Texto: Rosa María González Lamas y fuentes externas. Fotos: Suministradas (C)

Cara a cara con las impresionantes vistas panorámicas del Miradouro de São Pedro de Alcântara y del emblemático ascensor da Glória, en medio de los míticos barrios lisboetas de Chiado, Bairro Alto y Príncipe Real, con su fachada amarilla está Palácio Ludovice, el nuevo destino portugués para amantes del vino.

Primero edificio histórico que fue la residencia privada de João Frederico Ludovice, arquitecto del rey João V en el siglo XVIII, Palácio Ludovice ha cobrado nueva vida como un hotel de lujo de cinco estrellas en pleno corazón de Lisboa.

A principios del siglo XVIII, João Frederico Ludovice llegó a Lisboa, encargado de hacer realidad los deseos arquitectónicos del rey João V. En busca de un lugar para construir una residencia privada, halló en Barrio Alto el lugar perfecto. Allí desarrolló una fachada con cinco pisos de altura y dimensiones desiguales, abierta por una gran puerta central con pilastras decoradas, ventanas enmarcadas en piedra, paredes cubiertas de azulejos azul y blanco del siglo XVIII, balcones con impresionantes vistas sobre Lisboa, una capilla con símbolos masónicos e inscripciones hebraicas, habitaciones palaciegas con techos de estuco y una majestuosa escalera.

Poco después de su finalización, el palacio se convirtió en un edificio de interés tras haber sobrevivido al Gran Terremoto de 1755, que dejó a Lisboa en escombros. Así, sirvió de inspiración para los "Edificios Pombalinos", bautizados así por el Marqués de Pombal.

En el siglo XIX, el edificio se dividió en varias parcelas, convirtiendo el palacete en un animado centro con tiendas, oficinas y apartamentos privados, donde los aristócratas europeos se convirtieron en inquilinos habituales. Después, en 1945, se instaló en la planta baja el Solar do Vinho do Porto. Y tras éste, en 2022, este palacete vuelve a abrir sus puertas, transformado oficialmente en el Palácio Ludovice Wine Hotel.