada y andar sobre ellos con cajas es un verdadero ejercicio de funambulismo. Se comienza tempranísimo hasta la hora de comer, y casi como funcionarios de viña, los vendimiadores hacen su pausa matutina sobre las diez. De una mochila de donde no deja de sonar música, sale un bote de paté, un buen trozo de pan por el que se desliza untuoso, y este manjar de vendimiador se riega con un buen chorro de vino, que se bebe de botella, como si lo hiciera un crío de un biberón. En la tarde unas tres horas de trabajo, mientras más aprieta el sol.
Carlos & Carlos, padre e hijo en viña. Uno con apenas 19 años, en su segunda vendimia, y un padre que entró a la uva porque la fábrica donde trabajaba, por la crisis, cerró. Un extremeño que haciendo el Camino de Santiago determinó quedarse en Rioja, y otro trabajador, que se define como “riojano del Senegal”. Son parte del equipo que con ahínco y con aprecio recoge la vid. Renques de tempranillo, que así se denomina a las hileras en Rioja.
Viñas en vaso cuyas largas ramas hay que abrir, para zambullirse entre las hojas y abrirse paso hasta los racimos como atravesando una selva de parras. Sarmientos que arañan y se van enterrando en los brazos desnudos, dejando huella en la piel. A lo largo del año se podan, se escardan, se desnietan, hasta que les toca la hora de la vendimia, cuando regalan racimos enormes, como los tempranillo de esta 2010.
Así van echando su cargamento de uva en un el depósito de un camión, mientras un sol en ruta de alzada empieza a calentar la mañana en ruta hacia al mediodía.
“Noooo… allá no. Que es otra cepa. Se vendimia más tarde, que es graciano”, grita un vendimiador, mientras perdices cruzan la viña.
El Finca La Grajera Tempranillo Blanco 2009 fermentado en barrica de acacia fue sometido a bâtonnage diario por unos tres meses, y es un vino suavísimo, con delicadas notas de almendra y algo de mantequilla, cremoso en nariz, y una boca que gana estructura en copa, concluyendo con una nota especiada, y una mayor redondez y conjugación de fruta y madera. Mucha mayor finura y más presencia de la madera, que la misma añada fermentada en roble francés y similar crianza en lías.
Además de por la tempranillo blanco, La Grajera ha venido apostando por la maturana blanca y la maturana tinta, una cepa de notas vegetales que empieza ya a captar la atención de las bodegas y a la cual Chávarri le augura mucho potencial. La Grajera construye una nueva estructura para su bodega, que dotará con la más alta tecnología, con el fin de conocer con exactitud lo que acontece en cada depósito, gracias a una monitorización integral, y controles bio y microbiológicos, que facilitarán la elaboración del vino deseado.
Una de las apuestas más interesantes que se empezaron a ver en Rioja hace un par de años, y actualmente de manera más acusada, es eliminar el componente de tempranillo en las ecuaciones vinícolas e incluso emplear en versión monovarietal, cepas que en Rioja tradicionalmente se han utilizado para ensamblajes.
Por ejemplo, Bodegas Ruiz Jiménez, tiene su Valcaliente, un garnacha 100% en la cosecha 2007. Finca La Emperatriz, posee su monovarietal de garnachas viejas. Viña Herminia piensa apostar por un ensamblaje a medias de garnacha y graciano, quizás evocando el monovarietal de graciano que ya elaborara en 1995. Dinastía Vivanco despliega su Colección Vivanco, que incluye monovarietales de garnacha, graciano y un superlativo mazuelo. Y otras bodegas, como LAN, no descartan elaborar monovarietales con algunas de estas cepas hasta ahora secundarias.
Pero, sin duda, una de las pioneras en arriesgarse a traer al proscenio en solitario a la difícil graciano en Rioja fue Contino, algo que sucedió por primera vez con la cosecha del 1994, casi al unísono con Viña Ijalba, que sacó al mercado antes el suyo por tener muchísimo menos tiempo de crianza en barrica que el de Contino.
Integrada en un 10 a un 20% de los ensamblajes de la bodega, en 1979, como buen visionario, don José de Madrazo y Real de Asúa, entonces a cargo de C.v.n.e. y Contino, determinó plantar graciano en esta última efectuando una selección masal de yemas centenarias de graciano. En ese entonces, había apenas cuatro hectáreas de esta variedad, que se empezó a utilizar en ensamblajes. Hoy, Contino posee unas diez hectáreas dedicadas a la graciano, una uva de la que en 1979 apenas había unas 200 hectáreas en toda Rioja, cifra que se ha multiplicado hasta llegar hoy a unas mil, equivalente al 1.6% de toda la superficie de viñedo riojano.
La plantación de graciano se hizo poco después de que surgiera la bodega, un desarrollo casi natural para Madrazo, descendiente de reputados pintores españoles y marino mercante que un día dejó de surcar los océanos, y halló de manera fortuita en C.v.n.e., una empresa con la que su familia estaba vinculada, un nuevo mar de vid a la vera del Ebro. Fue allí que se elaboró y se crió la del 1974, la primera cosecha de Contino, un château que elabora sólo con vides que rodean la propiedad. Eran las mismas que surtían a C.v.n.e. para su Viña Real y siguen surtiendo a esa bodega, con lo que a pesar de ubicar en la Rioja Alavesa, la historia de Contino y sus uvas están intrincadamente vinculadas a la Rioja Alta, lo que convierte, literalmente, en una bodega fronteriza.
El Contino Graciano 2007, apenas 3,800 botellas, nace de suelos de canto rodado, y se cría en barrica francesa nueva, y un mínimo porcentaje de roble húngaro. Jesús, el hijo de José, dice que la barrica americana “carga” mucho al graciano. Lejos de ser el vino basto que estereotipa a los monovarietales de la cepa, éste es un vino con una nariz que impresiona por su poco carácter vegetal, y más bien por su redondez y por el equilibrio que muestra entre las notas frutales y de su crianza en madera. No es una añada accidente, un Graciano del 2000, muestra el potencial de guarda de esta variedad en solitario, con un vino intacto, de tonalidades afines a la añada mucho más juvenil, y unos matices organolépticos más evolucionados, con frutas negras muy maduras, recuerdos térreos, y notas a cacao, tabaco y café, que no se llegan a ahumar.
Jesús de Madrazo, el hijo de José de Madrazo y Real de Asúa, empezó a ver milagros de vino desde que tenía diez años y con su familia acostumbró a su paladar a catar los mejores vinos del mercado. Vinos de Rioja, vinos del mundo, botellas añejas que le ayudaron a forjarse un marco referencial importantísimo para los que le toca elaborar a él hoy.
Prácticamente criado en el entorno profesional de su padre, durante mucho tiempo Director Gerente de C.v.n.e., Jesús no tuvo duda alguna en discernir que lo suyo iba por crear vinos. Lo indefinido en un inicio fue la ruta, que empezó primero con una preparación formal como ingeniero agrónomo, y luego como enólogo.
El trasiego de barricas abre la llave no sólo al vino, sino también a todos los aromas que se encierran en barrica. La bodega se impregna de una sensación a amoníaco, intensamente penetrante por nariz y asfixiante al respirar.
Cambiando de tono, no hay duda de que la tempranillo, tinta, es la columna vertebral de los vinos de Rioja. Variedad preferente en toda España, es una uva con buenos rendimientos, que tiende a una baja acidez, que admite bien las crianzas en madera y que posee un buen componente tánico, que aporta a la longevidad de sus vinos.
En la escena de Rioja la tempranillo se presenta como protagonista única, o con actores secundarios que se complementan entre sí. Cepas como la garnacha tinta, de gran rendimiento y que produce vinos vigorosos, pero dóciles, con buena acidez, elevado color y sin elevada carga tánica, que puede dar pie a vinos simples o elegantes, según se trabajen. O la mazuelo, tinta que rinde grandes racimos y altos rendimientos, productora de vinos robustos, con buena acidez por su maduración tardía, pero a veces con taninos rudos y notas amargas o vegetales que hay que domesticar con crianza en madera o ensamblajes con otras cepas. O la escasa tinta graciano, de grandes racimos, escaso rendimiento y buena acidez, pero de difícil maduración, lo que incide en su aporte de color, y también en su dificultad en alcanzar el grado alcohólico, lo que resulta en un menor dulzor. De ahí que puede expresarse con tanicidad y rusticidad cuando los vinos son jóvenes, evolucionando extremadamente bien durante su crianza y envejecimiento.
El primer vino monovarietal de graciano nació en Australia alrededor de 1974, producto de cepas españolas plantadas, cultivadas y vinificadas en ese país y comercializadas por Brown Brothers Winery.
Después de sus coqueteos informales en vendimia, una vez convertido en un profesional del vino empezó a laborar formalmente en 1994 en C.v.n.e., y simultáneamente en Contino, que regentaba su padre, con Basilio Izquierdo a la cabeza enológica de ambas bodegas. Con él, Jesús hizo en 1994 el primer Contino Graciano, que se embotelló en el 1996 y salió al mercado dos años después.
A Contino, Jesús se incorporó de lleno en el 1999 como su Director Técnico, con un gran respeto por lo que hacían quienes le precedieron, pero ganas también de hacer cosas nuevas. Una sumamente importante fue moldear la estructura de elaboración en bodega con su propio patrón vinícola, que buscaba un edificio con una mejor distribución de espacio para mejorar la eficiencia operacional a la hora de la vendimia. Para ese entonces, ya se iba dando cuenta de que en su château de vinos se distinguían diferentes perfiles de suelo, de los cuales él interesaba extraer su máximo potencial a la hora de la vinificación. Una reforma que se completó en 2004.
Parte importante de la bodega discurre bajo tierra, con calados subterráneos que datan del siglo XVI y que incluso incluyen el único ejemplo de arte mudéjar en Rioja. Capacidad para 400 mil botellas en los túneles, un espacio con regulación térmica natural. Una sala climatizada en el nivel superior contiene un parque de unas dos mil barricas de roble, 70% francés, 20% americano y 10% centroeuropeo, que se renuevan en un 10% cada año.
Pero además de reconcebir la estructura física en la bodega, Jesús de Madrazo revisitó también la estructura de etiquetas de Contino, decidiendo en el 1999 lanzar el primer Gran Reserva de la bodega, con barricas sobresalientes de la cosecha del 1996. Siempre respetando lo que ya se hacía, como mantener los Reserva.
Su aspiración: “hacer Grandes Reservas como los que se hacían antes, y no como los que le gustaban a la critica”. Así que en Contino sólo hay Grandes Reservas cuando Madrazo lo considera meritorio. Tres años en barrica, mayormente francesa, y dos en botella, en las cuales cada año se pasa a una barrica cada vez más usada, hasta una década de uso en el tercero de crianza. El enólogo ahora tiende a aportarles también más garnacha, como antes, cuando los Grandes Reserva contenían entre un 20 y 25% de garnachas viejas. Incluso algo de viura. Así resultan vinos con mucha frescura frutal en nariz, alguna nota especiada que se prolonga en boca, pero finos y elegantes, donde se afirma la máxima de fruta sobre madera, que le enseñaron Basilio y su padre.
De perfil más largo y especiado es el Viña del Olivo, etiqueta que nace de la viña más próxima a la bodega y que, al igual que los Grandes Reservas, sólo se ha hecho en años puntuales, y que en contraste con el Gran Reserva, reemplaza garnachas con gracianos y apuesta por la intensidad y potencia, y el uso de barricas nuevas de roble francés, que con el tiempo se emplearán en Reservas y Gran Reservas.
El nombre Contino se remonta a épocas pasadas cuando se funden reinos bajo los Reyes Católicos, y el hijo de éstos, el Infante Don Juan, se ubica en Logroño, donde un noble “Contino”, Pedro De Samaniego, se encargó de su “vigilancia continua”.
Jesús, contino de esta viña y esta bodega, pronostica que esta cosecha 2010 será buena o muy buena, aunque no extraordinaria, porque aunque ha habido sanidad de uva, la lluvia a lo largo del año propició una maduración irregular, que obligó a retirar mucha vid.
Empieza a caer la tarde, y se pasa por cuartetos, quintetos de vid, entre los que aparece un guardaviña, un contino de un verde telón de viña, que pronto comenzará a adquirir tonos ocres de otoño.
De punta en blanco
Además de sus tintos, otra innovación de Madrazo en Contino es un blanco que fusiona garnacha blanca, malvasía y un buen porcentaje de viura de cepas muy viejas. Un vino que continúa perfeccionando, pero que se inserta en una faceta menos considerada de Rioja: la elaboración de vinos blancos, un segmento que el sector tiene interés en potenciar.
No hay más que ver el empuje de la tempranillo blanco, o de vinos tan logrados como el Plácet de Alvaro Palacios o uno menos difundido, el impresionante Organza que elaboran los Eguren.
Por eso era esencial que una de las catas organizadas en los Grandes de La Rioja, se dedicara a blancos. Entre todas las catas, un total de 129 vinos subdivididos por hilos conductores comunes, en esta porción más técnica de este evento de prensa especializada en vino que la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de La Rioja organiza de manera bienal, con el objetivo de dar a conocer a España y al mundo lo mejor y más novedoso de los vinos de esa Comunidad.
Una docena de blancos con y sin crianza, donde los que tuvieron algún tipo de aporte de madera en su elaboración se destacaron del resto, un grupo en que dominaron las elaboraciones con viura y también se vieron garnachas blancas como elemento diferenciador. Una cepa de poco rendimiento, de brotación más tardía que la garnacha tinta y con racimos de color amarillo intenso que presentan vinos dorados, de mucho cuerpo, mucho alcohol, acidez media alta, y sensibles a la oxidación, requiriendo habitualmente crianzas en barrica.
Un Quijote en Rioja y una viña de Emperatriz
Cuando luego de salir de C.v.n.e., Basilio Izquierdo empezó su proyecto en 2007, supo que si iba a hacer algo, tenía que ser algo diferente. De ahí que se decantara por garnachas blancas, escasasísimas, como base de su nuevo sueño en Rioja.
El diseño de la etiqueta es finísimo y el edificio de la bodega es feo, feísimo. Una estructura poco atractiva conformada por espacios tipo cubo, que funcionan en solitario como microbodegas, o que se ensamblan con más de una pieza, como lo ha ido haciendo Basilio, para ir creando una pequeña bodeguita de garaje, que se ha ido moldeando con la aspiraciones de convertirse en gigante de vinos en Rioja, grandes como los molinos que veía El Quijote soñador de su natal La Mancha.
Con la sabiduría de la experiencia ha ido armando el espacio que se va poniendo a punto para la vendimia. Más cámaras frigoríficas, una prensa vertical del 1945, espacio para almacenaje, nuevos pisos, ajuste de depósitos, todo con maña, creatividad, poco dinero y al grano. Todo milimétricamente pensado para que sea funcional. Hablar apresurado, casi atropellado, pero con ideas diáfanamente claras.
De mentalidad muy riojana, y formación vinícola muy bordelesa, este manchego que aspiraba a ser farmacéutico es una de las figuras con mayor trayectoria en el vino riojano y de las que puede hablar con mayor autoridad sobre su devenir. Por unos tres décadas director técnico de esa bodega icónica en el corazón centenario en Haro que es C.v.n.e., y un poco menos tiempo de Contino, hoy se alza con nuevas alas como el Águila Real que designa su nueva bodega. Una “cosa pequeñita para disfrutar”, que apenas empezó con una barrica.
Su inspiración para su nueva hornada de vinos son los vinos viejos, aquéllos que como bien había intuido Alvaro Palacios llevaban mucha garnacha de Tudelilla, y que se concebían, como los visionarios sueños quijotescos, a largo plazo, para que los disfrutaran las generaciones por venir. Viejas formas con lo más nuevo en elaboración.
En tinto y blanco apuesta mucho por esa cepa, de la que se nutre en Haro, en Tudelilla, en Cárdenas y en San Vicente de la Sonsierra, enclave que parece cautivar a más y más grandes hacedores como los Eguren y Benjamín Romeo. “Cuando hay buena uva sobramos todos”, declara a Divinidades. Él no tira uva y se asegura de contar con buenos vendimiadores. “Cuando se maneja bien la uva se eliminan muchas cosas y esto ya empieza a tener un impacto en los gastos”. Una práctica en sus viñas, los acodos, que crean nuevas cepas de las existentes, una especie de auto-reproducción, creando con la vid una especie de puente, que una vez se corta, a semejanza de un cordón umbilical, dará pie a una nueva cepa con vida propia, sin injertar.
David González, enólogo de Bodegas La Emperatriz
La Emperatriz no es la única bodega riojana en jugar con categorías tradicionales de crianza como Reservas y Grandes Reservas, y a la par seguir la tendencia a deshacerse de contraetiquetas para salir al mercado como vinos con la impronta personal de sus autores.
Dos buenos, entre muchos ejemplos, el Cumbre de Montecillo 2006, de Bodegas Montecillo y una “autora”, María Martínez, que saldrá al mercado en un año y que es un vino con mucha fruta, matices minerales, notas iniciales a pimiento verde que declinan para dar paso a jengibres, en un vino potente, elegante y con mucho nervio. O el verdaderamente sobresaliente Mirto 2006 de Ramón Bilbao, creación de Rodolfo Labastida, un tempranillo al 100% con una estructura extraordinaria en la que la fruta se entrelaza con unas deliciosas notas tostados a café ahumado y ceniza, y recuerdos mentolados y a eucalipto.
Y otra que sigue la onda es Óbalo, que con apenas cuatro años de fundación es una de las bodegas más jóvenes en Rioja y tiene una apuesta única por la tempranillo.
Impronta de madera
Óbalo forma parte del grupo Avante Selecta, con varias otras bodegas repartidas por España. Lo más importante es la uva, mucha viña con cierta edad, repartidas por 180 parcelas. En bodega un espíritu más formal y moderno, donde priman la estética del arte y la tecnología de elaboración, con cámaras refrigeradas y OVIS, un meticuloso proceso de selección de vid, de racimos a bayas, y un ambiente que se transpira “muy business” y muy profesional.
A cargo del vino una joven enóloga riojana que ha dado forma al perfil de la bodega con vinos muy concentrados, muy potentes, con mucha madera y buen nervio, estructurados aunque les falte pulir sus taninos, y con ansias de tiempo para alcanzar su redondez.
Tres etiquetas que se estrenan en el mercado, el Óbalo joven, que intenta respetar la fruta con un paso breve por madera; el Altino, de cepas de entre medio siglo y 80 años, con mayor tiempo de crianza que se refleja en sus notas a café y tabaco; y un favorito Óbalo Crianza (2007), más afinado por su tiempo de botella, pero aún algo entero aunque con buena estructura. La bodega tiene planes para elaborar un Óbalo Reserva.
Quizás auspiciado por la popularidad de la serie televisiva homónima, el caso es que, a pesar de la crisis, o quizás gracias a ella, los Grandes Reservas están resurgiendo en Rioja, y viven una especie de revalorización.
De ahí que otra de las catas importantes de los Grandes de La Rioja se haya dedicado a los más añejos Grandes Reserva, vinos que fue fascinante comprobar están aún en plenitud y con potencial para un aún más largo recorrido. Un lucimiento de la añada 2001, y de las bodegas más tradicionales, como Bodegas Riojanas, con su Monte Real, La Rioja Alta, con su 890, o Marqués de Murrieta, con su Castillo de Ygay.
Dos marqueses que regresan dès Bordeaux
El concepto de largas crianzas viene asociado a la presencia de los franceses que con su llegada a Rioja en el siglo XIX aportaron técnicas de elaboración a los vinos de de la región, convirtiendo el cuidado envejecimiento en una seña de identidad regional.
Como entonces llegaron los franceses vinculados a Burdeos, hoy siguen arribando a Rioja. La incorporación más reciente, la de los Rothschild, socio de Vega-Sicilia en el proyecto que busca asentar un nuevo enclave en Rioja para esta mítica bodega española.
Pero un poco antes, en 1970, llegaron a Rioja desde Burdeos otros bodegueros, los Forner. Emigrado a Francia durante la Guerra Civil española, Enrique Forner puso sabor francés a lo español en Burdeos, con los reconocidos Châteaux Camensac y Larose Trintaudon. Pero siempre conservó el deseo de regresar a su natal España y buscando la mejor zona para ejecutar su plan, se decantó por La Rioja. Así concibió para la región una especie de palacete para un vino de nobleza, con estructura muy refinada y de evocación francesa, jardines esculpidos, y esculturas clásicas de museo o palacio, para decorar un espacio donde conviven cajas y rosas, una gran casa en Cenicero para un vino con nombre de Grande de España: Marqués de Cáceres.
No era un nombre imaginario, sino el título nobiliario de un amigo de la familia que aún vive y participa activamente del devenir de la bodega, que, como antaño, utiliza muchas referencias de vinificación bordelesa en las que realiza en la suya, la primera nueva bodega que se estableció en Rioja en mucho tiempo. De hecho, fue el gran enólogo francés Émile Peynaud el responsable de elaborar el primer Marqués de Cáceres, una tarea que ha proseguido otro francés, el consultor Michel Rolland, quien asesora a la bodega a nivel de ensamblajes.
Lo importante de Marqués de Cáceres es, como explica su propietaria Cristina Forner, que es una apuesta segura de vino, refrendada por la valía que la bodega otorga a sus uvas, pero también a su recurso humano. Una curiosidad es que en sus inicios, el gran reto de la bodega era comunicar que su vino no era “de Cáceres”, sino riojano. A partir de 1980 empieza a consolidarse una vocación exportadora que hoy alcanza a más de 120 países.
En el baúl vinícola de la bodega hay tintos, blancos, y un rosado con buena hechura. Un vino fresco y mineral, del que elaboran un millón de botellas. Blancos que recorren de la frescura de la juventud a la complejidad que aporta la madera, a la tónica dulce que puede bien llegar al postre.
Marqués de Cáceres ha sabido insertarse en el tren de la modernidad en Rioja, haciendo convivir su línea más tradicional de Crianzas, Reservas y Grandes Reservas con propuestas sin ataduras de contraetiqueta pero igual vocación de alta calidad, como son el potente Gaudium y su MC. Como no puede ser de otro modo, la barrica francesa domina por cuatro a uno la de roble americano.
Para 1877, Murrieta decide emprender un proyecto por su cuenta y adquiere la Finca Ygay, a las afueras de Logroño, una finca agrícola con viña y bodega a la más pura usanza de los châteaux franceses y que más de un siglo más tarde continúa en pie y en expansión, como uno de los pilares más firmes de la Grandeza de La Rioja.
Foto: Viajes & Vinos (C)
El sueño americano en Rioja
A la par que su negocio iba creciendo, también crecía la inquietud de Pedro Vivanco de devolver al vino lo que éste le había dado, y compartir con todos por igual la pasión familiar por el vino, pero, sobre todo, por algo mucho más fascinante, pero que no siempre se busca tras una copa: su cultura.
Así nace un Museo de la Cultura del Vino, con una bodega, o vice-versa, pero el primer proyecto de los Vivanco que lleva el apellido familiar. Un espacio lúdico con dos únicos adjetivos para describirlo: impresionante y fabuloso. Un espacio estéticamente impecable, cuyo diseño no puede negar haber tenido una concepción milimetral, con cada pieza colocada con orden y lógica en un espacio pensado exclusivamente para que ella encajara en el paisaje riojano que se busca preservar, y que es importante protagonista de esta iniciativa.
Contra el paisaje de la Sierra Cantabria, a los pies del pueblo de Briones, abundan los tempranillos decorados con tonos y aroma a lavanda y, entre medio, una capilla en la viña. Además de éstos, el paisaje de Vivanco estrena con el Museo un Jardín de Baco, una parte viviente del concepto didáctico en que hay plantadas cepas con variedades de toda la península, para que los visitantes puedan conocer el amplio patrimonio vitícola de España. Treixaduras, negramol, garnacha peludas, muchísimas variedades que recorren los viñedos nacionales por sus cuatro puntos cardinales.
El Museo de la Cultura del vino Dinastía Vivanco fue diseñado por el arquitecto riojano Jesús Marino Pascual y lo inauguró el Rey Juan Carlos I en 2004. El diseño de la bodega es de Jesús Lozano. Cada faceta del vino dirigidas por los hijos de Pedro y cuarta generación de Vivancos, Santiago, el Museo, y Rafael, la bodega.
Con Rafael se cata el Museo, y también se recorren los vinos. Una bodega impoluta con un área central donde columnas con remaches como de los navíos encuadran como pilares salas de vinficación y crianza con profundo aroma a vino. Cámaras refrigeradas, ORIs para depositar la uva en los depósitos por gravedad. Una pequeña sala de microvinificaciones experimentales con las uvas del jardín particular de la bodega que, además de las tradicionales que se emplean en Rioja, incluyen también otras más experimentales como la maturana tinta y la blanca, la tempranilo blanco, o la chardonnay, que se elaborará experimentalmente por primera vez este año.
Una cata de barricas de alguno de los vinos del 2009, y arriba, en el restaurante de la bodega, con una inefable ilustración a la redonda del paisaje riojano, otra cata más desenfadada de los vinos de Dinastía Vivanco, envasados en esa botella que forma parte de la colección del Museo, ésa que es importante porque demarca la frontera entre el proceso artesanal y el industrial en la elaboración del vino, y se ha convertido en una marca de fábrica de la bodega.
Un blanco ligero y floral donde conviven la viura con algo de malvasía y la frescura del paisaje de Briones con la mineralidad de la piedra de la capilla en medio de la viña. Una colección de cuatro varietales que saben a los contrastes de la torre de la Iglesia de Briones, delineada por el azul del cielo que bordea los tejados rojos como la arcilla de la tierra. Tempranillos con la potencia de la magnitud de la Sierra Cantabria.
El apunte final del menú se degusta en el Museo, porque el Museo es un verdadero manjar con seis salas de exposición a través de las que se intenta divulgar más de ocho mil años ---desde la Edad de Hierro y el Egipto faraónico hasta nuestros días--- de relación entre el vino, el arte y el hombre, que conforman la cultura del vino. Una cultura que se transformó a partir del siglo XVI cuando el vino se volvió producto comercial como resultado del crecimiento urbano y el mejoramiento de las vías de comunicación.
Como testimonio de esa evolución milenaria, en el Museo hay vasos y cuencos, envases y copas, memorias de los primeros manejos científicos del vino, la mayor colección de sacacorchos del mundo, y una colección impresionante de lagares, prensas, aperos de vino, botellas, corchos, fotografías e ilustraciones que van documentando la actividad del vino en Rioja, las primeras sociedades comerciales y las normas para regular al sector con el objetivo de mejorar la calidad del producto y fomentar su exportación. Y un área muy especial con piezas de colección, que incluyen hasta obras de Picasso.
El Museo es un espacio idénticamente fascinante para quien sabe poco sobre vinos, como para quien es un apasionado conocedor. Una colección que no habría sido posible si Pedro Vivanco no hubiera sido un gran visionario, y por mucho tiempo hubiera ido adquiriendo y coleccionando objetos que se fueron cruzando en su camino, y guardándolos en pabellones agrícolas para que hoy puedan disfrutar de ellos casi 150 mil personas al año.
Todo lo que los Vivanco han ganado en el negocio del vino lo han re-invertido con el objetivo de aportarle un sabor importantísimo, el de la divulgación de su cultura. A todo el proyecto en Briones lo complementa una Fundación, que cuenta también con un importante apoyo a la literatura y documentación sobre vinos, y realiza diversos concursos y exposiciones itinerantes.
Arriba, participantes en los Grandes de La Rioja con la familia Eguren y el Consejero de Agricultura de La Rioja. Abajo, tres generaciones de Eguren. Fotos y foto de copa y corchos en portada: Fernando Díaz (C), cortesía del Gobierno de La Rioja. Prohibida su reproducción.
Pero además de los que ostentan título nobiliario, en La Rioja hay un personaje que si bien no tiene marquesado, bien merecería que se le otorgara el título de Marqués de Vivanco, por la contribución tan significativa que ha hecho a la cultura del vino en España.
Si el de Marqués de Cáceres es el francés, el de Pedro Vivanco y su dinastía es el sueño americano en La Rioja.
De un negocio de vino familiar y una pequeña bodega en Logroño, que le permitió entender muy bien el comportamiento del consumidor, Pedro Vivanco pasó a construir un verdadero imperio de vinos cuya obra más monumental es la bodega y Museo Dinastía Vivanco, en la localidad riojana de Briones.
Inquieto y visionario, Vivanco decidió estudiar enología para cumplir su visión para el vino. Y con poquísimo ruido y muchas nueces construyó un emporio que sirvió de apoyo a muchas bodegas de la denominación. La carrera académica, además de conocimiento, le dio un sentido cultural a su pasión vinícola.
En 1892 se creó una estación enológica en Haro, para apoyar a los viticultores.
Expedición en la Sonsierra
La ruta de Briones a San Vicente de la Sonsierra está dominada por pequeños pueblos dispersos por la región que parecen colocados como las figuras de un Belén de Navidad. Grandes extensiones de viña que van adquiriendo otra dimensión a medida que se va ascendiendo por la carretera, en un recorrido que aunque no se designa con nombre y apellido, se ha vuelto popular porque algunos de sus parajes se convirtieron en escenario de tragedias y pasiones de la Gran Reserva televisiva, al punto que ha surgido una ruta turística que va tras los pasos entre los Cortázar y los Reverte.
Con apenas 1,200 habitantes, San Vicente de la Sonsierra, afortunadamente, se ha vuelto muy popular como destino de proyectos de vino más serios y menos insidiosos pues las viñas que le rodean se han vuelto muy cotizadas por algunos de los elaboradores más importantes en Rioja, como es la familia Eguren.
En el pueblo espera Marcos Eguren para convertirse en un guía de excepción de una expedición enófila al horizonte de vid de donde surgen sus vinos. Un patrimonio vitícola que se alcanza atravesando trocitos de viña, parcelas colindando con casas colgantes en lo alto de la montaña, o jóvenes estructuras de elaboración, como la nueva bodega que construye, y que van asomándose por la ruta a La Veguilla.
A 550 metros de altitud y con el persistente rumor de las aguas del Ebro, se divisa la Rioja casi a vuelta redonda, y un mar de hileras en descenso cargadas de tempranillo. “Para entender el vino, hay que pisar la viña, probar la tempranillo”, afirma Marcos.
Los dominios egurianos tienen como patrimonio fundamental la viña y se remontan al 1870 cuando Amancio Eguren comenzó a elaborar vino. En la posguerra civil, la producción se transformó de graneles a vinos de marca, una seña bien marcada hoy por las generaciones actuales de la familia, que siguen buscando extraer de distintos puntos de la región las mejores expresiones diferenciadas de la uva en un suelo y clima especiales.
De ahí surgen varios proyectos de bodega en Rioja, cada uno diferenciado por el viñedo y el nivel de vino que elabora: Sierra Cantabria, como la sierra que proteje a la viña de tempranillo y graciano y otras cepas blancas que crecieron antiguamente en conjunto con las tintas; Viñedos de Sierra Cantabria, que acoge a los vinos riojanos de gama más alta; Viñedos de Páganos, tempranillos de alta gama en Laguardia; Dominio de Eguren, en línea con vinos de la tierra, y los Señorío de San Vicente, bodega creada en 1991 en un antiguo caserón familiar en ese pueblo, y que surte su uva de una cepa autóctona, pero casi extinta, la tempranillo peludo.
San Vicente es una de las últimas zonas en vendimiar en Rioja Alta y Europa. La pobreza de su suelo la hace una zona tradicional de viña, además de ser zona limítrofe para la tempranillo de altitud. La Veguilla tiene una superficie repleta de gravas, viñas pobladas de racimos enormes y compactos, aroma a las flores silvestres que la invaden, además del único guardaviñas con dos alturas en toda Rioja. Quince hectáreas de uva donde se realiza vendimia seleccionada, y de donde entre 6 y 8 % de la uva se destina a uno de los vinos top de la casa, el Amancio.
“Para Amancio se hace muestreo y generalmente se vendimia antes que el resto porque al tener menos carga por planta su madurez es más pronta”, explica Marcos.
No es difícil imaginarse la viña en plenitud vendimial, como si detrás de cada cepa fuera saliendo de su escondite un vendimiador y se fuera poblando el verde con cajas, cabezas y sangre de vid. “Este año La Rioja está muy bonita, muy verde, porque el invierno ha sido muy húmedo”, añade.
Los Eguren entienden el vino como un ejercicio de trabajo exhaustivo en el viñedo. No usan herbicidas, ni químicos, van mucho al concepto parcelario, al microterruño, con el fin de transmitir ese carácter en botella, respetando también el carácter primario de la fruta. “Cuando el vino se hace en la bodega, la uva puede venir de cualquier zona. Cuando se hace vino de la viña, como nosotros, no”, afirma con contundencia, añadiendo que los Eguren se consideran más viticultores que bodegueros.
Los naranjas del atardecer comienzan a apagarse de vuelta al pueblo de San Vicente. Marcos aparca su todo terreno justo junto a la bodega y saluda en ruta a los vecinos de un pueblo que gira en torno al vino.
Con él y su hermano Miguel Ángel, otras dos generaciones de Eguren, la precedesora de su padre Guillermo, y la de su hijo Eduardo, heredero forjador de un nuevo amanecer. Joven, encantador, entusiasta, sus memorias paseando por las viñas con su abuelo le hacen ver al vino como una afición, no una obligación que le impone el apellido. Además de en Rioja, está muy activo en la bodega de Toro, que le ha brindado un cúmulo de experiencias de las que habla con pasión, la misma que le genera la posibilidad de trabajar con cepas prefiloxéricas o con su blanco dulce.
Hace unos 20 años el Señorío de San Vicente se convirtió en uno de los vinos revolucionarios en Rioja, marcando una línea hacia un estilo más moderno que se inició a fines de los ochenta y principios de los noventa. En la bodega, una cata que reúne el amplio inventario de tintos y blancos riojanos de los Eguren, vinos con identidades muy concretas de sus lugares de procedencia, y del mimo que se ha puesto en su cuidada selección en viña y en bodega, incluso con despalillados a mano para algunos de ellos. Vinos complejos y pródigos en aromas secundarios y terciarios, pero también una presencia frutal que según la etiqueta puede ir de lo más primario, a lo más evolucionado, de lo fresco a lo opulento.
Maestros del tinto, vale destacar la joya aún poco conocida que sigue siendo para muchos su Sierra Cantabria Organza, un impecable blanco con crianza en madera y que con casi una década de trayectoria, ya apunta a un perfil de longevidad impresionante, que le incluye, sin duda alguna, en la lista de los grandes blancos de España.
Roda en vertical
Del mismo modo que la cata vertical contrasta y constata el potencial a largo plazo de vinos como el Organza, las bodegas de La Rioja empiezan ya a vislumbrar la trayectoria de los vinos del 2009 que aún se crían en barrica. Lo más interesante es probar en solitario lo que formará parte del conjunto, para discernir la identidad de cada pieza del rompecabezas e imaginarle su devenir a largo plazo.
Así, según evolucione la graciano, LAN y su enóloga María Barúa pudieran considerar elaborar un monovarietal de esta uva. Viña Herminia y sus enólogos José Luis Tello y José Luis Bastida tantean su ensamblaje a medias de graciano y garnacha, con un futuro provocador.
Interesante por demás conocer en su tempestuosidad juvenil a vinos mejor conocidos en su depurada evolución como los Viña Tondonia, o cómo ya desde la niñez un vino va adquiriendo perfiles definidos de la personalidad de la bodega, como sucede con el sobresaliente La Rioja Alta 2009 Garnacha, tan cautivante que se propuso a la bodega evaluar una elaboración en solitario.
Por eso, a semejanza de la evolución del vino que se elabora en algunas de sus bodegas más tradicionales, el Barrio de la Estación no se quedó estancado en sus glorias pasadas. De ahí que también se haya renovado con nuevos vecinos, como fue Bodegas Roda, el último en llegar al Barrio y aportarle un nuevo twist.
Con un aire de mayor modernidad en la bodega, una comprensión singular de la viticultura que presta gran atención a la viña vieja, y una apuesta importante por su equipo humano y los esfuerzos de investigación y desarrollo, Roda, con imagen tan rutilante como las letras de Hollywood, se afincó en Haro hace unos veinte años con el objetivo de crear un nuevo concepto para el mundo del vino que revolucionó a Rioja. Vinos con aire moderno, vivos y de intenso color.
“Lo que Roda sabe hacer bien es determinar el momento óptimo de maduración de la tempranillo”, señala Agustín Santolaya, Director de la bodega.
No es de extrañar. Si a algo le ha prestado importancia Roda es a la viña, que se rige por prácticas de viticultura sostenible y que en este 2010 se precia de no haber requerido ningún insecticida. La viña, siempre en vaso y con un promedio de unos 30 años, se halla distribuida en unos 20 viñedos de los que se vinifican los 17 que mejor maduración alcanzan.
La investigación en viña es crucial, tanto, que desde 1998 se emprendió un plan de investigación para el que se recolectaron ecotipos de tempranillo viejo, más de medio millar de toda Rioja, algo que dio paso a la creación de un campo de germoplasma, que a lo largo de unas diez vendimias ha sido una fuente invaluable de información sobre el comportamiento de la vid en su evolución, y cómo esto ha contrastado a lo largo del tiempo. No sólo eso, sino que ha dado también pie a material vegetal que se ha comercializado por viveros.
Rioja marca el punto de fusión entre la Sierra Cantabria, sistema al norte de España, y la Cordillera Ibérica, al centro del país. Esta confluencia crea tres climas en la región: atlántico, continental y mediterráneo, algo a lo que la bodega le adscribe enorme importancia a la hora de catar, remarcando, como señala Alvaro Palacios, la prevalencia que puede tener el clima sobre la crianza en un vino.
Pero el cuidado y la apuesta por la poca intervención no se restringe al viñedo, sino que también se sostiene en bodega, donde se intenta siempre que las fermentaciones sean espontáneas y los equipos de vinificación y crianza, guiados por la madera, se renueven con regularidad.
“Hasta 1996 dimos más usos a las barricas, pero en ese año descubrimos que también podíamos ser víctimas de los brettanomyces, con lo que determinamos rotar las barricas con mayor frecuencia para evitarlos”, explica Santolaya.
Bodegas Roda elabora cuatro vinos en Rioja: Roda (antes Roda II), que nace de las vides que dan más fruta roja; Roda I, de las que dan más fruta negra; Cirsion, de las que saben más a vino ya en la cepa y alcanzan un estado de maduración muy especial; y el más nuevo, Sela. Roda y Roda I son vinos Reserva. 300 mil botellas más o menos de cada uno; de Cirsion tiene una producción muchísimo menor. En la elaboración de cada etiqueta se siguen parámetros similares, siendo la viña lo que demarca las diferencias.
Desde 2008, la bodega ha venido realizando una serie de exclusivas catas panorámicas de su Roda I, como un esfuerzo para reforzar la marca, pero también para ver el comportamiento y evolución de esta etiqueta a lo largo del tiempo. Así, Santolaya reunió en la bodega un inventario en vertical desde la añada 1991 hasta la 2005, que dejó varias cosas bien sentadas. Primero la acusada habilidad que tienen los vinos de Bodegas Roda de perdurar en el tiempo, con una evolución lenta, que sostiene la potencia y el color intenso y brillante a través de un período prolongado, con poca variación. Segundo, el óptimo manejo que hace la bodega de la seductora impronta torrefacta que se ha vuelto casi marca de fábrica de sus vinos.
La cata vertical de Roda I demostró un cambio a una línea más moderna a partir de 1998, y constató también la grandeza de la añada 2001, favorita del conjunto de catadores, al igual que hace dos años lo fuera igualmente en una vertical que se realizara de Cirsion. Al igual que en aquel entonces, las otras añadas favoritas, aunque en orden invertido, fueron las de 2004 y 2005, las tres añadas excelentes en Rioja en esta década.
Para fortuna de los seguidores de Roda, reconociendo la excepcional calidad de estas dos última cosechas, la bodega ha reservado aproximadamente 10% de su producción, para más adelante sacarlas a la venta en conjunto.
Uno de los estrenos mejor avenidos de la temporada ha sido la introducción al mercado de SELA, un vino que surge de la falta de rentabilidad de la uva que Roda vendía a terceros, y que prefirió destinar a elaborar un vino propio. SELA procede de viñas más jóvenes de entre unos 15 y 30 años, que funden tempranillo con algo de graciano.
Además de SELA, otro hito importante para Roda fue el estreno este año de un proyecto en la Ribera del Duero, cuyo primer vino se comercializará con el nombre de Corimbo. El Corimbo 2008 se resume en un Ribera muy fácil de beber.
Para disfrutar todo el inventario, Roda estrenó hace poquísimo un nuevo espacio en bodega que, además de un paseo por el vino, es un paseo por las profundidades del sabor de su historia. Se trata del acceso a los calados subterráneos cavados en el siglo XIX y que se extienden hasta desembocar en una terraza a la vera del Ebro, un trayecto que ofrece la posibilidad de degustar el vino con magníficas vistas de las barricas, o vinos especiales, en un balcón al aire libre, iluminados incluso por el reflejo azul de la luna en el río. Este espacio se estrena con un área modernísima, el Bar de Roda, donde los vinos de la bodega se sirven por copa o botella.
2005 fue un año indiscutiblemente impresionante, quizás con el mayor número de vinos atractivos por segmento de cata en los Grandes de La Rioja. Una añada que Juan Bautista Chávarri, enólogo de La Grajera cataloga de más alegre, más lista para beber, con frutas más rojas y toques a licor de guindas. La de 2004 se proyecta, en cambio, como una añada de frutos más oscuros, más serios y profundos, que le cuesta abrirse más, y que es más orientada hacia la guarda.
Aquel vino longevo que me sirvió Basilio Izquierdo en realidad no fue el último que tomé en Rioja. Quizás sí el que cerró este periplo, pero siempre el penúltimo por degustar. Tanta joya de vino hay en Rioja por descubrir, en Rioja que nunca habrá uno último que disfrutar.
Esta edición incluye, más abajo, una extensa guía de cata sobre vinos de Rioja.
Divinidades y Viajes & Vinos agradecen muy sinceramente a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de La Rioja el privilegio de su invitación a participar en los Grandes de La Rioja, y a profundizar en la historia, los vinos y el sabor que hace grande no sólo a La Rioja, sino a todo lo riojano que gravite en torno a la Comunidad.
La uva en la Luna
Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)
Al final de cada día de uva hay buen rollo en la Luna. Una larga jornada de vino se termina con cerveza, de manera desenfada, con cansancio sin estrés, con una pausa obligada con amigos, y con la Luna llena.
Nuevos depósitos repletos de mosto, fruto del arduo trabajo a contra reloj, que permitió ganar otro día al clima que amenazaba con lluvias que no llegaron, y que rellenó con kilos de uva y satisfacción una nueva añada de vino iluminada por el resplandor de la luna llena sobrevolando el cielo nocturno del Bierzo y los tejados de Bodegas Luna Beberide.
En esa Luna hacer vino es un trabajo serio, pero también de disfrute. Al cansancio de un largo día de trabajo lo supera con creces el espíritu de confraternización que acostumbra a extender la jornada aún más, prolongando también en cada botella ese espíritu de convivencia que debe guiar el alma del vino, y que ese buen rollo en Luna Beberide hace desdoblar al equipo de trabajo en una verdadera familia de uva. Con buen rollo, “porque si no haríamos Coca-Cola”.
Esto dice Alejandro, más que el responsable final del vino, una especie de hermano mayor de la prole de labradores de sus botellas. Que si un buen surtido a diario de embutido, queso, pan y vino para el picoteo de la mañana. Que si pastelitos de postre a la hora de la comida. Que si hasta en los fines de semana les busca un cocinero que monta un fogón a la entrada de la viña para que la familia extendida de Luna Beberide se reúna allí, en torno a una amplia mesa de juntas gastronómicas a la sombra de un cerezo, en una especie de picnic familiar en que se degustan manjares como botillo berciano, paella, manitas de cerdo, bacalao o patatas de secano regadas con excelentes botellas de su cava personal, elaboradas por otros amigos del vino. Y por supuesto, que también catas de la contundente cerveza AORA que ha empezado a hacer el bodeguero en Bélgica con lúpulo de León, o si hay algún antojo, una botellita de vermut. Siempre complaciente, pero siempre también exigente.
Hay que tener muy buen rollo como el que se respira en Luna Beberide para hacer buen vino. Para sobrellevar la demencia de mencía que llega a cada dos por tres de las viñas con cuarenta personas manos a la obra, para sobrevivir el embate de toneladas de kilos de uva que arriba a bodega estos días de manera más intensa y acelerada, combatiendo los pronósticos meteorológicos que anticipan borrascas para los días por venir, predicciones que hacen cundir el pánico porque si llueve se podría podrir la uva. Para asarse al sol o para bailar bajo la lluvia, para completar con ilusión el camino de vid de la cosecha 2010.
Las uvas del Camino
En la amplia comarca castellano leonesa del Bierzo la vendimia se halla en plena ebullición. Cuadrillas de vendimiadores por cada esquina donde el verde de las cepas contrasta radical con el color férreo del suelo de arcilla.
En las viñas de Luna Beberide, todas desperdigadas entre Cacabelos y Villafranca, las cuadrillas van más que cronometradas para ir de trozo en trozo en busca de uva. Cepas viejas por Valtuille de Arriba y alguna en Valdetruchas. Estarán a medio camino de completar la cosecha. Las primeras uvas recolectadas, las que no están adscritas a la denominación de origen y darán base a los Vinos de Castilla León. El LB Gewürtztraminer, joven monovarietal de esa uva, y el Viña Aralia, blanco joven que hace acopio de esa uva con chardonnay. Muchas variedades, diferentes altitudes, y diferente tipo de insolación que provocan que la vendimia en Luna Beberide se extienda sobremanera, alrededor de un mes, conforme la muy escalonada maduración de la vid.
Además la tinta mencía y la blanca godello, emblemas de la zona, en las viñas se cultiva la dona branca y otras de aire muy francés. Chardonnay, sauvignon blanc, muscat e incluso petit manseng, entre las blancas, merlot y cabernet sauvignon entre las tintas. Por supuesto, hay también gewürtztraminer y, entremezclada entre viñas, incluso la aramón, una cepa prolífica ya casi en desuso en Francia.
Es ahí, en las viñas, donde la presión de producción es mayor y el espíritu más combativo para ganarle la batalla al amenazante mal tiempo. Y donde más necesario es el buen rollo para sobrellevarlo. Como cuando se convive con peregrinos por el Camino.
Una matemática de cajas, uvas y depósitos. Que si hacen falta más vendimiadores, que si hacen falta más cajas, que si hay que negociar con tal o cual para que ayuden a incrementar el inventario de Luna mientras ellos no empiezan su actividad a tope, que si hay que completar tal o cual parcela, que si tantos camiones tienen que entrar para llenar tantos depósitos, que si hay que hacer hueco en uno u otro que pueda estar listo para dar paso a más.
La ruta de la uva entra a bodega dividida en depósitos según la edad. Primero las vides más jóvenes, para el delicioso tinto joven Mencía LB y ahora las más añejas de Valtuille para los Finca La Cuesta y el nuevo Art, de limitada producción. En cada entrega una pregunta clave: ¿cuánto pesa el cargamento de uva?. Esencial para determinar la cantidad de sulforoso que habrá que añadirle al mosto cuando empiece el último trayecto del camino en bodega.
Del camión se vuelca la caja procedente de la Finca El Francés desparramando racimos en mesa, se quita el raspón del racimo, sufre pequeños cortes la vid, y luego va de la bomba al depósito, por mangueras. Todo un sistema circulatorio que infundirá de vida con sangre de vid a cada depósito. Aroma vinoso, de fermentación impregnándolo todo. Como melaza en ebullición.
Lejos de las bodegas con refinadas arquitecturas, Luna Beberide es como un rústico gran cajón, con los espacios bien distribuidos para que quepa todo. En una mitad depósitos, en otra mitad cajas para despachar, en ese mismo nivel un minúsculo espacio de oficinas y laboratorio, y dos medios niveles más abajo, barricas.
Dando ejemplo al pie del cañón, vestido con elegancia, desde tempranísimo en la mañana, Bernardo Luna selecciona racimos. La del 2010 hace su cosecha número 25 en esta bodega que fundó en 1986, con cimientos que aún perviven en la casa familiar de Villafranca donde permanece un patio lleno de depósitos y mangueras, una embotelladora donde se hacía todo manual y en familia, antiguas despalilladoras y una pesadísima viga de nogal en prensa.
En su casa siempre hubo vino, pero sin carácter comercial. Lo que lo motivó a incursionar en el negocio fue ver un declive en el negocio del vino ajeno. “Cuando noté que todo el mundo estaba cerrando bodegas vi que había una oportunidad y que la cuestión era saber manejar bien la empresa. Así empezó Luna Beberide”. El oficio de bodeguero lo aprendió de forma autodidacta. “Con el libro de Petete”, un menú de publicaciones sobre vitivultura y enología, y también la orientación de algunos que luego se convirtieron en inseparables amigos.
Su hijo Alejandro, casi abogado de oficio, tomó formalmente la riendas de la bodega en 2001, luego de convencerse que lo suyo no eran las leyes, sino hacer magia con las uvas. ¿Magia? Para él hacer vino es apenas cuestión de sentido común.
Un casi clónico porte de padre e hijo, un andar algo jorobado y un físico equiparable, con proyección a largo plazo casi como de radiografía. En viña y bodega, no obstante, dos personalidades que actúan en contrapeso. Cuando Alejandro está relajado, Bernardo es un imán de ansiedad. Cuando Alejandro está estrésico, Bernardo irradia tranquilidad.
Por cualquier lugar que se recorra, de alguna manera aparecerá Bernardo en avanzada. Un inexplicable don de la omnipresencia. Si se llega a bodega allá ya estará Bernardo trabajando y dando instrucciones. Si se va a la viña, también aparecerá Bernardo para anticiparse a los cómputos que Alejandro necesitará en el día. Cuánta uva hay que entrar, mover, trasladar, prensar. Si se va a Villafranca, como del sombrero de un mago, de un espacio insospechado saldrá Bernardo con una solución a problemas que quizás otros no han sido capaces de siquiera vislumbrar.
En el meollo de la actividad y de mil mangueras serpenteando por el suelo, cata de mostos. Uno de traminer, con la fermentación casi terminada y que entre frescas notas de pera ya va adquiriendo perfil de vino. El segundo, también de esa uva, viene de las Fincas La Cuesta y Llano, pero está aún poderoso y muy rústico, con evidentes trazos de una fermentación a paso más lento. Una uva de baya pequeña, poco peso y difícil de recoger, que se maceró antes de prensar. El de sauvignon blanc, también fermentando, con aromas que empiezan a revelar matices a toronja, pero aún con larga ruta en boca. Otro que ensambla chardonnay y muscat entrega aromas a rosa, más dulzor y una fermentación todavía más retardada. Según Rebecca, ingeniera agrónoma, una cosecha con buena perspectiva para los blancos.
La ruta de vuelta a bodega con los vendimiadores que allí han concluido la jornada discurre por el viejo Camino de Santiago que a esa hora de la tarde empieza a mostrar un paisaje de naranja, mostaza y ocre en las colinas que ondulan atravesando las viñas.
En la bodega, compás de espera por la uva que había venido llegando un poco a cuenta gotas y que al final del día volverá a llegar como avalancha.
Hora de analizar mostos de las muestras de uva que también llegan con las cajas para conocer su aptitud para ser vendimiadas. Godello de arriba, godello de abajo, que dan diferentes parámetros según su ubicación en la pendiente y en la viña. Se aprietan hasta que derramen mosto para hacer nuevo cálculos. Tubos, soluciones químicas, fórmulas para medir, parámetros que contrastar, pero que apuntan a que aún le falta algo a la uva para alcanzar su madurez ideal.
Después de descargar el último camión de cajas del día, empieza la tarea del agua, puro manguerazo para dejar impecablemente limpio todo. Limpísimo, porque luego del tinto, al día siguiente toca elaborar más blancos.
En un perímetro a la redonda, una panorámica de los remanentes de un día de vendimia. En una esquina, montañas de raspón desechado que luego se convertirá en composta. En otro punto, pilas de cajas por lavar, pilas de cajas ya lavadas. Algunos metros más allá, el pesado tambor de la despalilladora que se ha desmontado para someterse a un intenso lavado a presión y remoción de los trocitos de raspón que puedan permanecer encajados en sus huecos. Más cerca de bodega, puros baños de agua a la cinta de selección, a las bombas, al piso. Y una tentación infantil que no se resiste, la de emprender una batalla con la manguera que acaba en un baño de multitudes, como críos jugando en un verano caluroso aunque la temperatura aquí sea de fresca brisa otoñal.
El enólogo acertó en sus cálculos a ojo de manera milimétrica. Se llenó el depósito de uva. Carreras por la pasarela que comunica los topes de los depósitos. En uno la densidad ha bajado rápidamente, lo que indica que la fermentación se ha acelerado y que hay que controlarla con frío. En otra pasarela, remontados para hacer circular el vino desde abajo hacia arriba del depósito a fin de propiciar un mayor contacto del líquido con el sombrero de hollejos y así favorecer la extracción de materia colorante y también la continuada acción de las levaduras. Varias veces al día según evolucione la fermentación y según sea el vino que se desee conseguir, en ocasiones 20 minutos por vez, en otras hasta media hora. Mangueras de función similar, pero líquido de manejo diferente. El mosto-vino que surge mientras se remonta circula con la fuerza que puede tener una manguera que utilicen los bomberos. Pero mojarse con vino no es igual que con agua, y a la mínima gota que se desvíe de la boca del depósito hay que emprender la mismísima función de limpieza que antes se hizo para evitar el mínimo foco de problemas.
Mientras unos quedan trabajando en bodega, otros se aplican al trabajo de la cata de barricas. El Finca La Cuesta 2009, mencía de viña vieja que cuando complete su crianza habrá pasado un año en barrica, va expresando matices más frescos y redondos. Y otro grupo de amigos, al de cerveza y de mostos.
“Me gusta que la gente cate cuando empiezan los procesos, para que cuando el vino esté listo puedan comprobar a lo que fue capaz de llegar”, señala Alejandro.
Al final de las catas y los trabajos en bodega, alguna que otra cerveza para celebrar un día más de victoria sobre la lluvia que aún amenaza con atacar.
La batalla del vino y sus uvas
El cielo amanece decorado con algunas motas de nubes que aceleran los motores en precaución a los días por venir. La velocidad impera hoy en mesa. Racimos grandes, pellizcos a las bayas que se vuelven un manjar al despertar. Algún aroma a cilantro. Hoy el día va de blancos, con las primeras uvas del día heladas al tacto.
Viene la godello de la viña El Músico, y luego de hacer su recorrido por la mesa desemboca en la prensa-macerador donde empieza a escurrirse el mosto verde de la vid que se macera. Huele dulzón, a intensa manzana, hasta se siente el resquicio de acidez en nariz. Al llenarse de hollejo se prensará para extraer todo el mosto que luego irá a los depósitos, probablemente para desembocar en una botella del monovarietal Godello LB, que una vez completada la fermentación se criará en depósito de acero inoxidable.
Más uva. Que llega Carlos. Mientras se repite la ruta de la uva, entre Matthieu y Pablo atención continua a la caída de raspones de la despalilladora, que se van acomodando en la caja de deshechos con un rastrillo, dejando ya olores que a veces se le sienten al vino y recuerdan la astilla.
A lo largo del día un ritmo que se repite, día a día, año tras año, pero que no por repetirse es monótono. Hoy se separa la ruta gastronómica y mientras unos prefieren seguir a la sombra del cerezo, otros emprenden la ruta hacia Villafranca, para disfrutar de otro botillo regado con Art 2006, mencía vieja de exclusiva producción que estalla potente, alcohólico , y se va suavizando en nariz con notas avainilladas evocadoras de su predominante roble francés con algo de americano. En boca es frutoso, potente, con sabor a esa casi masticable mineralidad del suelo berciano que se recubre de finos matices tostados y a cacao.
En bodega se sigue contando la uva. Falta menos para completar la vendimia, pero aún falta más de la mitad de uva por entrar. Godello, dona branca, más mencía y cabernet sauvignon. 34 vallados por aquí, otros tantos por allá, una enredadera de hileras que aún faltan por enlazarse para completar la producción que este año contempla entrar medio millón de kilos en bodega. Normalmente entre 15 y 26 mil diarios, estos días mucho más para ganarle la batalla a la posible tempestad.
Una victoria que además de ser importante en el negocio, tendrá repercusión en la vida familiar de uva de este equipo multidisciplinario, que ya maquina menús para el fin de semana y una agenda de entretenimiento para celebrar que ya faltará mucho menos para completar otra añada de buen rollo y de buena vid.
Más vendimias:
Coto de Gomariz (DO Ribeiro)
Más videos de la vendimia en Bodegas María Alvarez Serrano (Coto de Gomariz):
http://www.youtube.com/watch?v=nxUCIWxbAEg
Vendimia 2009 Vendimia 2008 Vendimia 2007
Una de las guías con los vinos españoles mejor puntuados se encuentra en Iberia. No en la península, que allí hay muchas, sino en la aerolínea, cuya bodega a dos alturas sigue cosechando distinciones internacionales.
Condado de Haza 2006, ese vino que elabora Alejandro Fernández en la Ribera del Duero, mejor tinto del mundo en las nubes business y segundo mejor vino de tintos, blancos, dulces y espumosos. El riojano Pujanza 2005, el tercer mejor tinto. Nuevos premios de “Wines of the Wing” que en 2008 ya distinguieran al programa Bodega Business Plus de la línea aérea española Iberia, como el mejor programa de vinos del mundo en clase business.
Las excelentes puntuaciones no las han otorgado ni Tanzer, ni Wine Advocate ni el Wine Spectator, sino la revista estadounidense Global Traveler, que anualmente evalúa la oferta vínica de casi una treintena de aerolíneas internacionales, y cuenta con un jurado integrado por 30 especialistas que evaluaron más de un centenar de vinos procedentes de once países.
Uno de los vinos recomendados fue Torre de Golbán Reserva 2005, un tempranillo de Ribera del Duero potente y muy especiado en boca.
Desde su estreno en 2006, el programa de Bodega Business ha sentado un precedente de calidad y placer que ha apostado por el vino español como un signo de identidad y diferenciación.
Conscientes de la relevancia del vino como estrategia de altos vuelos, del interés e inquietud de los pasajeros por disfrutar mejor del vino, y como aliciente para hacer el momento de viajar más agradable, la aerolínea Iberia y TodoVino, empresa especialista en vinos españoles, se embarcaron en un acuerdo para fomentar la cultura del vino en pujanza, promocionando al vino español a nivel global, dando a conocer su riqueza y diversidad geográfica y varietal para ampliar el conocimiento del consumidor y expandir su paladar. De este modo se mejoraron considerablemente las prestaciones y servicio a bordo ofrecido a los viajeros de la clase Business Plus, comenzando a seleccionar la diversidad, calidad y originalidad de los vinos de España para disfrutarlos a 30 mil pies de altura en vuelos intercontinentales, así como en el Rincón del Vino, espacio creado en el interior de las Salas VIP de Iberia en Madrid.
Este esfuerzo formó parte de la iniciativa de Iberia de buscar a especialistas en diferentes áreas de servicio para brindar a pasajeros con necesidades y expectativas especiales, como los de sus salas VIP, un servicio excepcional en tierra, y sin fisuras como el que se recibía en las nubes. Además de la pericia en vinos del equipo de Todo Vino, Iberia delegó la administración de sus salas VIP en el aeropuerto de Barajas a los especialistas de la cadena hotelera Sol Meliá.
Así, desde las nueve de la mañana se halla disponible en las salas la oferta de vinos que se acomoda en un espacio conocido como el Rincón del Vino de Iberia, y que sirve como una introducción en tierra a la selección que podrá disfrutarse a bordo en la clase business.
En su inicio, la experiencia en las nubes originalmente contó con una selección más amplia de vinos que la actual, reduciéndose posteriormente al comenzar a catarse los vinos a bordo en vuelos de largo recorrido a fin de evaluar su aptitud en las condiciones especiales que se encuentran dentro de un avión a una importante altitud.
Esto ha favorecido a vinos con buena intensidad aromática, pues la altura retarda su expresividad, lo que favorece a vinos que no necesitan oxigenarse para alcanzar su plenitud; con buena acidez, para contrarrestar con frescor la resequedad ambiental; y a los de buena estructura y taninos redondos, pulidos y maduros, ya que los taninos y desequilibrios se acentúan en las alturas. La selección de vinos toma en consideración el hecho de que se consumirán con alimentos, aunque la carta se trata independientemente del menú gastronómico.
Aunque un enólogo adiestra al personal de la aerolínea a bordo sobre los vinos seleccionados y su servicio, es realmente en tierra donde el conocimiento especializado se explaya en beneficio del viajero.
Los Rincones del Vino ubican en las Salas Velázquez de las terminales nacional e internacional de la T4 en el aeropuerto madrileño de Barajas y cuentan con una sommelière profesional que se asegura de que los vinos seleccionados para el programa reciban un trato del más alto nivel, y que los pasajeros que utilizan las Salas puedan sacar el mejor partido sobre la oferta del Rincón del Vino, trascendiendo incluso su estancia en la Sala, para beneficio de las bodegas cuyos vinos son seleccionados trimestralmente en la oferta de la Bodega Business Plus.
Con experiencia en el restaurante Zalacaín, Mari Luz Losada es, desde el estreno del programa, la sumiller particular del Rincón del Vino en tierra. Las destrezas de atención son similares a las de cualquier profesional en un restaurante, con la diferencia de que el servicio de vinos en tierra no está concebido para armonizar con comida, salvo en el restaurante de la Sala VIP en el terminal internacional.
“Al principio los clientes reclamaban mucho Riojas y Riberas del Duero, pero parte de nuestra función ha sido introducir recomendaciones diversas y estimular al pasajero a explorar e interesarse por descubrir nuevos vinos”, señala la sommelière a Divinidades.
Aunque los Riojas y Riberas han mantenido una presencia casi fija en cada rotación trimestral de la selección, siempre hay novedades de zonas más o menos conocidas.
Losada dice que el pasajero del Rincón del Vino no sólo se deja aconsejar más, sino que pide consejo sobre vinos para consumo fuera del Rincón, en casa o en otros locales, e incluso brinda al equipo de trabajo recomendaciones de vinos que ellos también descubren e invitan a Iberia a explorar.
La oferta de la Bodega Business Plus, consistente en dos blancos y tres tintos, se renueva cada tres meses, aunque en algunas ocasiones se han repetido vinos debido a su buena acogida, Del trío de tintos cada mes se ofrece a los pasajeros una recomendación especial del sumiller. Los vinos de la selección en promedio no exceden un costo de 15 euros.
Algo muy interesante es la receptividad que ha tenido el programa entre los pasajeros internacionales que ven en el Rincón del Vino un mecanismo para profundizar en su conocimiento sobre vinos españoles, siendo más proclives a degustar la selección al completo.
Uno de los grandes aciertos del Rincón es una barra retroiluminada idónea para realizar catas, como las que acostumbra a guiar la sommelière a solicitud de los pasajeros.
Cada Rincón cuenta con vitrinas refrigeradas que en la sala internacional pueden almacenar hasta 200 botellas. El consumo en las salas varían conforme el día y el horario, pero en promedio alcanza el centenar de botellas diarias entre las dos salas. Gracias a conocer bien cómo se mueve la demanda y los horarios pico en ambas salas, Mari Luz puede distribuirse entre ambas a lo largo de la jornada.
El programa de la Bodega Business Plus de Iberia se complementa con una publicación, guía de cata bilingüe y espacio para anotar comentarios sobre los vinos, así como la posibilidad de luego adquirirlos a través de www.iberia.com
Además de éstas se destacaron la barriguita de calabaza sobre hoja de plátano del restaurante del hotel Marriott de Aguadilla y un elegante bizcocho de zanajorias y chocolate, con crujientes trozos de chocolate como base, que se sirvieron con helado de leche y fueron una presentación del hotel Wyndham Río Mar.
Además de esta competencia popular, profesionales y estudiantes del sector compitieron en la segunda edición del Chefs Challege, en la que completaron sus confecciones en vivo e hicieron un despliegue de interpretaciones de propuestas locales, en las que, en general, se extrañaron conceptos de presentación a tono con las tendencias de la cocina internacional, más dirigidas hacia la simplicidad, y a una mayor claridad conceptual utilizando menos, pero más contundentes, elementos en el plato.
De las fondas a los restaurantes de alta cocina, de las escuelas de artes culinarias a los eventos de degustación, la vasta y variada oferta gastronómica de Puerto Rico no sólo posiciona al país como líder del paladar caribeño, sino que también constituye un importante componente económico de la industria de hoteles y turismo de la Isla, de ahí que las competencias culinarias cobren un papel tan relevante en los eventos de la PRHTA.
Chefs Challenge para Profesionales
1er lugar – Miguel Campis - Dorado Cilantro Beurre Blanc; 2do – Ventura Vivoni - Crepa de Panapén Estilo Roti Rellena de Chillo; 3ero – Oscar Estrada - Medallones de Cerdo Marinados en Papaya Verde
Chef’s Challenge de Estudiantes
1er lugar - Alejandro Torres – Chillo con batata y ñame; 2do - Juan Rodríguez – Chillo frito empanado; 3ero – Anne Marie Figueroa - Lomo de cerdo relleno de mangú con longaniza
Cocina Criolla Profesionales
Plato Principal
1er lugar – Rafael Velázquez – Lomo de cerdo sellado; 2do – Adalberto Rivera – Lubina sobre una arepa de panapén con mantequilla mangó y jengibre; 3ero – Obed Sala – Roulade de lomo de cerdo
Aperitivo
1er lugar – Luis Albarrán - Malanga rellena de guiso de pollo; 2do – Lester Pérez – Trío tropical; 3ero – Ingrid Rodriguez – Lubina con puré de barriguita de vieja
Postre
1er lugar – Nilsa Muratti - Tarta tatin de lechoza con sorbete de queso del país; 2do – Norma Torres - Flan de pana con coco; 3ero – Aníbal Rodriguez - Bizcocho de zanahoria con chocolate y gelato de leche
Cocina Criolla Estudiantes
Plato Principal
1er lugar – Luis Peña - Mechada de cerdo y guiso de garbanzos; 2do – Robert Muszynski - Filete de cerdo marinado en chimichurri de cilantro; 3ero – Roberto de Jesús - Medallones de cerdo en salsa de piña colada
Aperitivo
1er lugar – Jason Collazo – FuFú de amarillo y batata con longaniza de pollo; 2do – Joel Pérez - Tostoncito de arroz blanco con salmorejo de pollo; 3ero – Caleb Díaz - Carne frita jíibara
Postre
1er lugar – Sirelys Arroyo - Dulce de coco horneado, con mermelada de piña; 2do – Luis Zayas - Jibarito Cake;
Fotos Vinos & Bodegas propiedad de Alexander Brito. Prohibida su reproducción.
Fiesta de la Vendimia en Mendoza
5 al 7 de marzo de 2011
Para más información sobre rutas de vino en Mendoza durante la Fiesta de la Vendimia: [email protected] o [email protected]
Nueva fecha para el Sushi Asian Fest
La pasada edición de Divinidades anunciaba la celebración de la primera edición del Sushi Asian Fest, a beneficio del Hospital del Niño. El Festival tendrá nueva casa en el hotel La Concha, a donde se mueve a la nueva fecha del 5 de diciembre.
Viajes & Vinos en NAVIDAD
Rutas de vino en Argentina y España * Ruta del vino y turrón en el Levante español
Los sabores gourmet de la cocina puertorriqueña
Los sabores de Puerto Rico volvieron a colocarse en la tarima protagónica de la más reciente convención de la Asociación de Hoteles y Turismo de Puerto Rico (PRHTA), con las competencias culinarias Chefs Challenge y Cocina Criolla Gourmet.
PRTHA es la entidad profesional que agrupa y representa los intereses de más de medio millar de empresas y organizaciones privadas de la industria turística del país, y que celebra su 60mo aniversario en este 2010. Desde su creación, PRHTA ha visto evolucionar la industria de restaurantes y el sector gastronómico, pero, más importante aún, ha sido testigo de la gestación de una cocina puertorriqueña contemporánea y una nueva generación nacional de cocineros.
Las competencias culinarias de la convención anual ocupan un lugar prominente en el calendario de eventos gastronómicos de la PRHTA. El certamen Buen Provecho, un clásico en la gastronomía local, se transformó este año en Cocina Criolla Gourmet, buscando dar un paso adelante en el refinamiento y las ejecuciones técnicas de platillos que con el nuevo concepto se concentran exclusivamente en propuestas con esencia e ingredientes en la culinaria nacional.
De este modo, durante dos días un nutrido grupo de exhibidores de la convención se convirtió en improvisados restaurantes, donde tanto estudiantes como profesionales del sector dieron a degustar sus creaciones a los asistentes al evento.
¿El menú? Algunos platillos como lubina sobre panapén con mantequilla de mangó, o guanime con serenata de bacalao, confeccionado por el hotel Condado Plaza y que fusiona en versión cóctel, dos clásicos de la cocina puertorriqueña como la serenata y el guanime de harina de maíz, convertido en una especie de bizcochito. Otra propuesta muy lograda en versión miniatura para la degustación popular fue la conga criolla que confeccionó el restaurante Alfredo’s del hotel Inter-Continental, con sabor a pura Navidad en un bocado, al convertir en una sola torre de sabor los platos más emblemáticos de la cocina navideña: arroz con gandules, morcilla de cerdo, y una base de masa de pastel, sazonadas con una salsa de pimiento y ron.
Por su parte, otros restaurantes de hotel, como Salsa, del Marriott Courtyard Isla Verde, y su chef Nelson Rosado, prepararon un napoleón de churrasco de cerdo al sartén. El Marriott San Juan confeccionó una roulade de cerdo con salsa de grosella y ron Bacardí, que se distinguía por un logrado posgusto de sus notas a pimienta.
Crispy & Relleno y su chef Fernando Parrilla, ganador en el pasado del título de chef del año del Caribe, conjuntamente con sus estudiantes del Instituto de Banca se fueron por onda más pura, con un trío de canasta de yuca rellena de guiso de conejo, una canoa de plátano amarillo rellena de guiso de cabrito, y una hoja de lechuga del país rellena con ensalada de bulgao.
La onda dulce la incorporaron propuestas como las del proyecto Cocinando, Cantando y Degustando, que presentó unas crepas de coco rellenas con guineítos niños con salsa de fresas, vinagre balsámico y licor de naranja, en un ensamblaje de equilibrio entre acidez y dulzor. Cocinando, Cantando y Degustando es una original iniciativa de show cooking en la que el chef se hace acompañar de músicos durante sus demostraciones y confecciona menús alrededor de la música seleccionada para el evento.
Arriba, pernil de cerdo asado y arros con gandules deconstruido. Abajo, guanime en miniatura con serenata de bacalo.
Colaboración y fotos: Alexander Brito. (Argentina)
La importantísima feria argentina Vinos & Bodegas parece recuperar su viejo esplendor. Este año 2010 volvió a tener una superficie importante, 5.000m2, permitiendo visitar la muestra con comodidad a los más de 30.000 visitantes que concurrieron durante sus cuatro cuatro jornadas visitar la muestra con comodidad, degustar los vinos e interactuar con los representantes de las bodegas que les elaboran.
Hay que hacer presente el aporte de varios entes provinciales y nacionales que cooperaron con el financiamiento de muchas bodegas, permitiendo de esta manera que llegaran a la feria y pudiesen interactuar con el público de la gran ciudad. Esto permitió al público conocer vinos que de otra manera habría que ir a catar a su lugar de producción.
Otro detalle para destacar fue la exhibición que hizo la Escuela Argentina de Vinos, donde se pudo apreciar en pequeña escala el proceso de vinificación, pudiendo verse tanto equipamiento como productos que se utilizan en el proceso. La explicación de los procesos era realizada por los mismos alumnos de la escuela, que participaron activamente enseñando a los visitantes las distintas fases del proceso.
Un total de 70 bodegas participantes y unas mil etiquetas fueron una buena muestra del desarrollo actual de la vinicultura en la Argentina. Estuvieron representadas todas las provincias productoras desde la clásica Mendoza hasta la novel Buenos Aires.
El malbec, sigue siendo la cepa insignia en todas las bodegas y, a pesar de existir una corriente impuesta por los “flying winemakers” orientando la producción al gusto del mercado de los Estados Unidos, que tiende a igualar color y concentración en la mayoría de las bodegas exportadoras, se pudo distinguir en muchas bodegas medianas y pequeñas un gran respeto por el terroir y las vinificaciones clásicas.
Medrano, Barrancas, Maipú, Uco, Pedernal, Zonda, Cafayate, Alto Valle, San Patricio del Chañar, y muchos lugares más son nombres que comienzan a hacerse notar mas allá de la provincia a la que pertenezcan, y si bien no son DOC clásicas están marcando una tendencia.
Definitivamente el número de etiquetas supera la capacidad de explicación de una nota, y habría que enmarcarla en un catálogo, para poder opinar de todas ellas. Aun así, y sabiendo que voy a pecar por el gusto personal, quiero compartir con los lectores algunas bodegas y etiquetas que me han llamado la atención.
De la provincia de Salta, la bodega Las Arcas de Tolombón presentó dos varietales clásicos. Un torrontés perfumado y con una acidez correcta, producto de los valles calchaquíes con uvas procedentes de Tucumán y Salta, una curiosidad que habla de zona y no de provincias. El malbec que presentaron fue correcto, frutal y sin maderas.
Buenos Aires nos sorprendió con la bodega Saldungaray, y un espumante para volver a degustar, hecho de Pinot Noir en modo tradicional, así como su su vino blend compuesto con 40% de merlot y partes iguales de cabernet sauvignon y cabernet franc. Es de destacar que ésta es una bodega nueva de una zona vitivinícola también nueva.
De bodega Fin del Mundo (Neuquen) quiero destacar el Tannat, single vineyard, con 18 meses de barrica, un vino de carácter marcado que al ser domado por el roble no presenta grandes aristas tánicas, permitiendo disfrutarlo en su totalidad. Quiero mencionar un clásico, el special blend, un assemblage de cabernet (40%), malbec (40%) y merlot (20%) con un paso de 15 meses por roble francés de primer uso. También de Neuquen pudimos degustar los vinos de la bodega Secreto Patagónico, que nos presentó unos correctos vinos de los varietales clásicos, chardonnay, malbec y cabernet, así como un muy buen malbec criado en barrica por 12 meses.
Con el apoyo de la provincia nos encontramos una serie de vinos de Río Negro, de donde siempre salimos bien impresionados por la producción de Canale, llevándonos un buen recuerdo del Blush de merlot, un rosado dulzón de interesante persistencia. Asimismo quiero mencionar un chardonnay elaborado por Marcelo Miras, el enólogo de la bodega Fin del Mundo, para su marca Ocio, un vino con un 30% de paso por roble francés, producido en Gral. Roca (Rio Negro) que resulta fresco y equilibrado con una nota mantecosa, ideal para las noches de verano. Otra curiosidad fue el blend entre pinot gris y pinot noir, con 30 gramos de azúcar que nos presento Bubyland. Este resurgir de las bodegas de Río Negro es acompañado por varietales poco conocidos como laska, refosco, tocai friulano o ugni blanc, que quedaron de principios del siglo XX, cuando el valle de Río Negro era un polo vitivinícola.
Mendoza, como es de esperar, presentó la mayor parte de las bodegas participantes donde degustamos elaboraciones de grandes bodegas como Nieto Senetiner, Altavista, junto a pequeñas como Finca Abril. Trataré de dar un pequeño repaso sobre lo que probé:
Los blends no dejan de ser mis favoritos y aquí hago hincapié en dos, el Kaiken compuesto por malbec (80%) bonarda (12%) y petit verdot (8%), con 7 meses de barrica francesa, y el Atemporal de Altavista, blend de malbec (43%), cabernet (36%), syrah (11%) y petit verdot (10%) y 12 meses en roble francés.
Finca Abril, una pequeña bodega de solo once acres con viñedos de 1922, de producción baja produce dos malbec, el 11 acres - single vineyard , con una crianza de 18 meses en barrica de roble francés, y el Rapsodia con una crianza del 30% durante 12 meses en barrica de roble francés.
Budeguer, esta bodega de Maipu, presentó un excelente chardonnay con fermentación en madera, en su línea Budeger 4000, y en su línea Plan B un muy buen sauvignon blanc, sobresaliendo en tintos por su cabernet sauvignon y su malbec ambos con 60 días de duelas de roble.
Sin Fin, una bodega que cuenta con la colaboración de Isabel Mijares, presentó un malbec con mucha fruta roja y un interesante retrogusto a café y un cabernet sauvignon muy típico; estos vinos son tratados con innerstaves por 8 meses y microxigenacion. El Sin Fin Gran Guarda, es un malbec seleccionado de Ugarteche que pasa 12 meses en barricas de roble francés y americano. Esta bodega produce también un muy interesante destilado de malbec, elaborado con un blend de orujos del 2007 y 2009, teniendo este destilado una entrada de boca muy agradable y una nariz bien perfumada.
No quisiera terminar sin mencionar la isla de aceites de oliva que se presentó, donde se podían degustar distintas variedades de aceites, con aceites de primera prensada, en distintos estados de maduración del fruto, ofreciendo aceites con diferentes características. Los hubo de las variedades Araujo, Nevadillo, Manzanilla, Vargas y Frantolio, así como distintas combinaciones de éstos.
Malbec World Day
El 17 de abril de 2011 es el día elegido para llevar a cabo los festejos del MALBEC WORLD DAY, que se celebrará simultáneamente en New York, Londres y Mendoza, con encuentros que harán gala del vino que más ha crecido internacionalmente en los últimos tiempos.
Desde los tiempos del Imperio Romano hasta la modernidad, la malbec ha sido reconocido y disfrutado por los paladares europeos, principalmente ingleses y franceses. Siglos después, es en Argentina en donde esta cepa se desarrolla de manera inigualable y encuentra el hábitat que propicia vinos únicos que reconoce el mundo entero.
Hoy Argentina es el mayor productor mundial de Malbec, cultivada en todas las regiones vitivinícolas del territorio nacional. Es por ello que Wines of Argentina ha decidido rendirle homenaje a su cepa emblema a través de la creación del MALBEC WORLD DAY.
El origen de la Malbec se halla en la región francesa de Burdeos, donde la Malbec era protagonista de los vinos de Cahors. Estos vinos alcanzaron reconocimiento desde los tiempos del Imperio Romano. Luego se consolidaron en la Edad Media, para terminar de fortalecerse en la modernidad. Un paso decisivo fue la conquista del mercado inglés, proceso que tuvo su origen en la boda entre el rey de Inglaterra y la duquesa de Aquitania, con la cual, el sudoeste de Francia quedó bajo la autoridad del rey inglés. A partir de entonces, se produjo un giro del mercado británico hacia esos vinos, y se comenzó a construir la cultura de la apreciación del cepaje en Inglaterra y en el mundo. Cuando la plaga de filoxera destruyó la viticultura francesa, a fines del siglo XIX, el “Cot” cayó en el olvido, dejando sin embargo, una cultura de apreciación del Malbec ya construida.
Sobre esa base se desplegó, un tiempo después, el Malbec argentino. La uva llegó a la Argentina de la mano del francés Michel Aimé Pouget (1821-1875), agrónomo contratado por Domingo Faustino Sarmiento para llevar adelante la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza.
Siguiendo el modelo de Francia, esta Quinta Normal se propuso incorporar nuevas variedades de cepas como medio para mejorar la industria vitivinícola nacional. Esta iniciativa fue acogida por el gobernador de Mendoza Pedro Pascual Segura. El 17 de abril de 1853 presentaron el proyecto ante la Legislatura Provincial, con vistas a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. La Cámara de Representantes abordó el proyecto y terminó por aprobarlo con fuerza de ley el 6 de setiembre de 1853.
Pouget llegó a Mendoza en 1853, a los 32 años de edad, y se puso al frente de la Quinta, trayendo de Francia plantas, semillas y cepas de varios tipos, como cabernet sauvignon, pinot noir y malbec.
A fines del siglo XIX y de la mano de los inmigrantes italianos y franceses, la vitivinicultura se desarrolló exponencialmente y con ésta, la uva malbec, que se adaptó rápidamente a los diversos terruños que proponía la geografía argentina, donde se dio incluso mejor que en su sitio originario. Así fue como, con el tiempo, y con mucho trabajo, se perfiló como la uva insignia de la Argentina.
La gestión de Pouget y Sarmiento y la Quinta Normal de Mendoza fue parte decisiva de este proceso. El día 17 de abril es, para Wines of Argentina, no sólo el emblema de la transformación de la vitivinicultura argentina, sino el punto de partida para el desarrollo de su cepa insignia, bandera de su vitivinicultura a nivel mundial.
Maridaje de vino y música
El lunes 15 de noviembre la tienda barcelonesa Monvínic será anfitriona de la “Kurt Rosenwinkel Monvínic Experience”, una experiencia musical-vínica dentro del marco del 42º Festival Internacional de Jazz de Barcelona en la que uno de los mejores guitarristas de mundo, Kurt Rosenwinkel, tocará acompañado por un selecto grupo de vignerons y grandes del vino como el sumiller Josep Roca.
Con la velada se quiere explorar, a través de la música, una forma radicalmente nueva de abordar esta mágica interacción que se puede llegar a dar entre el vigneron y el consumidor. Del mismo modo que la música, en tanto que lenguaje universal sin par, sirve para generar una simbiosis única y vital entre el artista y el oyente, el vino también posee la virtud de poder unir a la persona que crea el vino con la persona que lo prueba.
Rosenwinkel plasmará a través de seis solos sus sensaciones sobre seis vinos únicos, seis creaciones indispensables de nuestro panorama vitivinícola: Taleia 2009 (Costers del Segre), de Raül Bobet; Do Ferreiro Cepas Vellas 2007 Mágnum (Rías Baixas), de Gerardo Méndez; Sot Lefriec 2006 (Penedès), de Irene Alemany y Laurent Corrió; Clos Mogador 2001 (Priorat), de René Barbier; Molino Real 2001 (Málaga), de Telmo Rodríguez y Valdespino Amontillado Coliseo VORS (Jerez), de Eduardo Ojeda. Kurt actuará en Monvínic acompañado por estos apasionados vignerons, y también por dos personajes que han sido capitales a la hora de contribuir a la difusión y prestigio de estos vinos: el marchante Quim Vila y el sumiller Josep Roca. Todos ellos, de viva voz, se encargarán de desvelar a través de sus vivencias las entrañas de cada vino, y sus palabras constituirán, junto al propio vino, el fundamento sobre el que Kurt construirá sus intervenciones.
En el Salón participaron tanto vinos de estilo más clásico, cuyas cualidades únicas para el envejecimiento son admiradas por los consumidores de todo el mundo, como la nueva generación de vinos que aportan un estilo acorde con nuevas tendencias.
El I Salón Sumiller Rioja 2010 fue patrocinado por la Consejería de Agricultura de La Rioja a través de la campaña La Rioja Capital y contó con la colaboración del Consejo Regulador de Rioja. La celebración de este Salón supuso, además, la presentación de la recientemente creada Asociación Cultural de Sumilleres de La Rioja, especialistas con vocación de servicio y afán de superación que quieren prestar un mejor servicio de prescripción, asesoramiento y venta a todos los públicos de vinos, de productos de alimentación y de otras bebidas. Entre los objetivos de la Asociación destacan trabajar en pos de la cultura del vino en La Rioja, promocionar y vender los vinos de la DOCa. Rioja y favorecer la formación constante de sus miembros.
Segunda Feria de la Uva en Neyba
El Instituto Nacional de la Uva de la República Dominicana, INUVA y la Fundación Sur Adelante, FUSURA, firmaron un convenio para la promoción, organización y montaje de la Feria Nacional de la Uva, que se celebrará a primeros de noviembre en el municipio de Neyba, en la cual se mostraran los avances obtenidos en este cultivo, sus derivados y sus aportes a la economía de la región.
Durante la firma del acuerdo, los directores ejecutivos de ambas entidades, licenciado José Peña Santana y Yadel Antonio Suberví, resaltaron la importancia y trascendencia que tendrá el mismo para el éxito de la celebración de esa Feria.
Peña Santana dijo que la Feria de la Uva se implementó por primera vez el pasado año, como un evento anual de trascendencia nacional que procura crear un espacio donde los productores exhiben, comercializan e intercambian experiencias sobre el procesamiento y producción de la uva y sus derivados. El evento busca también crear las condiciones para las inversiones y generación de empleos, su contribución con la formación técnica de los productores y público en general, además de promover las expresiones culturales e históricas, integrando las socios-culturales de las provincias.
La inauguración de la próxima edición de la Feria, que se celebrará los días 6 y 7 de noviembre, estará a cargo del Ministro de Agricultura, Salvador Jiménez. Durante el evento habrá presentaciones artísticas y culturales, charlas y conferencias sobre el origen y desarrollo de la uva fruta y su importancia en el presente y futuro de esta región. Además de con la Fundación Sur Adelante, FUSURA, el evento cuenta con la colaboración de la Gobernación Provincial de Bahoruco y varias ONG´s, así como con los auspicios del Ministerio de Agricultura y del Presidente de la República Dominicana, Dr. Leonel Fernández.
Menuda Perla
Por La Concha fue armándose un collar de éxito con las celebridades que se dieron cita. Draco Rosa, la estrella puertorriqueña de Broadway Chita Rivera, y tantos otros célebres o aspirantes a ello se dieron cita en un espacio único para descubrir las perlas menudas del restaurante Perla.
Las nuevas prendas de Perla, emblema gastronómico del hotel La Concha en San Juan, siguen la línea de comida en porciones pequeñas concebida para disfrutar sin formalismos y en un ambiente de blanco y translúcido glamour. Son el nuevo menú que se servirá en el área con ambiente de la barra en el restaurante, el nuevo Perla Lounge, que permitirá degustar el talento del chef Dayn Smith y su equipo, en creaciones gastronómicas de pequeño formato.
Bizcochitos de risotto, sopas y cremas servidas en taza, o camarones con coco, entre otros, figuran entre las propuestas que decoraron el paladar en el re-estreno de este espacio del restaurante Perla, concebido como punto de reunión relajada, a mitad de ruta entre una barra sólo de bebidas, y un restaurante más formal.
Magno Cosmo
El nuevo establecimiento que Cosmo, cadena de restaurantes pan-asiáticos estilo buffet, contempla abrir este noviembre apunta a convertirse en el restaurante más grande del Reino Unido. Con capacidad para 800 comensales, Cosmo ofrecerá un menú que abarca la gastronomía de nueve países asiáticos, en un total de 120 platos y estaciones en que se confeccionará la comida, en vivo.
Pesquera estrena sabores gourmet
Decía que no, pero sí. Al final, el gran bodeguero Alejandro Fernández ha sucumbido a la tentación culinaria de comercializar los productos que nacían en su Dehesa de la Granja zamorana, y que expanden al territorio sólido, la pericia indiscutible del bodeguero en el terreno líquido. Aceite, queso y garbanzos bajo la marca Dehesa de la Granja, caracterizados por su cuidada elaboración y producción artesanal, que se crearon hace dos años con la finalidad de aprovechar las materias primas de la finca.
El aceite de oliva extra virgen Dehesa de La Granja se elabora de manera artesanal, tras la selección manual de aceitunas de las variedades picual y arbequina procedentes de los olivos de la propia finca. El queso se elabora con leche cruda de oveja churra, procedente de los rebaños que allí pastan, y se cura durante seis meses. Para su elaboración se ha construido una moderna quesería dentro de la finca. Por su parte, los garbanzos, de alta calidad, mantecosos, uniformes y con piel suave, se cultivan de manera natural.
Los productos pueden conseguirse en las bodegas del Grupo (Pesquera y Condado de Haza en Ribera del Duero; El Vínculo en La Mancha; y Dehesa de la Granja, en Zamora), así como en tiendas gourmet y especializadas en España.
El Aceite del Bajo Aragón, más acreditado
Luego de un largo proceso de acreditación comenzado hace dos años, el Aceite del Bajo Aragón con Denominación de Origen ya tiene su certificación acreditada por ENAC por la Norma UNE‐EN 45011. El Consejo Regulador, para cumplir la Ley de calidad alimentaria de Aragón, optó por una certificación externa para el cumplimiento de la norma sobre «Requisitos generales para entidades que realicen la certificación de producto», de acuerdo con lo exigido en el Reglamento sobre la protección de las indicaciones geográficas y de origen de los productos agrícolas. Para ello contrato la empresa LDG Laboratorio de Diagnostico General como entidad de control seleccionada.
El Aceite del Bajo Aragón es la segunda Denominación de Origen en España de aceite en cumplir esta norma, tras la DOP Montes de Toledo.
La nueva era de Dinner in the Sky
El Atomium belga de Bruselas fue el escenario para la presentación de la nueva era de Dinner in the Sky, un concepto que permite disfrutar de las más exquisitas experiencias gastronómicas en las alturas. De una especie de Chefs’ Table con una única mesa, el nuevo Dinner in the Sky se convierte en un verdadero restaurante en las nubes con ocho mesas para cuatro comensales o seis mesas con plataformas de entretenimiento y barra, que permiten celebrar cócteles, comidas, bailes y espectáculos a 50 metros de altura.
CRDOP Aceite de La Rioja
Han sido aprobado el Consejo Regulador y el reglamento para la Denominación de Origen Aceite de Oliva de La Rioja, que protegerá a los aceites de oliva extra virgen elaborados en la zona. Las variedades de aceituna autorizadas en el CRDOP incluyen a la Redondilla o Redondal, Arbequina, Empeltre, Machón, Negral, Royal o Royuelo, Hojiblanca, Arroniz, Verdial, Picual, Conicabra, Manzanilla y Blanqueta.
Finca La Grajera lleva elaborados aceites de oliva con cuatro variedades asentadas en La Rioja: Machón, que rinde aceites finos, muy suaves y menos aromáticos; Royuelo, que entrega recuerdos a hierbas mediterráneas con un final muy picante; Redondilla, con aceites afrutados, herbáceos y suaves; y los de aceituna Arbequina, muy picantes en la garganta.
Disfruta comiendo pescado
“Disfruta comiendo pescado” y el concurso de recetas Anzuelo de Oro integran la campaña que la Asociación Nacional de Mayoristas de Pescados de Mercas (ANMAPE) y la Confederación Española de Pesca (Cepesca) promocionarán a lo largo del último trimestre del año el consumo de pescados y mariscos españoles. El objetivo de la campaña es evitar perder cuota de mercado en un contexto de crisis económica que empuja el consumo de productos pesqueros a la baja, pese al descenso de precios que han sufrido las principales especies comerciales.
La campaña de Promoción del consumo de Pescados y Mariscos Disfruta Comiendo Pescado 2010, y la III Edición del concurso de recetas Anzuelo de Oro contarán con un presupuesto de 312.000 euros, cuenta con la cofinanciación del Fondo de Regulación de Mercados de la Pesca FROM y del Fondo Europeo de la Pesca, e introduce como novedades una dotación económica de 2.000 euros para los ganadores del concurso de recetas y acciones dirigidas específicamente al sector de la restauración colectiva.
Guía de Cata
Bodega Palacios-Remondo
Plácet 2009
Monovarietal de blanca viura producto de una cosecha muy cálida, que pasó 10 meses en óvalos de roble que ayudan a desarrollar untuosidad. Más pálido que sus cosechas precedentes, es un vino con notas a flores blancas, pero en el que estalla la mineralidad, los recuerdos a piedra que reflejan todos los minerales pre-históricos del suelo. En boca es fino pero untuoso. Un vino que Alvaro Palacios define como “vino vertical, enmarcado”.
Plácet 2008
2008 fue una cosecha escasa, con la vendimia más fresca de la década que no se oculta en nariz con una expresividad aromática menos intensa que otras añadas. Finura, notas avainilladas, muchas flores blancas, hinojo, suave almendra y frutas de carne más blanca como la pera o el melocotón conviven en este vino con buen potencial de guarda que entra refrescante, se crece en boca con un pase especiado, y siempre mantiene su elegancia, untuosidad y finura.
Plácet 2006
Un blanco que ejemplifica la faceta compleja y longeva de la viura siempre que se le trabaje adecuadamente. Un vino exquisito, con una mayor acidez que sus sucesores, a los que les gana también en potencia y estructura, y un reflejo más evidente de su vinificación y crianza en madera, con finos recuerdos tostados que le añaden complejidad, y mieles, melocotones y toffees en un vino seductoramente envolvente y placentero.
La Montesa 2009
Este vino, aún sin embotellar, procede de una añada muy cálida, lo que se refleja en una fruta más expresiva, más madura y más pura. Además de la roja, evocaciones también a menta o incluso a notas cítricas, algo que Palacios atribuye a la piel de la garnacha, a la que asigna toques cítricos. Un vino con apuntes todavía por afinar. 50% garnacha, 40% tempranillo y 10% mazuelo. La meta de Palacios es seguir incrementando el componente de garnachas en La Montesa hasta alcanzar un 75%.
La Montesa 2008
Un vino que, aunque embotellado, no verá la luz hasta febrero o marzo del 2011, y que nace de una cosecha más fría, que le resta algo de expresividad frutal en nariz y coloca matices de crianza menos marcados. Con algo más de garnacha que su predecesor, en boca es también más equilibrado, más fino, más elegante, largo, y sin el final tan marcadamente especiado que caracterizó al 2007. Un vino que según Palacios, ejemplifica “la importancia del clima sobre la crianza”.
La Montesa 2007
690 mil botellas de 55% garnacha y un restante tempranillo y mazuelo que se crían en 85% roble francés y 15% roble americano durante un año. Matices aromáticos a cereza, grosella, melocotón y naranja anteceden a sensaciones de fruta roja más madura, así como a aceite de oliva, hierbas aromáticas mediterráneas, y a una envoltura de vainilla, cera, y algunas notas de astilla. En boca es potente, equilibrado, y especiado, con marcadas notas a pimienta.
Propiedad Herencia Remondo 2008
Sus vides proceden de seis viñedos a mayor altitud. 70% garnacha y 30% tempranillo que manifiestan notas a fruta más roja, y recuerdos balsámicos a resina de pino, en un vino potente, redondo y equilibrado, muy carnoso, con taninos “gorditos y redonditos”.
Propiedad Herencia Remondo 2007
Un vino redondísimo con una nariz donde se conjugan una plétora de fruta roja, pimentón, aceite de oliva, y especias como la canela. Frutal en boca, es consistente con otras añadas que le hacen un vino largo, potente y equilibrado en boca.
Bodegas Franco-Españolas y Paternina
Rioja Bordón Reserva 2004
Un vino que su enólogo Carlos Estecha define como “no demasiado clásico”, y representativo de la capacidad que Franco-Españolas tiene para adecuarse a los gustos del consumidor, sin perder su esencia como bodega. Cualidades de los vinos de esta casa son su discreción y equilibrio, que en este Reserva no son excepción.
Con textura untuosa y una buena base tánica y glicérica, son los matices balsámicos los que se destacan en el vino, con recuerdos mentolados, a hierbas mediterráneas, a menta-chocolate, y sotobosque, que luego dan paso a toffees evocadores de su crianza, todo bien ensamblado para regalar un vino sedoso, que destaca en su conjunto más que en sus elementos individuales, y muy elegante en vía retro-nasal, con esa complejidad envuelta en discreción, que es la impronta de la casa. Ensamblaje de tempranillo, garnacha y mazuelo, su crianza se realiza durante 24 meses en barricas de roble americano (de Ohio y Missouri), de tostado medio.
Barón d’Anglade 2005
Ensamblaje de tempranillo, mazuelo y graciano, que se abre con una casi oculta nota reductiva, cueros que se difuminan, dejando aparecer la fruta, que persiste en el paladar y manifiesta una buena conjunción con los recuerdos de crianza en madera. En boca es fresco, elegante, fino, redondo, pero de cuerpo ligero.
Clos Paternina Reserva 2001
Un ensamblaje de tempranillo y mazuelo con notas a tabaco, suave cacao, recuerdos florales y a sazones como el comino y el orégano. Una textura delicada en boca, y un vino que se crece en copa, donde la fruta se hace más expresiva.
Viña Herminia
Viña Herminia Reserva 2005
75% tempranillo, 20% garnacha y 5% graciano con notas a cereza, una textura contundente en nariz, taninos por limar, y una potencia aún muy explosiva.
Excelsus 2008
50% tempranillo y 50% garnacha. Frutas rojas con cierta sensación de sobremaduración, algún recuerdo a astilla y a tufos de reducción, en un vino con boca potente, alcohólica, y que aún necesita pulirse.
Excelsus 2007
Ensamblaje de 60% garnacha y 40% tempranillo del cual sólo se cría la tempranillo en barrica nueva francesa. Un vino con mucho color y estructura, una fruta más expresiva en nariz con frambuesas y algo de pimienta. En boca es potente, especiado y persistente, pero necesita domar algo los taninos y minimizar su sensación alcohólica.
Bodegas Águila Real
B de Basilio 2007 Blanco
Garnacha blanca vieja y un mínimo de viura y malvasía. Una producción absolutamente minúscula y sui generis. Una nariz totalmente diversa a lo que acostumbra aparecer en blancos. Desfile de flores, rosas, mieles, aromas primarios de uva, importantísimos para el elaborador, una mineralidad diversa y difícil de describir. Café con leche, pero condensada, como si fuera un bombón. Más notas minerales. Un regreso a las flores. En boca es sugestivo, glicérico y envolvente sin ser cremoso, con una estructura suave, pero con complejidad.
La vinificación tiene su secreto, empleando dos levaduras naturales, una de ellas muy específica. Sus seis meses de barrica apenas si se notan. Un período en que las barricas se giraron casi todos los días, y se realizó bâtonnage una o dos veces por semana.
B de Basilio 2009 Blanco
888 botellas. Todavía potente y especiado en boca, con matices florales y cremosos.
B de Basilio 2008 Blanco
Apenas 667 botellas con una nariz con más matices a caramelo, con notas también florales y una boca muy redonda y con mucha estructura. Un vino de guarda.
B de Basilio 2005 Blanco
Una maravilla de vino. Un perfil de Riesling alemán, pero con 15.25% de alcohol. Un vino súper potente, especiado, con notas a toffee y una complejidad mayor que sus sucesores. En nariz, un Riesling. En boca, un Borgoña. En conjunto, un Rioja totalmente diverso y personal.
B de Basilio 2007 Tinto
Dos tercios de tempranillo y un tercio de garnacha de Tudelilla con una pizca de graciano. En boca no esconde los recuerdos de su larga fermentación maloláctica en roble francés nuevo, con notas lácteas bien integradas a un conjunto que deja algunas notas de astilla y ceniza, fruta, y una boca fina y larga que es un dechado de elegancia.
Los 2009 – Vinos evolucionando en barrica
LAN Tempranillo 2009 de Haro
Fruta roja, concentración, aún astringente, pero muy promisorio, mucha fruta, potencia, mentolado.
LAN Tempranillo 2009 de Viña Lanciano
Menor expresión frutal, más austero, mas finura en nariz. La bodega busca más trabajo de crianza para lograr vinos más redondos y promisorios. Vino aún hermético, pero con más notas a fruta negra.
LAN Graciano 2009 de Viña Lanciano
Mentolado, tabaco, hojarasca. Se usa usualmente un 15% para mezclar con Culmen. En boca bastante redondo. Se notan los taninos pero equilibrados. Tiene una pizca de verdor en nariz. Según la evolución de esta añada en barrica, LAN podría considerar un monovarietal de graciano.
Viña Herminia Garnacha 2009
Barrica americana con fondo francés. 15.9% grados. Un vino que no ha realizado maloláctica y llevaba cuatro meses en barrica al momento de la cata. Interesante, redondo, concepción a largo plazo que ya muestra un potencial de finura.
Viña Herminia Graciano 2009
Color intenso. Tufos de reducción y ahumados que opacan la fruta.
Viña Hermina 2009 – 50 Graciano y 50 Garnacha
Muy interesante. Intenso color. Muy buena fruta, potencia, persistencia, especiado, menos astringente. Buen potencial.
López de Heredia Tempranillo 2009
Tempranillo procedente de viñas viejas de Viña Tondonia, realiza sus fermentaciones alcohólica y maloláctica en tino. Expresamente extraído de barrica para la cata, es muy fresco, con notable acidez y aromas frutales primarios, con un aporte de madera más evidente, no en balde se ha elaborado con un 30% roble nuevo. Un Viña Tondonia más entero.
López de Heredia Graciano 2009
Procedente también de vides de la Viña Tondonia, este graciano que luego ensamblará un todo se destaca por sus notas aún intensamente lácteas.
Dinastía Vivanco Tempranillo 2009
Demasiado potente y aun tánico, con una madera aún sin integrar y que falta pulir.
La Rioja Alta Garnacha 2009
Con seis meses en barrica en la nave experimental de la bodega, y 15.5% alcohol, este garnacha es un vino con un proceso de evolución unánimemente cautivante, con un importante atractivo de fruta fresca, y una intensa expresividad floral. En boca es fresco, bastante equilibrado, potente y algo especiado.
La Montesa 2009
Aún sin embotellar, un vino de una añada muy cálida, con fruta más pura, expresiva y madura, notas cítricas y a menta, con buena acidez, pero que aún tiene por afinar. Garnacha, tempranillo y mazuelo.
Tintos 2005
Arzobispo Diego de Tejada 2005
Bodegas Nestares Eguizábal. Vino de autor 100% tempanillo que muestra una fruta madura acompotada, intensa frambuesa sumergida en vainilla, canela, notas balsámicas a eucalipto y sotobosque, con resquicios de café y unos exquisitos acuerdos amontillados. Un vino de boca fina, elegante y potente, con bastante buena conjunción de fruta y madera.
Quatro Pagos Vino de Autor 2005
Bodegas Maetierra Dominum. Tempranillo, graciano y garnacha tinta con agradables notas a café, y sutil clavo, coco y vainilla. Potente, especiado, quizás con alguna astringencia aún, pero con buena estructura, fruta y ensamblaje que se prolonga en muy delicados recuerdos a astilla.
Culto 2005
Viñedos de Aldeanueva. 60% graciano y 40% tempranillo con cereza en textura de jarabe y una buena potencia en boca donde prevalece la fruta y se sazona con notas especiadas. Un interesante ejemplo de que los vinos de cooperativa también pueden tener muy buen nivel.
Hacienda Pradolagar 2005
Bodegas Marqués de Vargas. 40% tempranillo, 10% mazuelo, 10% garnacha y un restante 40% de otras variedades. Una sensación frutal diversa, bien conjugada con recuerdos a grosella madura, vainillas, talco, jengibre y resinas. Es un vino potente, especiado, con buena fruta, madera y un pase por boca muy envolvente que deja un buen testimonio frutal.
Cerrado del Castillo 2005
Bodegas Castillo de Cuzcurrita. Un monovarietal de tempranillo con expresiva grosella y frambuesa, notas de finísimo caramelo. Un vino elegante y con taninos bastante sedosos.
Lacrimus
Por el Sendero Royal de la Rioja Baja se recorre una ruta de uvas y lágrimas que cuida Javier Rodríguez. No lágrimas de tristeza, sino de felicidad, porque los vinos que Rodríguez elabora para el Grupo Valsanzo en las facilidades de la bodega Sendero Royal en Aldeanueva de Ebro, son realmente un gusto en tiempos para bolsillos apretados.
Con presencia en varios puntos de España, la propuesta de vinos que elabora Rodríguez se destinan primordialmente a la exportación. Valsanzo controla unas 45 hectáreas en la Rioja Baja, de donde proceden íntegramente las uvas empleadas en la elaboración de sus propuestas riojanas.
Una de las líneas de trabajo de Rodríguez es buscar la prevalencia de la fruta por sobre la madera, pero también la domesticación de los taninos, algo muy bien logrado en sus propuestas, que destacan por su redondez.
Los vinos Lacrimus se reintroducen al mercado de Puerto Rico bajo la distribución de Plaza Cellars, y pueden adquirirse en La Boutique du Vin y en una importante selección de restaurantes del país.
Lacrimus Roble 2008
Un joven con una fusión interesante a dos tiempos. La de un tempranillo de unos 30 años, con un 40% de garnachas centenarias que cada vez persiguen más elaboradores en Rioja. Una vinificación que también combina malolácticas en tipos de envases diferentes para cada uva, barrica para la tempranillo y para la garnacha, hormigón, otro back to the future ejemplo del pasado que vuelve, que luego se crían por medio año en barrica nueva.
Lo importante de las sumas y las restas es el resultado, que en este caso regala un vino con una complejidad y una riqueza de matices atípica para vinos con poca crianza. Un estreno con una potencia que engaña sobre su menor contenido alcohólico, pero que se destaca por su intensidad frutal a fresas y frambuesas, que a medida que evoluciona en copa da paso a un vaivén que transita por notas más oscuras de frutas negras, ciruelas en almíbar, y luego regresa a los recuerdos de frutos más rojos iniciales, más sedosos, que se entremezclan con recuerdos de menta-chocolate y concluyen con pizcas de nuez moscada. Este Lacrimus tiene taninos aterciopelados en convivencia con una largura y gran persistencia en el retrogusto. P.V.P USD $ 14.50
Lacrimus Crianza 2005
Una ecuación diversa que funde más tempranillo (85%) con algo de graciano (15%) que se crían en roble nuevo francés y húngaro entre 12 y 14 meses. Un vino donde la predominancia de la tempranillo y los retos de la graciano se hacen presente, que es fino, pero más austero, con notas anisadas y menor expresividad frutal que sus otros contrapartes. P.V.P. $ 20.75
Alta Expresión 2004
Es curioso que este vino se designe Alta Expresión, pero también se catalogue como Reserva, conforme su tiempo de envejecimiento. Vuelve el ensamblaje más tradicional que incluye garnachas, abundantes en la Rioja Baja, con un 10% de esta uva que se adiciona a 70% tempranillo y 20% graciano, procedentes de un pago muy concreto con una superficie franco arenosa, diversa al suelo que da base a las uvas del crianza. Un vino muy redondo, sedoso y marcadamente especiado, con recuerdos aromáticos de abundante pimienta negra y pizcas de jengibre, que dan paso a frutas rojas jugosas, redondas y de piel más suave, como la grosella, y evocaciones avainilladas. Un vino muy elegante. P.V.P. $ 25.75
Reservas y Grandes Reservas
Summa 2004 Reserva
Bodegas Olarra. 75% Tempranillo, 15% mazuelo y 10% graciano. Buen contexto aromático con marcados balsámicos y mentolados con una sensación de grosella más madura, vainillas y pimienta blanca. Buen pase por boca y fruta fina.
Alba de Bretón Reserva 2005
Bodegas Bretón. 100% tempranillo de cepas viejas con una fina nariz donde aparecen frambuesas, vainillas, un muy escondido toffee y una buena conjunción frutal. Boca muy fina, potente y elegante.
Azpilicueta Reserva 2005
Bodegas Campo Viejo. Una nariz que detalla frutas, flores, vainilla, tomate y hierbas como el tomillo. Un pase marcadamente suave por boca.
Campeador Reserva 2005
Bodegas Martinez Lacuesta. 50% tempranillo y 50% garnacha que es súper elegante en nariz, con un poco de todo, flores, frutas, vainilla, jalea. Excelente equilibrio con buena fruta en boca por donde transita con sedosidad y sin dejar amargores ni astringencias.
La Vicalanda Reserva 2005
Bodegas Bibalínas. Monovarietal de tempranillo con muy buena nariz que ensambla frutas especiadas con recuerdos de crianza avainillados y de ceniza, en buen equilibrio a pesar de que también aparece algún tufo de reducción. Fruta, madera vainilla, ceniza en perfecto equilibrio y persistencia.
Perrier-Jouet Flower Power
El prestigioso diseñador Noé Duchaufour-Lawrance ha creado para Perrier Jouët la Flower Power, una exclusiva mesa de servicio pensada para la perfecta degustación de sus champagnes de culto. La mesa se inspira en la anémona, emblema de la Maison.
A sus 35 años Noé Duchaufour-Lawrance está considerado como uno de les enfants terribles del diseño moderno en Francia, con proyectos rompedores como el del restaurante londinense Sketch, con sus baños como huevos espaciales.
Desde su fundación en 1811, la Maison Perrier Jouët ha sabido elevar la elaboración del champagne a la categoría de arte, con una historia muy vinculada a la estética de la Belle Époque. Hoy, Perrier Jouët continúa plasmando esa pasión por el arte contemporáneo a través de colaboraciones con artistas de reconocido prestigio internacional como el interiorista y diseñador francés Noé Duchaufour-Lawrance, quien ha creado en exclusiva para Perrier Jouët una mesa de servicio de champagne que se presentó en la Feria de Milán y viajará en octubre por los algunos de los mejores restaurantes españoles: La Terraza del Casino en Madrid, Dos Cielos en Barcelona, Azurmendi en Bilbao, Ca Sento en Valencia y Schilo en Málaga.
Caviar Cointreauversial
Se estrenó en París, Nueva York y Londres donde fue presentado a bar chefs y hoy puede integrarse en tragos de algunos de los locales con más rango en estas ciudades. Hoy, Puerto Rico se ha convertido en el punto de la más joven "cointreauversia”, el Cointreau Caviar, con un lanzamiento de jugosas perlas en el The St. Regis Bahía Beach Resort, la primera hospedería con seis estrellas en el país.
La presentación ha sido encabezada por Erin Williams, quien desde 2008 representa a la marca Cointreau, como su Embajadora y mixóloga. Una de sus principales responsabilidades ha sido la de traer al mundo de Cointreau técnicas de vanguardia en la cocina, que desembocaron en el proyecto Cointreau Caviar, que cambia la textura del licor a sólida, creando sferificaciones de Cointreau, para usarse en coctelería.
Oriunda del sur de California, William lleva una trayectoria en el mundo de las bebidas y espíritus destilados que la ha llevado por los más prestigiosos restaurantes y lounges de Hollywood. Perfeccionó esta experiencia en Nuea York, donde continuó trabajando en importantes locales de la mano de respetados profesionales del mundo de la mixología. Fue ganadora de diversas competencias de cócteles, como la Copa Finlandia 2007, en la que obtuvo el título de campeona regional.
Licores de Café Yaucono
La casa puertorriqueña de café Yaucono expande su línea de productos con el estreno de dos nuevos licores con base de café. Los licores, elaborados en España, tienen una base de licor cremoso, similar al Baileys o la crema de orujo, que se moldea como Mocha, más ligero y chocolatoso, o un licor capuccino, con un más intenso sabor a café. Estos licores cremosos tienen alrededor de 17 grados de alcohol y un costo de entre unos USD $ 13-14. CC1 distribuye estos licores de café, que pueden adquirirse en los principales supermercados de Puerto Rico.
Golazo de Concha y Toro
Concha y Toro se ha convertido en la marca oficial de vinos del célebre equipo inglés de fútbol, Manchester United. Como parte de esta relación de auspicio, el logo del grupo bodeguero de Chile se desplegará en los paneles digitales del estadio que cada partido que se juege allí. Los vinos de Concha y Toro tendrán también presencia en los restaurantes del estadio, además de otras oportunidades conjuntas de manejo de marcas y merchandising.
Más y más vino en Nueva York
El estado de Nueva York podría concluir este año con trescientas bodegas si las bodegas en proceso de obtener sus licencias lo hacen para esta fecha. Mientras otros segmentos de la economía estatal sufren, la industria del vino es una de las pocas donde se ven brotes verdes. De Long Island a Finger Lakes o el Lago Erie, 77% de los condados del estado cuentan con bodegas. Se estima que la industria del vino en Nueva York genera un negocio ascendente a $ 3.76 billones anuales.
La botella decantador llega a Francia
El bordelés Louis Rapin 2008 se convierte en el primer vino francés embotellado con el formato de botella decantador, que la bodega considera apropiado para su concepto de vino natural. Un vino elaborado con cepas de merlot de 65 años que han sido cultivadas con agricultura ecológica, que ha sido vinificado de manera natural y envejecido por dos años en barricas nuevas de roble francés. Su primera cosecha en 1985, fue la primera de "micro-vinos base" en la zona de Burdeos.
Azpilicueta con nuevo vino y “enólogo” distinguido
José Manuel de Castro, sumiller del Restaurante Urrechu de Madrid, se ha alzado con el premio “Azpilicueta Sumiller 2010” al imponerse en el IV Taller de enología Azpilicueta, un evento anual celebrado en la bodega de la marca y que convierte a una selección de los finalistas de la Nariz de Oro en enólogos por un día.
Dirigido por la reconocida enóloga del grupo Domecq Bodegas, Elena Adell, el ‘IV Taller de Enología Azpilicueta' ha puesto en lid a un total de 20 sumilleres, seleccionados entre los finalistas del certamen Nariz de Oro que, tras una visita a la impresionante bodega Campo Viejo y una ponencia a cargo de la experta, afrontaron el reto de crear su propio vino, para lo cual dispusieron de ocho muestras, 7 tempranillos y un gracianos, criados en barrica de diferentes tonelerías, principalmente francesa y americana.
Finalizado el proceso, un prestigioso jurado, presidido por la propia Adell y formado, entre otros, por María José Vázquez, Sumiller del Guggenheim de Bilbao y Ganadora Nariz de Oro 2009 y Domingo Rodrigo, Técnico C.R.Do.Ca. Rioja, seleccionó mediante cata a ciegas al vino ganador, por reflejar en su ensamblaje el espíritu de Azpilicueta, expresivo en nariz, suave en boca, y estimulante a continuar su disfrute. El galardonado dispondrá de una pequeña edición de su propio vino.
Durante el acto se presentó en primicia la nueva etiqueta de la marca, el Colección Privada Félix Azpilicueta, un 2007 a base de tempranillo, graciano y mazuelo, que saldrá próximamente al mercado junto a la copa Azpilicueta & Riedel, la primera copa creada por la prestigiosa casa austriaca para una bodega.
Los Premios Príncipe de Asturas brindan con Masaveu
En preámbulo a la ceremonia de entrega de galardones de los Premios Príncipes de Asturias se celebró un cóctel – cena en el que los Príncipes de Asturias y los invitados a la Gala disfrutaron de la gastronomía en miniatura de los restaurantes Casa Fermín y Deloya de Oviedo, y brindaron con los vinos y sidras de la Casa Masaveu. Los asistentes pudieron degustar el albariño Fillaboa (D.O. Rías Baixas), el Reserva Veguín de Murua (DOCa. Rioja) y la sidra espumosa Valverán, con la que los Príncipes de Asturias brindaron tras las palabras de agradecimiento del heredero de la Corona española.
Iberia, American Airlines y British Airways fortalecen Oneworld
Iberia, American Airlines y British Airways anunciaron el lanzamiento de su Acuerdo de Negocio Conjunto para las rutas del Atlántico Norte, que permitirá a sus clientes disponer de tarifas más baratas, más opciones de vuelos y conexiones más sencillas y cómodas entre las tres compañías. Esto permitirá a la alianza oneworld® competir en igualdad de condiciones con las otras dos alianzas de compañías aéreas en las rutas entre Europa y Norteamérica.
Cuatro nuevas rutas se pondrán en marcha a partir del próximo mes de abril como consecuencia directa del acuerdo. Se trata de: Madrid-Los Ángeles (Iberia), Nueva York JFK-Budapest y Chicago-Helsinki (American Airlines) y London Heathrow-San Diego (British Airways). Además, el acuerdo supone la puesta en marcha de nuevos códigos compartidos entre las tres aerolíneas, lo que se traduce en un aumento significativo del número de destinos de que dispondrán los clientes.
En concreto, Iberia colocará su código en 354 vuelos de American y de British a 96 destinos. American pondrá su código en 322 vuelos de Iberia y British a un total de 101 destinos, mientras que el código de British Airways se añadirá a 2.063 vuelos de Iberia y de American Airlines a 181 ciudades. Está previsto que en el futuro se añadan a esta lista más códigos compartidos.
Los pasajeros podrán combinar más fácilmente sus vuelos en la red de las tres compañías, que suma más de 400 destinos en 105 países con cerca de 5,200 vuelos diarios.
Entre las demás ventajas que este acuerdo supone para los clientes, destacan:
El grupo hotelero español AC Hotels y el estadounidense Marriott International alcanzaron un acuerdo preliminar para formar un joint-venture con el objetivo de gestionar y franquiciar una nueva marca hotelera compartida en Europa y Lationamérica, que combinará las fortalezas de ambas empresas.
“AC by Marriott” incorporará el concepto y modelo operativo de hotel urbano con estilo de 4 estrellas concebido por AC Hotels, caracterizado por una combinación única de calidad, confort, diseño y tecnología, con los sistemas globales de distribución y plataformas comerciales de Marriott International; en especial Marriott Rewards, uno de los mayores programas de fidelización del mundo en el sector hotelero, con 33 millones de usuarios. Esta combinación permitirá a los clientes de Marriott el acceso a través del programa Marriott Rewards a una cartera de hoteles líderes en el sector urbano y de negocio en España, y a los clientes de AC obtener puntos para alojarse en los hoteles Marriott en todo el mundo, lo que proporcionara a ambas compañías una plataforma para su futuro crecimiento.
“AC by Marriott” tiene el objetivo de convertirse en el líder de mercado en Europa y Latinoamérica en el sector de urbano de cuatro estrellas. En el momento del lanzamiento de este joint-venture, los más de noventa (90) hoteles AC existentes en España, Italia y Portugal se incorporarán a la marca “AC by Marriott” bajo contratos de gestión o franquicia con la joint venture. Los hoteles continuarán siendo propiedad de AC Hotels.
Las partes esperan completar el acuerdo antes del final del año 2010 y la nueva marca “AC by Marriott” se lanzará en 2011.
Recientemente Sol Meliá y Wydham anunciaron un acuerdo para la comercialización de la marca Tryp by Wyndham.
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ME by Meliá, by Foster, in London
La cadena hotelera española Sol Meliá adquirió el emblemático edificio a la sociedad Anida, filial del Grupo BBVA, para convertirlo en un hotel vanguardista de la mano del prestigioso arquitecto Sir Norman Foster, premio Pritzker de Arquitectura y Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
El hotel, que se denominará “ME London”, está situado en el corazón turístico y de negocios de Londres, junto a Covent Garden y Trafalgar Square. El proyecto, de 10 plantas de habitaciones y cuatro sótanos, ocupa un solar triangular donde antes se levantaron la célebre “Casa Marconi” y el antiguo Edificio City Bank. Consta de 173 habitaciones (divididas en cuatro categorías) y por su estratégica ubicación y sus características – alberga asimismo, un Centro de Convenciones de 730 metros cuadrados, así como espectaculares restaurantes y bares - el futuro Hotel “ME” podría convertirse en un icono de la hotelería londinense para ocio y negocios.
Diseñado para integrarse – como el resto de hoteles de la marca- en la vida de la ciudad, el hotel diseñado por Foster dispondrá de 2 “restaurantes y bares -destino” en la planta Cero, y elementos diferenciadores como un acogedor y exclusivo lounge para clientes especiales de ocio y de negocios en la planta “The Level”, o la espectacular distribución de espacios interiores y vistas de la ciudad.
Construido bajo los estándares más exigentes, el nuevo “ME London” quiere abrir sus puertas en 2012 con el sello de “Hotel de la Biosfera” al igual que los hoteles “ME Madrid”, “ME Cancún” y “ME Barcelona” que ya poseen esta certificación, que mide los valores sociales, culturales y medioambientales de los establecimientos hoteleros.
Quo Drink, anti-borrachera
Se estrena en el mercado Quo Drink, una bebida que se atribuye ayudar a reducir entre un 50% y un 80% el nivel de alcohol en el organismo y eliminar sus efectos adversos en cantidades moderadas, mediante una ralentización de la absorción del alcohol en el aparato digestivo y la aceleración de su eliminación. Sus efectos se prolongan por unas 5 a 6 horas.
Quo Drink no contiene añadidos químicos ni estimulantes y su ingrediente principal es extracto de cereales no transgénicos y agua carbonatada. Para que Quo resulte efectivo, debe ingerirse entre 5 y 10 minutos antes de la primera consumición, ya que el alcohol sólo tarda siete en llegar al cerebro. Quo sabe a limón, no contiene glucosa ni gluten y pude disfrutarse frío.
La eficacia de Quo Drink se ha contrastado por los departamentos farmacológicos de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Alcalá de Henares. Además de esto, se han realizado test con más de 20.000 personas obteniendo aproximadamente un 100% efectividad.
Las botellas se venden de manera individual o en empaques de cuatro. Está a la venta en algunos restaurantes, vinotecas y tiendas gourmet de Madrid, y a partir de fin de año podrá adquirirse en grandes superficies.
El arte de Hennessy
“Blending of Art” es la nueva colección de edición limitada que lanza al mercado Hennessy VS, reuniendo a dos artistas modernos, David Burrows de Londres y Kesh de Chicago, con un estilo muy diferente, que mezclaron sus talentos para producir un diseño único. Las botellas de colección ya están disponibles en Puerto Rico y son una excelente opción para regalo en Navidad. ¿Dónde comprar? La Enoteca de Ballester.
Listón dulce
Se ha presentado en Málaga el tinto dulce LISTÓN, un monovarietal de garnacha que proviene del viñedo de uva tinta más antiguo y elevado de esa provincia, son suelos de pizarra. Viñas con más de treinta años plantadas a más de 900 metros de altitud, y a penas a seis kilómetros del Mar Mediterráneo. El vino, criado durante diez meses en roble francés y americano, destaca por su conjunción de carnosas frutas rojas y negras, y recuerdos a hierbas aromáticas, y notas minerales.
LISTÓN Aparece elegante con su exclusiva botella e innovadora etiqueta, para ser compartido y empezar o terminar una comida, además de ser la pareja perfecta, acompañado del curado Queso de Cabra Malagueño o dulces postres de fruta, Tocino de Cielo, helados, además de los Foie. En cuanto al Maridaje con carne, puede servirse con algunas de las más clásicas recetas de la Caza de pluma, especialmente las acompañadas de setas y salsas de fruta muy reducidas o incluso chocolate.
Nueva casa para Bodegas Tobía
Al cumplirse sus primeros 15 años, Bodegas Tobía ha estrenado nuevas instalaciones en la Rioja Alta. Las nuevas infraestructuras permitirán a Bodegas Tobía seguir avanzando en la calidad de sus vinos, pilar básico de la bodega y objetivo al que se dirigen todos los esfuerzos.
Con una superficie útil de 3.800 m2, la bodega está dividida en tres naves: la nave central que alberga las oficinas, el laboratorio, una vinoteca y un salón social en la parte superior; una segunda nave, distribuida en dos alturas, donde se encuentran la sala de barricas soterrada y la zona de embotellado y almacén en la planta principal; y la tercera, la nave de elaboración con una capacidad para 1.500.000 kilos. de uva
La nueva bodega responde a la imagen y a la calidad de los vinos que elabora Oscar Tobía quien, además, en estos años se ha rodeado de un excelente equipo de profesionales para consolidar un proyecto enológico que entiende la tradición buscando su renovación y actualización constante.
Desde que se fundara la bodega en 1994, se ha caracterizado por su impulso innovador y su inquietud por explorar nuevas prácticas enológicas, que le llevan a elaborar vinos muy personales bajo las marcas Alma de Tobía, Óscar Tobía y Tobía. El objetivo es ofrecer vinos singulares, que sorprendan y, sobre todo, de excepcional calidad, como Tobía Graciano cuya segunda añada sale estos días al mercado.
Spanish Wine Exclusives llega a EEUU
Se ha puesto en marcha con ramificaciones a ambos lados del Atlántico, el proyecto Spanish Wine Exclusives, un concepto que como bien indica su nombre, apuesta por vinos artesanales, de poca producción, fieles reflejos de su terruño y de la visión de las luminarias del vino que les elaboran, con esencia auténtica y española. El proyecto es resultado del interés que este perfil de vinos únicos despierta entre los entusiastas estadounidenses del vino, en general, y del vino español en particular.
SWE promociona un seleccionado grupo de bodegas y vinos de calidad españoles que se ponen a la venta en los Estados Unidos, en exclusiva, a través de Tinto Fino-Vinos de España, tienda especializada en vinos españoles, que venderá los vinos representados por Spanish Wine Exclusives en su tienda en Nueva York y en otros 29 estados americanos. Las compras de la exclusiva selección de bodegas puede accederse a través de SWE.
Entre las bodegas que integran esta iniciativa para traer vinos españoles, casi de colección, al mercado estadounidense, Gresa, proyecto ampurdanés de José Luis y Sara Pérez; Lázarus, un vino en cuya elaboración en la Ribera del Gállego intevienen enólogos ciegos; y tres vinos riojanos, XdT, Orgullo, una elaboración del joven Gonzalo Gonzalo, y B de Basilio, donde se concentra la experiencia de uno de los enólogos de mayor trayectoria en Rioja, Basilio Izquierdo.
Los estados y territorios en los cuales los vinos de Spanish Wine Exclusives están disponibles a través de la tienda web de Tinto Fino-Vinos de España incluyen a Alaska, California, Colorado, Connecticut, Florida, Georgia, Hawaii, Idaho, Illinois, Iowa, Louisiana, Michigan, Minnesota, Missouri, Nebraska, Nevada, New Hampshire, New México, New York, North Carolina, North Dakota, Ohio, South Carolina, Texas, Virginia, Washington, Washington DC, West Virginia, Wisconsin, Wyoming.
Vinos portugueses por FEDEX
El Instituto de los Vinos del Douro y Oporto y la empresa de envío internacionales Federal Express firmaron un acuerdo que facilita que visitantes de la región portuguesa del Douro puedan enviar a sus casas los vinos que compren en la región. El servicio podrá contratarse en bodegas del Douro y en las casas de vino en Vilanova de Gaia.
Organic Wine Carta initiative
Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo político sobre el marco regulatorio para la producción y etiquetado de productos orgánicos, la cosecha 2010 no se regirá por el nuevo reglamento que se supone aplicaría a vinos orgánicos. Por ello, los vinos continuarán definiéndose como “vinos elaborados de uvas cultivadas con agricultura biológica u orgánica” y no podrán llevar el sello comunitario que los clasifica como orgánicos.
Varias entidades y organizaciones productoras lanzarán una iniciativa privada, la Carta Europea del Vino Orgánico, que permitirá a los bodegueros afirmar que su vino sigue los parámetros de elaboración orgánicas, de la cepa a la copa. La Carta se basa en las sugerencias del último borrador de la Comisión Europea, y las conclusiones de proyecto de investigación sobre vino orgánico, ORWINE.
Distinciones Gallaecia 2010 a Aguardientes
La Asociación de Sumilleres de Galicia Gallaecia ha celebrado una nueva edición de sus Distinciones Gallaecia, un Concurso Oficialmente Reconocido por el Ministerio de Agricultura (Medio Ambiente, Rural, Marino) del Gobierno de España. Un panel de catadores integrado por Sumilleres de Gallaecia y Técnicos de los Consejos Reguladores Gallegos valoraron los parámetros de calidad de los aguardientes de orujo competidores.
La contraetiqueta de “Augardentes e Licores Tradicionais de Galicia” garantiza el origen de estos destilados de orujo, que son los únicos en España con denominación de origen,
Casi medio centenar de etiquetas participaron en esta edición de la cual resultaron distinguidos:
Aguardientes de Orujo: Auga do Miño (Augardentes Galegos do Miño S.L), Bouza do Rei (Bodegas Bouza do Rei S.A.T), Lauro de Nobleza (Bodegas Campante S.L), Quinta Couselo (Quinta Couselo S.L), Viña Armenteira (Lagar de Fornelos S.A) y Viña Blanca (Viña Blanca del Salnés S.A)
Aguardientes Envejecidos: Abadía da Cova (Adegas Moure S.A), De Fefiñanes (Bodegas del Palacio de Fefiñanes S.L) y Fillaboa (Bodegas Fillaboa S.A)
Licor de Hierbas: Bouza do Rei (Bodegas Bouza do Rei SAT), Martin Códax (Bodegas Martin Códax SAU) y Pazo Pondal (Pazo Pondal S.L)
Licor Café: Agnusdei (Bodegas Agnusdei S.L), Bouza do Rei (Bodegas Bouza do Rei SAT), Pazo de Galegos (Manuel García Gómez) y Valdamor (Valdamor S.A)
Hobbs en tándem con Xumek
Continuando con sus planes de crecimiento y de permanente evolución, la Bodega Xumek ha contratado los servicios de uno de los más prestigiosos enólogos actuales, el norteamericano Paul Hobbs. La contratación de Hobbs, gran conocedor del gusto estadounidense y de la percepción del vino argentino en el mercado de los Estados Unidos, reforzará el posicionamiento de los vinos de Xumek y sumará su impronta personal a los mismos.
Xumek, posee una magnífica finca y cuidados viñedos en pleno Valle de Zonda, en la Provincia de San Juan, zona en boga por la calidad de la uva producida. La finca está a la vanguardia vitivinícola con nuevos desarrollos y orienta mayormente su producción a la exportación, especialmente a los Estados Unidos y Canadá.
Krug pierde terreno
La maison champenoise Krug está mostrando los índices de crecimiento más bajos en comparación con otros grandes nombres de Champagne, que han aumentado su valor.
Urbina Especial 1994
Gran Reserva, ensamblaje de 60% garnacha y 40% tempranillo que estrena su elegancia en nariz con marcados recuerdos anisados y a regaliz, que luego dan paso a frutas rojas, flores y notas a café. Un vino elegante, aunque quizás no tan carnoso como otros contrapartes de este segmento de cata.
Gonzalo de Berceo Gran Reserva 2001
Un tempranillo, graciano y mazuelo complejo, con mucha expresividad frutal, recuerdos a mermelada que continúa en notas minerales, talcos, sedosa vainilla y toffees. En boca es potente y afrutado.
Monte Real Gran Reserva 2001
Un 60% tempranillo, 15% mazuelo y 5% graciano de Bodegas Riojanas que es fresco, goloso, potente y fino, con recuerdos a grosella, vainilla y especias que delicadamente moldean un vino muy elegante.
Ruconia Reserva 2001
Monovarietal de tempranillo de Bodegas Ruconia, con buena expresividad aromática frutal a bayas rojas maduras, acompotadas, algo de ciruela, toffees, mucho hinojo, y abundancia de notas balsámicas. En boca es elegante y persistente, aunque la fruta no sea explosiva.
Valenciso 2004 Reserva
Monovarietal de tempranillo con mucha fruta, especias y elegancia. Compota de grosella envuelta en resinas y eucaliptos.
Rosados de La Rioja
Ilurce 2009
Monovarietal de garnacha de tonalidad más rosado intenso y más expresivo en nariz con matices florales y a fruta carnosa, melocotón, que luego dan paso a frutos rojos más evocadores de la frambuesa. Un vino seco, untuoso y sedoso, que envuelve el paladar.
Tobia 2009
60% tempranillo, 25% graciano y un restante enjambre de variedades tienen mucha carnosidad y expresividad frutal con recuerdos a mora. El vino es muy afrutado en boca, potente, con buena acidez, redondo y de muy buen cuerpo con un final persistente.
Arriba, Íñigo Nagore, Consejero de Agricultura y Pedro Sánz, Presidente de La Rioja, durante las catas a consumidores. Abajo, Pedro Ballesteros, Master of Wine español, durante las catas profesionales. Fotos Fernando Díaz (C). Cortesía del Gobierno de La Rioja. Prohibida su reproducción.
La Rioja Alta
Vina Alberdi 2003
Una cosecha muy caliente, que impactó las viñas a tal punto que muchos vinos de la bodega tuvieron que venderse a granel. De los supervivientes, éste elaborado con tempranillo de las viñas más altas, en las que el calor afectó menos, que sigue un concepto clásico, tradicional de la zona de Haro. Reflejos de su crianza en madera con notas a cuero, pero con una buena integración de fruta y buena acidez que entregan un vino persistente, que destaca porque su pase de fruta se prolonga en un final especiado.
Vina Ardanza Reserva Especial 2001
En opinión de la bodega, una de las mejores cosechas a nivel de viña, crianza y vinificación. Un vino que mantiene su perfil clásico, pero con reflejos más modernos. Muy afinado en nariz, con recuerdos frutales a jalea de grosellas, y texturas de frutas más maduras. 80% tempranillo y 20% garnacha. La del 2001, y las de 1964 y 1973 han sido las únicas tres cosechas con el rango de Reserva Especial.
La Rioja Alta Gran Reserva 904 – 1997
Un vino complejo y elegante que es sedoso en nariz, con recuerdos a jalea de grosellas, que dan paso a notas torrefactas a café y a matices balsámicos, especiados y avainillados. Un vino que contiene finura, elegancia y equilibrio, pero con “carne”. Una belleza de vino.
La Rioja Alta Gran Reserva 890 - 1995
Otra buena muestra del hacer excepcional de esta clásica bodega, que en este vino ensambla 95% tempranillo con algo de graciano y mazuelo para entregar un vino que en nariz evoca a una jalea de grosella con guayaba, una redondez frutal que prosigue con notas de caramelo, coco, vainilla, delicadas pizcas de nuez moscada y torrefacto café que desembocan en una copa de elegancia. Un vino sensacional.
Además de los Viña Alberdi, los Viña Ardanza o los La Rioja Alta, la bodega, elabora también la etiqueta Viña Arana, y elaboró la etiqueta Marqués del Puerto. El grupo tiene también otra bodega, Barón de Oña, en la Rioja Alavesa, un concepto de pago, que busca reflejar mayor potencia, estructura, intensidad y modernidad, pero siempre en línea con el estilo del grupo.
LAN
Lan D-12 2007
Un estreno de menos de 15 euros que acaba de salir al mercado. Monovarietal de tempranillo, toma su nombre del hecho de que es una composición de vino que se iba extrayendo de dos enclaves diversos y se iba colocando en el depósito # 12. Pasa 10 meses en barrica. Ciruela, talco, mineralidad, y notas picantes y especiadas con marcada nuez moscada.
Lan Edición Limitada 2006
36 mil botellas procedentes del Pago El Rincón, de donde surge su mezcla de 80% tempranillo, 10% mazuelo y 10% graciano que se cría en roble francés y caucásico. Mucho higo, notas de aceituna, recuerdos a pimiento verde y notas balsámicas.
Viña Lanciano 2004
Ensamblaje de tempranillo y mazuelo que es potente y redondo con notas a compota de ciruela y mora, una nariz especiada con nuez moscada y pimienta, y recuerdos a tabaco, caramelo y vainilla, evocadores de su crianza en madera.
Culmen 2005 Reserva
Fruta y madera bien integrada, en un vino mucho más fino, de final especiado y recuerdos de fino caramelo, una evocación más evidente de su crianza en madera.
Cata conducida por la enóloga de LAN
http://www.youtube.com/watch?v=8FWAisHXnvI
Dinastía Vivanco
Dinastía Vivanco 2009 Blanco
Viura con algo de malvasía con notas aromáticas muy florales a rosas, cítricas a toronja, melosas, frutales y minerales. Aunque es persistente en boca, tiende más bien a lo seco, sin la untuosidad que se anticipa en nariz.
Colección Vivanco Mazuelo 2008
Un vino distinto, adictivo y elegante en su conjunto. De producción limitada e intenso color, en nariz tiene notas ahumadas y a cuero, con gran potencia en boca y abundancia floral, casi se mastican las flores. El vino pasa 14 meses en barricas nuevas de roble francés de diferentes tonelerías, tostados y procedencias.
Colección Vivanco Garnacha 2007
100% Garnacha que resulta en un vino con potencia frutal, pero con notas aún algo verdes y astringentes. Recuerdos a cacao y final especiado.
Blancos de Rioja
Predicador Blanco 2009
Un vino de Bodegas Benjamín Romeo elaborado con viura, garnacha blanca y malvasía que destaca por su alto contenido alcohólico de 14.3%, pero también por su cremosidad y complejidad aromática con recuerdos a nuez, ahumados y notas melosas, grasas y minerales. En nariz entra con notas tostadas y una textura menos untuosa, que termina en un fin seco y amargo.
Tobelos 2009
Un viura y garnacha blanco de Tobelos Bodegas y Viñedos que se fermenta en barrica y regala pura nota a tocineta. Es ahumado, luego florece con recuerdos a flor de azahar, continúa por un camino de almendras y la mineralidad del grafito. En boca es elegante, con persistencia de los ahumados más suaves, largo y con un final salino.
Bodegas Familia Eguren
Sierra Cantabria Organza 2009
Viura, malvasía y garnacha blanca de viña vieja. Los porcentajes de cada uva varían de año en año, pero predomina siempre de forma marcada la viura. El Organza procede de los viñedos más antiguos donde se plantaban tintas y blancas juntas y es una de las propuestas más interesantes de la cada vez más creciente Rioja Blanca.
Las uvas se maceran por 24 horas y se fermentan en barrica nueva borgoñona. El vino luego se somete a crianza en barrica y lías con batônnage dos veces en semana. Perfil borgoñón que intenta mantener la identidad del viñedo riojano. Un carácter aún muy joven y meloso para este blanco de guarda que alcanzará su plenitud a partir de su quinto o sexto año.
Sierra Cantabria Organza 2008
Sutil almendra y café por donde se escabullen nuez moscada y jengibre, vainilla entremezclada con miel y piña. En boca es muy suave, quizás sin la complejidad de añadas anteriores.
Sierra Cantabria Organza 2007
Una de las transformaciones más interesantes que han acaecido en el panorama vitivinícola español en los últimos años ha sido la aparición de una nueva generación de blancos de ésos de “usted y tenga”. Aunque los Eguren, una de las familias riojanas con mayor tradición, son más reconocidos por su cosecha tinta, uno de sus secretos mejor guardados es Organza, una elaboración de viura (64%), malvasía (18%) y garnacha blanca (18%) de perfil borgoñón. De limitada producción, lo que lo hace bastante difícil de coseguir, el Organza es un vino que se fermenta y cría en barricas nuevas de roble francés por un total conjunto de entre 6 a 8 meses y está tan bien equilibrado que se antoja brevísimo. Destaca por notas aromáticas cítricas y herbáceas a hinojo y enebro, envueltas en un fino tostado de avellana. El vino tiene una espléndida acidez, es graso, y envolvente por todo el cielo de la boca. Un vino lo tiene todo: cuerpo, untuosidad, redondez y elegancia. Sin duda uno de los vinos top top en el actual panorama blanco de España.
Sierra Cantabria Organza 2001
Un vino excepcional que evidencia el potencial a largo plazo de este blanco. Notas melosas, mantequillas, almendras prevalecen en este vino voluptuoso, fresco y elegante.
Sierra Cantabria Colección Privada 2008
Sierra Cantabria es una marca que se elabora desde 1957 y que combina graciano y tempranillo en sus vinos más jóvenes, y se circunscribe a esta última uva en sus Reservas y Grandes Reservas. Vides procedentes de viñas de poco más de medio siglo que se crían a medias en roble francés y americano, y que deleitan con una conjunción de frutos rojos como la cereza y otra más oscuras como la mora. Con aromas a sotobosque, vainilla, mentolados y café, es fino, fresco y, a pesar de que aún le resta tiempo en botella, muy redondo.
Sierra Cantabria Reserva 2005
Tempranillo de más de 30 años que entrega un vino con buena fruta y textura de jalea en nariz envuelta en almendras y sazonada con mucha nuez moscada. En boca es elegante, potente, fino, y con un buen ensamblaje.
San Vicente 2008
Selección masal de tempranillo peludo de bajos rendimientos que entrega un vino potente, con recuerdos a ciruela negra, moras, cacao café, hierbas aromáticas y un tono muy especiado. Pasa 20 meses en barrica predominantemente francesa, y un año en botella.
El Bosque 2008
Procedente de un suelo de grava con vides de raíces muy profundas y mucho canto rodado en la superficie. Un vino que aunque los Eguren piensan no ser así, se percibe opulento con un perfecto ensamblaje en nariz donde se halla fruta negra especiada, chocolates, toques almendrados y torrefactos en una copa elegante y potente. 16 meses de roble francés y húngaro.
Amancio 2006
Este vino que toma el nombre del bisabuelo Eguren, cae dentro del grupo de los Viñedos de Sierra Cantabria, en que los Eguren agruparán a sus vinos de mayor postín. Es un vino que tiene una selección de vid con desgranado a mano, fermentaciones en madera y crianza en lías. Sale con contraetiqueta genérica. Tempranillo bien estructurado y potente que entrega gratos torrefactos, aunque su fruta no es tan expresiva.
Amancio 2001
Fruta roja y muchos balsámicos, resinas y regaliz envueltos en caramelos y toffees, en un vino redondo, potente y bien estructurado.
Sin Contraetiqueta que aun no están en mercado
Cumbre de Montecillo 2006
90% tempranillo y 10% graciano que saldrá al mercado en un año. Mucha fruta y mineralidad, y notas iniciales a pimiento verde que declinan para dar paso a jengibres. Un vino potente, elegante y muy racial.
Ramón Bilbao Mirto 2006
Un cautivante monovarietal de tempranillo que entrega notas tostadas, café ahumado con recuerdos de ceniza que prevalecen algo sobre la fruta pero que son profundamente seductores y se engarzan con mentolados y eucalipto, en un vino con mucha potencia, mucho nervio y absolutamente sobresaliente.
Finca La Grajera
Viña Grajera Tempranillo Blanco 2009
Cepas plantadas en el 2000 dan base a este vino cuyas primeras botellas experimentales se presentaron al mercado en 2006 y desde entonces no han dejado de dar muestras de su favorable evolución, siendo éste un vino que ha ganado mucho en nariz y estructura a lo largo de los años. Un vino joven, con cinco meses en botella que es brillante y limpio, de tonos amarillo verdosos e intensos matices aromáticos a toronja y manzana. Es seco, mineral, untuoso en el paladar, y con muy buena acidez, lo que lo convierte en un vino muy fresco a la par que muy redondo.
Viña Grajera Crianza 2006
De vides en vaso con más de 35 años procede un 80% tempranilo complementado con 20% mazuelo, que se crían durante un año en similar cantidad de barricas de roble francés y americano de tostado medio. Luego de descansar un año en botella, entrega un vino elegante y muy redondo en la nariz con notas tostadas y balsámicas y una buena estructura frutal que le promete larga vida.
Viña Grajera Reserva 2005
Monovarietal de tempranillo de cepas en vaso de 40 años y cultivo ecológico que pasan 22 meses en 60% barrica francesa y 40% americana de tostado medio y luego 20 meses en botella que cautiva por sus notas torrefactas a café tostado y cacao.
Herederos de R. López de Heredia
Vina Tondonia Reserva 2001
75% tempranillo, 15% garnacha y un restante graciano y mazuelo. Una nariz fina, con notas a café, mucha fruta roja, geranio, especias y rosas. En boca, fruta y madera están perfectamente conjuntadas, con un gusto persistente, pero todavía aún con más que evolucionar en botella.
Viña Tondonia Rosado 1997
Una maravilla de vino que regala notas a aceite de oliva, un escueto ahumado y notas muy minerales con recuerdos a tiza. Color piel de cebolla, tiene aún buena acidez y es untuoso, grueso y con un fin yodado.
Vina Tondonia Reserva 1992 Blanco
Entra con notas aceitunadas y percepción algo melosa de un vino por abrir, que luego se explaya en membrillos, frutas carnosas y vainilla. En boca está aún muy fresco, con marcadaas notas salinas en la punta de la lengua, concluyendo con un envolvente fin persistente.
Viña Tondonia Gran Reserva 1981 Blanco
Un vino que integra un 80% de viura, que aporta la acidez propicia para el añejamiento, y un 20% malvasía que brinda grado alcohólico y aporta balance y que únicamente se elabora en años excepcionales. El vino se somete a fermentación maloláctica, se cría en barrica a semejanza de un tinto, y en botella aún más que un tinto, crianzas que se extienden por un mínimo de siete años y a veces alcanzan una década. Notas aceitunadas, recuerdos a Jerez, meloso en nariz y con una plétora de recuerdos aromáticos a trufa blanca. Un vino muy fresco, graso y complejo.
Además del Gran Reserva y el Reserva, la bodega elabora un Viña Gravonia Crianza, monovarietal de viura, que pasa tres años en madera. Las largas crianzas a las que se someten los blancos no son marcadas en boca gracias al hecho de realizarse en maderas viejas.
Viña Tondonia 1981
Tonos rojizos que se apaciguan en copa. Suavidad en nariz por donde rozan evocaciones de especias y frutos tropicales, canelas y pimientas, sutiles café, tabaco y cacao. Finas frutas rojas en nariz. Ensamblaje de 70% tempranillo, 20% garnacha y un restante 10% de graciano y mazuelo.
Viña Tondonia 1961
Un vino histórico para la bodega y que aún acusa una impresionante frescura, con una sensación frutal aún más fresca que la que manifiesta la añada 1981. Nariz que apunta a una textura de jalea, con finas notas a cereza y grosella.
Cata de Vina Tondonias
http://www.youtube.com/watch?v=Az-CCNwYGaQ
Bodegas Darien
Darien Crianza 2006
Tempranillo, garnacha y mazuelo. Brillante color cereza que antecede a un poco intenso ahumado que convive con mucho regaliz, recuerdos yodados y a aceite de oliva, y a notas frutales a frambuesa y grosella más expresivas en nariz que en boca. Vino fino y de estructura ligera.
Darien Reserva 2005
Tempranillo, graciano y mazuelo. Un vino con mayor cuerpo que el crianza y mayor expresividad frutal.
Darien Selección 2003
Tempranillo al 68% y mazuelo, que la complementa con su acidez. Una nariz con más cereza, más fruta y recuerdos a vainilla. Un vino más estructurado, con un fin largo y redondo. El vino es resultado de una selección de las mejores uvas de la cosecha, que se someten a una maceración más larga y una estabilización de color a través de microoxigenación, que precede a su fermentación maloláctica. Se cría sólo en roble francés y ha permanecido en botella desde 2006. No se elabora todos los años. La siguiente añada del Selección es la del 2007.
Delius Reserva Especial 2001 y 2004
80 % Tempranillo y 20% graciano que ha pasado 13 meses en roble francés. Un vino con más estructura, pero menor elegancia y expresividad frutal, que se crece como acompañante de comida.
Contino
Viña del Olivo 2007
De perfil más largo y especiado, el Viña del Olivo es otra etiqueta que, al igual que los Grandes Reservas, la bodega sólo se ha hecho en años puntuales, como el 2007, una añada fría, con bayas de pequeño tamaño y mucha concentración por su relación pulpa-hollejo. Un vino que se reparte entre un predominante tempranillo y un 12% graciano, uva que le aporta longitud en boca, complementando su intensidad y potencia. Se destaca una caravana de pimienta, nuez moscada y otras especias en boca, notas ahumadas y a café, más en la onda de licor café que café torrefacto. Un vino que, contrario al Gran Reserva, se enfoca en las barricas nuevas de roble francés, en las que pasa entre 16 y 18 meses.
Contino Reserva 2005
85% tempranillo y 10% graciano, mazuelo y garnacha, que no sale hasta el 5to año y que estalla primero la fruta roja, grosellas que preceden a recuerdos de un sutil aporte de madera y notas florales, que se envuelven en frescura, potencia, notas especiadas y un vino muy persistente en el retrogusto.
Marqués de Cáceres
Marqués de Cáceres Rosado 2009
80% tempranillo y 20% garnacha que rinden un vino fresco, de cuerpo medio, nariz espesa y muy mineral.
Antea 2009
Un 93% viura y 7% malvasía, blanco fermentado en barrica muy redondo y fácil de entender que entrega notas a manzana y flores, deliciosos matices tostados en nariz, fino y delicado con notas de vainilla, mantequilla y recuerdos minerales en un vino fresco en boca, con estructura, envolvente, graso, largo y persistente.
Gaudium 2004
Un vino cuyo nombre significa “placer y satisfacción de los sentidos” que se crían en barrica nueva de roble francés hendido, y muestra finos recuerdos a talco y vainilla, con notas posteriores a cacao. Procedente de viñas viejísimas de tempranillo, con unos 80 a 110 años, uva que se sazona con graciano y algo de cabernet sauvignon.
Marqués de Cáceres Gran Reserva 2001
Un vino fino y espléndido, que es una sinfonía de fruta y vainilla. Excelente opción como complemento de chocolate, que le resalta las notas ahumadas, se moldea con tempranillos, garnachas y gracianos de casi medio siglo en promedio que se crían en barrica durante dos años.
Bodegas Marqués de Murrieta
Castillo Ygay Gran Reserva 2001
Tempranillo con algo de mazuelo estructuran a este vino de Bodegas Marqués de Murrieta que tiene notas que fusionan recuerdos de aceituna y aceite de oliva con ciruelas negras pasas, envueltos en ahumados sutiles y recuerdos de carbón, con notas yodadas en boca que terminan en un vino potente, afrutado, equilibrado y elegante.
Dalmau Reserva 2005
92% tempranillo, 4% garnacha y algo de cabernet sauvignon. Potente a la vez que elegante en nariz con vainillas, cocos, ceras, mermelada de grosella, fruta carnosa y muchas especias. Muy persistente, con un retrogusto frutal.
Bodegas RODA
Cirsion 2007
Un vino excesivamente prometedor, donde las finas notas torrefactas, avainilladas y minerales van envolviendo una capa de frambuesas que destaca a pesar de su 14.5% de alcohol.
Roda I 2005
Una buena añada hasta el mes de octubre, cuando llegaron las lluvias. Nariz seductoramente torrefacta, con boca muy redonda y una clara evidencia de un vino que tiene aún mucho futuro.
Roda I 2004
Una añada mediterránea y atlántica que regaló un vino especiado, con buena fruta roja con textura de jalea, y aún algo astringente, lo que evoca su largo potencial de guarda.
Roda I 2001
Excelente cosecha en que la uva alcanzó una perfecta madurez. Un envolvente ensamblaje de moras y chocolates en nariz, con buen equilibrio y elegancia en boca.
Roda I 1999
Añada de clima atlántico, con ciclo corto, heladas, lluvias en septiembre, pero un buen mes de octubre, que resultó en muy poca producción. Este 1999 manifiesta más fruta y es muy elegante en nariz donde aparecen también notas a madera, canela y clavo. La frutosidad no se manifiesta de manera equivalente en boca, donde el vino queda algo parco.
Roda I 1997
Añada de clima atlántico, que se caracterizó por un verano lluvioso y frío seguido de buen tiempo en septiembre y octubre, lo que produjo una cosecha fue irregular que exigió una selección exhaustiva en viña, donde hubo vestigios de uva con botritis y sin madurar. Un vino con más notas de su crianza en madera, almendras, café, coco, vainlla, con una mayor expresividad frutal en boca, pero aún sorprendentemente entero. Un vino con un largo recorrido aún por delante.
Menos de 15 euros
Tobelos 2006
Otra sorpresa de Tobelos Bodegas y Viñedos. Todo tempranillo, tiene muy buena fruta expresividad frutal a frambuesa en nariz, con recuerdos en lontananza a chocolate en polvo y vainilla. El vino entra con mucha fruta en boca y tiene muy buena estructura y ensamblaje.
Beronia 2005
90% tempranillo con algo de mazuelo y graciano que fusiona de fina forma la fruta roja y las notas de crianza en nariz, donde prevalecen agradables notas torrefactas y recuerdos balsámicos con eucalipto y regaliz. En boca es potente, especiado, con buena estructura y un fin yodado.
Tintos 2007 y 2008
Altino 2008
Este monovarietal de tempranillo con vendimia seleccionada de Bodegas Óbalo destaca por sus acusadas notas tostadas de madera con toques a café, crema y vainilla, que se sobreponen a la fruta, algo corta en este vino aún astringente y con predominio de madera.
Iñigo Amézola 2007
Atractiva nariz de este vino de Bodegas Amézola de la Mora que conjuga frutas rojas, grosellas con tostados muy escondidos y recuerdos a avellana y maní. Un vino muy elegante, bastante redondo con taninos sedosos y una buena conjunción de fruta y madera.
Valcaliente Garnacha 2007
Un 100% garnacha de Bodegas Ruiz Jiménez que tiene una buena expresión a frambuesa, con sutiles notas de madera bien integrada y que es elegante, equilibrado y muy fácil de beber.
Leujade 2007
Más interesantes sorpresas de Tobelos Bodegas y Viñedos, como este monovarietal de tempranillo con una nariz donde flores, fruta, vainillas y notas a madera se ensamblan de manera seductora y en boca entregan un vino de potente estructura y bien conjugado.
Tintos 2004
Conde de Hervias 2004
Manso de Zuñiga. 90% tempranillo y 10% graciano. Un vino potente en nariz con recuerdos a fruta muy madura, casi acompotada sazonada con algún recuerdo de astillas y ceniza. Un vino con muy buena estructura y buen ensamblaje de fruta y nariz persistente. Potente y elegante.
Beronia III AC 2004 Tinto de Autor
Tempranillo. Fruta más negra, fina, con recuerdos a hojarasca, sotobosque, y mucho huerto mediterráneo con tomillo, orégano y tomate. Luego marca más la fruta negra. En boca es fresco, frutoso, con muy buen equilibrio de madera y fruta, muy elegante y potente.
La Habana en tierra de papas
Havana’s Cuban Grill es el nombre del primer restaurante cubano que se abre en el estado norteamericano de Idaho. El concepto Havana’s Cuban Grill busca ofrecer una comida sabrosas hecha para para comensales sin mucho tiempo, pero que desean disfrutan de un ambiente divertido, moderno y refrescante. El proyecto contempla convertirse en una cadena de restaurantes a largo plazo.
Taller de Mukimono
¿Muki qué? Mukimono, garnish, o visto de otra forma, tallado de frutas y vegetales. Éste es el tema del curso que el restaurante panameño Cerro Brujo Gourmet ofrecerá el próximo martes 16 de noviembre, bajo la tutela de Yuri Cifuentes, chef garde manger. El módulo abarca, la historia, herramientas, materiales y cortes básicos, así como técnicas de tallados, creación de piezas, y profundización en el tallado tailandés en vegetales y frutas. La clase es totalmente práctica e incluye equipo, materiales, café y almuerzo.
Toda participación debe de confirmarse a más tardar 15 días antes del evento. Cerro Brujo Gourmet, ubica en Volcán. Para reservaciones y consultas: [email protected]
pañola de Asociaciones de Enólogos (FEAE), bajo los auspicios de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la Unión Internacional de Enólogos (UIOE), y cuenta con el reconocimiento oficial del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM). Así mismo, está patrocinado por el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) y, en esta sexta edición, por el Gobierno de La Rioja y su iniciativa de promoción agroalimentaria “La Rioja Capital.
Las bodegas interesadas en participar en el certamen pueden comunicarse con la Unión Española de Catadores, en Madrid, para mayor información.
Tempranillos al mundo, a Rioja
El Palacio de Congresos de Logroño, Riojaforum, acogerá la sexta edición de la competición itinerante “Tempranillos al mundo”, que se dará cita en España del 5 al 8 de noviembre próximos. Con este concurso, de carácter itinerante, se pretende potenciar la producción y elaboración de vinos de gran calidad basados en la variedad de uva que le da nombre, la tempranillo, y darlos a conocer entre los consumidores y distribuidores de todo el mundo. Es la primera vez que este concurso se celebra en España.
El Concurso Internacional de Vinos ‘Tempranillos al Mundo’ está organizado por la Federación Es-
La muestra se dividió en dos zonas diferenciadas. Por un lado, la zona de expositores “Riojas de Futuro” en la que participaron 30 bodegas de Rioja e incluyó la presentación por parte del propio bodeguero de novedades para el sumiller, es decir, vinos inéditos que todavía no han empezado a comercializar. Por otro lado, el Aula Divulgativa “Producto invitado” creó un espacio destinado a un “producto invitado” de especial interés para el sumiller, que esta primera convocatoria inauguró con el Aceite de La Rioja.
Las bodegas que participaron en el I Salón Sumiller Rioja 2010 son un ejemplo de inquietud innovadora y apuesta decidida por la calidad y representan perfectamente al amplio abanico de estilos de vinos que actualmente propone Rioja y que la diferencian de otras Denominaciones de Origen.
Los vinos presentados en el Salón permitieron a los profesionales descubrir esa gran variedad que hoy ofrece Rioja como resultado de la suma de una riquísima diversidad de tierras, viñedos e incluso estilos de elaboración y crianza que conforman el conjunto de la Denominación.
Riojas de futuro en el Primer Salón Sumiller Rioja
Treinta bodegas participaron en el I Salón Sumiller Rioja 2010 acabado de celebrar el Logroño bajo la organización de la Asociación Cultural de Sumilleres de La Rioja.
Este Salón especializado permitió a las bodegas de Rioja presentar en primicia a los sumilleres las novedades más destacadas y singulares que ofrecerán al mercado en un futuro próximo y exponerles personalmente sus características y peculiaridades diferenciales.
Justo frente al Castillo de Villafranca del Bierzo, se dan cita caravanas de peregrinos con sus mochilas en ruta por el Camino de Santiago. A pie o en bicicleta, discurren por docenas un soleado domingo vendimial. A los pies del Castillo y de la Puerta del Perdón como punto de encuentro, aguarda también un monovolumen que pronto cargará a los peregrinos de la vid en ruta de vendimia de Luna.
La carretera de Cacabelos a Villafranca del Bierzo que discurre justo frente a Luna Beberide es testigo de un tránsito incesante de peregrinos que realizan el Camino de Santiago. De ida o de vuelta se cruzan constantes por el peregrinaje de vid que aguarda este día a Alejandro. Muchos viajes diarios entre viña y bodega, atravesando como meteoro atajos o terrenos turbulentos que permitan supervisar en panorámica el desarrollo de un trabajo de alta velocidad sincronizada para cumplir con todos los cálculos diarios de vid.
Por aquí, entre viñas y estrechas corredoiras, y no por la carretera principal, es que discurre el auténtico Camino de Santiago. Ése que Alejandro decidió hacer este año, y precisamente por esa ruta sin pavimentar “que es mejor porque se calientan menos los pies”.
Una vendimia azul
Según la hora del día el tinte azul de vendimia es más tenue o más intenso. El sol en ascenso o descenso atraviesa el enorme telón de plástico azul con que se protege la mesa de selección, dotándola de un aura especial y una especie de cromoterapia de influencia positiva para los que trabajan en el ala opuesta.
De mañana, entre racimos, hojas verdes. Por la tarde, hojas ocre que se rompen con más facilidad por estar ya secas y complican el proceso de selección. Manos pegajosas por la savia que transpiran las bayas que se tocan. Se pierde la cuenta de las veces que hay que lavárselas luego de amontonar escobajos con el rastrillo, o escoger las uvas supervivientes en la mesa de selección. Y moscas, moscas, abundancia de moscas este año atraídas por el dulzor del mosto de vid. Un día uvas más jóvenes y con bayas de mayor tamaño. Otro bayas más pequeñas, de cepas más viejas, quizás casi centenarias. Quemadas por el sol, propicias a resecarse por tener menos carga.
Más uva que llega. Dos camiones en competencia repletos de cajas de vid. Un alud de mencía que para hacerse manejable hay que ir empujando en una especie de lucha contra la gravedad horizontal de los racimos.
En cada viaje cien o más cajas a unos 16 kilos promedio por recipiente. Más cálculos. Rapidez y cantidad. Entre sumas y restas improvisadas, nunca se pierde la sonrisa. Debate entre Pablo y Alejandro sobre cómo manejar el control de temperatura en un depósito que es posible no se llene hoy del todo y pudiera arrancar espontáneamente su fermentación. ¿Por qué? En bodega se intenta trabajar de la manera más natural. Con fermentaciones espontáneas y apenas interviniendo en el vino.
Dentro, cálculos formales, los computarizados con los que Osvaldo reporta a la veedora del Consejo Regulador en bodega y también lleva cuenta de todo en un programa que él ha hecho a la medida de Luna Beberide y que permite no sólo saber cuánta uva entra de dónde y cuánta falta por entrar, sino también la evolución de las fermentaciones, las cajas, la producción de cada vendimiador, y contrastar el desempeño con cosechas anteriores. Todo se mide, para cumplir con las certificaciones ISO 9001 y 2200 de seguridad alimentaria, tanto en viña como en bodega. Una red de trazabilidad que va de la selección al transporte, de la recepción a la mesa, del depósito a la botella. Lo que se añade, lo que se limpia, todo se registra para que en la eventualidad de algún fallo pueda identificarse su origen.
De mañana o de tarde, actividad incesante en la viña. Por los vallados en pendiente se desplazan en ascenso y descanso las figuras de los vendimiadores. Un vallado es una hilera y cuatro hileras hacen un cuartal. Extenúa el recorrido de sube y baja tras los racimos que a veces es difícil extraer porque se enredan en los alambres que conducen la viña en espaldera. Un sol intenso que pega de frente, calor seco, ansiedad por refrescarse con agua helada. Sobre las 6:15 de la tarde se termina la jornada, pero toda la cuadrilla inquiere si hay que regresar al día siguiente. Se nota la crisis, las ganas de trabajar. Gente de todas las edades, más de una nacionalidad y acento.
A distancia un tractor, que en las viñas más amplias y ordenadas zigzagea por los vallados recogiendo una multitud de cajas de uva desparramadas junto a las cepas recién vendimiadas. El capataz de la viña la recorre para saber cuánto falta aún por recolectar, antes de saltar a otro espacio de tierra con actividad de uvas.
De ésta a la Finca Valdetruchas, en cuya ladera hay petit manseng, uva de vendimia tardía, con que se elabora el Alma de Luna, un dulce que honra a la consentida de la casa, la pequeña Alma, tercera generación de Lunas, juguetona, parlanchina, listísima y entusiasta con sus apenas dos años.
En la misma finca, otra parcelita de viña vieja, casi salvaje, porque estuvo a punto de descartarse y casi no se le había dado mantenimiento. Cajas cargadas por barbas y largos cabellos en viña que rememoran peregrinos o ermitaños.
Más videos de la vendimia en Bodegas Luna Beberide:
http://www.youtube.com/watch?v=SWwLpWT90sc
http://www.youtube.com/watch?v=R0mmPM0nKcE
http://www.youtube.com/watch?v=Tc7dKtOyCAY
http://www.youtube.com/watch?v=DAZZgazgUkA
http://www.youtube.com/watch?v=3gZS8P_Hy18
Más vendimias:
Finca Míllara (DO Ribeira Sacra)
El sabor de Darien
El atardecer tinto en Bodegas Roda contrasta con la noche pintada de rosa en Bodegas Darien, una de las últimas en llegar al vecindario de La Rioja. Una bienvenida que recuerda que los vinos rosados son excelente opción como aperitivo o un cóctel. El de Darien es todo tempranillo que luego de fermentar se ha sometido a crianza en lías en el depósito lo que resulta que este rosado sea un vino frutoso, desenfadado y fresco, pero con una textura más untuosa en el paladar. Algo que comparte con otros vinos de la oferta rosa en La Rioja, entre la sorprenden algunos con fermentación en barrica.
El rosado es un poco descriptivo del ensamblaje de Darien, una bodega de punta en blanco que, aparte de éste, sólo elabora tinto. Al vino que ya se venía elaborando se le dotó de una casa, una estructura de impresionante arquitectura moderna, diseñada también por Jesús Marino Pascual e inaugurada hace apenas tres años. Pero detrás de esa fachada vanguardista que inspira su diseño en una paloma y en la forma de las rocas del suelo, hay un proyecto con raíces muy riojanas, y una experiencia de años haciendo sus vinos que utiliza la más avanzada tecnología para su elaboración .
De ahí que la bodega busque Riojas con modernidad, con estructuras de perfil más ligero y estilizado, caracterizados por el refinamiento de sus aromas, su buen ensamblaje, equilibrio de fruta y madera, y su suavidad en boca, productos de su vinificación y crianza. Proceden en su mayoría de cupajes de tempranillo, mazuelo, garnacha y graciano, que integran todas o parte de la fórmula de cada vino, dependiendo de las características de cada cosecha. Sus Crianzas y sus Reservas pasan por envejecimientos en roble francés y americano.
Estas cualidades los convierten en óptimos acompañantes de comida, creciéndose con cada bocado. Y es que además de su enólogo Tomás Iturriaga, Darien puede preciarse de tener otro especializado en maridajes. Se trata de Javier Zaldo, jefe del restaurante de la bodega, y que además de cocinero, es también enólogo.
De ahí que no sorprenda su sobresaliente habilidad para conjugar vino y gastronomía a la perfección, como puede ser un Darien Reserva con un pulpo asado, o un Delius Reserva Especial con un cordero. Platos con esencia tradicional, con cocciones impecables y en armoniosa sincronía con el vino, que hacen de la experiencia de comer en Darien una verdaderamente sensacional.
Una de las novedades de Darien ha sido un Tinto Dulce de graciano, un vino de postre fresco y naturalmente dulce, que nació de manera accidental al hallar algunas uvas sobre maduras al momento de la vendimia del 2009. Recuerdos a fruta carnosa y guayaba verde, que han sido toda una revelación.
Aunque su foco principal son los tintos, Darien no descarta la posibilidad de elaborar algún blanco a mediano plazo, con las nuevas variedades blancas autorizadas en Rioja.
Los sabores de Rioja trascienden la botella. En la calle, en el plato, en la copa, por todos los cinco sentidos cada sazón riojano rezuma orgullo de pureza, creatividad y calidad. Pero sobre todo, un compromiso que funde un quehacer de tradición de excelencia comprobada, con un futuro promisorio del potencial humano que continuará posicionando a La Rioja a la vanguardia, como lo fue en el ayer que hoy sirve de referencia, y se proyectará en las nuevas generaciones que sepan leer la historia. Y la gran marca de Rioja como enseña líder en el vino español.
Su filosofía de elaboración es sencilla, “los vinos hay que hacerlos para que no destaquen por nada, pero lo tengan todo”. Algo que no sigue a rajatabla en los suyos. No porque no quiera, sino porque lo tienen todo, pero sí destacan por algo. Una personalidad indescriptible, transparentes como los tapones de cristal con que sella sus botellas. Vinos que se distinguen del resto, con una complejidad aromática impresionante, por la multiplicidad de matices tan diversos que son capaces de generar, con una estructura grasa en boca sin ser voluminosa, en los blancos ---una gama muy floral--- y mucha finura en los tintos, que desemboca en una elegancia superlativa. Y algo interesante. A pesar de su corta trayectoria, una marcada evidencia de su poder de evolución, de añada a añada, y gran potencial de guarda.
Su referencia blanca es Borgoña, aunque en opinión de algunos, los suyos manifiesten un perfil también en referencia de los grandes Rieslings alemanes. Lo cierto es que él no encasilla sus ideas, como tampoco sus vinos, que salen con contraetiqueta genérica, sin categorías de envejecimiento. “Tengo todo el respeto por los Consejos Reguladores, pero mis normas están por encima. Creo que la etiqueta vale más que la contraetiqueta”.
Su inquietud como hacedor no cesa, y ya maquina objetivos para nuevas etiquetas por venir. Quizás hacer algo en La Mancha, elaborar un vino que emplee técnicas manchegas en Rioja, y un nuevo blanco con una crianza especial. De momento son sólo planes, porque para sacar algo nuevo debe tenerlo muy pensado, “dibujado”, sentirse muy satisfecho con lo que planifica hacer. “Lo que sí espero hacer es una suerte de Gran Reserva. Un vino con tres o cuatro años de barrica, para larga guarda, para que lo disfrute la generación que nos suceda”.
Como las garnachas y viuras del Águila se alzan las de La Emperatriz. No puede haber mejor lugar para disfrutarlas que la viña, donde se aprecian los racimos enormes de viura, de bayas melosas, pero ácidas y con piel muy gruesa. Cuesta andar sobre el terreno pedregoso. Es como si quisiera proteger las vides que han estado en la viña por décadas.
Conocida antes por La Viña, también tuvo antes una emperatriz. Hay constancia de que en el siglo XIX de ella ya salían buenos vinos, tanto como para honrar el nombre de su propietaria, la Emperatriz Eugenia de Montijo, que convirtió a esa finca en Baños de Rioja en “La Viña de la Emperatriz”.
Con Eugenia se terminó el vino, y la finca y su pueblo fueron pasando de mano en mano, desde la Casa de Alba hasta otros propietarios, hasta que alrededor del 1995-96, cuando Rioja estaba en plena ebullición vinícola, alguien decidió comprarla porque le afirmaron que allí nunca helaba. Y así pasó de La Viña a La Finca y de la Finca a las Bodegas, Bodegas La Emperatriz.
En ésta se juntó la visión del vino de dos jóvenes hermanos, Eduardo y Víctor Hernáiz, que buscan aportar valores de modernidad a un proyecto enraizado en la historia y tradición y, muy importante, una viña con cualidades únicas, producto de su ubicación en las postrimerías occidentales de la Rioja Alta, que le confiere un microclima especial, que unido a sus insuales suelos de canto rodado crean una base para elaborar con mucha personalidad.
Unas viñas a casi 600 metros de altitud, un clima más continental que en el resto de Rioja y una diversidad parcelaria en la misma finca permiten cultivar uvas bastante diferenciadas según su origen en viña, para elaborar dos tipos de vino bien definidos: monovarietales de parcela y vinos jóvenes y de crianza.
Son los primeros los más singulares, cuatro etiquetas elaboradas, respectivamente, de viejas cepas de tempranillo, garnachas con unos 65 años, y viura, que reflejan bien la mineralidad del terreno y que se degustan en un contexto campestre, con un tradicional menú de chuletillas de cordero y pancetta asada con pimientos, y un desfile de productos de la huerta.
El Finca La Emperatriz Terruño, de tempranillo, es muy redondo, afrutado y con buen equilibrio entre su fruta y sus sutiles notas de crianza. El Garnacha Cepas Viejas, de la cosecha 2007, con crianza en lías y barrica, es mineral, redondo, potente y fresco. El Viura Cepas Viejas es un vino hecho para la guarda, criado en roble francés y americano, con lías y bâtonnage por seis meses, y con una nariz fina y compleja, con toffees, piñas, flores blancas, almendras y recuerdos minerales que desembocan en una boca cítrica y persistente.
Hay además un Crianza y un Reserva, del 2004, mezcla de tempranillo y un poco de graciano, garnacha y viura, que en nariz se muestra anisado, con recuerdos frutales a grosella, y fina vainilla, que es redondo, potente, elegante y especiado.
Esa impronta de madera que quizás surge de manera inconsciente en Óbalo, se maneja concienzudamente en Viña Herminia, que hace precisamente del manejo de sus barricas una de las piedras angulares de su proyecto de vino.
Aunque su concepto actual de bodega se fundó en 1997 en la Rioja Baja, el nombre Viña Hermina existe desde mediados del siglo pasado. El objetivo de la bodega es elaborar vinos de calidad desde la Rioja Baja, donde su parte productiva transcurre mano a mano con Viñedos de Aldeanueva, la cooperativa más grande de Rioja.
Es de allí de donde surge el vino que se moldeará en Viña Herminia, que tiene cuidado en seleccionar los perfiles que mejor se ajustan a su proyecto, con una trazabilidad desde la viña. En la bodega se cría el vino de manera concienzuda y precisa, gracias al sistema de propio de control de calidad que permite controlar la intensidad aromática de las maderas. Un sistema que pone cifras a lo que otros evaluarían de manera más subjetiva, pero que Viña Herminia entiende es necesario estandarizar, para que el productor de barricas sea capaz de reproducirlas idénticamente creando así una mayor uniformidad, año tras año. Esto se logra efectuando un análisis aromático al comprar una barrica nueva, con muestras de duelas que se maceran y se someten a tratamientos cromatográficos. Y algo interesante, barricas híbridas, con forma americana e interior de roble francés.
La bodega tiene blanco y rosado y, en tintos un crianza, un reserva, y un top denominado Excelsus. Entre sus proyectos, un esfuerzo por reducir el grado alcohólico de los vinos, y una línea de ensamblajes. Entre éstos, un posible dúo a medias de garnacha y graciano (2009), que por separado destaca la primera cepa por su redondez, y fundiéndolas crea un ensamblaje interesante, de intenso color, muy buena fruta y notas especiadas, potencia, persistencia y buen potencial a largo plazo.
La ruta de salida desde Rioja Baja despliega un paisaje de rizos verdes un poco elevado del suelo, donde hileras intercaladas con el rojo hierro del suelo de arcilla van creciendo en altura difuminando las vides que se transforman en un paisaje de olivares.
Cuando se piensa en La Rioja siempre pervive la impronta de madera. Se piensa en barrica, en envejecimiento, en términos como Crianzas, Reservas y Gran Reservas indisolublemente asociados a los vinos de calidad que se han elaborado en la comunidad, recuerdos que impregnaban la esencia de sus vinos más clásicos.
Rioja es tierra de vino con nombre de marqueses, como pueden ser la bodega de Marqués de Reinosa, la de Marqués de Riscal en la Rioja Alavesa, o la de marqueses que se hallan en la periferia de Logroño, como son el Marqués de Vargas o el Marqués de Murrieta.
Como Rafael López de Heredia, Luciano de Murrieta nació en América. Hijo de padre vizcaíno y madre americana, sus progenitores decidieron regresar a Europa al estallar las guerras de independencia en las colonias españolas. Por ser aún niño, Luciano permaneció en su natal Perú al cuidado de un familiar militar. No demoraría el entorno en inspirar al niño una vocación de este tipo, con lo que siendo aún adolescente, emprendió una carrera militar que le introdujo en el Ejército español que combatía en América y cuyo discurrir sería clave para generar en él su otra vocación, la enófila.
Con el exilio logroñés de un importante militar, el General Baldomero Espartero, Duque de Victoria, Murrieta decide acompañarle, instalándose con él en la capital riojana. Es en ese período que nace la inquietud del Marqués por mejorar el vino, pues sus viajes como militar y los que realizaba a Londres donde su familia mantenía inversiones, le permitieron comparar el alta estima en que el mundo tenía a los vinos de Burdeos y Jerez, y la pésima opinión que se tenía sobre los riojanos. ¿Había razón en ello? Sí. Luego de tanto viaje y tanta cata, el Marqués concluyó que el problema radicaba en la elaboración.
Así determinó irse a Burdeos a profundizar su conocimiento vinícola y, a su regreso a Logroño, el Duque pone a disposición su finca y bodega para ejecutar su visión del vino, una en la que tenía convencimiento y tesón, a pesar del qué dirán. Nunca echó a un lado su visión innovadora, que unida a su trayectoria militar le permitió recorrer toda Europa para asistir a exhibiciones comerciales y perfeccionar sus destrezas sobre elaboración.
Allí, en casa del Duque, Murrieta hizo buen vino antes de que los franceses llegaran a Rioja empujados por la destrucción del viñedo francés. Con un objetivo de exportarlo a América, donde desde la década del 1850, se disfrutaba ya en capitales como La Habana, aportando prestigio internacional a los vinos de Rioja.
El éxito de Murrieta, un empresario dinámico y emprendedor de orígenes vizcaínos, atrajo a Logroño a todo un séquito de inversores franceses y de Vizcaya, que apostaron por la industria del vino y fomentaron la proliferación de nuevas bodegas, que incluso trajeron a Rioja cepas como la cabernet sauvignon o la merlot. En 1857 se realizó con enorme éxito en España la primera exposición vinícola, que congregó a Murrieta y una veintena de cosecheros.
Más vídeos de la vendimia en LAN:
http://www.youtube.com/watch?v=l_z13fuyjXU
http://www.youtube.com/watch?v=-9AJCoFawyE
http://www.youtube.com/watch?v=6k8OCNR9gmo
http://www.youtube.com/watch?v=MC-8ejrGPvY
http://www.youtube.com/watch?v=6k8OCNR9gmo
Un jardín de vid en tinto y blanco
Gracianos, mazuelos, garnachas, tempranillos han dado vida a los tintos de Rioja. Un pilar tinto que se conjuga por partes o en solitario en algunas uvas. Son parte de la orquesta de cepas autorizadas para elaborar en la región, donde también se admiten blancas, como la viura, la malvasía o la garnacha blanca, y otras menos enraizadas como la chardonnay, la sauvignon blanc, la verdejo o la turruntés, que fueron admitidas al reglamento del CRDOCa Rioja, con el fin de potenciar la elaboración de blancos.
Pero conjuntamente con éstas, en el último par de años han aparecido en el panorama vitícola regional otras cepas que aún no se han potenciado, pero que son muy de Rioja. Esta ampliación del patrimonio de uvas es muy importante a nivel agrícola y a nivel comercial, porque confiere una diversidad que aporta singularidad y complejidad a los vinos riojanos en un universo cada vez más homogéneo.
Parte de la responsabilidad de que los bodegueros comiencen a pensar en maturanas tintas, blancas o en tempranillo blanco tiene que ver con la labor que ha hecho el Goberno de La Rioja, a través de su Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, con proyectos de investigación y desarrollo en varias áreas, como la vitícola. Una de las fincas que para este propósito posee el gobierno se llama La Grajera, donde además del centro de investigación hay una bodega institucional que se nutre de la gran diversidad de variedades tradicionales de Rioja y otras alóctonas, plantadas en sus 80 hectáreas de viñedo.
Uno de los trabajos más importantes que ha realizado La Grajera ha sido con tempranillo blanco, una mutación genética natural de la tempranillo tinto que se produce debido a alteraciones en los eslabones de los genes responsables de adscribir color a la baya. Se presume que esto se debe a factores ambientales. Esta mutación se descubrió en 1988, en 1993 empezaron a multiplicar las plantas para estudiar su comportamiento a nivel de vid y valorar su aptitud para elaborar vino. La tempranillo blanco se ha plantado en diferentes lugares y altitudes de Rioja y la de 2005 fue la primera cosecha que La Grajera embotelló de manera experimental.
Desde entonces, el trabajo de Finca La Grajera y del director de la bodega, Juan Bautista Chávarri, con esta cepa ha sido excepcional, con una evolución extraordinaria de la calidad del blanco joven. No sólo se ha elaborado con un fin institucional, sino que han dado la semilla a algunas bodegas riojanas ---como Viña Ijalba, Martínez Bujanda o Juan Carlos Sancha, con su Ad Libitum--- que han estrenado o están por empezar elaboraciones comerciales con esta cepa.
El Finca La Grajera Tempranillo Blanco 2009 produjo un vino fresquísimo y redondo, con aromas a toronja y a manzana y notas minerales, con mucha untuosidad en el paladar. Más recientes, los mostos de la cosecha 2010, con apenas una semana al momento de la cata, y una textura a jugo de pera o melocotón, pero puro olor a guanábana. Un mosto granuloso y con buena acidez.
Pero lo que aún no ha salido demasiado a la luz son las elaboraciones de tempranillo blanco con pase por madera, para lo que se experimenta tanto con roble como con madera de acacia, siéndole más favorecedora esta última.
Alvaro Palacios,
el arte de torear la vid
Desde allá arriba se ven muchas de las viñas del grupo de Franco-Españolas, que está en proceso de expandir sus viñedos en propiedad, que actualmente se extienden por la Rioja Alta, la Alavesa y la Baja. Y es que las viñas en la gran Rioja son una telaraña. Como Franco-Españolas, o La Rioja Alta, muchas de las bodegas en Rioja pueden estar ubicadas físicamente en una subzona de la denominación, pero nutrirse de viñas ubicadas en zonas diversas, incluso las pertenecientes a otras comunidades políticas. En el vino no hay fronteras.
Le gusta el roble americano, que entre las 15 mil barricas de Franco-Españolas domina por nueve a uno al francés. En su sala, una que llama la atención por el metal pintado de rosado. Es roble chino, en el que ha realizado alguna prueba, que aunque no le ha satisfecho, ha considerado importante emprender. En el embotellado, minuciosidad, trazabilidad, mucha limpieza, con aplicaciones de sistemas de calidad alimentaria a la producción. Aparte de éstos, no se entra en muchos detalles sobre elaboración, porque con Estecha se comprueba que lo importante del vino es su esencia, lo que busca transmitir, la pasión de quienes le hacen, el respeto que sienten y cómo son capaces de derramar ese cúmulo de sensaciones en botella.
Tempranillo, Logroño se despierta con pereza y aroma perfumado a melocotón. La intensa fragancia impregna la tranquilidad del paseo histórico que comienza a despertarse con alarma de calabazas, enormes melones, racimos de uva y alargados pimientos carmesí. Mientras los labradores de la tierra van dando forma al montaje de su mercado agrícola en las calles de su casco histórico, van apareciendo también en la ruta peregrinos a paso lento y firme que atraviesan la ciudad en su ruta por el Camino de Santiago.
Tempranillo, no lejos de allí, los peregrinos del vino abordan el tren-pranillo tras tempranillos. A media mañana, el tren-pranillo arriba al mítico Barrio de la Estación en Haro, luego de un recorrido paralelo a un río Ebro que juega al escondite entre viñas y meandros, entre el paisaje verde, rojizo y ocre que anuncia la proximidad otoñal. Viñas en espaldera o en vaso que rozan un río en cuyas aguas casi parece fueran a darse un chapuzón, pueblos medievales en el horizonte, rieles que abren surcos entre cepas frondosas en las que sobresale el púrpura de la vid, y otras recién nacidas que empiezan a gatear. Renques, hileras de vid, como regimiento de rectitud, cargadas de jugosos racimos que anticipan la proximidad de una nueva historia vendimial. Actores de época en el tren, que recuerdan al pasajero las antiguas vivencias de emigrantes que se movían de un lado a otro, aspirando a una vida mejor.
El tren del vino “tren-pranillo” es una iniciativa del Gobierno de La Rioja que sale de Logroño hacia puntos neurálgicos del vino riojano, como Briones o Haro, con un recorrido que permite a los participantes visitar una bodega emblemática y disfrutar la oferta histórica, turística y gastronómica de los pueblos destino. El proyecto forma parte del programa “La Rioja y los Cinco Sentidos”, que se celebra anualmente en septiembre, en preludio a la vendimia.
Las leyendas del Rioja
Rafael López de Heredia llegó a Haro hace casi tanto tiempo como llegó el tren. Regresaba a la patria de sus padres desde Chile, donde había nacido y, a pesar de su juventud, tanta era su firmeza de convicciones que se fue a combatir por sus ideales políticos. El exilio lo llevó temporeramente a Francia donde estuvo en contacto con un mundo de vino que le inspiró sueños de grandeza.
A fines de la década de 1870 regresó de Francia a Rioja, con un importante equipaje: visión de futuro. Y así con tan sólo 20 años, en 1877, dio vida a una bodega con su nombre, López de Heredia, la más antigua de Haro, que más de un siglo después sigue inspirándose en aquel soñador visionario, adelantado a su tiempo, que buscaba alcanzar una meta: el Rioja Supremo.
Probablemente llegó en tren, pero pudo llegar en globo. Las aspiraciones y convencimiento del joven empresario eran de tal magnitud, que en las imágenes de su bodega hacía colgar de un globo cinco barricas correspondientes a los cinco continentes de antaño, a los que aspiraba llegaran sus vinos.
Inicialmente en sociedad con franceses y españoles, López de Heredia prosiguió luego con el negocio en solitario. Francia era el principal mercado entonces y en los inicios del proyecto se comercializaban vinos con marcas de evocación francesa: Rioja Cepa Médoc, Rioja Cepa Sauternes, Rioja Cepa Barsac. Luego sus vinos fueron adquiriendo nombres más castizos: Viña Zaconia, Viña Medokkia o Viña Romania.
Así se llegó a Viña Tondonia, una viña que con mucho esfuerzo López de Heredia compró a minifundistas, para empezar a hacer un vino de una viña determinada. De este modo el visionario dejó de ser inicialmente un negociante de vino, para fortalecer su andadura como elaborador y cultivador de sus vides. Exploró la posibilidad de plantar vides autóctonas y otras francesas, y al final se decantó por las muy españolas, porque eran las que mejor se expresaban en tierra riojana.
Pronto Viña Tondonia alcanzó fama en toda España por su cuido, su belleza y su uva. Pionero y visionario, lo primero fue no dejarse desalentar ante la crisis en que se sumió la viña riojana con su filoxera, que la atacó en 1899. Mientras muchos abandonaban la región por problemas en tratar y reponer el viñedo, él seguía comprando tierras. Hizo injertos, inventó sistemas para el tratamiento y manejo de viña, y ya desde principios de siglo intentaba seguir prácticas de viticultura ecológica, usando el mínimo de productos fitosanitarios, reemplazándolos por labores manuales más específicas.
Pero a su gran visión como elaborador le acompañó un gran instinto comercial y un reconocimiento de la importancia de crear marca, convirtiendo a Viña Tondonia en símbolo de la modernidad que buscaba España luego de sus derrotas ultramarinas en 1898. A López de Heredia no se le escapaba detalle. Plantaba vides, construía la bodega y creaba marca. Y en la trastienda un sueño, construir en Viña Tondonia un castillo como los châteaux franceses.
La fortaleza inicial que construyó se mantiene en pie en el corazón vinícola de Haro, donde la bodega de los Herederos de Rafael López de Heredia se mantiene firme, con el encanto de un túnel de nostalgia por el que don Rafael pudiera aparecer en cualquier instante para seguir dirigiendo obras y construyendo vinos que, sin dejar de ser clásicos nunca han perdido actualidad. Como tampoco su estructura, a la que en 2006 se añadió una entrada moderna y acristalada, diseñada por la arquitecta iraní Zaha Hadid.
Hoy, no obstante, los que aparecen son los herederos, dignos custodios de una saga de vino orgullosa de su herencia. Herederos, con mayúscula, por el compromiso férreo de seguir cumpliendo la misión familiar ancestral, con visión de posteridad, con perfil de nieto que llegará a convertirse en abuelo.
María José, Mercedes y Julio César son la cuarta generación de los López de Heredia. Julio César, es el emperador en las viñas, Mercedes elabora el vino, y María José se encarga de engranar todas las piezas que hacen a esta bodega una de las más fascinantes del panorama vitivinícola internacional. Orgullo, pasión y compromiso resumen la motivación de la más reciente generación de herederos.
Con Julio César, un apasionado recorrido por las entrañas de esta joyería de vinos, 4,500 metros de vetustos calados oscuros, con húmedo aroma a historia, repletos de telarañas, escenario digno de un filme de misterio o algún drama de Shakespeare. Quizás poco estéticos, cumplen importantes funciones en el hábitat del vino. Las telarañas atrapan insectos y polillas, verdaderos enemigos del vino y los corchos. La humedad es un regulador térmico. El moho ayuda a mantener a la bodega en su estado de humedad y es un signo de que las botellas permanecieron imperturbables. Algo adicional, la geotermia contribuye a la reducción del consumo energético.
Allí, no obstante, el misterio no es fílmico ni teatral. El único misterio, que se revela, es cómo lograr tan grandes vinos, con vocación de muy largo plazo. Con un concepto de largas crianzas y de perdurabilidad, algo para lo que siguen utilizando métodos similares y casi las mismas herramientas que dieron vida a la bodega. Una apuesta por un clasicismo a rajatabla para los que muchos no hallarían cabida en un mundo cibernético.
“Quizas a mi bisabuelo le costaría entender lo que hacemos ahora sus nietos por preservar su legado, pues el siempre estaba de avanzada”, señala Julio César.
Toneles centenarios de roble para la fermentación que continúan usándose, porque allí permanecen aún levaduras que ayudan a la fermentación espontánea del mosto. “Nunca hemos tenido que estimular la fermentación”. Setenta y dos tinas en total donde el mosto se transforma en vino, y luego realiza su fermentación maloláctica. Donde antaño hubo lagares, hoy ubican los toneles más jóvenes, 64 mil litros de dimensión, del año 1967, cuarenta y tres años apenas.
Siguiendo la filosofía del bisabuelo, la bodega apuesta por un trabajo por las cepas enraizadas en la tradición vinícola riojana. Tempranillos, gracianos, mazuelos, garnachas, blancas, viuras y malvasías. En esa línea, Julio César explica que contemplan explorar las posibilidades de la tempranillo blanco y la maturana tinta, dos cepas autóctonas que empiezan a salir de su etapa experimental para poder comenzar a potenciar su dimensión comercial.
López de Heredia tiene unas 175 hectáreas de viña, algunas casi colindado con Burgos, en la frontera del vino riojano. Los viñedos son, como gran parte de la esencia de Rioja, en vaso, aunque en una ocasión tuvieron una experiencia de conducción en espaldera.
La vendimia se conduce, como antaño, con comportas de madera de álamo, recipientes con cabida para unos 80 kilos de uva. Unos 450 recipientes en total enfilando rumbo a la vendimia. La bodega cuenta con tonelería propia.
En los calados subterráneos, nichos fantasmagóricos repletos de vetustas botellas con vinos que aún aguardan quien los decante para disfrutar. Y un espacio hoy cerrado a las visitas, que conserva legendarios testimonios del potencial de Rioja. Alguna botella de 1954, la añada que acuñó el término de “añada milagro” y que se sirvió en la coronación del Rey Juan Carlos. “La botella más vieja que tenemos es de 1884, pero es más bien anecdótica, no puede considerarse vino”, explica Julio César.
Los vinos de López de Heredia son clásicos, elegantes y equilibrados, vivo ejemplo de los Riojas más tradicionales, con suavidad en boca y notas avainilladas. Su fascinación actual deriva de su imperturbabilidad en el tiempo. Lo que los distingue de otros hoy día es su personalidad única, que siguen siendo iguales a como artesanalmente se elaboraban en siglos pasados, conservando una preferencia en el gusto de los consumidores, precisamente por su excepcionalidad en nuestros días. La visión de futuro no caduca, porque anticipaba lo que sucedería en el porvenir. Es una bodega que no se guía por las modas, y por ello no pierde actualidad.
López de Heredia tiene un control absoluto del proceso de elaboración. De éste y las 600 mil botellas de vino, historia líquida de Rioja, que se encierran en bodega se responsabiliza Mercedes.
Un luminoso salón de cata se estrena en bodega con toque femenino. Rosas para adornar botellas de un vino que no necesita adornos y elabora una mujer que no es florero. Y una cata casi literaria, que permite conocer la Grandeza de la Rioja a corto y largo plazo.
En siglo XVI en Rioja dominaban los vinos blancos en proporción de 6 a 1. El vino blanco tenía mucho arancel, lo que elevaba su costo. Luego, el gusto se fue equilibrando hasta el momento del nacimiento de la bodega, cuando se plantaron vides blancas y negras.
En honor a ellos, en López de Heredia continúan elaborándose oros viejos, blancos de guarda, un territorio en el que la bodega reina con su habilidad de elaborar blancos destinados al envejecimiento, espléndidos aún incluso luego de 20 años. Larguísimas crianzas que apenas se acusan en boca por realizarse en maderas viejas y que se elaboran como si fueran tintos; pasarían por uno en catas a ciegas.
Un Gran Reserva Blanco del 1981, fresco, graso, complejo, con seductores recuerdos a aromas tan contradictorios como pueden ser las aceitunas y las trufas blancas. Un contraparte tinto de la misma añada, con finura especiada y toques de exotismo tropical en sus notas a tabaco, cacao y café.
Pero en Rioja, el vino comenzó a ser importante cuando los franceses llegaron a Haro, convirtiendo a esta ciudad de la Rioja Alta en el epicentro del vino regional.
Algo después que llegaran el tren y los franceses, en 1890, don Daniel Alfredo Ardanza y Sánchez convenció a doña Saturnina García Cid y Gárate y a otros tres más de constituir la Sociedad Vinícola de La Rioja Alta. Una aventura empresarial que se empezó apenas con el equivalente de unos 135 euros, y con la ilusión de elaborar y criar vinos de alta calidad.
En ese año, en que Saturnina se convertía en una mujer de avanzada y presidenta de la bodega, también llegó a Haro la luz eléctrica. La segunda ciudad de España en tenerla, incluso antes que la capital, Madrid.
El primer enólogo de la bodega, Monsieu Vigier, era francés. La nave de fermentación tenía 33 tinas de roble americano traídas de Burdeos que sirvieron para encubar las uvas durante el primer siglo de la bodega. “Se utilizaron por última vez en 1996. Ya no se emplean, pero perfectamente podríamos hacerlo porque se mantienen llenas de vino con el fin de conservarlas en buen estado”, indica Julio Sáenz, actual enólogo y Director Técnico de La Rioja Alta. A partir de 1987, la bodega complementa la fermentación en tino con depósitos de acero inoxidable.
Poco después de adquirir los tinos, compraron 3,500 barricas bordelesas, porque antes no se vendía el vino embotellado, sino en barrica, que en aquella época costaba aproximadamente 1,20 euros cada una. No sería hasta 1902 que se empezó a documentar la venta de vino en botella, un vino de 1894 que se vendió en Madrid por el equivalente de un céntimo de euro. Actualmente, la bodega no tiene tonelería propia, pero mantiene acuerdo con una tonelería que construye las barricas según el criterio de La Rioja Alta, que compra y seca la madera por tres años, y gusta de tuestes medios.
Hoy, La Rioja Alta sigue sólida en Haro, pero sus vinos abarcan una vocación universal que le aproxima a la más variopinta audiencia de apasionados del vino.
Desde la fundación hasta ahora, La Rioja Alta riojana ha llegado a procesar un promedio anual de tres millones de kilos de uva. A partir de 1981, la bodega emprendió un proceso de adquisición de terrenos con el objetivo de plantar cepas, cuyas uvas empezaron desde 2001 a dar base a vinos de la bodega. Este 2010 es el primer año que la producción total del Grupo será de vides de cosecha propia.
Un esfuerzo importante en el que participa la bodega es la recuperación del cultivo de la variedad garnacha en Rioja. La DOCa Rioja abarca tres zonas importantes ---Rioja Alta, Baja y Alavesa--- distribuidas a través de tres entes políticos diferentes, las Comunidades de La Rioja, Álava y Navarra. Rioja Baja fue el enclave histórico para la garnacha, que fue arrancándose para dar paso a la tempranillo. Hoy, el cultivo de la garnacha, uva básica en los ensamblajes de la bodega, se está recuperando, y La Rioja Alta se precia de protegerla con unas 90 hectáreas, algo que quizás integre parte de un proyecto especial futuro para Viña Ardanza, un vino que surgió en 1904, cuando Alfredo Ardanza, uno de los fundadores de la bodega y propietario también de la Bodega Ardanza, propuso la fusión de ambas sociedades.
Como conmemoración de ese hecho, y coincidiendo con que la de 1904 fue una de las mejores cosechas de Haro, se creó un vino originalmente conocido como Reserva 1904, y hoy, como Gran Reserva 904, junto con el 890, los dos grandes íconos de La Rioja Alta.
A lo largo de su evolución, la bodega ha buscado mantener un estilo clásico, pero tendiendo a vinos con mayor frescura. Evolución, sin revolución. Ejemplo de ello los Viña Alberdi, la etiqueta más joven de la bodega, o el Viña Ardanza Reserva Especial 2001, fruto de una de las mejores cosechas en Rioja, y que tiene un perfil clásico, pero con mayor modernidad a nivel de expresividad frutal.
Cara de circunstancia de Sáenz, pero como un rey mago consiente la petición de los catadores que claman por vinos con peso de los años. De momento, llegan del botellero cinco botellas de un La Rioja Alta 904 de 1964, una de las grandes cosechas de Rioja. Etiqueta empolvada, manchas de tiempo por fuera, una cuidadosa extracción del corcho, ni una botella dañada, y de momento, un desfile de esta joya por las copas y un sentir que traslada a un estado casi de estupefacción, al hallar un vino perfecto y totalmente vivo, y cuyo disfrute probablemente será irrepetible.
Matices tirando a ocre, pero un perfil aromático terriblemente seductor, fruta de jalea, flores, guayabas, fresas, frutas carnosas. Un vino aún especiado envuelto en un tonel de sedosidad, que en esa época tenía apenas 12.5% grados de alcohol, y se componía de graciano, viura, garnacha, mazuelo y tempranillo, en menor cantidad, y al que 46 años más tarde no hay manera de buscarle cuatro patas: es un vino redondo, sin defectos, que transporta a lo sublime, un vino 100. Pero lo más importante, un vino que emociona, que conmueve, una cualidad y habilidad muy especial que tienen los de La Rioja Alta y hoy, cada día menos vinos.
Guía de Cata
La Gran Marca de Rioja
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La cosecha 2009 desde la barrica
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