Hoy, en la oferta internacional de Barilla hay pastas alargadas como fettucine, linguine o el spaghetti; pastas cortas como farfalle; pastas recortadas como penne o rotini; pastas en concha; pastas en hoja, como las de lasagna; pastas rellenas como los tortellini; y pastas en formas, versátiles para sopas o para dar de comer a niños. Además de pastas listas para comer.

Pocas marcas pueden preciarse de divulgar su evangelio de pasta con el nivel de Barilla, que hizo de sus anuncios publicitarios toda una declaración de calidad sobre su producto y del hecho de que los de Barilla son parte de la película de vida de cada uno alrededor de la mesa. Y es de desde los primeros anuncios bajo el slogan de “Siempre es Domingo con Barilla” en que participó el escritor Darío Fo antes de recibir su Premio Nóbel, la publicidad de la empresa ha sido un Cinema Paradiso que ha puesto los platos en un plató cinematográfico por el que han se han sentado a comer estrellas como Paul Newman, Plácido Domingo o Giuseppe Tornatore, por no hablar de las músicas que creó Ennio Morricone o la creatividad con que el mismísimo Federico Fellini dirigíó un sarcástico anuncio en que ensalzaba la sencillez de la pasta por sobre el refinamiento de la alta cocina francesa.

Uno de los complementos más suculentos de Barilla, no obstante, no se embadurna con salsa, sino con conocimiento. Se trata de la Academia Barilla, fundada en 2004 y toda una institución presencial y virtual, donde se ofrecen seminarios, actividades familiares, e incluso experiencias enogastronómicas in situ. Pero para los que tengan que conformarse con la realidad virtual, en la web de Academia Barilla hallarán infinidad de recetas online, pero, quizás más importante aún, una amplia oferta de libros históricos en italiano ---miles de volúmenes desde el siglo XV hasta hoy---, menús históricos y publicaciones periódicas que pueden accederse desde cualquier parte del mundo.